Emiliano Ramírez Ángel

“¡La capital!.. Artera fascinación, creada
por unos pocos simples, como tú, literatos,
donde, queriendo mucho, no se consigue nada,
y soñándolos buenos, se pasan malos ratos...”

Emiliano Ramírez Ángel



Lo más amable de la amada
no son sus risas ni su rostro,
ni la caricia de su nombre,
ni la tutela de sus ojos...
¡Es esa gracia con que unge
nuestro doméstico tesoro!
La paz que esparce cuando anda;
la claridad que deja en todo...
¡Es ese paso dulce y leve
con que se aleja de nosotros,
y la fragancia en que nos sume
para que no quedemos solos!..

Emiliano Ramírez Ángel



"Por el camino desfilan automóviles que estelan hastíos y parejas que pierden besos. La riqueza y el amor no se detienen nunca; pero conocen una misma puesta de sol, y á esa hora dudosa todas las almas se parecen, proyectando la misma silueta.
Camino del Pardo: como todos los caminos, tienes una casita en tu linde, donde mora aquella buena hada que los antiguos nombraban Eirene, y escondida y quieta, pareces sitiada por el olvido. Es acaso la misma vivienda que divisamos desde la ventanilla de un vagón, cuando el tedio del viaje se nos va entrando por el alma y escapa por las pupilas.
¡Camino polvoriento y largo! Sobre ti pasan, durante las tardes gozosas de la primavera, amadores que recitan versos y capitanean cada estrofa con un beso. Pero eres trágico y eres implacable: tú les conduces al idilio, y les retornas á la Corte. Sin sentirlo apenas, traidoramente, nos vas llevando, paso á paso, desde esa serenidad de la casita blanca, á esa aglomeración de edificios orgullosos. Y cuando mueres en la glorieta de la Florida, surgen cuatro faroles rígidos que alzan sus llamas macilentas, como cuatro blandones.
A la puerta, bajo el resplandor tembloroso de los arcos, dos largas tiras de papel blanco atraen las miradas volubles de los transeúntes. Unas letras rojas, grandes, escuetas, dicen Estreno, y capitanean á un enjambre de letras negras más redondas, más chiquitas, confusas y apelotonadas. Un autor está en la picota, es decir, en el cartel.
Vamos á asistir al martirio ó á la apoteosis de un luchador. Vamos á ver cómo el silencio forma una laguna de fracaso donde se ahogará una vida, ó cómo al estrépito de las palmadas surge, despierta y regocijada, una gloria. Sobre el patio de butacas, desierto, flota un espíritu desconocido que puede reír, que puede apostrofar; que se guarece en los cortinajes de los palcos, que recorre la galería, que acecha en las butacas, esperando la hora única, definitiva, de dar el gran salto al escenario para asolar ó para hacer el bien.
¿Habéis visto algo más siniestro, algo más triste que un teatro vacío? Todo son oquedades y lugares de tránsito y silencios; reina una luz incierta, taimada, que tal vez puede ensancharse en una llamarada de triunfo; que muy bien puede considerarse como crepúsculo de una noche tenebrosa y larga.
Cuando entra alguien, los pasos se han quedado sin voz; cuando surge un siseo, se dilata trágico y augusto. Tiene amplitud de catedral y quietud de tumba: si la obra vence, el estrépito se torna clamoroso bajo el techo como bajo una bóveda; si la obra cae, vulgar é injuriada, el sepulcro se le abre con aquellas alfombras, aquellos cortinones, aquel aire corrompido de recinto cerrado." 

Emiliano Ramírez Ángel
Madrid sentimental


"Porque bailar es eso; elevarse del suelo prendido a unas pupilas febriles de mujer; sentirse ilusionados argonautas del cielo; retar a los sentidos y saberlos vencer."

Emiliano Ramírez Ángel













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