Félix José Reinoso

“El atreverse sólo es heroísmo.”

Félix José Reinoso



"El nombre de los afrancesados no debe estar destinado para significar las acciones sino las opiniones manifestadas, o acaso presumidas. Y si yo no tengo equivocadas torpísimamente las ideas, no puede cometerse mayor injusticia, no puede darse un ataque más fuerte contra la libertad de un pueblo, que condenar como delitos semejantes opiniones."

Félix José Reinoso



La inocencia perdida

Comió, y al fiel Adán, que respetoso
ni aun el árbol mirara, el don presenta
con las ofertas del traidor doloso,
y su temor y su esperanza alienta.

Insta, ruega, amorosa; el tierno esposo
cede, se rinde, y su osadía aumenta
más que el dolo, el amor; que es por su daño
amor más poderoso que el engaño.

La poma al labio llega, cuando al cielo
alzó acaso la vista, y de su mano
cayó el fruto perdido; un mudo hielo
cuajó densa la sangre al pecho insano.

Dos veces Eva con osado anhelo
tornó a la mano lasa el don profano;
dos veces cayó de ella, y ¡triste suerte!,
al fin revive para darse muerte.
 
Gustó la poma Adán, y el universo
sintió súbito el crimen. La alta esfera
robó entre sombras el semblante terso
que los globos de lumbre reverbera;

blando Favonio en Aquilón adverso
Mudó el soplo vital; de rabia fiera
se vistió el bruto, y su obsequioso oficio
el orbe todo convirtió en suplicio.

Viose desnudo Adán; la seductora
viose desnuda, su candor perdido,
cual marchito clavel se descolora
doblado sobre el vástago partido.

La bella, dulce luz encantadora,
rayo de luz eterna desprendido,
¡ay!, se oscuró en su faz, antes delicia,
maldición ya de la inmortal justicia.

Vioso y se avergonzó; y al bosque denso
corre turbado y su ignominia esconda,
las venganzas temblando del Inmenso,
a quien creyó igualarse. Mas, ¡oh!, ¿dónde?,

dónde de Dios huirá? Del orbe extenso
patente el seno ve; a su voz responde
la muda nada en el abismo oscuro;
su faz envuelve la sombra en fuego puro.

Félix José Reinoso




"Las perpetuas guerras de los sarracenos, causa de nuevos gastos, ora con sus enemigos los cristianos, ora entre sí mismos por las ambiciones y enemistades y mudanzas de sus regules: las divisiones sucesivas del territorio y sus gobiernos multiplicados: la arbitrariedad y diferente carácter de sus caudillos, á veces fieros y opresores, á veces benévolos y generosos: tantas alteraciones que forman un caos de su historia, no dan clara idea de un sistema constante y general de los tributos, de los que por otra parte no se conserva noticia alguna determinada. Sólo hacen nuestros historiadores mención expresa de la alcabala, cuyo nombre muestra bien su origen arábigo."

Félix José Reinoso
Memoria sobre los diezmos



Los pájaros al aire derramados, en colorida turba se desprenden,
cual nube que matiza en oro y grana,
coronada de lirios, la mañana.

Félix José Reinoso




"Y ¿cómo se prueban por lo común esas segundas intenciones? Los hombres no ven el corazón, sino las obras; y en éstas hay generalmente sobrados estímulos de conocida utilidad para motivarlas, sin apelar á esos misterios de perversión. Rara vez podrá convencerse de ellos al que los niegue, y atribuya su delito á intenciones, más ostensibles y análogas á la humanidad.
Pero ¿qué medida, ni valor tienen ante la ley civil esas intenciones, sea lo que fuere de su existencia y conocimiento? Éste es un grande error en la legislación, derivado malamente de una verdad en la moral. Dedicada esta última á regular la conciencia del hombre, entra en su interior, y condena los deseos y propósitos depravados; pero la legislación dirigida á moderar las obras, se limita al exterior del hombre, y sólo condena sus acciones nocivas. Dios ve el corazón y castiga sus extravíos; el legislador sólo ve las obras, y castiga el daño que producen á la sociedad."

Félix José Reinoso
Reparos al proyecto del código penal















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