Félix Ravaisson-Mollien

"De ese modo, la consciencia y la inconsciencia, en lo que atañe a la inteligencia personal, depende de otros condicionantes distintos de la adquisición de nuevos hábitos, por una parte, y de los hábitos adquiridos, por otra. En cuanto a la voluntad, lejos de excluir el hábito o de ser gobernado por ella, está implicada necesariamente; y es cierto que muchas acciones consuetudinarias se pueden realizar involuntariamente y en ocasiones, cuando el hábito es demasiado fuerte, a pesar de tener intenciones contrarias, no es cierto que todo acto deliberado implique hábitos adquiridos. Es suficiente para asumir esta condición, para entender lo que es la voluntad. Esta definición ha sido dada en más de una ocasión, de modo que la voluntad sería la causa de un acto por la idea de las consecuencias o los efectos de esta ley. El informe del acto con la consecución de su meta se logra con más frecuencia fuera de nosotros mismos por una serie de hechos que pueden resultarnos anómalos. Pero es el acto el primero de estos medios, el punto de partida de una serie que depende de nosotros mismos y se halla en relación con la finalidad de dichos medios. ¿Cómo se relacionaría con la idea si no es en virtud de un hábito o una adaptación adquirida? Hemos aprendido por medio de la experiencia que el acto que produce el evento B es seguido de inmediato por el resultado o meta final C. Las ideas A, B, C, se asocian en nuestra mente. Ahora que ya hemos tenido ocasión de decir que bajo la influencia de la costumbre cualquier idea intermedia entre dos términos de una misma serie podría desaparecer dejando una sugestión recíproca entre los extremos coexistentes convertidos en una constante, de ello se desprende que la idea de la acción A puede sugerir el propósito C y que en sentido inverso C puede sugerir también la idea del acto A. Éste es el primer elemento de la voluntad."

Félix Ravaisson
El hábito



"Las ciencias particulares muestran una mayor o menor fuerza convincente dependiendo de la naturaleza concreta de sus objetos de estudio: ellas se basan en supuestos, o como los matemáticos suelen decir hoy, en "convenciones" indemostrables. La filosofía, especialmente la metafísica, no define en rigor métodos aplicados al estudio de objetos complejos y se centra en particular en un único objeto, aunque esto no signifique que falten los medios para establecer o llegar a la verdad. El método filosófico de establecimiento de la verdad, de las verdades fundamentales, es decir, parte de la intuición de la conciencia, salvando la resistencia de los prejuicios y las pasiones, como vemos en la práctica de Sócrates de Platón, y se alcanza por el reflejo de esta misma conciencia. La luz brilla por igual para quienes niegan o dudan un hecho obvio producido por una naturaleza distinta a la del mero razonamiento, el cálculo, siendo aún más irresistible. "Todo revierte en el sentimiento." Aquí es donde termina toda ciencia, donde se halla la fuerza de atracción, si no la única, si la principal de la alta filosofía.
El sentimiento de la moral por lo que se refiere a los afectos, la voluntad, el amor que yace en lo recóndito, a esto lo llamamos corazón y por tanto pertenece al corazón, como dijo Pascal, es la última palabra y eminentemente se halla en una esfera superior del orden sobrenatural. Se dice que el mismo autor censuraba la búsqueda de la aprobación y asentimiento de los hombres por el sentimiento más que por la razón. Las verdades de orden divino, al contrario, han de ser comprendidas por medio del amor, del corazón que enseña y juzga."

Félix Ravaisson
Metafísica y moral


“Toda la escala de los seres no es más que la progresión continua de los poderes sucesivos de un solo y mismo principio […]. El límite inferior es la necesidad […]; el límite superior, la Libertad del entendimiento. El hábito desciende de una a la otra; él relaciona estos contrarios, y relacionándolos desvela la esencia íntima y la necesaria conexión.”

Félix Ravaisson









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