Fernán Pérez de Guzmán

Que las virtudes son buenas de invocar e malas de platicar

Las virtudes son graciosas
Y muy dulces de nombrar,
Pero son de platicar
Ásperas y trabajosas:
No quieren camas de rosas
Con muy suaves olores,
Nin mesas llenas de flores
Con viandas muy preciosas.
Verdes prados nin verjeles,
Nin cantos de ruiseñores,
Nin sombra de los laureles,
Nin canciones de amores,
Nin acordes, nin tenores,
Nin contras, nin fabordón,
Menos la disolución
De motes de trufadores.
No bastan ricos brocados,
Nin ropas de fina seda,
Nin gran suma de moneda,
Nin joyeles muy preciados,
No palacios arreados,
Nin baxillas esmaltadas,
Nin loar enamoradas
En versos metrificados.
El varón muy esforzado
Que la fortuna combate
Hoy un jaque, cras un mate
Como piedras a tablado,
Firme aunque denodado,
Turbado mas no vencido,
Meneado y sacudido,
Pero nunca derribado.
En el fuego resplandece
El oro puro y cendrado,
El grano limpio parece
Del trigo cuando es trillado:
El sueño que es quebrantado
Por fuerza de la trompeta,
No por flauta ni meseta,
Aquél debe ser loado.
Virtud y delectación
Nunca entran so un mismo techo;
Poca participación
Han honestad y provecho;
Temperancia y ambición
Nunca posan en un lecho;
La voluntad y razón
Non caben en poco trecho. 

Fernán Pérez de Guzmán



Tú, hombre que estás leyendo,
este mi simple tractado
nunca ceses comidiendo
cómo vivas más honrado.
Miémbrate que eres formado
de muy vil composición
y sin otra excusación
has de ser a ella tornado...

Hernán o Fernán Pérez de Guzmán



















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