Andrea Riccardi

"Desde el principio de su pontificado el papa Francisco ha llamado la atención de todos sobre el tema de las periferias. En el cristianismo las periferias contienen una historia amplia y compleja, son una encrucijada de historias y de experiencias diversas. De hecho, el Pontífice ha renovado el interés de la Iglesia en torno a esta cuestión. «La Iglesia –dijo Bergoglio poco antes de ser elegido– está llamada a salir de sí misma y acercarse a las periferias, no solo geográficas, sino también a las periferias existenciales: donde habita el misterio, el pecado, el dolor, la injustica, la ignorancia, donde existe el desprecio de lo religioso, del pensamiento y donde se encuentran todas las miserias». |«Las periferias son un lugar privilegiado para la presencia cristiana. Los periféricos, los pobres y los marginados son los primeros interlocutores de la Iglesia y de su acción. No se trata solamente de una opción de “caridad”, sino de una precisa opción histórico-geográfica que tiene raíces en la historia del cristianismo»."

Andrea Riccardi
Periferias



"El conflicto israel-palestino es una herida antigua que nos afecta a todos. La historia ha marcado las posiciones. No obstante, la paz es aún posible. Existen propuestas de solución y están ante los ojos de todos. Se debe reconstruir un mínimo de confianza entre las partes. En este punto, la comunidad internacional debiera comprometerse de manera colectiva."

Andrea Riccardi



"El diálogo es el único camino para un mundo de cohabitación tal como es el que nosotros vivimos. Es también la única opción para nosotros cristianos, discípulos de Jesús que buscan la paz. Si se advierte que hay una crisis, es debido a que no se invierte bastante en eso. Existe un realismo que llega a ser impotencia en el norte rico y resignación en el sur del mundo. No podemos aislarnos e ignorar los verdaderos problemas de tantas partes del mundo. Todos los pueblos buscan la paz. La paz es lo que la gente quiere. Abrir la propia mirada sobre el mundo ayuda a comprender que el diálogo es el único camino para detener el sufrimiento de tanta gente."

Andrea Riccardi




"El espíritu de Asís es el arte de vivir juntos y en paz."

Andrea Riccardi



"El Estado suspende unilateralmente las ‘ceremonias’ religiosas para evitar las concentraciones. Nunca, en la historia de la Península, se habían suspendido las misas y el culto. Nunca por parte del gobierno. No lo fueron durante el drama de la guerra, bajo los bombardeos o durante el cruce del frente o las redadas alemanas...

Las cosas se han desarrollado de una manera que demuestra la falta de consideración por la Iglesia y por su posible contribución al mantenimiento de la vida nacional. No se trata sólo de una partida perdida por parte de la Iglesia, como le ha sucedido a lo largo de la historia, sino de una ‘bajada de categoría’ que muestra cómo se considera a la institución incapaz de gestionar medidas preventivas, y no se la considera un interlocutor válido. A pesar de las garantías constitucionales y concordatarias, la Iglesia ha sido tratada peor que si fuera un socio comercial: y dentro de esa categoría ciertamente tampoco se la ve como un servicio esencial.

¿Estamos ahora fuera de una época de acuerdos —lo cual incluso podría ser positivo— y más bien estaríamos dentro de una época de subordinación de la Iglesia?

En un momento de desbandada, enfrentándose a una ‘misteriosa’ y agresiva epidemia mundial, ha habido un silencio por parte de la Iglesia (…). La gente, en general, no ha sentido demasiado la presencia de la Iglesia (…). El mundo cristiano (…) gira en torno a la misa dominical: aquí están ‘sus fuentes’ —señalan desde la Conferencia Episcopal Italiana. En la forma en que se tomó la decisión de suspender las liturgias (por decisión gubernamental) hubo una impronta vertical (…). Con extrema rapidez llegaron los decretos de los obispos, dirigidos a un pueblo al que se le había predicado durante siglos que era necesario ir a misa los domingos (…) Y la gente fue a buscar su misa en YouTube o en la televisión, yendo a su aire. No sólo eso, sino que tras el fin del encierro la gente acude menos a las iglesias —al menos en los meses inmediatamente posteriores— (es una observación generalizada) y han aprendido a gestionar su “momento” religioso de forma más individual."

Andrea Riccardi




"Este pontificado, en camino hacia el futuro, deja como herencia los “pobres” como lugar teológico y existencial del cristiano y de la comunidad. La crisis, en sus múltiples aspectos, es una lucha por la Iglesia. (…) La lucha de hoy es estar en contacto con la indiferencia, el descrédito en grado sumo, la degradación de los hechos y de las vidas. (…) No se trata de una lucha contra alguien o algo que excomulga, desacredita, agrede. Muchas veces la Iglesia se ve tentada por los enfrentamientos frontales, como toda institución. Es una forma de hacer que la gente sienta que está viva. Pero también de perder espacios de atracción y diálogo, entrando en el juego de la polarización. El espíritu de decadencia conduce a una ‘senilidad’ que nos empuja a mirar hacia atrás, a no atrevernos, a aceptar con resignación la modestia del presente. Es el envejecimiento del cristianismo, paralelo al de las sociedades europeas. Encanecer no significa renunciar a disfrutar de la vida y sus bienes para uno mismo, sino que significa dejar de generar un futuro, no mirar más allá de las propias fronteras, querer proteger la propia debilidad o existencia."

Andrea Riccardi



“La Iglesia católica arde, pero no está quemada.”

Andrea Riccardi




"La Iglesia Católica no es tan fuerte como era en los 60´s, ahora la Iglesia Católica es frágil e insignificante."

Andrea Riccardi



"La Iglesia, en su larga historia, ha sido probada por muchas crisis. Algunos han venido de fuera (…) Uno piensa, en los últimos siglos, en el impacto con el estado laico o la persecución comunista. Pero también ha habido crisis internas, como la modernista. Hoy la crisis proviene sobre todo del descenso de los indicadores de vitalidad católica. Por tanto, desde dentro, no desde fuera. Estoy convencido de que la lenta extinción de la Iglesia o su deslizamiento hacia la irrelevancia no dejará de tener consecuencias, al menos para los países europeos. Pero tampoco para el cristianismo en el mundo». Por lo demás, «las Iglesias también pueden acabar. La historia recuerda que en el pasado algunas grandes Iglesias han desaparecido dramáticamente, como las Iglesias latinas del norte de África (…) que tanto han dado al cristianismo (…). Sin embargo, esas Iglesias sólo tenían unos pocos siglos de vida a sus espaldas, mientras que el cristianismo europeo tiene casi dos mil años de antigüedad, al menos en algunas zonas."

Andrea Riccardi



"Los intereses en juego en los diversos conflictos no son sólo económicos: hay complejos juegos geopolíticos y sobre todo existen reestructuraciones de identidad. Historias antiguas de cohabitación difícil se transforman y entran en crisis. Las religiones pueden contribuir mucho a la causa de la paz: el diálogo interreligioso puede quitar combustible al incendio de la guerra. Demasiados han arrojado la gasolina de las religiones en fuegos que ya quemaban. Por otra parte, las grandes religiones deben hablar al corazón del hombre para liberar energías de paz y abrirse a cambios inesperados."

Andrea Riccardi



¿Qué se ha roto en la relación entre la gente y la Iglesia? La revolución de 1968, que fracasó políticamente pero fue antropológicamente eficaz, está en el corazón de una ruptura no sólo superficial. La crisis de lo religioso es una expresión emblemática de la profunda ruptura de la identificación de las personas con respecto a una realidad comunitaria, mientras se reivindica la autonomía subjetiva, operativa, afectiva. El declive de la cultura de las obligaciones ha llevado a un aumento del juicio subjetivo de lo católico. O quizás la victoria del subjetivismo ha puesto en crisis la cultura de las obligaciones. La fe religiosa no forma parte de la herencia que se transmite a las nuevas generaciones. Aquí está en juego el papel de la memoria, vinculada antaño a las tradiciones litúrgicas o devocionales, a los textos sagrados, a la piedad popular. La falta de cultura histórica en la evaluación de los fenómenos ha llevado a un empobrecimiento de la comprensión de la realidad."

Andrea Riccardi



"Una Iglesia viva es un aliado para Europa, porque cree que Europa, a pesar de sus límites históricos, es un valor para el mundo. No porque las raíces históricas del continente sean cristianas: eso sería un título de legitimidad que se remonta al pasado, casi como el de una antigua familia soberana que hizo historia ayer. Pero Europa es una oportunidad única para la Iglesia y para el mundo. Puede integrar sus múltiples diversidades, casi constitutivas, y proyectarse en la escena mundial con un aliento universal."

Andrea Riccardi














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