Bernardim Ribeiro

Canción (Cantiga)

Perdido y desterrado
¿Qué haré? ¿A dónde debo ir?
Después de la desesperación
Otro desamor encontré.

Desconsolado de mí mismo
En tierra ajena me extendí,
Donde por remedio vine
Al cuidado de mi ganado.
Pero, oh desdichado
De mí, sin consuelo
Me temo que me veré obligado,
desde que soy desafortunado,
A matarme con mis propias manos.

¿Qué cuentas voy a dar ahora
a quien no me ha de preguntar?
¿Qué excusa voy a dar ahora
a quien no me ha de escuchar?
Flauta, regalo de mis más queridos
Cubre esta noche oscura,
Mi flauta, ¡estoy perdido!
Hazme una sepultura,
Llevo demasiado tiempo sin vida.

Escriban en la tumba
letras que digan este arte:
«El amor está en otra parte».

Si le complacen los largos años
Y los tiempos que han de venir
Que de estas graves heridas mías
Celia escuche una parte,
Dondequiera que triste esté,
Si ella, apartada de mí
No soporta sus lágrimas ,
Mi alma será apagada,
O lo que entonces ha de ser mío.

Si no deseo nada,
Todo está por pasar,
Que allí los ojos me han de llevar.
Los días, contados, han huido,
Las noches solitarias se volvieron
Tristes como nosotros.

Jano, esta es la canción,
el grito final que fue;
y, porque he salido de la fatiga,
Confieso que así lo quería.
Pero si el alma y el entendimiento
No mueren con el cuerpo, la pena
permanecerá conmigo. Vamos, me voy a sentar.
Es hora que el ganado vaya al agua;
También hay tiempo para el tormento.

Bernardim Ribeiro




"Esta historia me llevó de la casa de mi padre a tierras lejanas, no porque fuera pequeño, sino porque en entonces era algo habitual. Viví allí simplemente porque no era capaz de vivir en otro lugar. Me sentía muy contento de haber nacido en aquella tierra, sin embargo buscaba algo cuya ausencia me entristecía. Después de ver tanto, me amargaba el dolor de la nostalgia. Quisiera expresar con esmero el gran error que supone aguardar la conversación del mundo, desventura que preside todas mis angustias y no está exenta de aflicción. Habría tenido incluso misericordia de los demás, si no estuviera demasiado aliado con mi pena, aunque me parece que fui yo la causa misma de que la razón no hallara una sede a lo largo de los días. He llegado realmente lejos. Tuve dudas acerca de si escribir sobre todo lo que veía, oía y sentía. Disipé mi miedo, mirando con entereza hacia este enorme desierto. Porque Dios lo quiso, ésta es mi voluntad."

Bernardim Ribeiro
Livros das Saudades



Sextina

Ayer se posó el sol, y la noche
cubrió de sombra esta tierra.
Ahora ya es otro día,
todo retorna, el sol retorna;
Fue sólo mi voluntad
¡para no retornar con el tiempo!

Todas las cosas, por tiempo
pasan como el día y la noche.
Una sola, mi voluntad,
no, ese dolor conmigo lo horroriza;
Lo cuido mientras hay sol,
Lo cuido cuando no hay día.

Apenas quiero perecer un solo día
Cualquier otro día y hora,
que el sol hoy ha posado sobre mí
Donde sólo temía la noche;
Me tengo solo a mí en la tierra
bajo mi voluntad.

Dentro de mi voluntad
no hay un momento del día
que no todo es tierra;
Ahora le echo la culpa al tiempo,
ahora retorna de nuevo en la noche.
¡En el momento que el sol posó sobre mí!

Primero no habrá sol
Para que pueda descansar a mi voluntad.
Una noche oscura se apoderó de mí
en el recuerdo de un día,
apenas, porque había tiempo
Y porque todo era tierra.

Debería ser todo tierra
todo lo que hay bajo el sol,
Dame descanso, porque el tiempo
Vengará mi voluntad,
si no que antes de este día
¡Cuántas noches van a pasar!

Bernardim Ribeiro




Sol vespertino

La sombra vespertina del sol
cubrió la tierra en el transcurso
de un día más. Todo es como
la sucesión del día y la noche,
agua que nos adormece en el dolor,
que abate nuestra voluntad en
esta misma tierra donde
descansa la memoria de un
día oscuro.

Bernardim Ribeiro





































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