Joseph Rykwert

"En el mito, los inventores-héroes no son principiantes toscos y oscuros, sino trabajadores famosos y brillantes. Aunque Dédalo fue el primero en hacer un vaciado de bronce, consiguió el famoso panel con abejas, considerado uno de los logros técnicos más grandes del mundo antiguo. Como el constructor primitivo de Le Corbusier, Dédalo dominaba ya su método hasta la perfección; los perfeccionamientos técnicos posteriores se limitaron a introducir nuevos refinamientos en una habilidad esencial ya madura. El primitivo de Le Corbusier también había alcanzado una maestría completa en un método que los arquitectos del siglo XX habían ignorado obstinadamente o habían interpretado mal por completo. "Ellos habían olvidado -dice Le Corbusier en la misma obra- que la gran arquitectura está en los orígenes mismos de la humanidad y que es el producto inmediato del instinto humano." Le Corbusier invoca al comienzo de su libro más famoso, Vers une architecture, este "producto inmediato del instinto humano".
[...]
Los constructores primitivos no eran los únicos ejemplares arcaicos de los años veinte y treinta. Dos o tres estrellas de cine hicieron carrera encarnando al noble salvaje: Tarzán es únicamente el más conocido. El antecedente directo del "constructor primitivo" de Le Corbusier, de Tarzán y hasta del Mowgli de Kipling es el noble salvaje de los philosophes del siglo XVIII. Pero el cuadro es más complicado de lo que el lector quizá suponga por tan simple genealogía.
En Estados Unidos, la cuestión era incluso más inmediata. El hombre "primitivo" no era allí ni un fósil ni un remoto salvaje. Los indios de las llanuras habían sido encerrados en sus reservas tras casi un siglo de fieras campañas. Cuando Frank Lloyd Wright llegó a Chicago, las guerras con los indios estaban sólo a una o dos generaciones de distancia. Pero él traía consigo de la costa oriental ideas muy diferentes sobre el vivir de los primitivos: sus padres procedían de ese medio trascendentalista que desprecia la cultura urbana y exalta las virtudes de la vida en una pequeña cabaña en medio de los bosques. Cualquiera que fuese la imagen urbana que inspirara a Whitman, la ermita de Walden era un lugar de peregrinación para el decidido hijo de Nueva Inglaterra.
Para Thoreau, para Emerson y para Hawthorne, la pequeña cabaña de los bosques, y la defensa de la agricultura de subsistencia, equivalía a reducir a su esencia la gran tradición utópica. Y Wright reservaba su primera y más sólida lealtad a esta tradición patricia, con independencia de lo que pudo adquirir de Louis Sullivan, su maestro de Chicago.
Inevitablemente, los dos "mundos" de ideas, y la propia posición de Wright, el "caballero-artista-arquitecto" que vivía entre los magnates comerciales de Oak Park, tenían que entrar en conflicto, un conflicto que Wright proyectó a una prehistoria de fábula."

Joseph Rykwert
La casa de Adán en el Paraíso



"En general, la imagen de la ciudad está muy influenciada últimamente por un afán publicitario como de agencia de turismo. Así, hemos pasado de la postal de la Torre Eiffel a la del London Eye, la noria de Londres. Aún no puedo entender que hayan construido esa noria carísima para turistas y menos aún que siga en pie todavía. La noria en sí, como atracción, es una tipología que proviene de la reutilización de las antiguas instalaciones mineras de los siglos XVII y XVIII. Algo atractivo entonces, pero que ahora cuesta comprender excepto porque, claro, ésta en particular presume de ser la mayor del mundo, lo que ha supuesto una desproporcionada inversión en cimientos. Toneladas de hormigón sobre el lecho del río Támesis para algo que se suponía temporal. No se ha desmantelado a los cuatro años, como se dijo, sino que ya lleva ahí más de diez y seguramente le queden algunos más, al menos mientras siga dando dinero. Pero lo peor no es eso, sino la pésima localización de su emplazamiento. Sobresale sobre el County Hall, que solía ser la escena de importantes debates sobre las cuestiones del Reino, y también sobre el nuevo edificio de Foster, que resulta prácticamente invisible. ¿Qué dice esto en favor de la ciudad?"

Joseph Rykwert



"En primer lugar, no me considero un historiador de la arquitectura sino un arquitecto que construye y escribe a partir de materiales históricos. Cuando me planteo un libro trabajo de un modo similar al de proyectar y construir un edificio. En el fondo no es tan diferente. Siempre hay mucha gente implicada en el proceso de desarrollo de un libro de arquitectura. Es imposible hacerlo solo, es un trabajo de equipo que requiere muchísima elaboración y colaboración.

Por otro lado, los días para hacer teoría y establecer reglas o principios para la arquitectura han quedado atrás, y nunca fue ésa la intención de mi trabajo. Es cierto que he participado en algunos intentos serios de revisar los orígenes de la disciplina, pero no he sido el único. De hecho, me asombra que hayan caído en el olvido ciertos trabajos que considero imprescindibles, como los de Kevin Lynch. La verdad es que no me interesa tanto el pasado como el presente, me ocupo de la historia con cierta frecuencia precisamente para comprenderlo con más rigor. Lo que de verdad me preocupa es el aquí y el ahora."

Joseph Rykwert


"La cita es únicamente un fragmento de una terrorífica execración en que son invocadas numerosas divinidades para que hagan al transgresor objeto de su especial desagrado. La fórmula contra los cómplices inconscientes de la remoción o la destrucción de los mojones es bastante uniforme, aunque los términos condenatorios varían un tanto de una a otra pieza. Prácticamente en todas ellas aparece la parte superior esculpida con figuras de animales y símbolos de clara referencia uránica. Algunos investigadores han tratado de interpretar estas imágenes de los kudurru como la representación de un círculo zodiacal completo. Ciertamente, muchas de las figuras de animales representan constelaciones, pero no apoyan tales identificaciones sistemáticamente, aunque quizá las presupongan.
Nada nos aportan en este caso ni los orígenes indoeuropeos de los gobernantes kasitas ni el pasado semítico de sus súbditos. Los soberanos semitas posteriores de Babilonia siguieron sancionando los kudurru. Por otra parte, el hecho de que no conozcamos ninguno de estos mojones de época anterior a los kasitas no ha de entenderse necesariamente en el sentido de que en la Babilonia prekassita no hubiera algún sistema para señalar los linderos o que éste dejara de estar respaldado por una sanción divina. Los gobernantes kasitas tendían a imitar a sus predecesores no kasitas en todo lo referente a las costumbres más que a apartarse de los precedentes. Por lo demás, en el mundo antiguo y en las diversas sociedades primitivas hay muchos indicios de que las piedras destinadas a marcar límites eran objeto de culto. Los mojones pertenecen a un tipo más amplio de piedras divinizadas cuyo carácter peculiar tenía una doble implicación. La costumbre de depositar los restos de un sacrificio bajo estas piedras (Sículo Flaco lamenta la pérdida de esta costumbre, pero consigna el hallazgo de restos sacrificiales bajo antiguos cippi desplazados), así como su carácter fálico y su asociación con tumbas, parece indicar una referencia ctónica de la que sería eco la norma de que el violador de los mojones sea "dedicado" a los dioses infernales. Por otra parte, la vinculación de Términus a Júpiter, así como la asociación del cippus a un templum frecuentemente grabado sobre él, implicaría una referencia uránica. Lo cierto es que el cippus que marca un límite, al igual que tantas otras divinidades betílicas, pertenecía a las dos regiones del mundo sobrenatural, pues en definitiva constituía un puente entre ellas. De ahí la asociación de los santuarios ctónicos y fálicos con los cippi terminales, que no resulta tan inadecuada o contradictoria como podría parecer en principio."

Joseph Rykwert
La idea de ciudad



"La evolución de las ciudades es bastante similar a las oscilaciones del mercado. Algo impredecible y asombroso, pero también en un permanente equilibrio inestable, al borde siempre de la crisis y el colapso. La mayoría de las ciudades son lo suficientemente fuertes para soportar estos vaivenes, mientras que ni siquiera los fondos de inversión supuestamente más seguros resultan fiables. El reciente crash económico ha puesto de manifiesto que las oscilaciones del mercado no son un baile abstracto de cifras, sino que hay grandes inversores, especuladores, gestores y muchos otros personajes detrás de esos números. El movimiento del parqué es el reflejo de decisiones que finalmente afectan a la vida de todos y cada uno de nosotros. Con la ciudad pasa lo mismo. Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad aunque, claro, hay individuos –no sólo arquitectos y urbanistas– cuyas acciones ejercen un mayor impacto y dejan una huella más profunda.

En los años veinte del siglo pasado la ciudad se construía rellenando solares y huecos, un procedimiento que hoy resulta claramente insuficiente. El tráfico rodado, por ejemplo, es un aspecto que rara vez se consideró en profundidad. A muy pocos les preocupó su impacto a medio plazo. Hay proyectos interesantísimos en planes de aquellos años basados en la predicción de provisiones de espacio de aparcamiento, pero sus resultados, muy reveladores, fueron ignorados a fin de no asumir la distorsión sobre el plan que hubieran introducido, en forma de enormes nodos o torres de aparcamiento en intercambiadores de transporte. Así que el problema no se resolvió y sobra hablar acerca de las consecuencias, que todos padecemos."

Joseph Rykwert



"Me parece que estamos viviendo un momento realmente interesante: el fin del capitalismo y el colapso del libre mercado. No sabemos a dónde nos conducirá esto, pero resulta emocionante imaginar el nuevo panorama que se avecina. El caso de Dubai, por ejemplo, es fascinante y muy representativo, con todos esos proyectos megalómanos para una ciudad casi espontánea que se construye en tiempo récord y cuya finalización está ahora en entredicho. Abu Dabhi ha inyectado capital dos veces para que los planes de Dubai sigan adelante, pero cuesta creer que pueda hacerlo una tercera vez o indefinidamente, por lo que siento una enorme curiosidad por ver cómo se resuelve esta cuestión. Como arquitecto, no obstante, reconozco que me parece una lástima que esta oportunidad insólita de poder crear una nueva metrópolis de la nada no se haya aprovechado para replantearnos ciertas cuestiones. Quizá un urbanismo más acorde a nuestros nuevos retos de hoy, algo más ambicioso, comprometido y responsable. Todo apunta a que apenas se trata de una nueva y mera reproducción de ciertas actitudes urbanizadoras del siglo XX muy cuestionables. Aún así, me resulta asombroso en detalles como las nuevas urbanizaciones sobre islas artificiales: la que tiene forma de palmera o esa otra que representa un mapamundi. Se dice que esos proyectos podrían quedar inacabados, con lo que se convertirían en algo sin precedentes: lujosísimos archipiélagos de islas desiertas –ruinas contemporáneas–, a los que sólo se puede acceder desde veleros o yates privados para hacer picnic."

Joseph Rykwert




"Si tuviéramos que sintetizar lo que está ocurriendo en arquitectura, deberíamos remontarnos a los funcionalistas, el movimiento moderno y los expresionistas de las primeras décadas del siglo XX. En cierto modo, el high-tech supone una reivindicación de esta herencia para llevarla aún más lejos. Las estructuras o las instalaciones pasaron a un primer plano, imponiendo su propio discurso sobre el espacio, y renovando así las leyes del lenguaje ornamental y la estética de nuestros días. El usuario queda sobrecogido ante este exhibicionismo tecnológico de las entrañas mecánicas del edificio que, para reforzar este efecto, incluso se sobredimensionan. Pero, sobre todo, lo que sucedió es que se empezó a prestar una atención minuciosa al refinamiento de los detalles y las juntas: ésas son las nuevas claves de la arquitectura de nuestra época. El apogeo de esta tendencia se produjo en los años ochenta, pero todavía sigue siendo muy influyente. Representa un buen compromiso con la realidad de la técnica y la sociedad. Pero después ha surgido con enorme fuerza un gusto por las formas irracionales que casi ha sepultado los logros anteriores. Hoy son ubicuos esos castillitos de cuento de hadas, rascacielos cuya forma es la misma dondequiera que vayas y en los que ni siquiera se puede encontrar ya una mala metáfora del momento actual. Representan literalmente ciertos deseos, impulsos u obsesiones muy particulares. Lo que ocurre es que nos cuesta afrontar las grandes verdades y mirar más allá del pensamiento homogeneizante que se nos impone. No me refiero ya sólo a la arquitectura, aunque también, sino a todos los aspectos de la vida contemporánea. Resulta mas cómodo ignorar el modo real en el que funcionan nuestros gobiernos, o el enorme poder de las compañías multinacionales. Vivimos rodeados de tabúes y verdades incómodas que conviene no mirar fijamente, a riesgo de quedarnos ciegos."

Joseph Rykwert



"Siempre ha existido ese ansia por avanzar vertiginosamente a bordo de alguna deslumbrante máquina flamígera, destruyendo el pasado y su recuerdo. Todos aquellos manifiestos de las vanguardias de principios del siglo XX eran rabiosamente atractivos. Hoy estamos viviendo ese futuro ultraveloz que muchos anhelaban y reclamaban urgentemente. Bien, si se trataba de esto, ¿de verdad merecía la pena?

Durante los últimos veinte o treinta años se ha acelerado exponencialmente la velocidad de los cambios. Las personas de mi edad hemos vivido momentos como la eclosión de la telefonía privada en la década de los cuarenta, la irrupción de los ordenadores personales desde finales de los setenta o, más recientemente, la difusión de Internet y la telefonía móvil. No son invenciones recientes, sino que nacieron en un formato muy exclusivo y sólo en la última década se han popularizado. Ni siquiera Marshall McLuhan pudo prever algo así. Aunque, claro, por obvio que pueda parecer, es importante advertir el hecho de que el éxito de los dispositivos móviles ha supuesto la desaparición paulatina de las cabinas telefónicas de uso público.

Cada uno de estos cambios tiene siempre un reverso negativo. En el fondo, no es una situación completamente nueva, ni tan diferente de aquella época, a mediados del siglo XIX, en la que el servicio de correos británico alcanzó tal grado de eficacia –disponía de quince repartos diarios–, que podías escribir a alguien por la mañana para invitarle a cenar."

Joseph Rykwert




"Siempre necesitaremos rituales. Hay muchísimos, están por todas partes. Los políticos estrechando manos, los deportes de masas, todas esas entregas de premios... El ser humano siente la necesidad de pertenecer a un colectivo y ése es el germen de la sociedad, una de cuyas máximas expresiones es, evidentemente, la ciudad. Tal vez los rituales estén relacionados con el control social. No obstante, me temo que, por lo que toca a las restricciones de uso del espacio público, el problema es sencillamente que hemos ido delegando en los políticos más poder sobre él del que deberían tener, como se puede comprobar con sólo fijarse en toda esta publicidad que invade las calles.

No es ya sólo que los aparatos de televisión infiltren constantemente mensajes comerciales en los hogares, lo que no deja de ser una opción personal de cada ciudadano, sino que ni siquiera en la calle resulta fácil escapar de ellos. Nada más salir de la estación de tren de Venecia, donde antes te recibía el pórtico de San Marcos, ahora te encuentras un diminuto mapa turístico de la ciudad bajo un enorme anuncio de gafas de sol. Ésa es la primera impresión que ofrece la ciudad. El caso de São Paulo también es revelador. Una normativa reciente restringe allí el uso de la publicidad a los espacios privados y comerciales, prohibiendo las vallas publicitarias, los luminosos y los neones en el espacio público. Esta ley –cuya aprobación fue complicada y muy polémica– lleva dos años vigente y todavía no se han conseguido resultados significativos.

La contrapartida es la reciente proliferación de espacios semipúblicos. Mientras que el auténtico espacio público está cada vez más amenazado por intereses privados, el espacio comercial tiende a imitar y recrear cada vez más los modelos del espacio público clásico. La mayoría de las veces los resultados son vulgares y anodinos, pero es importante destacar su importancia como referente de cierta actitud contemporánea. Aunque a mí, personalmente, estas perversiones de la arquitectura no me aportan mucho más que Disneylandia."

Joseph Rykwert
























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