Alekséi Konstantínovich Tolstói

"El desconocido se volvió, apartándose de la chimenea y, mirando a Ruñevsky con fijeza, contestó:
—¡No, no estoy buscando a nadie; sólo me asombra el hecho de que en este baile haya «upiris»!
—¿«Upiris»? —repitió Ruñevsky —. ¿Qué es eso, vampiros? (El vampiro).
[...]
Era una cálida noche de verano. Estábamos en el jardín de la abuela, algunos en torno a la mesa, a la luz de la lámpara; otros, en los escalones de la terraza. De vez en cuando la leve brisa nos abanicaba con aromas florales, o murmuraba el estribillo de una canción que llegaba de la aldea. Pronto reinó el silencio, interrumpido sólo por las polillas que revoloteaban alrededor de las lámparas. (Reunidos después de trescientos años)"

Alekséi Konstantínovich Tolstoi
La familia del vurdalak




Ioann Damasquin

Bendigo a vosotros, bosques, valles,
Campos, montes y aguas!
Bendigo a la libertad y a los cielos azules!
Y a mi báculo bendigo,
Y a esta pobre alforja,
Y a la estepa sin limites,
Y a la luz del sol y a las sombras de la noche,
Y al camino solitario
Por el cual, como mendigo camino,
Y en el campo a cada planta,
Y en el cielo a cada estrella!
O, si podría mezclar a toda mi vida,
A toda mi alma unir con vosotros;
O, si podría, en mi abrazo
A enemigos, amigos, hermanos,
A toda la naturaleza incluir!
Como la llegada de una tormenta de montaña,
Como la presión de aguas espumosas,
Ahora en mi pecho crece
La fuerza sagrada de inspiración.
O, mi Señor, mi esperanza,
Mi fuerza y mi amparo!
A Ti quiero entregar a todo mi pensar,
Toda la gloria de mis cantos,
Y el pensamiento del día,
Y la vigilia de la noche,
Y cada latido de mi corazón
Y a toda mi alma!
Que no se abran para otro
Desde ahora, mis proféticos labios!
Que resuene, solo con el nombre de Cristo,
Mi palabra extasiada. 

Alekséi Konstantínovich Tolstói
















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