Alexis Traianós

El mago

Intentaré agradecer a los espectadores.
Las triquiñuelas que tu brillante cantinela

Mago tú cantas desafinado estoy en tu caja
mago me lastimaste
Voy a tratar de decir gracias como un animal sacrificado
ya no puedo ver nada me tengo que ir
La noche rezuma por doquier
En la música los huesos del amor
El espasmo vacío

Déjame llevar a la pobre bestia a su agujero.
Arrastrando la sangre el dolor en los escalones
A su lado escucharé los vientos
Este ácido que me deformó

El único que me dijo chófer idiota
Me dijo que empujara su auto averiado
Así que lo tiré al barranco
La muerte es un producto nacional.
Llené la casa de trampas para ratas
Colgando como jaulas del techo
Al fregadero a la tubería de desagüe
A mi vestido de novia y sus telarañas
No es un sueño bajo la manta fría
Y las paredes que terminan en desesperación en alguna parte
Torpe como poemas. 

Alexis Traianós




Un día ya no regresarás

De nuevo vuelvo a desvelarme
a la vez que mi vieja enfermedad.

Días que por fin creía ya pasados
abren de nuevo la caja del sufrimiento.

Si hubiera de elegir algo
de lo que mi mirada
se sirve cada día,
siempre convalecería
de una pesadilla.

Yermos trazados de una matriz
y un lento camino de venenos
y tizones materiales.

Una vida que, de escribirse,
nadie llegaría a comprender,
hundida en lo más hondo
del congelador de la memoria.
No regresarás hasta que un día
se deshiele su último centímetro cúbico,
cuando esta máquina se detenga
y deje de funcionar.

Un día ya no regresarás
a la noche en que despedazaste
mi cuerpo y la ciudad con una bici
derecha, tumbada y torcida.
Tampoco regresarás
al día en que ante la mar
henchías tu pecho mezquino
enrojecido, reluciente con el agua,
que primero se hizo sol
y luego recuerdo
al compás de los adioses del reloj.

un día ya no regresarás.

Escucho tu risa subterránea
que quiebra cristales y lámparas.
Tu boca es un disparadero
que tira contra cada frase
acabada y la destroza.

Un día ya no regresarás

Sólo vendrá la muerte
y tendrá tu mirada.

Vieja enfermedad que escribe
lo que han escrito en otra parte,
muy vieja.
Cuando este amor era un bosque
trasplantan sin embargo aquí
un injerto
para hacer vivir este poema.

Un Frankenstein,
un monstruo fantástico. 

Alexis Traianós












No hay comentarios: