Delfina Tiscornia

CARTA A JESUCRISTO

Me seducís
El estrépito del pasado ya no resuena con miedo en mi alma.
Jesús. Voy a seguirte. Estoy entregada a tu Amor
y tu designio amoroso.
No todo es poesía. Te busco en una ciudad maldita,
sufriente.
Pero ahora estás en Todo.
Abrí los ojos del alma. Ya no temo a la vida,
ni al paso de la muerte, ni a ser humano alguno. Vos
me das tu fuerza.
No padezco el tormento del ansia, porque se fueron mi
sed y mi hambre. No eran del cuerpo sino del espíritu, y
es ha sido y será saciado con tu Palabra que bendice
y sana, que aclara y pacifica.
Morí a la vanidad y al hartazgo, la locura, la degradación.
Jesús, Señor, Dios, Altísimo. Te envío esta carta
agradeciendo mi vida y la de mis seres queridos.
Abro mi corazón a tu Amor que no conozco
totalmente, pero creo en él.
El tiempo humano es fantasía.
Pongo el reloj de mi vida en tus manos.
Bendice mi creación, mi canto, mis dibujos, mi poesía,
cada uno de mis actos... bendícelos como una plegaria
de amor y acción de gracias para que se eleven del
amor humano al amor divino que todo lo contiene.
Gracias por mi belleza, mi inteligencia limitada, mi
sensibilidad.
Ayúdame a usarla y encausarla para que no sea
lastimada ya sino que aprenda a curarse y a curar a
otros. Esto te pido con amor y emoción.

Delfina
TU HIJA

Delfina Tiscornia




EL SILENCIO DEJA DE SER UNA RESPUESTA

El silencio deja de ser una respuesta
cuando el azul se quiebra insostenible insoportable,
y los dioses están muertos.
El coraje es tan sólo una palabra
cuando los siquiatras creen saberlo todo
y se enfrentan a su miseria
en un doceavo piso confortable.
Yo ya no río más, no río más.
Sólo los ríos pueden hacerme llorar
el recuerdo de lo bello,
el riesgo de morir y vivir cada instante
guardando las formas
para enlutar un traje más.
Pasó un pájaro de alas rotas
y yo tengo miedo,
miedo del instante que sigue
y el que precede.
Control, palabra odiosa,
todos somos egocéntricos
todos ansiamos la gloria
y una playa desierta que nadie haya pisado,
mancillado con sus sucias botas,
la huella del tiempo, pátina
fácilmente habitable.

Delfina Tiscornia



Esa noche

Esa noche
levantamos la muerte de la mesa
y lavamos los platos.

Esa noche
tu cintura rodó como un globo de fuego.
Nos reímos
debajo de la cama.

Al día siguiente
te miré fijo:
echamos a la suerte
quien cocinaría
los restos húmedos.

En adelante
siempre fuimos otros:
jugamos a ser príncipes
en una casa desalojada.

Hoy descubrí una araña transparente
en el techo del cuarto;
mañana quizás
salte por la ventana.

Delfina Tiscornia



MIENTRAS OTROS

Mientras otros se reparten
las flores y los truenos
yo quisiera llorar
y ser el fuego


el júbilo intacto de una mañana fría
el gajo desnudo
que se ofrece
cuando ya no queda nada

Quisiera ser
la piedra silenciosa
arrojada al camino

la roja dentellada de una muerte
cualquiera
la pupila roedora del amor
y el olvido

Quisiera irme despacio,
sin despertar a nadie
para apurar mi copa de veneno

Para abrevar en las noche de espinas quietas
la oscuridad de voces
que siempre me espera

Delfina Tiscornia



QUIERO ARRANCAR LA MUERTE DE MI VIDA

Quiero arrancar
la muerte de mi vida
quiero ofrecer
al mundo las cenizas

Voy
a creer que sangro en cada herida
voy,
a bordar
la senda de otra vida

No, Pero no,
la noche y su silencio
no
pero no,
la tarde y su veneno

Quisiera darte
todo lo que odio
para que tú
lo vuelvas compasión

Quiero partirte todos mis deseos
sobre la piel hasta que me olvides
Porque jamás

Hablamos con la muerte
porque detrás
aguarda el corazón

Voy
a nacer
de una hoja desnuda

voy
a volar
en un tiempo extraño
al que nadie conoce y sin embargo
todos beberán cierta vez
esta copa desconocida

Delfina Tiscornia














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