María Cegarra Salcedo

Ahora que estás en la verdad
acércame el lenguaje de tu ausencia.
¿Qué silencio es el tuyo que se abisma y envuelve,
me pregunta y escucha?
Todo lo que vivo se abrasa y deshace
por respuesta.
Dame emoción, palabras y belleza
para un poema
que tu secreto alcance

María Cegarra Salcedo



"Amo mi tierra, La Unión entrañablemente. Nunca quise alejarme de ella, aunque tuve oportunidades ventajosas para hacerlo. Su vida de dicha o desdichas es para mí gozo o tristeza. Me siento amparada bajo su cielo, inmenso techo siempre azul, como el cobijo de mi propia casa, en la que no se puede permanecer indiferente, porque seduce y atrae. La Unión tiene un pasado de grandeza, cuando la plata se cosechaba de sus tierras como la yerba de los prados, y conocidas unas crisis económicas, tan profundas como sus propios pozos. Las dos situaciones ha sabido vivirlas y la han dejado marcada en un estilo, un modo de hacer y de pensar, ambicioso y humano. Así, sus ansias de superación, sus deseos de alcanzar el engrandecimiento de la ciudad y de sus hombres."

María Cegarra Salcedo



¡Cuánto tiempo que no oigo tu voz!
Por escucharte, canto.
Por saber de ti he inventado
este falso renacer.

María Cegarra Salcedo



Dame el marro compañero,
Que tengo que desclavar al Cristo de los Mineros
Y no voy a “relevar”.
No tengo miedo a las minas
Ni le temo a los barrenos
Porque conmigo camina
El Cristo de los Mineros
Sangrando por las espinas.
No necesitas sepulcro,
Que la galería te espera
Con los cirios de pirita
Y el sudario de galena.

María Cegarra Salcedo
Saeta dedicada al Cristo de los Mineros



ENTREGA
Mi corazón, en la tristeza;
mi alma, en la esperanza.

María Cegarra Salcedo



“Es muy difícil explicar cómo es la génesis de un poema. Maduro y alimento cada poema, apenas hago correcciones y los dejo reposar: soy mujer de silencios más que de palabras.”

María Cegarra Salcedo



"Es que yo me he enamorado de la química. Francamente, la he trabajado con mucho gusto y no he encontrado aridez. Bueno, la química son unos nombres, unas letras con unos subíndices que te dicen…, pues hasta el secreto de la vida y de la muerte."

María Cegarra
Entrevista de García Martínez



HAY UN ANTES
Hay un antes,
atropellando el luto y la nostalgia,
sencillo, transparente.
Palabras fieles las de entonces,
de paz llenas.

La ilusión, palpitante.
Días anchos seguros,
cogidos a manos calientes y apretadas.
¡Qué hermosura de tiempo!
Lejanos, los temores;
enriquecido el corazón.

María Cegarra




He sido una sencilla profesora de química.
En una ciudad luminosa del sureste.
Después de las clases contemplaba el ancho mar.
Los dilatados, infinitos horizontes.
Y los torpedos grises de guerras dormidas.
He quemado mis largas horas en la lumbre
de símbolos y fórmulas. Junto a crisoles
de arcilla al rojo vivo hasta encontrar la plata.
No he descubierto nada.
No tengo ningún premio.
A Congresos no asistí.
Medallas y diplomas
nunca me fueron dados.
Minúscula sapiencia para tan grandes sueños.
Pequeñez agobiante para inquietudes tantas.
Y rebelde ha surgido, como agua en desierto,
el manantial jugoso, intenso, apasionado,
–dulce herencia entrañable– que tiene la riqueza
de llenar de poesía tan honda desolación.
Y, del resto salvado, rebrotar lo necesario.

María Cegarra Salcedo
Desvarío y fórmulas, 1978




"La Química no fue una decisión mía, yo no hubiera elegido nada, hubiera sido una mujer vulgar. Andrés, mi hermano, decidió que yo debía de tener un medio de vida. Así, en tierra de minas, analizar minerales podía tener futuro. No elegí Química, pero me enamoré de ella. La conjunción de la química con la poesía en mi vida es un estado de gracia."

María Cegarra Salcedo



La sílice es una afirmación con un círculo duplicado. Tierra y Dios: mi barro y mi atmósfera.
La química lo afirma; pero se engaña. No existe la saturación.
Hidrocarburos que dais la vida: Sabed que se puede morir aunque sigáis reaccionando; porque no tenéis risa ni aliento, ni mirada ni voz. Sólo cadenas.
Balanza, urna de sensibilidad: Eres el crucifijo de la mirada.
La sonoridad de las ebulliciones y de los alambiques es como un viento sin mar y sin molinos.
¡Ansia de la transmutación! Para conseguirte, cada vez más pequeña, más minúscula, más átomo.

María Cegarra Salcedo
Poemas de laboratorio en Cristales míos, 1935




“Me moriré en La Unión junto a las minas. Con un rumor de mar a mi costado. El cante de mi tierra como rezo…”

María Cegarra Salcedo



“Nadie -ni antes ni después de ti- supo, sabe pronunciar mi nombre: hacías una creación de la palabra, del tono, del sonido, del acento. Te recuerdo en mi nombre -aprendido de ti- que conmigo, inseparable, llevo. Inconsumible, ingrávido. Sin muerte y sin dolor.”

María Cegarra Salcedo




Praderas de números
Vertientes de letras.
Quiero espigar rosas
Y corto símbolos.
Busco el agua
En el cristal y susurro
Y surge la pizarra
Con su negro intenso.
Castigo y consuelo
Debatirse
Entre el no y el sí
De tu mandato;
Entre el sí y el no
De tu misterio.
Y llegar a encontrarse
Palpitando llena de incertidumbres
Y deseos.

María Cegarra Salcedo




Presencia de Miguel

Nadie,
–ni antes ni después de ti–
Supo, sabe
Pronunciar mi nombre.
Hacías una creación de la palabra,
Del tono, del sonido, del acento…
Entonces…
Te recuerdo en mi nombre
-aprendido de ti-
Que conmigo inseparable, llevo.
Inconsumible, ingrávido.
Sin muerte y sin dolor.

María Cegarra Salcedo




“¿Qué silencio es el tuyo que se abisma y envuelve, me pregunta y escucha? Todo lo que vivo se abrasa y deshace por respuesta. Dame emoción, palabras y belleza para un poema que tu secreto alcance.”

María Cegarra Salcedo



Quiero ser constelación. Asomar mis instantes de
la mano a las balsas del mundo, al puente roto de los
pensamientos, ver en la llama la luz,
negar la gravedad,
y crear para creer.

María Cegarra Salcedo



Sentí una honda tristeza al suspender al alumno vestido de negro.
Era como un árbol quemado.
Pantalón de hulla.
Jersey de grafito.
El cabello recordaba la turba.
Lignito en los zapatos.
Los ojos de azabache.
En un dedo un diamante
sus destellos lanzaba…
Presentó las cuartillas en blanco
sin escribir una palabra
del tema del carbono.
¡Cuánta tristeza sentí al suspenderle
siendo él yacimientos!

María Cegarra Salcedo





"Si llegué al corazón sin corazón del espacio, tuvo que saber de mí; porque yo era como el viento dormido rozando sus ojos."

María Cegarra Salcedo




"… tiene un destino inquieto y emocional. Sus minas se abren a la sorpresa —gozo y desventura—, en desasosegada existencia oscilante. Ello ha ido dejando un trazo desigual, poderoso y humilde, creando un espíritu sensible y generoso.

Paisaje desnudo y rudo. Fuerte de contornos, limpio de horizontes, brillante de rocas, oscuro de pizarras. Una luz densa, abierta, recoge el suspiro macizo de la tierra. (Los pozos son ojos para sus entrañas, que quieren asomarse al azul de los cielos).

Una soledad que no se borra, ni aún con el bullicio de la fiesta, porque es de su rostro, —de su frente de sueños—, parece que aísla a la ciudad, que la pone al margen de la vida cotidiana, en una noble aspiración de digno señorío."

María Cegarra Salcedo



TODAVÍA
Vienen, se marchan…
Aguardan otros,
hablan.
Yo contigo, en el silencio.
Lejano el gozo,
el desamparo alerta,
sin escuchar las voces.
Yo contigo, contigo.
Todavía…

María Cegarra Salcedo



TRÁNSITO
Espero.
Algo espero, sin duda.
Mi actitud quieta, callada,
así lo afirma.
Es la postura del que aguarda.
Llegan, hablan, sonríen acaso.
Una andadura inician.
Sin voz, sin latidos,
el tiempo avanza.
No abruma su silencio.
Su calma empuja, aprisiona.
Espero, digo.
Pues sé que ha de llegar
quien sin violencia
me arrebate.

María Cegarra Salcedo
















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