Robert Anson Heinlein

Citas de libros de Robert Anson Heinlein




“A falta de objetivos claros, siendo extremadamente fieles a realizar las trivialidades diarias, nos convertimos en esclavos de ellas.” 

Robert Anson Heinlein


"Acortó camino a través del archivo, siguió por un corredor entre docenas de máquinas perforadoras de tarjetas, y entró en el núcleo de aquella planta. Un ascensor neumático la llevó hasta el nivel donde estaba situada la oficina del presidente. La recepcionista del presidente ni la detuvo ni aparentemente la anunció. Pero Grace observó que las manos de la muchacha se ajetreaban en los mandos de su poder.
Las operadoras de distribución no suelen entrar en la oficina del presidente de una corporación de mil millones de volumen de negocio al año. Pero Servicios Generales no estaba organizada como los demás negocios del planeta. Era un negocio sui generis en el cual un entrenamiento especial era una comodidad que había que tener en cuenta, comprada y vendida, pero donde una habilidad especial en los recursos y una adecuada rapidez de reacción eran lo más importante. En su jerarquía, Jay Clare, el presidente, venía en primer lugar; su mano derecha, Saunders Francis, era el segundo, y las dos docenas de operadoras, de las cuales formaba parte Grace, que recibían llamadas en el tablero de recepción ilimitado, venían inmediatamente después. Ellos, y los operadores de campo que ejecutaban las más difíciles comisiones no clasificadas… de hecho un solo grupo, ya que los operadores de tablero de recepción ilimitada y los operadores de campo ilimitado cambiaban indiscriminadamente sus lugares.
Tras ellos venían los cientos de miles de otros empleados esparcidos por todo el planeta, desde el jefe contable, la cabeza visible del departamento legal, pasando por el jefe administrativo, los directores locales, los operadores de servicios tarifados, hasta el último de los empleados a tiempo libre… estenógrafas dispuestas a tomar dictados donde y cuando se les ordenase, gigolós dispuestos a ocupar un lugar vacío en una cena, el hombre que alquilaba armadillos o pulgas amaestradas.
Grace Cormet entró en la oficina del señor Clare. Era la única habitación de todo el edificio que no estaba provista de dispositivos electromagnéticos y equipo de comunicaciones. No contenía más que un escritorio (vacío), un par de sillas y una pantalla estéreo, que cuando no era utilizada daba la imagen de la famosa pintura de Krantz «El Buda llorando». El original, de hecho, estaba en los sótanos, a trescientos metros bajo el suelo."

Robert Heinlein
Los negros fosos de la luna


  "Bien, pues... Cuando llegué me dijo usted que eso de madrugar es un vicio. ¿Lo decía en serio?
-Es posible. El abuelo Johnson aseguraba que lo era. Solía contar la historia de un hombre que debía ser fusilado al amanecer, pero no oyó el despertador y llegó tarde. Le conmutaron la sentencia y vivió cincuenta o sesenta años más. El abuelo decía que aquel caso probaba su teoría.
-¿Y usted cree que esa historia es cierta?
-Tan cierta como cualquiera de las que contaba Scherezade. Yo interpreto así la moraleja:
“Duerme cuanto puedas, porque acaso tengas que pasar mucho tiempo en vela”. Madrugar puede no ser un vicio, Ira, pero desde luego no es una virtud. Todo lo que demuestra el cuento del pajarito madrugador es que el gusano debió quedarse un rato más en la cama. No trago a la gente que presume de madrugadora.
-No pretendía hacer tal cosa, abuelo. Me levanto temprano como consecuencia de un hábito largamente cultivado: el hábito de trabajar. Yo no digo que sea una virtud.
-¿Qué: trabajar o madrugar? Ni lo uno ni lo otro es una virtud. No se produce más por levantarse antes: es como cortar un cabo de una cuerda y atarlo al otro queriendo hacerla más larga. En realidad, uno trabaja menos si se empeña en levantarse bostezando y todavía cansado. No se está ágil y se cometen errores que obligan a repetir la tarea, y este trajín resulta improductivo y engorroso, además de molesto para quienes dormirían hasta más tarde si el vecino no anduviera trasteando y haciendo ruido a horas intempestivas. El progreso no lo traen los madrugadores, Ira, sino los perezosos que buscan la forma más cómoda de hacer las cosas."

Robert Heinlein
Tiempo para amar


"El amor es cuando la felicidad de otro nos importa más que la nuestra propia." 

Robert Anson Heinlein



"El dinero es sincero. Si un hombre habla de su honor, hazle pagar en efectivo."

Robert Anson Heinlein


  
“El dinero es un poderoso afrodisíaco. Pero las flores logran casi el mismo resultado.” 

Robert Anson Heinlein


  

“El pecado se encuentra solamente en querer herir a otras personas innecesariamente. Todos los demás pecados son disparatados inventos. El automaltrato no es un pecado... es simplemente estúpido.” 

Robert Anson Heinlein



"Etiquetas políticas como monárquico, comunista, demócrata, populista, fascista, socialdemócrata, conservador, etc., no son los criterios básicos. La raza humana se divide políticamente entre aquellos que quieren controlar a las otras personas y aquellos que no quieren controlar ni ser controlados."

Robert Anson Heinlein



“Has atribuido a la villanía condiciones que resultan simplemente de la estupidez.”   

Robert Anson Heinlein



“Isaac Asimov gana dinero a costa de su neurosis.” 

Robert Anson Heinlein



“La democracia no puede funcionar. Matemáticos, campesinos, y animales, eso es todo lo que hay. Así que la democracia, una teoría basada en la asunción de que los matemáticos y los campesinos son iguales, nunca puede funcionar. La sabiduría no es aditiva; su máximo es el del hombre más sabio del grupo.” 

Robert Anson Heinlein



“La escritura no es necesariamente algo de que avergonzarse, pero hacerlo en privado y lavarse las manos después.” 

Robert Anson Heinlein



"La fe en la cual fui educado me aseguraba que yo era mejor que otras personas; yo estaba salvado, ellos estaban malditos... Nuestros himnos estaban cargados de arrogancia: autofelicitándonos por qué íntimos éramos con el Todopoderoso y qué alta era su opinión de nosotros, y a qué infierno iban a ir a parar todos los demás el Día del Juicio."

Robert Anson Heinlein



“La teología nunca ha sido de gran ayuda, es como buscar, a medianoche y en un sótano oscuro, a un gato negro que no está ahí.” 

Robert Anson Heinlein



“La violencia, la fuerza bruta, ha zanjado más asuntos en la historia de lo que lo ha hecho cualquier otro factor, y la opinión contraria es pensamiento voluntarista del peor.” 

Robert Anson Heinlein



"Las mariposas son flores autopropulsadas."

R. H. Heinlein






"Las prostitutas desempeñan la misma función que los curas, sólo que muchísimo mejor."

Robert Anson Heinlein




“Los diez mandamientos están hechos para cerebros aburridos. Los primeros cinco son exclusivamente para el beneficio de los curas y sus poderes; los segundos cinco son medias verdades, ni completas ni adecuadas.” 

Robert Anson Heinlein




“No existe la suerte. Sólo hay preparación adecuada o inadecuada para hacer frente a una estadística.” 

Robert Anson Heinlein



“No le hagas la vida difícil a tus hijos haciéndosela fácil.” 

Robert Anson Heinlein


"Si por casualidad perteneces a la molesta minoría que es capaz de hacer un trabajo creativo, no fuerces a ninguna idea a salir; si lo haces, la abortarás. Ten paciencia y la parirás cuando llegué el momento. Aprende a esperar."

Robert Anson Heinlein



“Tú eres Dios, y yo soy Dios y todo lo que nos rodea es Dios.” 

Robert Anson Heinlein



“Un poeta que lee sus versos en público, puede tener otros hábitos desagradables.” 

Robert Anson Heinlein



“Una sociedad armada es una sociedad educada.” 

Robert Anson Heinlein





"Una vida larga y corrupta seguida por cinco minutos de gracia perfecta te hace ir al cielo. Un lapso igualmente largo de vida decente y buenas obras seguidas por el exabrupto de tomar el nombre del Señor en vano, luego uno tiene un ataque al corazón en ese momento y es maldito por toda la eternidad. ¿Es así el sistema?"

Robert Anson Heinlein



“Yo soy libre, al margen de las normas que me rodean. Si las encuentro soportables, las soporto; si me parecen detestables, las quebranto. Soy libre porque sé que soy moralmente responsable de todo lo que hago.” 

Robert Anson Heinlein