Umar Timol

"Cada poema es un intento fallido de suicidio."

Umar Timol



"El desbordamiento de la lucidez es el germen del suicidio o de la esperanza."

Umar Timol



"El remordimiento es una elongación del corazón."

Umar Timol



"El sexo es la falsía del amor."

Umar Timol




"Evidentemente, no me crees. No puedes dejar de reír. Me dices que no soy serio. Tal vez te haya tratado como un idiota, pero, ¿he pedido tu opinión? ¿Te he preguntado algo?
¿Sé yo lo que dicen de mí? Por supuesto. Soy un pobre anciano que jamás hizo nada en su vida y que persevera en esa actitud. Soy un perdedor, desde hace cuarenta años languidezco en un piso de dos habitaciones, tengo un rostro que asustaría incluso a un vampiro, tengo un vientre lleno de aire caliente. Nunca me casé, no tengo descendencia y trato de tomarme la vida con calma mientras los demás se angustian.
¿Qué piensas? ¿Crees que un imbécil no puede ser un asesino a sueldo? Estoy diciendo tonterías. Me veo a mí mismo como un perdedor, un hombre sin principios, sin moral, un asesino.
¿Debería darte la razón? Bueno, quizás no estés totalmente equivocado. De hecho, tengo la reputación de ser uno de los mejores. Con los años mis habilidades se han perfeccionado. Incluso podría decirse que soy un maestro. No un gran maestro, pero sí alguien que sabe lo que se trae entre manos, con experiencia, alguien en quien poder confiar. El secreto de mi éxito, si puede decirse así, es que no soy codicioso o sádico. Mi precio es más que razonable y me limito a matar. No soy como esos subnormales que disfrutan torturando a la víctima antes de acabar con ellos. Ya que es de mi incumbencia digamos que yo golpeo de una manera diferente, metódica, precisa y limpia. Podría decirse incluso que amorosa. Trabajo en el silencio de la noche, con serenidad. Si no es eso amor, ¿qué lo es? Él o ella mueren en medio del sueño, sin tiempo material para hacer pregunta alguna o lamentarse, pensando en su amante o en la inutilidad de sus ruinosas vidas. Intervengo como la mano del Divino Hacedor y los envío a la paz eterna.
¿Qué me llevó a este negocio? Oye, parece que te estás empezando a poner nervioso. ¿Te sonrojas? No lo esperabas, ¿verdad? Al ver a este viejo, pensaste que podrías hacer algo de tarea social, lo cual nunca hace daño. ¿Y qué has descubierto? Dime lo que has descubierto. No puedo oírte. Más alto. Estás descubriendo que tengo cara de gilipollas, pero que mi corazón es de piedra. Así que ya ves que las apariencias pueden ser engañosas. Rasca la superficie y quizás veas cómo el monstruo emerge ante ti como una droga."

Umar Timol
El monólogo del asesino




"La amistad amorosa es una mentira que nos envuelve en llamas."

Umar Timol




"La arrogancia es un mal menos dañino que el complejo de inferioridad."

Umar Timol




"La belleza es una combinación de azar y suerte."

Umar Timol



"La depresión en momentos de lucidez es el estado natural del hombre. Son los psiquiatras los perturbados."

Umar Timol



"La depresión es el voto de castidad de los sentidos."

Umar Timol



"La más bella verdad del suicidio es hacer inevitable lo inmediato."

Umar Timol




"La pasión por la vida es tan necesaria como la muerte."

Umar Timol


"Nos encanta todo tipo de géneros musicales, pero debemos cuidar especialmente las alabanzas."

Umar Timol



"Para la estulticia congénita del cerebro se recomienda la donación."

Umar Timol




"Soy un cliché.
Un cliché extravagante que vive aquí desde hace casi una treintena de años, escuchando con la precisión de un reloj las mismas preguntas y haciendo los mismos comentarios. ¿Así que vienes de allí? ¿Por qué vives aquí si tu isla es tan maravillosa? Acabo de soñar con ir allí y relajarme bajo los rayos del sol tropical, permítame que le diga, señora, que usted tiene el encanto y la amabilidad de la gente de allá. Agradable y encantadora. Yo soy extranjero, vengo de otro lugar, pero soy mucho menos diferente de lo que puedas imaginar y perezco en medio de las mismas heces que supuran tus abortados sueños. Luego estarían las víctimas-clichés, por lo general tras unas cuantas copas de licor, de mirada avergonzada, tez grana, sin tener conciencia plena de lo que están elucubrando, o quizás sea esa la manera de dejar que emerja aquello que realmente estamos cavilando. Eso sí, allí, con las palmas de coco, los indígenas deben ser plenamente dichosos, ocupados en fiestas. Es la legendaria isla de la pereza, del clima indolente que te impele a descansar, dormir y soñar, aunque, gracia a Dios, logramos civilizarlos. Encantadora y agradable. Guardo silencio, porque hace mucho tiempo que sólo rozo la superficie de las personas y de las cosas y para mí carece de importancia todo lo que digas o pienses.
No me importa lo más mínimo.
Soy un cliché, porque pertenezco a la clase media inferior. Vivo en un pequeño apartamento de mala muerte en las afueras de la ciudad. No hay necesidad de describirlo. Sólo tienes que saber que se respira el hedor de la mediocridad. No soy rica ni pobre, ni bella ni fea, ni inteligente ni estúpida. No soy nada.
Pero nadie querría decir eso. Vivimos en una era positiva. Hay que ser positivo. El mundo está en mal estado. Tenemos suficientes bombas para hacer expedito el camino hasta el infierno, pero debemos ser positivos. Soy positivo. Estoy seguro.
Soy un cliché. Porque soy una mujer vieja y se espera que la anciana sepa cómo comportarse en sociedad. Necesitas velar por ti misma. Por ejemplo, no puedes estar muerta de miedo ante la ominosa perspectiva de la muerte. No puedes decir que no tienes ningún deseo de jugar con tus nietos. De todos modos, yo no tengo ninguno. Encoges y te vuelves prescindible, como un orinal. Perdón por mi mala educación. Digamos que como un florero del que nos gustaría deshacernos pero no podemos por nostalgia. Allá en mi isla nos gustan las personas mayores, sobre todo cuando tienen suficiente tierra para alimentar a varias generaciones de herederos. En los países civilizados enviamos a los ancianos a lo que modestamente se llama una casa de retiro: extraño pudor cuando todos sabemos que pasan sus días entre heces y orines."

Umar Timol
Diario de una loca








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