Amos Tutuola

"He sido un bebedor de vino de palma desde que tenía diez años. No he hecho otra cosa en mi vida que beber vino de palma. En aquellos tiempos el único dinero que conocíamos eran los caracoles, así que todo era muy barato y mi padre era el hombre más rico del pueblo. Mi padre tenía ocho hijos y yo era el mayor. Todos los otros trabajaban muy duro, pero yo era un maestro bebiendo vino de palma. Bebía vino desde por la mañana hasta por la noche y desde por la noche hasta por la mañana. Ya en aquellos tiempos no podía beber agua corriente, sino vino."

Amos Tutuola
El bebedor de vino de palma



"Inmediatamente que entré en ella por todas partes sonó una alarma, y era terrible oírla y quedarse allí, porque sonaba como si los enemigos se acercaran a un pueblo. Entonces me paré de repente detrás de un árbol porque los ruidos de estas alarmas eran extraños y demasiado terribles para mí. Me sorprendió que inmediatamente que paré, todas las alarmas dejaron de sonar en seguida, pero allí vi a una fantasma muy joven que estaba escondida debajo de un pequeño arbusto que cubría el pie del árbol. Salió corriendo inesperadamente y entonces la vi claramente y vi que era tan fea que no podía vivir en ningún pueblo de fantasmas y solamente podía esconderse en la maleza día y noche por su feo aspecto. Pero su feo aspecto me resultaba tan curioso que la perseguí mientras ella corría para ver su fealdad claramente a mi satisfacción, porque yo nunca había visto un ser tan feo como este desde que nací y desde que entré en la «Maleza de los Fantasmas».
Otra vez, en el mismo momento que dejé el sitio donde estaba detrás del árbol, las alarmas empezaron a sonar según por donde perseguía a la fantasma fea y yo no podía parar en un sitio para que las alarmas parasen porque mi intención era solamente ver la fealdad de esta fantasma fea claramente, pero mientras ella corría para que yo no viese su fealdad se reía muy fuerte de su fealdad y yo también me reía muy fuerte de su fealdad. Mientras la perseguía de acá para allá para mirar su fealdad, esta maleza hacía sonar varias alarmas terribles y esto indicaba a los fantasmas que me perseguían para matarme por dónde corría yo y cómo de lejos estaba en la maleza. Esta joven fantasma era tan fea que si se escondía debajo de un arbusto y miraba su feo cuerpo estallaba de repente en grandes risas que duraban más de una hora y esto hacía que descubrieran el sitio donde se escondía y tenía que dejarlo. No podía vivir con ningún fantasma ni otra clase de seres por su feo aspecto. Mientras yo la perseguía furiosamente de acá para allá durante mucho tiempo, pues los fantasmas que me perseguían para matarme se acercaban más, porque estas alarmas sonaban repetidamente y les indicaban lo que yo estaba haciendo."

Amos Tutuola
Mi vida en la maleza de los fantasmas
























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