Andréi Voznesenski

Cabina telefónica

Alguien está perdido en Moscú y no para
De hacer sonar mi teléfono.
Quienquiera que sea, escucha y luego cuelga.
Tono de marcado.

¿Qué es lo que desea? ¿Una fanega de rimas o algo así?
¿Un autógrafo? ¿Un hueso?
¿Hola? 
Tono de marcado.

El número de suerte de alguien, por todo lo que se,
Es el mismo que poseo, de suerte pésima.
¡Hola!
Tono de marcado.

O talvez es un ángel llamando a congregarse
Para invitarme al trono de Dios.
Caramba, me desconectaron.
Tono de marcado.

¿O es mi vieja conciencia, mi poder de elección
Al que cada vez más soy
Un extraño, y el que ya no reconoce mi voz?
Tono de marcado.

¿Estás de pie allá en alguna estación del metro, tieso
Y sin sombrero entre el frío,
Con tu dedo atascado en el disco como si estuviera
Entre una argolla de oro?

¿Y allí, afuera de la cabina, una desesperada multitud está
Tintineando sus monedas contra el vidrio, frotando sus manos,
Como personas que han esperado largo rato en una fila 
Para ser acompasadas por orquestas nupciales?

Te escucho respirar y soplar en alguna remota
Boquilla, y mientras exhalas
Las solapas de mi saco
Aletean como gallardetes en un vendaval.

Las comunicaciones del planeta están rotas.
Estoy cansado de decir hola.
Mis preguntas también debieran ser no dichas.
Entre el vacío mis respuestas van.

Lanzadas juntas, juntas.
Contigo, contigo desconocido.
Hola. Hola. Hola allí.
Tono de marcado. Tono de marcado.

Andréi Voznesenski



La nariz

La nariz crece durante toda la vida de uno
(de fuentes científicas)

Ayer me dijo mi doctor:
"Usted puede ser muy diestro, sin embargo
Su hocico está helado."
Así que no salgas al frío,
Nariz!

En mi, en ti, en los monjes capuchinos,
De acuerdo a reconocidas leyes médicas
Implacables como relojes, sin pausa
Triunfalmente crecen las narices.

Durante la noche crecen ellas
En cada ciudadano, alto o bajo,
En porteros, ministros, ricos y pobres,
Currucuteando sin parar como búhos,
Heladas y fuera de forma,
Brutalmente golpeadas por un boxeador
O suciamente aplastadas por una puerta,
Y aquellas de nuestras féminas vecinas
Como brocas son astutamente atornilladas
En más de un cerrojo.

Gogol esa mística alma inquieta,
Intuitivamente percibió su rol.

Mi buen amigo Buggins se embriagó: en su sueño
Parecía que, como aguja de iglesia
Rompiendo a través de lavabos y candelabros,
Perforando y despertando llamativos cielorrasos,
Empalando cada piso como
Recibos en un suncho,

Más arriba y más arriba

  ascendía
  su nariz.
"¿Qué significaría eso?" se preguntó a la siguiente mañana.
"Una advertencia," dije yo, "de un día nefasto: parece
Como si fueran a llamarte a cuentas."
El 30 el pobre Buggins fue capturado y hecho preso.

Por qué, O Creador de las Narices, por qué
Nuestras narices se prolongan, y nuestras vidas se acortan,
¿Por qué durante la noche estas protuberancias carnosas,
como vampiros o bombas de succión,
Nos drenan hasta la resequedad?

Reportan que los Esquimales,
Besan con su nariz.
Entre nosotros eso no ha sido comprendido.

Andréi Voznesenski


Naturaleza Muerta

Ahora, con tus palmas sobre mis paletillas,
Abracémonos:
Deja que sólo exista el aliento de tus labios en mi rostro,
Sólo, a nuestras espaldas, el zambullir de oleadas.

Nuestras espaldas, que como dos conchas brillan a la luz de luna,
Atrás de nosotros están cerradas;
Aquí yacemos acurrucados, oyendo frente a frente,
Como un doble signo o como una fórmula gemela de la vida.

En el viento necio del mundo entero
Nuestros hombros de la intemperie nos escudan
La calma que ahora juntos alcanzamos,
Como una llama asida entre ambas manos.

¿Tiene cada célula un alma dentro de ella?
Si es así, abre de golpe todas tus pequeñas puertas,
Y todas tus almas aletearán como el jilguero
En las jaulas de mis poros.

Nada oculto está que no haya de ser conocido.
Ni aun por la tormenta de befas nos veremos
Separados de este abrazo, y abandonados
Como conchas mudas olvidadizas del mar.

Entre tanto, Oh carga de molestia y tensión,
Yaz sobre las conchas de nuestras espaldas en un gran montón:
Lo que no hará más que prensarnos aún más, uno con otro.

Estamos dormidos.

Andréi Voznesenski




No olvides

En alguna parte un hombre se pone sus cortos,
su camisilla azul de listas,
sus jeans;
un hombre se pone
su chaqueta en la que hay un botón
que dice COUNTRY FIRST,
y sobre su chaqueta, su sobretodo.
Sobre su sobretodo,
tras desempolvarlo, se pone su automóvil,
y sobre éste se pone su garaje
(apenas justo para su carro),
sobre éste el patio de su apartamento,
y luego se asegura él mismo contra el muro del patio.
Entonces se pone a su esposa,
y después de ésta la próxima,
y luego la próxima,
y sobre esa se pone su subdivisión
y sobre esa su condado
y como un caballero se abrocha
las fronteras de su país;
y con su testa oscilando,
se coloca el globo completo.

Entonces viste el negro cosmos
y se abotona con las estrellas.
Cuelga la vía láctea sobre un hombro,
y tras ésta algún secreto más allá.

Mira en rededor:
De súbito
en la vecindad de la constelación de Libra
recuerda que olvidó su reloj.
Su tic-tac debe estar sonando en algún sitio
(Por si solo)
El hombre se quita los países,
el mar,
los océanos,
el automóvil, y el sobretodo.
Él no es nada sin el Tiempo.

Desnudo permanece en su balcón
y grita a los transeúntes:
“Por amor de Dios, no olviden su reloj!

Andréi Voznesenski



Nostalgia por el presente

No conozco sobre el resto de ustedes,
pero yo siento la más cruel
nostalgia –no por el pasado-
sino nostalgia por el presente.

Una novicia anhela acercarse al Señor
pero sólo su Superiora puede permitírselo.
Yo ruego ser unido, sin intermediario,
al presente.

Es como si yo hubiera cometido algún error,
Ni siquiera yo- sino otros.
Me tumbo sobre un campo y siento
nostalgia por la tierra viviente.

Nadie nunca puede arrancarte,
y aun cuando te abrazo de nuevo
me siento agobiado por un dolor terrible
como si estuvieran despojándome de ti.

Cuando escucho las crueles invectivas
de un amigo que ha dado un paso errado,
no indago por lo que aparenta,
me acongoja lo que es en realidad.

Una ventana abierta sobre un jardín
no redimirá la soledad.
No anhelo el arte – me sofoca
mi pasión por la realidad.

Y cuando la mafia se ríe en mi cara
idiotamente, digo:
“Todos los idiotas están en el pasado. El presente
clama por una más plena comprensión.”

Agua negra brota de la válvula,
Agua salobre, agua mohosa,
agua oxidada brota de la válvula –esperaré 
que el agua verdadera salga.

Lo que sea es pasado es pasado. Mucho mejor.
Pero como en un misterio mordisqueo nostalgia en él,
por el presente inaplazable
              Y yo nunca lo aprehenderé.

Andréi Voznesenski



Saga

Me despertarás al alba
Y descalzo me llevarás hasta la puerta;
tú no me olvidarás cuando me vaya,
tú nunca me verás de nuevo.

Señor, pienso en escudarte
Del viento frío de la puerta abierta:
Yo no te olvidaré cuando me vaya,           
Ya nunca te veré de nuevo.

La vieja marina, el Negocio de Trueque
No los olvidaré cuando me vaya,
No veré de nuevo a Leningrado,
Sus aguas entre la aurora tiritando.

De enjutas cerezas mientras brunas 
Tornan entre el viento, lágrimas frías escanciemos:
Es de mal agüero dar vuelta siempre,
Ya nunca te veré de nuevo.

Y si lo que Hafiz dice es cierto
y regresamos a la tierra una vez más,
nos extrañaremos uno al otro si ello es cierto;
Ya nunca te veré de nuevo.

Entonces cuando ambos nos hayamos ido 
nuestras riñas se desvanecerán en nada,
Y cuando un día nuestras dos vidas se rebelen
Contra aquel vacío hacia el cual son atraídas.

Dos estúpidas frases se alzan para oscilar 
En el colmo del desatino desde el suelo mundano 
Yo no te olvidaré cuando me haya ido,
Ya nunca te veré de nuevo.

Andréi Voznesenski



Yo soy Goya

Yo soy Goya
del campo yermo, excavado por el pico de escoplo del enemigo
hasta que los cráteres de mis ojos se abran
Estoy triste

Soy la lengua
de la guerra, las ascuas de ciudades,
sobre la nieve del año 1941
Estoy hambriento
Soy el gaznate
de una mujer colgada cuyo cuerpo como una campana
oscilaba sobre una plaza desierta
Yo soy Goya

¡Oh uvas de la ira!
¡He lanzado hacia el oeste las cenizas del visitante no invitado!

y como clavos martillé estrellas entre el memorioso firmamento
Yo soy Goya.

Andréi Voznesenski
























No hay comentarios: