Arantxa Urretabizkaia

"Cuando llega el autobús, todo su disimulo resulta inútil, pues necesita el dinero justo para el billete, según le hace saber el conductor casi a gritos. L tarda en encontrar las monedas y, nada más pagar, se encuentra con la mirada de la chica. Siente la cara roja, el corazón en la garganta. Tres paradas más adelante se bajan las dos amigas y se separan allí mismo, antes de que el autobús reanude su marcha. La chica se queda en la misma parada, al parecer a la espera de otro autobús, sola. L no se mueve. Le parece que no está preparada para hablar con la chica, que si se apresura demasiado puede estropearlo todo. La desazón se apodera de ella cuando el autobús echa a andar de nuevo, como si abandonara a la chica en medio del desierto.
No la he perdido, se obliga a repetir un par de veces. Se suelta el pelo recogido en la nuca, sin pensar en lo que hace. Para cuando el flequillo vuelve a su sitio, tiene los ojos al borde del llanto. Pensando que el pelo no la oculta lo suficiente, se pone las gafas de sol y bajo ellas derrama algunas lágrimas, gruesas y templadas.
Se baja en la siguiente parada y, aunque su primera intención era dirigirse a donde la monitora a pie, para un taxi: los zapatos le han llenado de rozaduras los pies. Faltan cinco minutos para las seis cuando llega a la puerta de la escuela y, a toda prisa, se estira el pelo como lo tenía antes. Así es como se dirige al despacho, y de allí al gimnasio. No cojea, pero ya ha maldecido los zapatos nuevos más de una vez.
La monitora oye contenta la andanada de flores que le lanza deprisa L, sin mostrar asombro, como si estuviera acostumbrada a recibir elogios desde siempre. Está dispuesta, cómo no, a exponer su trabajo en televisión. Sólo le pone una condición, el permiso de los padres, y L le promete que al día siguiente dejará en el despacho las cartas para los padres de las chicas que hacen gimnasia. Cuando le pregunta quiénes son los mejores alumnos, da sin dudar cinco o seis nombres; entre ellos, el de la chica. Apunta nombres y apellidos en el cuaderno negro, y después se marcha.
La monitora ha mordido el anzuelo, eso es lo que le importa, ha acertado de pleno. Se le figura que, a pesar de las heridas, merece la pena ver el mundo desde más arriba. Le queda una hora para prepararse para la cena y, a pesar de que los talones le queman, sabe que se pondrá los zapatos de tacón."

Arantxa Urretabizkaia
El cuaderno rojo



“El bilingüismo no es excepción en el mundo, sino regla.”

Arantxa Urretabizkaia



"La vejez que me gustaría vivir es una mezcla de la vejez de las tres protagonistas, en dosis distintas. En todo caso, puede que la ficción me haya ayudado a aclarar las ideas, porque la forma tradicional de envejecer prácticamente ha desaparecido, y todavía no hemos inventado una nueva."

Arantxa Urretabizkaia



San Pedro Bezperaren Ondokoak

Nik maite dudan jendeak
nik baino gutiago maite nau.
Nik maite dudan jendea
ez zait inoiz,
arratsalde euritsu batez,
lantokira aterki batekin etorri,
busti ez nadin,
ez da nik esan dudanez gogoratzen
ez nau gauza mirakulos bat bezala begiratzen
ez du nigan itsuki sinesten
ez du ene beharrik sentitzen.
Horregatik,
horrexegatik,
zu,
aterkia eskuan,
portalaren alboan,
beste seinalerik gabe,
ezagutuko zaitut,
hainbat aldiz,
zaparrada baten harian,
aterkia eskuan,
norengana jo ez zenekizularik,
zeure besoaren eta aterkiaren
tristeziaz
negar egiten zenuen
hori.
Eta erakutsiko dizut
neure besoen epela
neure soinen zorrotza
izarren isila
anemonen apala
La Séoubeko goizen sekretua
artaldetik urrun dabilen bakartiaren
oihua.
Eta zuk,
aterkiaren gauaren pean,
euriaren azpian ezkutatutako xoko samurra,
lagunen arteko marmario amankomuna,
zakurren laztanen biguna
etorkizunaren esperantza bildurgabea
bi izatearen zoriona
irakatsiko didazu.
Eta ni izango naiz leiho irekia
eta zu gaua,
aterki beltz,
haundi,
herdoiltu baten pean.

Arantxa Urretabizkaia



Zazpi

Zintzelaz landuko dut zure ahoa
irripar hori puskatu arte
masaileko kabi intsultante horien
soinua agortu bitartean
madarikatua zure zorionak
nere magalean uzten duen kolorea
odol piska bat, faborez
besoak berotuko badira
kristalezko bola zuri bat
estomaguan bueltaka
malkoak alperrik galtzen
beltzegia naizelako
kopetan tximeleta lehertua
harramaskaz maitatua
eta haizearen pausoen ritmoa
nerekin lurperatzen bazara
zulo bat instalatu desaket
arbolabakoitzaren gainean
gauero lan egiteak lotsa ematen badit
soinu konstruitu desaket
nere isenaren ordez
hotzak nahi badu
deitzen ez banauzu
ez dadila inor etorri
umeen ahotsa entzuten den bitartean
lokatzik ez, umeen usaina galdu bitartean
egurra eta goroldioa
kometak eta champagnea
ez gara sekula ausartuko
gabardina zurien ikurraren atzetik
malkoz itoko ditut
zure ileen kiskur guztiak
bularrean hain ile gutxi duzulako
lepoaren aldean itzal bat
eta gero besterik ez
hainbeste urte gerran
eta gero begoa besterik ez.


Siete

Trabajaré tu boca con un cincel
hasta romper esa sonrisa
hasta agotar el sonido
de esos hoyuelos insultantes
maldito el color
que tu felicidad deja en mi regazo
un poco de sangre, por favor
para que mis brazos entren en calor
una blanca bola de cristal
dando vueltas en el estómago
mientras las lágrimas se estropean
porque soy demasiado oscura
una mariposa reventada en la frente,
amada a arañazos
y el ritmo de los pasos del aire
si te entierras conmigo
puedo instalar un agujero
sobre cada árbol
si no me avergüenzo de trabajar cada noche
puedo construir un sonido
que sustituya a mi nombre
con permiso del frío
si no me llamas
que no venga nadie
mientras se escuchen las voces de los niños,
madera y musgo
cometas y champagne
nunca nos atreveremos
a seguir la bandera de gabardinas blancas
ahogaré con lágrimas
cada rizo de tu pelo
porque tienes tan poco bello en el pecho
una sombra junto al cuello
y nada más
tantos años de guerra
y sólo nos queda el vuelo.

Arantxa Urretabizkaia






















No hay comentarios: