Barry Unsworth

"Cuando la bailarina Nesrin se hizo famosa en todas las cortes de Europa, muchas fueron las historias que se contaron acerca de los rubíes que brillaban en su ombligo mientras bailaba. Algunos decían que habían sido robados por su amante, condenado por ello a la hoguera por decreto del rey Roger de Sicilia. Otros aseguraban que había sido el fruto de un soborno de Conrad Hohenstaufen en relación a un complot para matar al propio monarca. La trama había fracasado, pero el rubí fue el premio por ayudar a Conrad a dar muerte a su enemigo. A medida que pasaba el tiempo, las historias iban más allá y se volvían más intrépidas en su desenlace. La joya era un regalo del califa de Bagdad, enviada por secreto al gran Khan de los mongoles con promesas de riqueza, si aquella bailarina exhibía su arte ante él y compartía su lecho. Y, por supuesto, hubo quien dijo que Nesrin era una mujer casquivana y el rubí fue su recompensa por pactar con el Diablo. Los trovadores compusieron canciones sobre la joya; algunas felices, otras tristes, la mayor parte confusas. Nadie, ni príncipe ni campesino, dijo nunca la verdad. Yo soy el único que sabe toda la historia: Thurstan."

Barry Unsworth
El rubí en el ombligo



"Mi primera experiencia con la muerte fue en un domingo por la mañana, durante un paseo en el país. Sobrevino en forma de un conejo enfermo. Yo tenía sólo cinco años, es uno de mis primeros recuerdos. Mi hermano, Monty, estaba con nosotros, él es tres años mayor que yo. Estábamos de paseo por el campo con nuestro padre. Fue en Surrey, donde vivíamos entonces-sucedió dos años después de venir a vivir aquí, a esta casa. Estábamos caminando por un sendero, no muy ancho, de color arcilla. Supongo que no había llovido durante mucho tiempo. Era en campo abierto, cubierto de brezos. He calculado que era domingo, porque normalmente disfrutábamos de ese asueto el último día de la semana, si el tiempo era lo suficientemente bueno, mientras mi madre, sin ayuda alguna, preparaba nuestro merecido almuerzo.
No sé si decir que fuimos nosotros quienes topamos con el conejo o viceversa -venía en la dirección opuesta- ya que saltó lentamente hacia nosotros a lo largo de la orilla del camino, sin parecer inhabilitado en sus facultades, no al principio al menos, aunque sus movimientos eran más pausados de lo que cabría esperar. Cuando estábamos bastante cerca, se detuvo, y vi un bulto pegajoso en sus ojos e imaginé que algo no marchaba bien. Su cabeza era demasiado grande. En el último momento, cuando estábamos casi sobre él, le sobrevino el pánico y se esforzó por huir de nosotros, dejando el camino expedito en un espacio de alrededor de tres metros. Entonces se detuvo de nuevo. Vi ahora que el conejo temblaba. Miré la cara de mi padre, pero no había ninguna expresión en su rostro. Ante nosotros, una cabeza hinchada y ojos supurantes. Entonces mi padre, sin decir palabra, salió del camino, se acercó al conejo, levantó la rodilla derecha y golpeó de frente con fuerza al animal, que se sumió al momento en la oscuridad sin retorno. Luego se limpió a fondo con rapidez su zapato en la hierba."

Barry Unsworth
Losing Nelson



"Mientras escribía empece a notar fuertemente que habían analogías inevitables. Realmente tu no podías vivir en los años 80 sin sentir las groserías de algunas doctrinas económicas. El comercio de esclavos era el modelo perfecto para retratar esa entrega total al afán de lucro sin contar las consecuencias humanas."

Barry Unsworth




"No ha sucedido demasiado desde que Blemish ofreciera un contrato para cambiar la situación de los Verdes. El agujero en la pared se mantuvo y las tejas se cubrieron sin reparación alguna. Un camión venía con sacos de cemento y a continuación con una carga de arena. Todo fue depositado en un montón antiestético justo delante de la casas. El conductor estaba de muy mal humor porque había sido obligado a pasar algún tiempo limpiando piezas de la pared Checchhetti que le impedían el paso.
Aparte de esto, nada. Los Verdes mantenían a raya la ansiedad por hacer planes. Habían disfrutado siempre del hecho de planificar conjuntamente sus futuras acciones, creando el ambiente de una cariñosa e inocente conspiración en torno a las cosas que querrían hacer en un futuro. Era una especie de juego convincente con el tiempo irreductible. Esperar hasta que la casa fuera terminada antes de pensar en colgar cualquier apetecible lienzo de Verrocchio era una idea inteligente."

Barry Unsworth
After Hannibal



"Yo no creo que ha sido tanto una elección como una especie de proceso gradual determinado por los accidentes de las circunstancias. Pasé la mayor parte de los años 60, cuando yo estaba empezando a tratar de escribir novelas, viviendo y trabajando en Grecia y Turquía. Estos son países en los que el pasado es sometido al presente todos los días, y recuerdo haber quedado impresionado por la maravillosa y constante sensación de continuidad y conexión, los recordatorios que esperan por ti a cada paso."

Barry Unsworth


















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