Elena Cánovas

"El teatro es muy bueno para ellas, pero es muy bueno para la sociedad libre, porqué, en primer lugar, las cárceles forman parte de la sociedad, y de las cárceles no se acuerda nadie hasta que no tiene alguien conocido o algún familiar que está dentro, y entonces saltan las alarmas. Sabes que se llamaba vulgarmente el talego, y, ¿qué es un talego? Un trozo de tela que se cierra y ya está. Pero las cárceles no se deben cerrar y ya está. Las cárceles forman parte de la sociedad y las personas que están allí tienen que volver reinsertadas y para eso hace falta que estén en buenas condiciones y darles todo aquello que la sociedad, en su época de crecimiento y desarrollo personal no les ha dado, porque allí la mayor parte de ellas no tienen la formación que hemos tenido los demás, ni las familias normales que hemos tenidos los demás. Lo que conviene a la sociedad es que salgan verdaderamente rehabilitadas y se conviertan en personas razonables, con una formación, un trabajo y seguramente así ya no tendrán esa idea de delinquir."

Elena Cánovas



"En la cárcel las presas redimían penas por el trabajo, y también conseguí que se redimieran penas con esta actividad. Es el momento en el que empezamos a trabajar en serio."

Elena Cánovas


 "Nosotras siempre hemos aspirado a ser una compañía totalmente normal, lo único que ensayamos en la prisión. Es cierto que no son actrices de la escuela de arte dramático, y tendrán unas cosas, tendrán un atraso en su formación, pero lo suplen con otras, con su espontaneidad y con la frescura que tienen al actuar. Estas chicas no tienen tics ni nada de eso. Y cuando escarbas, algunas, como digo yo, son diamantes sin pulir, pero cuando pules, te llevas una gran sorpresa porque son grandes actrices. A mí con alguna de ellas se me cae la baba cuando las veo en el escenario."

Elena Cánovas




"Nosotras tenemos que ser un grupo cañero, tiene que ser así, y feminista, lógicamente. Todos los valores, toda la crítica al machismo a actitudes machistas, todo eso está en nuestras obras. Lo que pasa es que recurrimos al humor, porque se pueden decir las cosas con humor y son más divertidas, más agradables y entran mejor."

Elena Cánovas



"Para mí fue un poco terrible porque yo esperaba que las cárceles estuvieran mejor. Yeserías era una cárcel fría, muy desarrapada con muy poca calidez. La droga hacía estragos por aquellos años, eran chicas jóvenes que tenían la salud deshecha, entraban con síndrome, era un poco dantesco aquello, la verdad. Yo recuerdo que cuando decían esa frase de “que me chino”, significaba “que me corto las venas”. No tenían ningún sentido por la vida, ni nada. Y luego estaba el sistema, que era muy rígido, había que mantener la distancia con las internas y la norma estaba por encima de cualquier otra consideración. Y en ese ambiente y en esa situación yo me sentía muy mal, llegué a pensar en dejarlo, pero claro, me había costado mucho aprobar la oposición, tenía dos niñas, estaba separada.

Y decidí hacer lo que realmente me gustaba, como una huida, y es cuando ingresé en la escuela superior de arte dramático. Compaginaba el trabajo con la escuela."

Elena Cánovas



"Yo creo que cerca de mil mujeres han pasado por la compañía. No me atrevo a decirte una cifra exacta, pero alrededor de mil mujeres. La cifra, desde luego es apabullante. Piensa que entran y salen bastante. El grupo tiene cerca de 20 mujeres, cuando alcanzan la libertad se van y se van sustituyendo. Ahora hacemos un montaje al año pero ha habido años en los que hacíamos dos montajes al año, giras… así que había mucho movimiento de mujeres. Y que son muchos años, empezamos en el 85, y eso son muchos años.

Yo he sido testigo, una testigo privilegiada de todo este proceso y ver cómo no vuelven, eso es lo primero. No son reincidentes, el teatro las sana, el teatro cura. A veces nos vemos, porque yo hago reuniones en casa y con algunas nos seguimos viendo. Y las más antiguas lo dicen: ‘Madre mía, fue nuestra tabla de salvación, Dios mío’. Y cuando hablan con las chicas jóvenes que están ahora mismo en la compañía, y éstas se quejan porque les exijo mucho… se lo dicen, aún sabéis el valor que tiene esto que estáis haciendo.

Por supuesto, claro que sí. El teatro es muy bueno para ellas, pero es muy bueno para la sociedad libre, porqué, en primer lugar, las cárceles forman parte de la sociedad, y de las cárceles no se acuerda nadie hasta que no tiene alguien conocido o algún familiar que está dentro, y entonces saltan las alarmas. Sabes que se llamaba vulgarmente el talego, y, ¿qué es un talego? Un trozo de tela que se cierra y ya está. Pero las cárceles no se deben cerrar y ya está. Las cárceles forman parte de la sociedad y las personas que están allí tienen que volver reinsertadas y para eso hace falta que estén en buenas condiciones y darles todo aquello que la sociedad, en su época de crecimiento y desarrollo personal no les ha dado, porque allí la mayor parte de ellas no tienen la formación que hemos tenido los demás, ni las familias normales que hemos tenidos los demás. Lo que conviene a la sociedad es que salgan verdaderamente rehabilitadas y se conviertan en personas razonables, con una formación, un trabajo y seguramente así ya no tendrán esa idea de delinquir."

Elena Cánovas



"Yo creo que se hubiera considerado que se desperdiciaba una funcionaria para hacer una tontería o un lujo. A los presos se les daba alimento, sanidad y que aprendiera un trabajo para valerse fuera, pero eso de hacer teatro no se consideraba formativo. Pero luego cambió el país, cambiaron los mandos, entró gente más progresista… y yo, que ya me había graduado, le propuse a la directora crear un taller de teatro dentro de la cárcel. Al principio me dijo “bueno, vamos a ver cómo te van a responder estas, porque lo mismo no vas a ningún lado”. Yo seguí con mi trabajo de funcionaria y en los ratos libres, porque hacíamos turnos de 24 horas y dormíamos en la cárcel, de modo que tenía algunos ratos libres, trabajaba con las presas."

Elena Cánovas
















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