Jüri Tuulik

"Ésta es una de esas historias que sería mejor no contar, pero así es la vida que se sucede con independencia de que hablemos de ella o guardemos silencio. Ni siquiera el corazón más ligero puede explicar las razones de un alma atribulada.
Sucedió durante el transcurso de la pesca del arenque. Fuimos al mar y los peces se pusieron tan cerca que pudimos llenar por completo los barriles. Le prometí a Villemi celebrar un pequeño picnic para festejarlo.
Todo estaba muy bien-pescado ahumado, la naturaleza alrededor-Una calurosa tarde de estío degustando el arenque que es un regalo para la humanidad entera. Pero el rostro de Villemi estaba realmente triste.
¿Qué te preocupa, amigo? Pregunté.
Todo lo que está a tu alrededor, contestó.
Todo lo que nos rodea es muy agradable en este mes de agosto.
Entusiasta, tomó un sorbo y suspiró haciendo girar entre sus dedos un trozo de arenque dorado y volvió a suspirar de nuevo.
Agosto es un mes realmente agradable, sin duda, pero lleno de secretos.
Depierta el alma y sus muchos misterios.
Me di cuenta, por supuesto, de que hablaba alegóricamente. Los primeros días Villemi recorría las aldeas entonando con voz dulce un Requiem."

Jüri Tuulik
Tellikaatne



"No podía conciliar el sueño. Tendría que ir al funeral y hablar de ello. Iría con una desconocida. Sabía muy poco acerca de su vida. Tendría que preguntarle el nombre de su marido-ahora que no sabía nada. Pero no tenía hijos ni nietos-¿Cuáles serían sus nombres? Sin embargo, yo tenía miedo de no poder hablar de ello. Tenía miedo de no poder ocultar la alegría.
El funeral. Expresas las condolencias con voz baja y temblorosa, tirar tres puñados de arena en el entierro, aunque mi corazón esté lleno de gratitud y dicha.
Ellos no saben nada, no se puede saber.
Me puse un abrigo y salí. La ciudad era tranquila. No tenía miedo de caminar hasta el caer de la tarde. A esa hora y en noviembre la playa carecía de alma. El agua, la sombra, la luna y el cielo estaban tan inertes que se parecían a mí y me recordaban la imagen vista de alguna pintura clásica. Tenía el inmenso deseo de tocar el agua con la mano. ¿Era arte o era la vida? Sobre el agua inmóvil comenzó a parpadear, desde algún lugar de las profundidades de la noche, el faro. Era la vida."

Jüri Tuulik
Räim, pisike kena kala
















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