Roger Vitrac

a André Breton

CUADRO PRIMERO

El fondo del escenario es un gran espejo. Diez personajes vestidos con blusas negras uniformes, se miran en él. Bruscamente se vuelven de cara al público, se llevan la mano derecha a los ojos como una visera, se toman el pulso mirando el reloj, se arrodillan, vuelven a levantarse y se van a sentar en las diez sillas colocadas en el proscenio. Una detonación hace añicos el espejo, descubriendo en una pared blanca la sombra de una mujer desnuda, que abarca toda la altura del teatro y va disminuyendo paulatinamente hasta alcanzar la estatura normal. Parece que la mujer haya escogido este momento para revelarse. Aparece entonces saliendo de la pared misma en forma de estatua de escayola. Se dirige al primero de los diez personajes, quien le da un par de guantes rojos que ella se pone en seguida. Pasa al segundo personaje que le da una barra de pintura con la que se maquilla los labios. El tercero le regala unas gafas negras. El cuarto una piel. El quinto una peluca azul. El sexto unas medias de seda blanca. El séptimo un manto de crespón con el que se hace una cola. El octavo un revólver. El noveno un niño. El décimo se desnuda y la persigue con un martillo.

CUADRO SEGUNDO

La escena representa un cuarto con el suelo cubierto de cascotes de escayola. Del jarro del palanganero brota un surtidor de líquido negro. Las sábanas de la cama moldean un bulto enorme. Suena un despertador. Se abre la puerta y asoma una cabeza de caballo. Se balance un momento y la cama se abre misteriosamente. Despide una densa humareda que oscurece momentáneamente el cuarto. Al disiparse, se ve una cabellera que cae del techo sobre un diamante de tamaño descomunal, aparecido encima de la cama. Un personaje cruza la escena restregándose las manos; se dirige hacia el armario de luna, deteniéndose allí un momento. Alza los brazos al cielo, abre la boca y luego se sienta ante una mesa. Toca una campanilla. Al momento, una mujer vestida con un traje de perlas le trae una bandeja para pintar su propia silueta en la luna del armario. Apenas ha concluido, cuando se abre el armario y se le echa en los brazos la mujer del traje de perlas. La derriba en una silla y le da un largo beso en la boca. Pero del armario abierto salen doce soldados y un oficial que apuntan contra ellos.

CUADRO TECERO

La escena representa un poema escrito:

Entre el amor y la ortografía

hay una pluma para pensar

en el grito.

La sangre recorre la plaza

hombre en pie con el verano.

Libertad libertad de las tierras

perdida. Qué bruto

calzado de terciopelo

punta del escalpo y de la reina

menos la tortuga con amor.

Firmado: Héctor de Jesús

Un proyector ilumina el poema, en el que se superponen sombras chinescas hechas con la mano. Son: un gato, una vieja, un jockey, un bilboquete, una raqueta, una máscara, una palmera, una botina y un corazón.

CUADRO CARTO

La escena representa una pieza de seda arrugada. Al subir el telón, se oyen ruidos de vasos rotos. Flotan unos vapores de colores diferentes. Un joven y una chica, él con traje de marino y ella con vestido de lana blanco, colocan un sillón en mitad del escenario. Se sienta un violinista y empieza a tocar una romanza popular. Apenas ha tocado los primeros compases, cuando se anima la pieza de seda con movimientos confusos. Suena la sirena de los bomberos y se rasga la tela dejando al descubierto pies, manos, cabezas y otras partes del cuerpo. Cruzan el escenario un hombre y una mujer, resguardados por un paraguas y seguidos por un perrito. El violinista, asustado, está ahora de pie sobre el sillón. Suenan aclamaciones; salud a derecha e izquierda y cae de espaldas en brazos del joven y la muchacha, que se lo llevan.

CUADRO QUINTO

El escenario está vacío. Un personaje con aspecto de pintor embadurna las paredes con manchas de colores. Mientras él trabaja, dos novios traen un banco de jardín y se instalan en él. El amante va en camisa, la amante está envuelta en una sábana. De repente, el amante hace la señal del círculo; el pintor lo mira y hunde la pared del fondo. Mete el brazo por el agujero abierto y saca un cable que va extendiendo. Parece que en la punta del cable hay un objeto ligero, pero se derrumba la pared y sale un buque que va avanzando hacia el escenario. Una lámpara eléctrica colocada en la proa hace señales de alarma.

CUADRO SEXTO

La escena representa una cocina. Una mujer vigila el hornillo. Entra un hombre vestido con un traje. Lleva la cara ensangrentada. La mujer le tiende un tazón de caldo. Se lo bebe de un trago y abre la ventana. Señala un punto de la calle. Se oyen unos sollozos y quejidos. Irrumpen unos niños que se arrojan a sus pies. Les da una palmada amistosa y los acompaña a la puerta. Aparece entonces la que es sin duda su madre, vestida con bata. Parece hablar con naturalidad. El hombre la contempla y la invita a mirar a la calle. Se abre la puerta del bufete y ruedan por el suelo varios centenares de naranjas. Los tres personajes pierden el equilibrio y caen.

CUADRO SÉPTIMO

La escena representa una estación. Delante hay un hombre con un cartel en el que está escrito el número 7.

CUADRO OCTAVO

La escena representa un despacho. Delante hay una mujer con un cartel en el que está escrito el número 8.

CUADRO NOVENO

La escena representa una chimenea. Delante hay un hombre con un cartel en el que está escrito el número 9.

CUADRO DÉCIMO

La escena representa un libro. Delante hay una mujer con un cartel en el que está escrito el número 10.

CUADRO UNDÉCIMO

La escena representa un cuadro. Delante hay un hombre con un cartel en el que está escrito el número 11.

CUADRO DUODÉCIMO

La escena representa una boca que hace simulacro de hablar.

Roger Vitrac
El Veneno (1924). Drama sin palabras



"Dos grandes esqueletos se invitaban y se torturaban boca contra boca en el vapor del café y de la noche."

Roger Vitrac



"La ruta de tus senos es el dique del sueño donde se ahogan los niños y las manos de los pájaros."

Roger Vitrac


"Los trenes se pierden en la cruz del océano."

Roger Vitrac




"Se trata de un vaso de cristal de Baccarat. Eso es al menos lo que mi madre repite cuando llega alguna visita. Un vaso único, que pertenece a un servicio único de una colección única, etc, etc… En una palabra: vale un dineral. Debería haber comenzado por aquí… Escúchame bien: tengo nueve años, y hasta hoy me he portado ejemplarmente. No he hecho nada de lo que se me ha prohibido. Mis padres no paran de proclamarlo a los cuatro vientos: “Es un niño modélico que nos da toda clase de satisfacciones, que merece todas las recompensas, y por el que de buen grado haríamos todos los sacrificios”. Pero eso no es todo. Mi madre añade que daría toda su sangre por mí. Hasta hoy he sido efectivamente un niño irreprochable: ni he hecho una catarata con la mano para mear… como mis amigos me han recomendado…
[...]
¿Que qué tengo? Tengo nueve años. Tengo un padre, una madre, una criada… Tengo un barco de guerra de juguete, con grandes velitas blancas, que cuando dispara dos cañonazos, siempre dos, regresa victoriosamente al puerto de partida. Tengo para mi uso particular un cepillo de dientes con el mango rojo. El de mi padre tiene el mango azul y el de mi madre blanco. Tengo un casco de bombero con todos los accesorios: la medalla de salvamento, el cinturón plateado y el hacha reglamentaria… Tengo hambre… Tengo la nariz intermedia: ni grande ni pequeña. Tengo unos ojos desvalidos, sin techo. Tengo las manos en los bolsillos, y no tengo ni oficio ni beneficio porque todavía soy muy pequeño…. ¡Ah! Tengo una libreta de ahorros en la que mi tía Manina ingresó cinco pesetas el día en que me bautizaron… Entre el precio de la libreta y la póliza oficial la cosa les salió por unas siete pesetas… Tuve el sarampión a los cuatro años, la escarlatina a los seis, y una operación de amígdalas a los ocho, y de todos estos contratiempos salí sano y salvo como una manzana. No he tenido ninguna otra enfermedad en toda mi vida. Tengo la vista muy fina y la mente muy despejada. Y gracias a todas estas buenas cualidades he visto cómo perpetrabas un acto reprobable y sin ningún motivo aparente. Mi familia te juzgará por ello."

Roger Vitrac
Víctor o los niños al poder














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