Tomas Venclova

Comentario

Lo primero, aunque cueste, es venerar la lengua;
humillada en los renglones de la prensa, en falsas necrológicas,
en sombrías alcobas asfixiantes, en delaciones, en el griterío del
mercado,
en las trincheras, en esquinas malolientes, en infames teatruchos,

en interrogatorios y en paredes de urinarios.
En edificios grises donde alambradas de acero custodiaban
un sinfín de escaleras, donde ya no es el hombre, sino el tiempo,
quien determina cuándo debe llegar el momento de la muerte;

deshilachada, ronca y torpe por el bullicio
y la rabia. Venerar, pues, la lengua,
exiliada en la tierra con nosotros, de manera
que incluso en ella encuentra su reflejo,

el verbo originario, engendrado en otros universos.
Nos fue dado para distinguirnos de la arcilla,
la palma y el tordo, y tal vez, por qué no, de los ángeles,
para entender mejor las cosas al nombrarlas.

Aquellos que esperan recuperar el espacio perdido
purificando la lengua han de tener muy en cuenta
que el fracaso les acecha en cada esquina. Porque sabido es
que las puertas se van alejando cuanto más te aproximas a ellas;

el don compensa la pérdida; lo construido
pronto será un montón de ruinas. Y jamás llegarás a un paraíso extranjero
–porque muchos son los paraísos–. Quien un día lo alcanza
borra sus propias huellas y no tarda en extraviar la llave.

Dicen que no eres más que un instrumento. Te dicta
una fuerza que, si pudieras ver, te dejaría ciego.
No es así, exactamente. Subes en sueños la escalera de Jacob,
a tientas, gastando fuerzas que no tienes, sin red que te proteja,

esperando que alguien te acoja –o no–, allá en lo alto. Tal vez
se ponga de tu lado, y él mismo ordene las palabras,
cambie una vocal, precise la sintaxis, el calificativo.
Pocas veces ocurre, pero puede ocurrir,

y entonces sientes que aquello que has creado está bien,
porque las letras fluyen por el folio como el légamo en el río,
y de pronto aparece el matorral, la ribera y la ciudad tras ella.
Y es mejor que no sepas quién lo leerá (si al final es leído).

Tomas Venclova



"Créome que el poeta ve cumplida su función hacia la gente sólo cuando ha caminado por senderos distintos de los demás y logrado, en ese mismo camino, ensanchar al menos un poco los confines de la lengua y de la reflexión."

Tomas Venclova



"Estas épocas son a veces de algún provecho para la poesía (lo que, obviamente, no por ello significa que sean deseables). Si tal época me ha sido de provecho, por supuesto, no es cosa que habré yo de determinar, pero ella condicionó el tono general del libro (tanto el de los versos originales como el de las traducciones), el cual es probablemente uniforme y obscuro; ahora bien, variarlo artificialmente no habría sido ético. Durante todo “el bajo e innoble decenio” (Auden) no he tenido verdadera esperanza de poder mantener, todavía en vida, un vínculo significativo con mi patria. Hoy esta esperanza existe y precisamente toma cuerpo poco a poco. Pese a todo, las fórmulas que generalizan la experiencia del decenio, acaso tengan un cierto valor, al menos como documento y cercano quizá no sólo a mí. Me alegro de que (aunque ciertamente no todos) algunos de mis libros y textos hayan, con todo, logrado llegar hasta Lituania y hasta algunos jóvenes poetas de allí."

Tomas Venclova
En el prefacio a su “Luz que se Espesa” 




Instrucción [1]

Apenas una hora de vuelo. El aduanero
deja pasar, apático: observa atentamente el pasaporte
–la única carta del juego que no tendrá fin–
y asiente con un gesto de su mano. Así es, en un año,
en un mes o un minuto pueden cambiar mucho las cosas:
es el riesgo, aunque mínimo. Las casitas de paredes rosadas
de los tiempos de Mayerling [2]. Es fiesta. En las ventanas
los mismos retratos exhibidos un año y otro. Banderas y consignas.
Es el mejor momento para venir a estos países: el gobierno no está
en la ciudad, cerraron los archivos, el guardia ya esta harto
de darle al botón; es probable que en las cárceles
queden sólo dos o tres subalternos, demasiado
imbuidos del deber. Hoy el piloto [3]
sobrevuela a sus anchas esa tierra más rica de uranio y de acero
que de trigo; hoy mismo aterriza en la ciudad a la que tú,
probablemente, jamás habrás de regresar. Es más audaz, sin duda.
Noviembre, oscuros bulevares, más allá de los pórticos algo se oculta,
innegablemente, como en sueños. Al final ese sueño se revive.
Un monte entre la niebla, pero no hay que subir hasta su cumbre.
Aquí parece único. Vastas llanuras se extienden hasta el Dniéper,
hasta el Ural y se prolongan hasta el Gobi. ¡Después del puente gira a la derecha!
Te acompañarán la soberbia de cristal ahumado, atenuadas linternas,
recintos de estilo Sezession y antiguas mezquitas. Muy pocos transeúntes.
Para ellos tú eres invisible. Hace días que llovizna.
Un valle, un gran valle, como el fondo de una irreal laguna.
Caracoles de piedra encima de las puertas; pulpos y ninfeas
en las cornisas; incluso el río, tan gris, es un molusco
sin valva.

No terminó y no terminará. Una mujercita frágil de aspecto rústico
vende flores. Le bastará que alguien le compre un clavel.
Ese alguien no anda lejos. Junto al monumento [4] están siempre aquellos
cuyo deber es confiscar las flores. Pero hoy es fiesta.
Ellos también tienen derecho a descansar. Treinta años atrás, por estas fechas,
en la plaza se reunieron (¿mil?, ¿dos mil?; tal vez ni siquiera cinco mil),
algunos con claveles en la mano, otros es muy probable que sin nada.
Lo que ocurrió está escrito en muchos libros.
Para poder leerlos, no había más remedio que abandonar la patria.

A veces se tropieza con piedras astilladas
en la costra mellada del granito, en la esquina gastada de un inmueble,
mas al cabo de tantos, tantos años, resulta difícil deambular sin guía.

Del hombre de la plaza, la verdad, poco sé:
“pegados los brazos a la coraza”, “caerán los muros de Jericó”,
“lejos, lejos”. Tal vez los versos más hermosos del mundo.
Masón y artillero. Cojo de rostro adusto.
Labguvá. Ostrołęka, Wola, Temesvár.
Más són las batallas perdidas que las ganadas.
Abrazó el islam y murió de fiebres en Alepo.

No pasa nadie. Deposita un clavel a sus pies,
que el mundo, como estrella, venza su gravedad y se incline ante él.
El continente se hunde en el valle, el valle en la brumas urbanas,
las brumas urbanas en la plaza, la plaza se entrega al monumento.
El clavel es el centro de todo, hecho únicamente de neutrones.
Y cuando pases de nuevo por allí, al cabo de dos horas,
permanecerá todavía encima de la piedra. O así parecerá.

Enajenado gesto. Lo has esperado durante treinta años.
Has cambiado de tierra, de destino, de amigos, pero lo has conseguido.
La gente, entonces, recogida en la plaza (no cupo todo el mundo)
esperó todo un siglo. Más aún: fueron ciento ocho años. ¡Qué podían hacer!
Estas tierras tan llanas, las estepas, la niebla, avezan a la espera.


[1] Se habla de un viaje a Budapest, desde Viena, durante la conmemoración, en 1986, del aniversario de la Revolución de Octubre (y de la revuelta húngara de los años treinta). Se cita al poeta polaco Cyprian Norwid (nota del autor).
[2] Mayerling es un lugar vinculado a la dinastía de los Habsburgo (nota del autor).
[3] Piloto: se refiere a la hazaña de Matthias Rust, que aterrizó con su avioneta en la Plaza Roja de Moscú (nota del autor).
[4] Se refiere al monumento al general Jósef Bem, que participó en la revolución húngara de 1848; junto a aquel monumento emprendieron la acción los revolucionarios de 1956 (nota del autor).

Tomas Venclova







"La familia Wat empleó parte de su tiempo estival en Jastarnia, un spa polaco en el mar Báltico, no lejos de Gdansk, luego estuvieron un tiempo en la ciudad de Danzig, en la que no se hablaba alemán, y que para Hitler fue toda una excusa para dar comienzo a la II Guerra Mundial. Decidieron regresar a Varsovia a fines de julio. Reinaba en la capital un humor tenso, aunque la mayoría de sus habitantes no había previsto el alcance de los acontecimientos futuros. El pacto Molotov-Ribbentrop del 23 de agosto había convertido aparentemente a la URSS en aliada de los nazis, pero nadie entre los conocidos de los Wat, algunos de ellos políticos polacos, estaba enterado de sus secretos protocolos que establecían una línea divisoria del Este de Europa entre las influencias de las esferas alemana y soviética y una nueva partición de Polonia.
Cuando cayeron las primeras bombas de la II Guerra Mundial, el día 1 de septiembre, resultaron paradójicamente un alivio: la larga espera había finalizado. Pero el pánico se propagó rápidamente. El 6 de septiembre el cuñado de Wat, Jerzy Gilewicz, le contó que estaba huyendo de la ciudad y que disponía de dos asientos extra en su coche. Aleksander destruyó parte de su biblioteca. Y Ola despedazó una de sus cartas por miedo a que pudiera caer en manos equivocadas. Cuando ellos se encaminaron a la casa de Gilewicz, las bombas de los nazis caían una y otra vez y la familia se vio obligada a tratar de hallar refugio en una iglesia. Dejaron Varsovia sin llevar consigo ninguna pertenencia, excepto algún abrigo de piel que más tarde intercambiaron por una módica cantidad de comida.
La jornada fue una pesadilla. El coche se dirigió hacia el sureste, a través de la carretera general hacia Lwow, considerado por aquel entonces un lugar seguro; pero los caminos eran horribles, el calor exhausto y el combustible escaso. Únicamente podían viajar por la noche, dado que por el día las bombas germanas se precipitaban continuamente desde el cielo. Miles de refugiados huían en la misma dirección, entre ellos Witkacy, que terminaría por suicidarse en un pueblo bielorruso el 18 de septiembre, tras recibir la infausta noticia de la llegada de los soviéticos desde el este, de modo que no había lugar adonde dirigirse.
La víspera de la invasión soviética, Wat fue accidentalmente separado de su familia. Los caóticos días que siguieron a la ocupación soviética los empleó en la ciudad ucraniana de Luck, distribuyendo cientos de tarjetas con su dirección en un desesperado intento de recabar información sobre su esposa e hijo. De esta forma, las nuevas autoridades tuvieron conocimiento de su identidad. Era persona non grata para los poderes fácticos que lo rodeaban: el propio gobierno polaco (víctima del desorden y exiliado en Rumanía) le consideraba subversivo; los nazis habrían acabado con él y su familia sin apenas bullicio alguno, si no por el hecho de ser comunistas, sí por ser judíos. Y el fatídico destino de sus amigos que habían emigrado a la Unión Soviética antes de la guerra constituía un aviso acerca de sus nulas oportunidades en el imperio de Stalin."

Tomas Venclova
Aleksander Wat: vida y arte de un iconoclasta




Nocturne de Lituania

I

agitada hasta el mar
el viento se precipita como jurando con los labios raskvashennyh
profundamente en las Potencias frías,
mediocre-re-
E-F-G-A-B a la extracción de la tubería de piedra.
No-princesa-no-sapo
agacharse,
y estrellas brillantes hryvnia estaño.
Y podobye personas
diferenciales en vidrio negro,
como una ducha slap.

II

¡Hola, Thomas. Que - mi
fantasma, tirar el cuerpo en algún lugar del hotel
allende los mares, remo
en contra de las nubes del norte, casa corriendo,
romper con el Nuevo Mundo,
y le molesta.

III

Por la tarde en Lituania.
De las iglesias vagar, enterrando comas
velas paréntesis palmas. Las yardas escalofríos
pollos Revuelven picos marchitas en pedregales.
Sobre rastrojos Samogitia
vientos de la nieve, como las moradas cenizas celestes.
Desde las puertas abiertas
huele a pescado. Malec medio desnuda
y la vieja en un pañuelo conducir la vaca en el establo.
Zapozdalyi judía
en el pavimento balagoloy ciudad en auge,
rasgando las riendas
y grita dashingly: «GERA!»

IV

Lo siento por la intrusión.
Toma la cuenta de la aparición de
Retorno de las cotizaciones en las filas del "Manifiesto":
rebabas casi,
ligeramente octava superior de vagar en la distancia.
Porque - no bautizados,
no se rompen en el puño de la gorra:
sgin antes, de estallar de la perca
petušinoe "pli".
Lo siento, que sin preguntar.
Pyatsya no teme el armario:
luego, cordones debido, Se está ampliando su gama de fragilidad.
Mstya, así como una piedra al anillo de barro,
ola en el Báltico
me zumbido, exactamente el monoplano –
Darío precisión y Gerenas,
pero no tan vulnerable.

V

Bajo Imperio,
en la provincia empobrecida.
Vbrod
quien cruzó el ejército abeto Niemen,
picos erizados, Kovno en la oscuridad toma.
cal se vuelve púrpura
casas de pisos, y parpadeos de adoquines, cómo
besugo Caught.
Top telón de un teatro local.
Y para que la calle lo más importante,
dividido en tres
sin residuos.
Proyectos de tirones franja
cortinas de tul. La estrella en el quinto pino
brilla: la tarjeta, que cayó en el traje.
Y cae en la oscuridad,
tambores de cristal, la mano de su boca.
No hay otro sitio a caer.

WE

A la medianoche cada discurso
adquiere guantes de cocina ciego.
De modo que incluso la "patria" al tacto - como Lady Godiva.
Los ángulos de banda
micrófono servicios especiales en el apartamento de la cantante
escribir rechinando colchón y ráfagas motivo
general de la canción sin palabras.
Aquí modestia panuet. follaje, Norov
elegir entre su cara y la parte inferior,
Angers linterna. cancelación de la bocina,
el mundo se encuentra actualmente proclaim, hormiga
accidentalmente llegado, arrastrando las palabras de código Morse
pulso, rascar de la pluma.

VII

Ahí es donde su
mejillas harinosidad, ojos sin dirección,
Lisp y duerme el color del cabello,
chorro de té sin brillo.
Ahí es donde toda la vida como una sentencia justa inestable,
en el camino hacia el punto.
Ahí es donde mi,
como una continuación de su ascendente, cáscara
en las gafas borrosa, disturbios turba
ivnâka, etc., los contornos de los mares,
Invertida sus páginas en busca del punto,
horizonte, destino.

VIII

nuestra escritura, Thomas! con mi, césped
predicado saliente! con su vida doméstica sombrío
siendo! duradero, alianza de tinta,
encaje, monograma,
un cruce entre un romano cartas cirílico: objetivos con los medios,
ambos ordenados Makrous!
nuestras impresiones! en hojas arrugadas de prima –
estas circunvoluciones sueltos total del cerebro! –
en los amantes de arcilla blanda, en niños sin nosotros.
O - sólo una contusión
en la mejilla del universo visión adolescente,
el intento en el ojo
Distancia desde la estimación de que si la taberna de Lituania
a personas, mnogooko pasado mirando,
como la inclinación de Mongolia para empalizada tierra,
para poner sus dedos en la boca - Esta herida Thomas –
y, sensación para el lenguaje, en la forma de un serafín
verbo hacia adelante.

IX

nos gusta;
nosotros, en efecto, Thomas, una cosa:
usted, humo dentro de la caja, I, mirando hacia afuera.
Somos el uno al otro de
fondo mutuo
piscinas de amalgama,
incapaz de brillar.
Torcido - contesto con ironía,
otzovus en nemotoy zevok, desgarrando la cavidad,
Derramaré en tres corrientes
stovattnoy de lágrimas sobre la cabeza.
Nosotros - convoy mutua,
que aparecen en Castor Pollux,
en el lenguaje común - un empate,
estancamiento, una cortina móvil,
impulsado por una antorcha caliente,
exclamación de eco, entregarse a la rublo.
La vida más fuerte en ruinas, temas
estamos en ella son indistinguibles
días de inactividad ojo.

X

Lo que come un fantasma? basura del sueño,
salvado de las fronteras, cáscara tsifiri:
la realidad siempre NARS guardar direcciones.
Carril desplaza fachadas, gomas como los dientes,
puerta de amarillez, como duplicados de queso,
devora el zorro
oscuridad. lugar, el tiempo de la venganza
por su persistencia inquilino, inquilino,
la vida en ella, desbloquea el cerrojo, –
y, época posterior,
Te atrapado en el dedo grasiento
superpotencia bosque
y llanuras, buenas ideas de almacenamiento, características
y sobre todo plantear: en cáñamo cruda
camisa mnogoverstnoy, unos rulos de acero zumbido
Madre Lituania sueño por Pleso,
y tú
se aferran a su expuesta, vidrio,
pecho de medio litro.

XI

hay lugares,
donde nada cambia. eso –
memoria sustitutos, Triumph fijador ácido.
Hay nitidez barrera sugiere versta.
Hay más de, cuanto más se Silueta.
Hay un guardia de la cara
bastante joven. Las miradas pasadas por delante
ojo vigilante de un adolescente en un abrigo,
y la suerte de que el intruso se aleja
en este vejez con la saliva en la pared,
a doler, infinito en la forma de un panel
o una escalera. noche
y fronteras vzapravdu, donde, cómo tatarva,
ámbitos de la vida vivida incursión
realidad amenazante, y viceversa,
donde la madera se convierten en árboles y otra vez en el bosque,
donde el párpado que no oculta,
la realidad Pecheneg
cómo recoger un trofeo.

XII

medianoche. gritos Jay
voz humana y acusa a la naturaleza
termómetro en los delitos contra cero.
Vytautas, arrojó la espada y el escudo poher,
inmerso en el mar Báltico, en busca de un vado
los suecos. sin embargo, tierra
y completó rompeolas, perseguido
ambas escaleras planas, sobre las olas
la libertad de escape.
los esfuerzos de castor
en la construcción de la presa está coronada por un desgarro,
separarse de ágil
silver Creek.

XIII

Medianoche en la región de hoja caduca,
en la provincia de color del pelaje.
campana cuneiforme. Nube en forma de corte
en la lona gruesa de alimentación adyacentes.
abajo
tierras de cultivo, cortar, meseta
herpes, ladrillo, columnata, hierro,
además de calzado con parte superior de lona
la gente del estado.
de oxígeno nocturna
la interferencia de inundación, oración, mensaje
tiempo, actualizaciones,
valiente Koschey
en números redondos, himnos, fox,
bolero, prohibición
cosas sin nombre.

XIV

Un fantasma recorre Kaunas, La entrada a la catedral,
de que se agote. Avanza con dificultad en Laysvis ​​callejón.
Incluido en el "Tyulpe", Se sienta a la mesa.
Kellner, mirando directamente,
Él sólo ve toallitas, luces de comestibles,
nieve, taxi en la esquina,
calle fácil. Byus apuesta,
usted está listo para envidiarle. de la invisibilidad
puso de moda en los últimos años - como una concesión al alma del cuerpo,
como un indicio de lo que vendrá, como la capa de camuflaje
rayah, como el negativo prolongada.
Para todos en Barysh
de una falta, de
incorporeidad: montañas y valles,
péndulo de latón, mucho más acostumbrado a las horas,
dios, mirando todo desde las alturas,
espejo, pasillos,
fisgón, usted mismo.

XV

Fantasma deambula sin rumbo por Kaunas. es él
la esencia de su adición a los pensamientos de aire
acerca de mí,
la esencia del espacio en el cuadro, y no
predicación vigorosa de los mejores momentos.
No envidies. al rango
delirante con el género,
a las propiedades del aire -, así, como el pequeño petit,
desmenuzado en penumbra ceceante discurso,
ruido como moscas,
incapaz, Vamos, satisfacer su apetito
nuevo Clio, puesto revestido,
pero agradable al oído
desnuda Urania.
Una vez que se,
Muse punto en el espacio y la pérdida de Muse
contorno, cómo skared - peniques,
En un estado lleno
evaluar la consistencia: como una forma de retribución
para las personas dvizhenye -.

XVI

Ahí es donde la pluma,
Thomas, apego a letras.
Eso es lo
debe ser atribuido a la gravitacional, No es?
de mala gana
corazón, con una ronca "tiempo para!»
desgarrando a sí mismos de sus humedales propiedades nativas,
algo que ocultar - de usted!
de la página, por letras,
de - a decir! - amor
sonido al significado, descorporeización - a la masa
y la libertad - perdona
y las personas no culpable –
a la esclavitud, presente en la carne,
en la parcela, huesos,
esto se eleva en la noche de tinta Emporium
más allá de la explanación en un nicho
ángeles locales:
mayor
ellos y los murciélagos.

XVII

punto Muse en el espacio! De cosas, sólo difieren
el telescopio! resta
sin residuos! rasguño!
usted, ¿Quieres, pues la garganta de que alguien
Evita lamentos
superior a la "A"
asesoramiento y contención! Musa, recibido
aria de la investigación, petuyu en el oído debido a,
es decir, homólogo canción,
y la mirada en ella y su hasta-re-mi
ahí, en rango enrarecida,
en la parte superior
en términos de aire.
El aire es el epílogo
Retina - porque es deshabitado.
Él es la esencia de nuestra "casa",
sílaba regresado de vuelta a casa.
¿Cuántas branquias o su apropiación,
él éxito Lata
carrera de una luz con la oscuridad.

XVIII

Todo tiene un límite:
horizonte - la pupila, en la desesperación - Memoria,
para el crecimiento –
extensión del hombro.
Sólo el sonido es capaz de ser separado de los cuerpos,
como un fantasma, Thomas.
orfandad
sonido, Thomas, tenerlo!
empujando pantalla,
mirando hacia delante de él,
ver el aire:
anfas
anfitriones de la,
que guboyu
herencia en ella
nosotros.

XIX

En el ámbito de aire! En la garganta ecuación sílaba
oxígeno. En clara y acurrucado en la nube
nuestras exhalaciones. En esto
mundo, donde, sueños exactamente al techo,
se aferran al cielo, nuestra "en la!», donde la estrella obtiene su forma,
dictada por la boca.
Eso es lo respira el universo. aquí
que el gallo cantó,
anticipando gran Garganta seca!
Aire - lenguaje de cosas.
welkin –
consonantes coro y moléculas vocales,
en el lenguaje común - ducha.

XX

Es por eso que está limpio.
Nada en el mundo de las cosas, una intachable
(pero la misma muerte)
hoja de otbelyayushtih.
más blanca, lo inhumano.
Musa, puede estar en casa?
volver al inicio! En el borde,
donde sin sentido Neptuno alegremente pisotea trofeos
boca. En la gramática sin
puntuacion. en el paraíso
alfabeto, tráquea.
En su programa educativo sin rostro.

XXI

Sobre las colinas de Lituania
algo así como una petición de todo el mundo
sonidos en la oscuridad: retumbante, sordo, sin alegría
sonido flota por encima del pueblo en la dirección del Istmo de Curlandia.
Eso Santo Casimir
con Chudotvornыm Nikoloy
pasar las horas
en previsión de un amanecer de invierno.
La creencia más allá,
desde la estratosfera,
Musa, Mira hacia abajo con ellos
cantante en las Llanuras, en la oscuridad del hecho hombre
cargado en el techo,
en los paisajes cantante pacificado.
Rodeado de sus guardias
casa y el corazón a él.
Источник: https://brodskiy.su/litovskij-noktyurn-tomasu-ventslova-2

1974

Tomas Venclova



Un poema sobre la memoria

¿Aguardas a los que se fueron? A las profundidades
se marcharon. Los muros los dejaron atrás,
y los cuadros, los lápices, los relojes, el alma,
la lluvia y la nieve, la arena y el castigo,
las agujas de pino y la inmortalidad.


Ahora es imposible saber quién está en lo cierto,
y cuando haces suma de todas las partidas,
tu insensata integridad acaba por quebrarse
y estalla en muchas voces encontradas.

Esto queda: el círculo que talló un cuchillo,
una marca en el vidrio, polvo en las estanterías,
tanta libertad, tantos versos y tanta falsedad,
como escasez de auténtico destino.

Dos voces también quedan. Acariciaron
el tibio e inquietante volumen de esta urbe.
Una sola gota de memoria les fue dada.
Tuya es. Y no pertenece a nadie.

Da vueltas, alada, ciega de nacimiento,
como una golondrina expulsada del nido.
¿Y de qué sirve todo tu clasicismo,
esa escuela de diversión y ceremonias?

Y así la hora, separada de nosotros,
condenada, cae revoloteando como un chal
sobre las escaleras, en cuartos y pasillos,
y en el hueco que aún se extiende
entre el tiempo que pasó y el tiempo que vendrá. 

Tomas Venclova

























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