Tulsidas

"Al oír al sabio, Laksmana sonrió y dijo insultando a Parasurama (el que lleva el hacha): "Yo he roto muchos arcos pequeños en mi niñez, pero tú nunca te enojaste tanto, mi señor. ¿Por qué te interesa tanto este arco en particular?" Entonces el Rey de la raza Bhrgu estalló en palabras de cólera:
"Oh joven príncipe, estando en las garras de la muerte, no tienes control sobre tus palabras. ¿Comparas un arco pequeño al poderoso arco de Siva, conocido en todo el mundo?"
Laksmana dijo sonriendo: "Escucha, santo señor, para mí todos los arcos son iguales. ¿Qué ganancia o pérdida hay en romper un arco gastado? Sri Rama lo confundió con uno nuevo, y simplemente con tocarlo, lo rompió en dos; el Señor de los Raghus, por tanto, no puede ser culpado. ¿Por qué entonces, estar enfadado, señor, si no hay motivo?" Mirando su hacha, Parasurama contestó: "Oh, estúpido niño, ¿no conoces mi carácter? No quiero matarte, porque eres sólo un niño, pero no me tomes por un simple anacoreta. He sido siempre soltero, pero muy irascible, y soy conocido en todo el mundo como enemigo declarado de la raza Ksatriya. Con la fuerza de mi brazo dejé a la Tierra sin reyes y se la doné una y otra vez a los bramanes. Mira este hacha, que cortó los brazos de Sahasrabahu (el Kartavirya de cien brazos), oh joven príncipe.
"No causes dolor a tus padres, oh muchacho, pues Mi cruel hacha ha exterminado incluso a seres en el vientre de la madre."
Laksmana sonriente replicó con palabras suaves: "¡Oh! El gran sabio se considera un extraordinario guerrero. Me muestra con ostentación su hacha como si hiciera volar una montaña de un solo soplo. No existe ninguna semilla de calabaza que se marchite tan pronto como un dedo que se alce contra ella. Cuando te vi armado con un hacha, y el arco y las flechas, hablé con orgullo. Ahora que sé que desciendes de Bhrgu y veo que ostentas una guirnalda sagrada, olvido mi ira y soporto todo lo que digas. En nuestra familia, nunca se demuestra el valor contra los dioses, bramanes, devotos de Sri Hari y las vacas; pues al matar a alguno de ellos, estamos pecando, mientras que una derrota a manos de ellos nos traerá desprestigio. Debemos arrojarnos a tus pies aunque nos golpees. Cada una de tus palabras es tan poderosa como millones de truenos; el arco, las flechas y el hacha son, por lo tanto, un peso innecesario para ti.
"Perdóname, grande e iluminado ermitaño, si he dicho algo inconveniente al ver tus armas."

Gosvami Tulsidas o Tulsi Das
El Ramayana


"El conocimiento salva el alma de la miseria de la vida mundana. Seguir el camino del conocimiento es pisar el borde de una espada. Una vez que te metes en el, no hay escapatoria."

Tulsidas


"El verdadero arrepentimiento se convierte en transformación si realmente sientes en lo mas intimo de tu alma, algo que fue incorrecto por tu inconsciencia."

Tulsidas



"En dependencia, no hay felicidad, ni siquiera en un sueño."

Tulsidas



"La fe es la que disipa el deseo, la devoción es la que genera conocimiento. Y Vedas dice que el conocimiento es lo que hace la libertad."

Tulsidas



La historia del arrepentimiento

Un día, hacia el mediodía, un hombre se acercó al templo con lágrimas en sus ojos. Le dijo: “Oh, Tulsidas, por el amor de Rama, dame algo de comer. Soy un hombre indigno. Soy un asesino. He matado a muchos hombres. No tengo justificación”.

Tulsidas miró al hombre con gran compasión. Le dijo: “Has pronunciado el nombre de Rama. Ven conmigo”. Tulsidas le dio el alimento ofrecido al Señor. Comieron juntos. Tulsidas tomó alimento de las manos de aquel asesino. Al finalizar el almuerzo le dijo: “Amigo, ve en paz. Todos tus pecados han sido borrados”.

Algunos Brahmanas que había allí le reprendieron severamente: “Oh, Tulsidas, eres un gran santo, pero esto es inadmisible ¡Este hombre es un asesino! Sus pecados son muy graves. Ha matado a gente por codicia ¿Cómo puede haber sido perdonado? ¿Aún más, cómo puedes tú perdonarle? Te has vuelto impuro al compartir tu comida con él y tomar alimento de sus manos”.

Tulsidas, sin decir una palabra, cogió al asesino de las manos y lo llevó a la puerta del templo y lo instruyo sobre la justicia y el camino recto. Los Brahmanes, atónitos, cayeron a los pies de Tulsidas rogando su perdón. Oh, queridos brahmanes, dijo Tulsidas: “Sois muy instruidos en los Vedas, pero no hay compasión en vuestros corazones. No tenéis fe en la misericordia del Supremo Señor Rama. El arrepentimiento de este hombre es sincero. ¿Creéis acaso que esto pasará por alto al Uno sin segundo? Los hombres tienen corazones duros. Les cuesta perdonar incluso una pequeña ofensa. Pero Bhagavan, el Señor, puede perdonar incluso el más terrible de los pecados si siente verdadero arrepentimiento en Su criatura”.

«Seguir el camino del conocimiento es pisar el borde de una espada. Una vez que te metes en él, no hay escapatoria.»

Gosvāmī Tulsīdās​ o Tulasī Dāsa o Tulsidas




"Los hombres tienen corazones duros, les cuesta perdonar una pequeña ofensa. Pero el Amor, puede perdonar incluso el mas terrible de los pecados si siente verdadero arrepentimiento."

Tulsidas


"No hay diferencia entre el conocimiento y la devoción, ambos salvan el alma de las miserias de la vida mundana."

Tulsidas



"¿Que no hice, a donde no fui, a quien no me incline?"

Tulsidas


"Seguir el camino del conocimiento es pisar el borde de una espada. Una vez que te metes en el, no hay escapatoria."

Tulsidas


"Soy un sirviente de Rama, acreditado ante su corte, ¿para que debo ser un mensajero del hombre?"

Tulsidas



"Yo lo llamo Rama. Puedes llamarlo por cualquier otro nombre, pero tener fe en el, entregar todos los deseos y pasiones mundanas a su voluntad y sin esfuerzo, ser disciplinado y de principios."

Tulsidas


"Yo, Tulsidas, estoy escribiendo para el deleite de mi propia alma."

Tulsidas






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