Alicia Yánez Cossío

“Cuando el hombre tuvo su primer susto ante el rayo inexplicable, creó un dios para esconder su miedo y cuando el terror desapareció en su cueva, cogió a su dios y lo hizo a su medida para que le ayudara a sojuzgar a sus hermanos para gobernar. el mundo, un dios que se amoldara perfectamente a los mezquinos intereses que iban apareciendo poco a poco, un dios que podía ser manejado como un títere desde un tinglado de incienso y de oro, con un decorado de cielo para los obedientes y un telón de fondo donde se quemaran eternamente los rebeldes.”

Alicia Yánez Cossío
Yo vendo unos ojos negros



"El obispo les lloró como a hijos propios que eran, hijos de su carne violenta y de su espíritu batallador. Durante ocho días repicaron las campanas de la ciudad despertando con su triste tañido a los muertos que dormían en sus tumbas. Las sacudidas del volcán aumentaron y la ceniza volvió a caer más copiosa. La ciudad quedó en manos de las fuerzas del mal, pero el desprestigio de los masones fue tal, que no pudieron aprovecharse de la acción. Las mujeres les hicieron la vida imposible, al extremo de que se les vio a muchos de ellos entrar en las iglesias y tomar parte en las procesiones de penitentes. Las mujeres llevaron luto por dos años. Pusieron en los barrotes de las ventanas crespones y banderolas negras. La ciudad se sumió en el silencio: los carreteros amarraron trapos a las ruedas de sus carreteras para evitar el ruido de las mismas sobre el empedrado. Hasta los niños andaban de puntillas dentro de las casas y los vendedores ambulantes cesaron de pregonar sus mercancías.
Salomón de Villa-Cató renunció al obispado y vistiendo una raída sotana, se puso a caminar en la dirección que salía el sol. Caminó solo, año tras año, comiendo raíces amargas de los árboles y frutos silvestres, bebiendo el agua de lluvia que se estacionaba en las piedras y en los tallos de los pencos. Traspuso las montañas más lejanas y llegó al lugar donde nació María Illacatu, allí encontró sombras, ruinas y una soledad que le era conocida...
Cuando niña, Bruna creyó que las hazañas del "Batallón de la Fe" tenían el valor de una de las tantas leyendas de los tiempos pasados, pero una tarde que se encontraba vagando por los cuartos traseros de la vieja casona, sus pies tropezaron con un montón de hierros viejos. Subió sobre un baúl, abrió una ventana y un oblicuo rayo de sol le mostró un montón de espadas herrumbadas. Las contó, y en verdad, eran doscientas cuarenta y cinco."

Alicia Yánez Cossío
Bruna, soroche y los tíos



"El rezo, para mí, ha sido como una forma de conversación."

Alicia Yánez Cossío



"En Cuba yo pasé de maravilla porque comenzaba la Revolución, fue extraordinaria, maravillosa, porque sobre todo se trataba de derrocar a Batista, que era un ignorante, un hombre tosco, un sargento, y apareció entonces Fidel (Castro)."

Alicia Yánez Cossío



“¿Habrá alguna ciudad en el mundo que tenga un monumento reivindicatorio a la prostituta? ¿Un monumento rodeado de jardines y de tristeza, un monumento frente al cual las mujeres suspiran y los hombres se llenan de vergüenza?”

Alicia Yánez Cossío
Yo vendo unos ojos negros



“La dignidad del trabajo es una palabrería empresarial para mantener a costa de los principios de dignidad humana condiciones no superadas de esclavitud. La dignidad del trabajo es un mito cuando se trabaja por necesidad.”

Alicia Yánez Cossío



"La izquierda de Ecuador es tan antipática; con un afán de figurar. La izquierda de aquí no me gusta, siempre está en busca de poder."

Alicia Yánez Cossío



“Los granos de maíz que están en las mazorcas, las estrellas que nos miran desde el cielo, las pepas que están en los taxos, los pétalos que aparecen en las flores, todo lo que es posible imaginar, hasta las piedras, están vivas, tan vivas como tú y yo.”

Alicia Yánez Cossío
Memorias de la Pivihuarmi Cuxirimay Ocllo



"Prefiero la paz a cualquier otra cosa."

Alicia Yánez Cossío


“Que más tarde se complicó cuando se tuvo la ocurrencia de asociar el sexo con la idea de pecado, lo que produjo a la dolida humanidad tanto penar y sufrimiento como los estragos de las guerras. Que los teólogos, que siempre fueron varones, manipularon el asunto del pecado original recargando la culpabilidad a la hembra. Que se llegó a la histeria cuando se hizo hincapié en que la finalidad del sexo era la procreación y no el simple placer que debía ser tan simple como aplacar la sed, comer cuando picaba el hambre, dormir cuando los ojos se cerraban y otras tantas funciones. necesarios. Que se llegó a la arbitrariedad de decir que de aquí para acá es amor y de aquí para allá era pecado poniendo una barrera entre los dos asuntos y confundiendo lo que podía ser más natural y simple con lo escatológico y metafísico, para que en fin de cuentas los más osados ​​hicieron lo que les viniera en gana y los tímidos se hundieron en la culpa.”

Alicia Yánez Cossío
La casa del sano placer



“- Qué poco le pides a la vida.
- Y ese tan poco aún no lo tengo.”

Alicia Yánez Cossío
El cristo feo



“Unos ojillos malévolos se clavaron en sus ojos aterrados y se miraron mutuamente en una fracción de siglos, en los cuales engendró, nació y creció el terror milenario hacia el misterio del mal, hacia la cábala de lo oscuro, hacia la angustia insondable, no del pecado, que es la treta del poder, sino del fondo subhumano de la perversión, del lugar donde frecuentaba la pálida que se llevaba a los niños tiernos oa las madres jóvenes.”

Alicia Yánez Cossío
Más allá de las islas























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