Anne Wiazemsky

"A Pasolini lo conocí en el Festival de Venecia cuando estuvimos con La chinoise. Yo no sabía quién era y cuando me vio –él había visto Al azar de Baltasar–, dijo: “Es ella”. Después hice un segundo filme con Pasolini, Porcile (1969), donde conocí a Marco Ferreri [quien interpretaba a Hans Günther], que quiso hacer un filme conmigo. Y el encuentro con Carmelo Bene fue de otra forma, creo que estaba con Pasolini, Moravia… El ambiente romano era muy excitante. Creo que nos encontramos en la terraza de un café muy conocido, el Rosati. Él vino y me dijo que quería trabajar conmigo. Despreciaba a los otros, era muy arrogante."

Anne Wiazemsky



"Dudé un instante. Marilou había recobrado su sonrisa cordial y atribuí sus palabras al exceso de alcohol. ¿Acaso no se había mostrado ya agresiva con Paolo? Volví a sentarme a su lado. Comenzó entonces una conversación de lo más anodina en la que volvió a abordarse el tema del verano y de las vacaciones; Marilou no volvió a mencionar a Jean-Luc ni nuestro matrimonio.
Pero había llegado el momento de regresar a casa. Mientras me despedía de todos, Marilou me señaló a un desconocido sentado en un taburete, que llevaba un buen rato repasándome con la mirada.
-A ése le encantaría ligar contigo, salta a la vista. -Me acompañó hasta la puerta del bar, y tras darme un beso, añadió con tono mordaz-: los hombres que se te quieran tirar pensarán que se están tirando también a Godard. Nunca sabrás si te desean a ti o a él. Incómoda situación, hijita...
Sus palabras me hirieron y me afectaron tan dolorosamente que lloré durante todo el trayecto del taxi que me llevaba a la rue de Miromesnil y hasta que llegué al último escalón del sexto piso. Después, me enjugué las lágrimas y decidí olvidarlo.
Una vez en el piso, me deslicé silenciosamente en la cama para no despertar a Jean-Luc. Estaba despierto y enseguida me estrechó en sus brazos, tierna y amorosamente. "Mi mujer", me repitió varias veces, maravillado. Aunque mi matrimonio me seguía pareciendo irreal, su cuerpo, su abrazo amoroso, no lo eran, y sólo eso me importaba. Con él me sentía amparada, protegida, él sabía defenderme contra todas las iniquidades del mundo.
A Jean-Luc le hacía una enorme ilusión mostrarme La Chinoise en la embajada china. Recién afeitado, vestía el elegante traje gris de la petición de mano. Parecía seguro de sí mismo. "La película los va a dejar patidifusos. A lo mejor nos invitan a ir a presentarla a China. ¿Qué te parecería ir a Pekín?".
Obligada a escuchar al teléfono las emocionadas felicitaciones de mi hermano y de Nathalie, apenas le contestaba."

Anne Wiazemsky
Un año ajetreado



"Empecé a escribir porque ya no trabajaba mucho en el cine. Sin duda era algo agobiante ser la nieta de [François] Mauriac, por eso fue necesario que antes tuviera otra vida. Y durante los periodos de inactividad, que son tan dolorosos para todos los actores, para sobrevivir escribía."

Anne Wiazemsky



"El comportamiento de las personas de mi entorno con respecto a mí cambió. Yo me había convertido en "la que iba a hacer cine". Algunos se alegraban, simplemente, sin pensar en nada más. Otros introducían en la conversación algunos comentarios poco corteses sobre mi torpeza, mi ignorancia, la banalidad de mi cara. Esas frases asesinas habrían envenenado a cualquier chica. Es una edad en la que uno no sabe todavía nada de sí mismo, en la que se duda, en la que se busca. En aquellos momentos, me daban ganas de renunciar a la película, huir muy lejos y que todos me olvidasen.
Pero estaba Robert Bresson. Cuando me reunía con él, el miedo se difuminaba. Me hablaba con una delicadeza infinita, me consideraba un ser maravilloso, dotado de unas cualidades que sólo él percibía. Aunque a menudo existía para alguien, sentí por primera vez que "existía" en el sentido primero y más importante de esa palabra perturbadora. Me quedo corta si digo que él supo civilizarme.
Tejió, día a día, un lazo sutil que me mantenía unida a él. Pasábamos tiempo juntos, teníamos largas conversaciones por teléfono. Me preguntaba por todo, se irritaba por las largas horas que pasaba lejos de él, en compañía de amigos de mi edad."

Anne Wiazemsky
La joven




"Escribo como Jean-Luc Godard me filmó. Es decir, él inventa a Véronique para La chinoise, pero la inventa a partir de lo que yo era entonces: una estudiante en Nanterre, que estudiaba Filosofía con Francis Jeanson. Aprendí mucho de los dos."

Anne Wiazemsky


“La memoria es una buena novelista.”

Anne Wiazemsky



“Sí, allí estaba, a las doce, delante del ayuntamiento, vestido de calle, con un libro en la mano.
Unas gafas de sol le ocultaban en parte los ojos, pero mucho menos de lo que decían los periodistas.
Lo veía chispear de alegría, una expresión acorde con su sonrisa, franca e infantil.”

Anne Wiazemsky
Un año ajetreado













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