Carlos Zanón

"Creo que en la literatura funcionan esos recuerdos inventados y de una realidad distorsionada. Hay cosas que claramente no lo son y que sirven para explicar algo o para redondear una serie y cosas que sí, cosas que están sacadas de la vivencia o de cómo las recuerdas, que es una manera también de mentir."

Carlos Zanón



"El escritor es un ser abollado. Tú no devienes en escritor si durante tu infancia y adolescencia has ido encajando en todos sitios. Tenemos mucho de antihéroe en el sentido de que la literatura era nuestra manera de decir: estamos aquí, igual no nos sacan a bailar, pero tenemos este don o esta mirada. Lo que sí es verdad es que los libros cambian a nivel particular las cosas. No sé si un héroe, pero el escritor sí que tiene un papel protagonista en la vida del mundo, los libros cambian las cabezas, las ciudades, las personas."

Carlos Zanón



"Es un error pensar que mucha gente comprando el libro hace el libro bueno; no es verdad. Hay autores y libros y ventas que yo realmente no lo entiendo, es que no lo entiendo."

Carlos Zanón



"La mayor parte de mi vida, yo me sentía valiente y lúcido sólo cuando escribía. Es decir, en la vida no me sentía así, me sentía cobarde o más confuso, más liado. Yo siempre he tenido la sensación de que he vivido en la confusión, nunca sé pensar con claridad. Yo creo que con los libros sí que pierdes el miedo a la vida y a la muerte, yo creo que sí. Una biblioteca es un refugio de una manera muy rara. A mí, por ejemplo no me importaría morirme; no quiero morirme, pero creo que ha estado bien, no sólo por lo que he vivido fuera de los libros, sino también por lo que he vivido dentro y por lo que he escrito. Porque no te has resignado a donde estabas ni a lo que sabías de ti, sino que has ido un poco más allá."

Carlos Zanón




"Las editoriales nos dejan desprotegidos, no nos cuidan."

Carlos Zanón




"Las normas las deben poner los artistas y no los mercaderes."

Carlos Zanón




"Las novelas siempre son las historias de los perdedores, de lo que pudo ser y no fue. Y sí cambian las cosas, incluso las ciudades. El turista va a las ciudades por lo que los artistas han hecho con ellas, va en busca de la mítica de esa ciudad. Los artistas se inventan las ciudades."

Carlos Zanón



"Me gusta la sensación de riesgo, de no saber qué vas a escribir.”

Carlos Zanón




"Me siento un poco Mario Cabré, pero mi papel de Lancelot interpretado por san Juan Bautista se queda enseguida sin texto y no entro en detalles. No me cobra los orujos, para que luego digan que no hay puentes tendidos entre comunidades hermanas. Arrastro mi cuerpo maltrecho hacia Atocha. En mi fuero interno y anormal aún espero verla en la estación, en el primer piso o en medio de las mil tortugas del laguito ese demencial. O eso o un mensaje en el móvil o un avión surcando los cielos de ese azul tan Madrid con una frase para mi esperanza. Pero la realidad se ciñe al guion y no sucede nada.
Ya están los pasajes subiendo al tren de alta velocidad. Localizo mi asiento y me dejo caer. Ventanilla. Nos ponemos en marcha. Anuncian una película de amor, cáncer y redención. Al lado, un traje y corbata me mira de reojo las manchas carmesíes de la camisa. Le ignoro mientras me coloco auriculares y busco en mi móvil algún «Grandes Éxitos» gratuito que contenga las menos minas antipersona posibles. Ya empieza a dolerme el cuerpo y elijo que suene Aznavour. Soy consciente de que Aznavour no es una buena elección porque suele encontrarse ex amantes a la vuelta de cualquier esquina y les pregunta si han sido felices los últimos veinte años. Pero, esforzándome, mi francés puede ser lo malo que yo quiera."

Carlos Zanón
Carvalho: Problemas de identidad



ROMA. MEDIANOCHE. PLAZA DE ESPAÑA

Escalón a escalón va rodando
una botella vacía de cerveza.
Verde, alemana, rodando, sí.
Todas las risas y todos los gritos
han callado sin porqué.
De repente sólo está el silencio.
Calla ese negro empeñado
en invocar desde el fondo de la bahía
al viejo Otis Redding,
calla incluso el amante enroscado
en la boca de su amado infiel.
Todos mudos, ahora, como maniquíes.
El sonido del cristal que no rompe
se expande por la bóveda celeste,
más allá de las estrellas y el sol.
Es de noche y ya nadie puede
ni siquiera respirar.
El tintineo ayuda a Keats, poeta,
a morir en su lecho de agua
mientras Byron, en otra habitación,
se prueba máscaras de Carnaval.
La secuencia parece interminable:
la selección Saura marca goles
en redes de araña turcas
pero Roma, el mundo, se calla.
La pelota baja, queda dormida
en la hierba, a la espera
que estalle el próximo instante.
La botella resbala por el último
de los escalones de la Plaza
y, como un milagro, queda quieta.
Pero nadie dice nada,
nadie prosigue con lo que hacía.
Ni aún ahora. Nadie. no.
Persiste este silencio verde,
alemán, hueco, sobrenatural.
Lo nunca visto: nada comparable.
Ni el bebé del Acorazado,
ni Cristo caminando sobre el mar
ni Paolo Rossi en el ochenta y dos.

Mira a lo lejos: rojizas hogueras
que no aciertan a prender en la arena.
Seguir de pie, muchas veces,
es no saber morir.
Qué daría yo por tener el horizonte,
una azotea desde la que ondear
como señuelos, el fino
pentagrama de los huesos.
Ojos de niño con los que mirar
la última verja del Paraíso:
todo hermoso, todo perdido.
El silencio nos ha hecho sordos.
Pero no fueron las olas ni el mar
ni los sueños rotos bajo la piel.
Fue la pérdida, el abandono,
el amor que nos reventó por dentro,
que nos devastó a besos la vida,
en la fe de que alguien nos descubriera
y nos identificara como propio.
No es el náufrago quien está perdido
sino el barco que acierta a recogerlo.

Carlos Zanón




"Yo creía que el éxito iba a solucionar todos mis problemas personales y de mi vida, y lo único que hace es que te pone un puñetero altavoz y en el fondo todos tus problemas siguen ahí, pero a un volumen ensordecedor. Pero fue mi ingenuidad. Cuando empecé a publicar novelas, enseguida me fueron bien las cosas, pero eso no me arregló nada mi vida; al revés, yo creo que me la removió y me la zarandeó. Y luego, yo pensaba que cuando fuera conociendo a escritores y editores, hablaría mucho de libros y de repente te das cuenta de que sólo hablas de dinero, de anticipos, de becas… Muy pocas veces viene alguien que te dice: léete este libro. Eso me decepcionó mucho, era como estar en una especie de feria del ganado en la que nadie habla de libros o hacia dónde va la literatura… nadie. Es que parece que no le importe a nadie los libros. Y luego hay como el escritor tapón, que dice, lo he pillado yo, que nadie se fije en este otro, que hace algo como yo… Los tipos generosos son la excepción. Yo intento fijarme en la excepción, pero luego ves gente tapón, gente que nunca echa un cable a nadie, que cuando le preguntan por autores que le han influenciado citan a Carson McCullers o un ruso, nunca mencionan a nadie de sus contemporáneos. Hay mucha mezquindad, mucha ruindad, tapón no sea que se me mueva la silla… Lo único que podemos hacer es buscar problemas y ser honestos."

Carlos Zanón



"Yo creo que el talento no se aprende, y creo que ir a una escuela a veces lo que hace es estandarizar lo raro que hay en ti. Lo genial del ser humano es que no hay nadie como nosotros, y eso hace que cuando te pongas a escribir y expliques las historias que ha explicado todo el mundo haya algo en tu manera de explicarlo que es único. Las escuelas a veces pisotean eso. Dicho esto, hay cosas técnicas que puedes aprender y hay una cosa que es muy buena, que es que te enseñen a leer, que te ofrezcan libros que valgan la pena."

Carlos Zanón



"Yo, que no soy un escritor mainstream, hay un momento en que te preocupas por las ventas y, si un libro funciona mal, piensas cómo hacer para que vuelva a funcionar. Acabas prostituyendo tu arte, no haces lo que sientes, sino que estás intentando ganar una partida que no es tuya. Tú tendrías que dedicarte a escribir el mejor libro posible y las editoriales tendrían que dedicarse a vender tu libro en el mercado que haya. Todo va muy deprisa. Y creo, sinceramente, que nos dejan muy desprotegidos. Nosotros no sabemos vender libros, ni hacer promoción, a duras penas sabemos escribir. Te entran en el juego de la vanidad. Te vienen a buscar, te llevan, el hotel, todo es fantástico. Así te pagan menos, porque como te pagan con vanidad (ríe)... No te cuidan. Cuando tienes una trayectoria, de pronto te das cuenta de que te quedas como fuera, tienes que estar pidiendo atención. Luego, produce una especie de terror ver cómo a escritores muy buenos o a escritores mayores nadie les hace caso. No hay piedad en esto, en la vanidad no hay piedad. Luego, generalmente, la gente que escribimos venimos de sitios que no son los mismos de los que vienen los editores, agentes…

Entonces, estás en la fiesta y estás todo el rato pendiente de que te digan: perdone, se ha colado (ríe). Mientras funciona o eres la novedad, te aceptan sin aceptarte, pero llega un momento en el que te das cuenta de que no les sirves, eso es muy cruel. Tendríamos que ser nosotros quienes pusiéramos las normas desde el principio, porque nos hace tanta ilusión publicar que publicamos gratis al principio. Nos dejan muy desprotegidos y no tienen en cuenta el valor artístico de las cosas. Funciona una cosa, hacen doscientas salchichas. A mí me parece muy bien que tal escritor venda mucho, pero lo que hace es una mierda. No es lo mismo David Bustamante que Tom Waits. Eso es una verdad.

Además, la industria se mueve en el terreno de la novedad, pero tú no, tú necesitas un tiempo para madurar tu novela. Si te pasas tres o cuatro años, ya te dicen: tendríamos que empezar a mover… A Jonathan Franzen no le dices eso. Eso empobrece toda la cultura del país, porque si tienes que publicar una novela cada dos años, entregarás una novela escrita en dos años. Entonces, libros poco ambiciosos, pequeños, que se arriesgan poco… Si no puedes permitir que un escritor pueda dedicarle equis tiempo a su novela o se pueda equivocar y saber que el editor volverá a confiar en él, tienes lo que apuestas. Si estás apostando por una historia de novedad y de zanahoria y de vamos corriendo porque si nos paramos nos morimos, pues tienes libros de eso. Todo eso va en contra de la calidad de las cosas.

...  desanima y, además, te pervierte, porque, como escritor, para defenderte, empiezas a intentar buscar esferas de poder, agujeros y trincheras desde las que defenderte. Acabas convirtiéndote en ellos. Y la parte más perversa es la gente que acaba hablando bien de otra gente porque luego le dará esa beca o es jurado de ese premio… Eso pervierte su alma, escriben peor, lo bueno que podían tener, lo pierden. En el momento en el que buscas una intencionalidad en lo que haces, te estás pervirtiendo y acabas escribiendo mal. Por ejemplo, salvo honradas excepciones, los premios Planeta son malos libros, son malos libros a veces de grandes escritores. Cuando lo sencillo es: quiero ganar un libro de mucho dinero, pues lo hago con una novelarra. Y, además, eso es bueno para todo: para el premio, para el lector…"

Carlos Zanón



"Yo tengo una teoría, y es que hay escritores que al principio no son muy buenos pero supongo que les maquillan los libros hasta que hay un momento que ellos mismos se creen que están en el búnker en Berlín y dicen: no, dejadme solo, que esta la hago yo solo. Y es… ¡Dios! “Es mi novela más personal”... ¡No!"

Carlos Zanón
















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