Ema Wolf

"A veces miro los libros y me asombro: no sé en qué momento los hice." 

Ema Wolf



“El humor me parece un acto de generosidad para con el prójimo.”

Ema Wolf



"La cámara del capitano del popolo estaba destinada a provocar en el escriba tres impresiones distintas, muy nítidas, que se le presentaban en sucesión inexorablemente, cada vez que cerraba la puerta tras de sí. La primera era de especie religiosa: le hacía evocar iglesias de Palermo que habían mandado levantar los viejos conquistadores normandos, cuya decoración, por iniciativa de sus arquitectos, había sido confiada a manos de obreros y artesanos árabes y bizantinos. Las techumbres de madera repletas de adornos, los policromados, los pavimentos y las fajas de mosaicos multicolores, los artesonados, las tallas, las paredes cubiertas de pinturas de San Juan de los Leprosos, de Santa María del Almirante, o la más pequeña consagrada a San Cataldo, e incluso de la misma capilla del Palacio Real, se le aparecían de pronto, una vez más, con todos los brillos. Tras esa primera impresión se le presentaba otra, más terrenal, aunque no menos refulgente: el recinto le recordaba el Liber de arte venandi cum avibus compuesto por Federico II, no el ejemplar que había copiado de su puño, que por desgracia carecía de ornatos, sino el que había mandado realizar Manfredo como homenaje a su padre, cuyas páginas, iluminadas por un artista también bizantino, o al menos educado entre los bizantinos, reproducían magníficamente las variadas aves de caza en sus formas, ámbitos y movimientos. Esa impresión dejaba paso a la tercera, mucho más perturbadora y decididamente profana: la cámara del capitano se parecía al recibidor de una puta griega. Como las anteriores, tampoco ésta, que lo remontaba a sus incursiones juveniles por los suburbios sicilianos donde por fin había podido ampliar su experiencia más allá de las prácticas que habían sacado de quicio a su maestro, era resultado de la casualidad."

Ema Wolf
El turno del escriba



"La idea se transforma en historia cuando es problemática, cuando hay algo por resolver. Más claro o más ambiguo, la idea debe contener un conflicto, un antagonismo. Tratando de resolverlo, avanzás en la historia como en un laberinto, sorteando obstáculos. A veces te quedás en el camino, claro, y no terminás el cuento. 
Por eso no todas las ideas sirven, por bellas o profundas que sean. Si son quietas, no hay motor que las haga marchar. Esto se lo digo a los chicos en las escuelas para que no se sientan mal cuando los hacen componer textos y no saben qué escribir: los instalaron mal en la tarea, les dieron consignas tan amplias que no tienen dónde morder."

Ema Wolf



"Me dijeron que a esos barcos no los tripula nadie, o que los tripulan fantasmas. Alguien va al timón, seguro, porque nunca andan a la deriva, siempre navegan con rumbo, como si los estuvieran llamando de algún lado. No me hubiera gustado verle la cara al timonel, debía tener cara de finado. ¿Ustedes se ríen? Me gustaría verlos ahí, mirando eso, fruncidos como estaba yo, con el culo en la mano. Se ríen los que pasan la vida en tierra, porque la tierra es segura, no se mueve. Los que viven con el mar debajo de los pies no se ríen, seguro.
Fue la única vez que vi uno. No hay barcos de ese tamaño, barcos de verdad quiero decir, les juro que no hay.
Habla el segundo marinero:
-A mí me hablaron de uno tan grande que para llevar las órdenes de proa a popa usaban un caballo. En la mitad del camino el jinete hacía noche en un albergue. ¿Les divierte? Sí, a mí también.
Habla el tercer marinero:
-Yo me crucé con uno en un viaje al norte, en el paso que hay entre Dover y Calais. Mar feo ése, una sola vez lo navegué. Siempre andaba por ahí ese barco, desde hacía no sé cuánto tiempo. Nunca lo vieron en otra parte. Que es inglés o sueco, dicen... Se llama Manifual o algo parecido.
Si es velero no sé. No se le ve el aparejo porque la proa esconde todo. Es alta como una montaña, una montaña blanca que se te viene encima. Cuando creés que va a aplastar a tu barco, desaparece. Vela o motor es lo mismo, la misma pesadilla. No se le ve el cuerpo al barco, ni el final, sólo el principio: la proa toda blanca. No hace ningún ruido. Se escucha una campana solamente, muy débil, yo la escuché. Navega sin luces pero es imposible no verlo. Navega sin navegar, como si estuviera quieto."

Ema Wolf
El libro de los prodigios



"Me gusta escribir. Si el receptor es un niño o un adulto me gusta igual. Es el trabajo en sí lo que me da placer, su materialidad: combinar recursos para llevar una idea a buen puerto. Mientras escribo se me ocurre que entro en sintonía con alguien que, al leer, va a sentir el mismo placer que yo al escribir. Suponer que del otro lado del cable existe un alma melliza es un buen estímulo, creo.
No estimo mucho la profesión, la etiqueta de "escritora", sí el trabajo. Al trabajo me aplico. Si el resultado no es mejor, es porque no sé hacerlo mejor."

Ema Wolf













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