Pentti Saarikoski

[Cuando llega la noche…]

Cuando llega la noche y todas las noches
se vienen a la mente,
¿cómo voy a vestir mis pensamientos de palabras?

Pero así mismo su poesía está cargado de vitalidad única, un desenfado total y abierto, un amor innegable de oponerse a todo aquello que vaya en contra de sus principios de hombre y de poeta. Fue una celebridad muy respetada en  Finlandia, su poemario "Danzas de la oscuridad" es su mayor obra lograda o la más importante, entre otras, pero también era un hombre como cualquier otro con defectos y virtudes, fue consumido por el alcoholismos que, finalmente lo conducería a la muerte a los 46 años aproximadamente.

Una muchacha
bella como un diente de león
tomó mi mano y dijo
Yo soy la luz que te conduce a la penumbra
No hay por qué alardear de la cosecha cuando recojo papas
el verano fue seco, yo estaba hecho un haragán
bello como un diente de león
Tendremos que dormir con las piernas enlazadas
y encongidas
estas camas no fueron hechas para gente de nuestra talla
Les digo a las urracas que todos
los hombres de la tierra
son mis hijos y que la luz eres tú
bella como un diente de león me conduces
a la penumbra
He devorado la ciencia del bien y del mal, el cielo está nublado
las filosofías y políticas se quiebran como ramas secas...

Pentti Saarikoski



"Cuando Pentti sea viejo, los hijos de Pentti serán jóvenes y mirarán a Pentti como a un anciano. Intenta adivinar lo que se siente. A ese camino lo llaman fácil, no sé por qué, se fue por el camino fácil. Luego tuve que ver los buenos dibujos que habían hecho los críos de Nurmela, como si los niños no supieran pintar antes de que un profesor de Dibujo se interponga entre ellos y el papel para darles consejos. Lo mismo que con la escritura. Mi maestro de finés dijo que yo no tenía madera de escritor y aquí estoy, y escribo mi decimocuarto libro, pero tal vez, según su propia computadora personal, tenía razón. Se llamaba Nukari, era capitán, estando en segundo curso alguien de clase disparó con una pistola a un compañero y le dio en la mejilla, Nukari en seguida adivinó el calibre, ¿era el 28?, yo no entiendo de estas cosas, soy un hombre de paz, un cero en Aritmética. Pero Nukari había ido a la guerra. Una vez, los muchachos habían destilado alcohol casero, Nukari lo echó sobre la raíz de un pino y por la mañana el árbol era un pimpollo seco. Sí, claro. Además de Lengua, Nukari enseñaba latín y supongo que la guerra de las Galias lo incitaba a contar historias de la guerra, vivía en Katajanokka, por lo menos cuando yo estudiaba tercero y fui a su casa a hacer un examen. No sé dónde vive ahora, que viva por ejemplo en Hernesaari o tal vez esté muerto, pero de todos modos le estoy agradecido por su comentario, me estimuló a demostrárselo a todos. Me convertí en una flor que cualquier muchacha quisiera en el alféizar de la ventana, sobre la mesa cuando come, en su cama cuando sueña. Mis pétalos son suaves. Venid a mí y yo os daré calma. No, que prometí serte fiel, lo juré y lo anterior no ha sido más que el contenido de este libro. No quiero dejarlo, aunque debería ir a comer. Escribo. Te contaría algún incidente. Pero ¿qué? Y ¿si luego me sale un hecho que ya te he contado? Una vez, en Virolahti, iba con mi primo, se llamaba Veikko, y todavía se llama, bueno, pues íbamos a pescar, el viaje fue largo y engorroso, por fin llegamos a nuestro destino y entonces, de repente, estalló una tormenta, nos sentamos en una cueva debajo de una gran roca y nos comimos la merienda y, cuando paró de llover, ya era hora de regresar a casa. ¿Ha sido una historia divertida? Ahora no se me ocurre nada más divertido para el apuro. Te lo he contado todo, mi vida ha sido pobre, sin duda ha sido pobre, si durante un año he alcanzado a contártelo todo. No obstante, tengo más de treinta y supuestamente he vivido mucho. Tal vez hable demasiado, por las noches, tendría que contarte como mucho un par de historias de una sentada, pero eso ya haría setecientas setenta historias al año, ¿de dónde demonios las voy a sacar? No me culpes por contarte las mismas historias cien veces."

Pentti Saarikoski
Carta a mi mujer




Después de la lluvia, el lago se irisa en franjas de colores,
la pared de la biblioteca me resulta demasiado fría al tacto.
Todos los verdes del verano, los micromilímetros
de las frecuencias,
árboles y cielo,
¿acaso venimos al mundo para entenderlo?
Antes de acostarme pensé un momento en Nikolai Bujarin,
en las piedras
en el fondo del lago, en el pequeño estirado
sobre el césped del patio
y en las fresas en flor.

Pentti Saarikoski



En Helsinki firmé un contrato para mi próximo libro...

En Helsinki firmé un contrato para mi próximo libro
y pensé en el socialismo.
Acompañamos a Popescu a la estación
y después fuimos al mercado a comprar un lucio.
Guisaré el lucio hoy.
El socialismo es una nostalgia diferente a mi nostalgia.
Cuando una mujer empieza a hablar sin saber lo que dice
es mejor que se vaya si sabe adonde ir.
Los elementos se contaminan.
No estallaremos en pedazos ni nos derretiremos
hasta petrificarnos.
El poder está escapando de las manos de todo el mundo
y el usurpador del poder ya no sabe dónde meter la mano.
Pero yo no quiero poner a tender mis opiniones para que se sequen.

 * * *

De mi viaje a Helsinki no me quedó nada en la mente.
Ya he regresado.
Aplico insecticidas al busto de Stalin,
tiene un aspecto agradable con las moscas muertas en el pelo.
Dicen cosas malas de Stalin,
es fácil sobre los muertos,
pero, qué hizo peor que los demás:
Mandó construir un horno y echó en él a los constructores.
Qué es lo que quiero:
verano y campánulas,
frescor bajo los pies.

* * *

Hay que hacer sopa de ortigas mañana,
en verdad que es algo bueno porque
me trae recuerdos,
mi madre nos mandaba a recoger ortigas,
hacíamos café de raíces de diente de león —eran tiempos de guerra—
cuando no tenía más padre que uno de permiso.

* * *

It’s a hard day’s night.
Hace fresco
cuando entro en el bosque, polla en mano,
buscando un lugar para mear.
Cuando esta tarde estaba tumbado de espaldas con dolores
pensé en algo que debería asustarme,
que todo lo que he hecho es negro sobre blanco;
pero no me asusta.
Cuando vuelvo de mear, todo el mundo estaba dando conferencias
hablando todos a la vez sobre la virginidad, gritando terzetti
en estéreo sobre la HI FI erótica, con la vela inclinada
y mi Stalin serio con la cabeza ligeramente inclinada.
La radio anuncia noticias,
después un programa sobre los sueños;
todo el mundo tiene mucha prisa para contar el suyo,
porque es el mejor.
Ahora todo ha pasado y ese lecho no era aún mi lecho de muerte
aunque tuve ocasión de pensar así cuando mi corazón se hizo puño;
en la otra almohada había un sombrero vacío
y vi el lado divertido del asunto.
¿Hubiese hecho reír a Tuula ese sombrero de paja?
No; no la hubiese hecho reír,
ella simplemente se hubiese echado a llorar. Oh, cómo la quiero.

Pentti Saarikoski




“En mi regazo eres carne cruda.”

Pentti Saarikoski





“Esta noche soñaré contigo, ya he decidido qué tipo de sueños tendré: caminamos por la orilla del Liffey, me cuentas lo que ha pasado en casa y luego vamos a una habitación de hotel a echar un polvo. Es de día, el sol brilla en tu rostro. Tienes un aspecto extraño, serio, y tu rostro busca el mío, y cuando estás lista, tu esfínter se contrae y está a punto de ahogarme, me levanto apoyándome en las manos, y miro tus pechos y tu vello y luego estallo, caigo sobre ti con pesadez y no existe un momento tan maravilloso como ese, es la única y verdadera absolución, la exculpación, la liberación.”

Pentti Saarikoski




Habíamos aprendido de los pájaros
que la libertad no existe.
Y sin embargo intentábamos
alcanzar el viento.

Pentti Saarikoski



“Hablé y hablé. Hay que escribir o hablar, no hay que pensar, cavilar, meditar, reflexionar, o te vuelves loco…”

Pentti Saarikoski




“¿Habría escrito algo si hubiera sido una persona equilibrada, contenta?”

Pentti Saarikoski




He dejado escapar al pez
de la red en la que estaba prisionero.
Como no parecía estar a gusto
le he dado la libertad.
Las olas resuenan en la quilla del bote
como palmadas.
El embarcadero se balancea;
estoy preocupado,
la mente cargada de ideas que debería escribir,
de pequeñas ranas y lagartos también
y de todo lo que habría de hacer ahora que
he puesto mis propósitos sobre la mesa;
pero no sé hacerlo ni puedo,
estoy triste: Sol, no nos dejes
encendemos fuegos en las orillas y te invocamos:
Sol, no nos dejes.
Los pájaros
ven amanecer antes que nosotros,
viven más arriba, en lo alto,
y llegará un verano en que el sol brillará sólo
para los pájaros.
Este es el verano que estoy esperando.

Pentti Saarikoski




Incluso si el océano elevase todas sus olas
aunque los germanos se bebiesen el Rin hasta desecarlo
no podemos derribar el Imperio
mientras las aves de los bosques de Germania
canten Ave Caesar

Pentti Saarikoski




La mandíbula de la serpiente se vuelve a cerrar
y el pájaro ya no desplegará sus alas.
Hemos venido atravesando un tembloroso bosque
y por el cielo.
¿Por qué hablar de territorios?
El pájaro y la serpiente están en mí
y no me avergüenzo de poseerlos.

Pentti Saarikoski




La vida era vagamente luminosa.
El sendero venía del bosque, donde los faisanes alborotaban
en el crepúsculo,
el campo lucía un verde brillante.
Las casas se integraban en el terreno, del dorso de la mano
se desprendía una cálida fragancia.
Me asaltaban pensamientos
que no voy a expresar,
porque avivarían convicciones absurdas.

Pentti Saarikoski



Mudanza

Un pájaro grande necesita un nido grande
a un pajarillo le basta un nido pequeño
le ha tocado un tiempo maravilloso para hacer la mudanza
así es contesté sonriendo
mi padre me dio la mano y me dijo adiós
mi madre me dio un abrazo y luego me fui
y el camión de mudanzas también se fue
es fácil tomar el pelo a la gente como al hombre de la mudanza
por supuesto no vivo donde me espera el de la mudanza
y me están esperando mis cosas
podrá encender un cigarrillo más
y a mí no me verá venir
ya que soy pequeño y más pequeño que un pajarillo

Pentti Saarikoski



No recuerdo nada del viaje a Helsinki.
Ya he vuelto.
He puesto insecticida en la cabeza de Stalin,
es divertido ver las moscas muertas en su pelo.
De Stalin se dice de todo,
es fácil hacerlo de los muertos,
pero qué hizo peor que los demás:
construyó el horno y empujó a sus constructores adentro.
Y yo qué espero:
verano y campanillas en flor
y la hierba fresca bajo los pies.

 Pentti Saarikoski






“Para mí escribir significa reconocer una derrota.”

Pentti Saarikoski




Se mostró extremadamente amable
pues era el rey,
y los reyes siempre temen por su reino.

Yo iba a adorar al nuevo calendario,
él lo sabía,
y por eso me examinó meticulosamente
y yo, meticulosamente, mentí.

Y al sexto día del mes de enero
sucedió que
el enjambre se despertó
y las abejas le guiaron
a la iglesia de la colina
donde los cirios resplandecían excepcionalmente,

y sucedió así,
según las escrituras.

El nuevo calendario dormía
en su dorada cuna
en el azucarero, aquel
olvidado por los herederos sobre la mesa del difunto.

Pentti Saarikoski




Te llamo por la tarde desde este mundo helado
donde espero
la llegada de un verano demasiado corto.
La nieve sobre los tejados está ya gris.

En vigilia, cada noche, te espero.
Te otorgan un visado de primavera a otoño.

Dejas caer tus cabellos sobre los hombros
para que yo no tenga frío.

Pentti Saarikoski




“Te necesito a ti (…) tu coño que respira.”

Pentti Saarikoski



“Todos los libros (…) habrían de ser cartas, pues recibir una carta es siempre más agradable que recibir un libro, y una carta puede contener trivialidades, un libro no, los profetas escribieron libros, los apóstoles, cartas.”

Pentti Saarikoski



















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