Wolf Wondratschek

“Como ya hizo James Joyce, nunca pongo lo que dice alguien entre comillas.”

Wolf Wondratschek



"Conozco la ruta, el bus al aeropuerto pasa por un cementerio frente al cual, cuando voy en él y no me distraigo buscando el billete de avión, siempre veo un grupo de gente triste con flores en las manos que van a despedirse de un padre, una madre, un marido, una esposa, un niño, un amigo cercano. Me ahorré el suplicio de abrir mi corazón a esa imagen. Conozco bien mi corazón, sé lo duro que le resulta todo, con qué facilidad se ve abrumado. Si no estamos atrapados en un atasco justo enfrente de la entrada, respirar profundamente ayuda, al menos hasta el día en que me encuentre entre los afligidos (y vea pasar el bus) o que, con gran pesar, el duelo sea por mí. ¡Pero un momento! Por qué escribo «con gran pesar», ¿de verdad tiene que ser así? ¿Las despedidas no pueden ser diferentes, más fáciles? En otras palabras: ¿existen formas más o menos inteligentes de duelo? También uno se podría preguntar qué es lo que a lo largo de su vida no siempre hizo del todo bien, cuando alguien cercano, del que se separó, derrame lágrimas por él. ¡Adiós a la buena vida! A la serenidad de los últimos días. Enterrad inmediatamente la eternidad en la tierra. Y, cuando hayáis acabado, coged el bus; no os olvidéis el billete.
Lo obvio sustituye a lo fundamental, la vida sustituye a la muerte, la tierra todavía no me ha alcanzado, quizá solo lo haga después de un aterrizaje suave en el punto de destino.
No sirve de nada protestar, ni contra Dios ni contra la creencia en él. Lo mejor es avenirse a razones y aceptar, por muy desesperante que sea, que la muerte no es más que una estupidez inexplicablemente definitiva del destino.
¿Creyó Suvorin alguna vez en Dios?, y, de ser así, ¿en qué Dios? ¿En el que lleva barba o en el que no? No lo sé, nunca se lo pregunté. Quizá mi falta de curiosidad me ha privado una respuesta original, como la de la entrevista que dio Suvorin una vez a un periódico francés. ¡Dios no! ¡No soy yo, no! Soy el inventor de la leche azul, le dijo al parecer al periodista cuando este empezó a reprocharle que, «en el sentido puramente musical», era un ateo declarado.
¿Cómo es estar solo? ¿Cómo de solo se está estando solo? ¿Es aburrido? ¿O estás demasiado ocupado combatiendo la soledad? ¿Se percibe la soledad? ¿Es una enfermedad, curable, incurable? ¿Es violento preguntarle por su bienestar a alguien que está solo? ¿Se le puede preguntar cuáles son sus sueños, los que ha tenido o los que le gustaría tener, los sueños que teme soñar?
¿Podría hacerle responder una carta que solo planteara preguntas? ¿Una carta como las que escriben los niños?
¿Por qué Dios es invisible? Yo también quiero serlo porque entonces podría permitírmelo todo, hacer o dejar de hacer lo que me viniera en gana y después observar. Pero tendría miedo. ¿Dios también tiene miedo? Mis padres no quieren que hable así. Mi hermana me toma por tonto cuando hablo así. Tonterías, dice. Ser invisible... ¿y para qué? Claro que cómo va a entenderlo, ella que tanto se esfuerza por llamar la atención, por ser visible; todavía peor, por ser ineludible. Si quieres ser invisible, dice, no tengo nada en contra, estaré contenta de deshacerme por fin de ti."

Wolf Wondratschek
Autorretrato con piano ruso



"Cuando me preguntan –y con frecuencia lo han hecho a lo largo de mi vida– si hay una conexión entre la música y el alcohol, les recomiendo que escuchen a Beethoven.”

Wolf Wondratschek



“Es extraño todo lo que tenemos que inventar para comprender la vida, pues ¿qué sería la realidad sin una conciencia de su invención, qué valor tendría sin el consuelo del humor, y qué verdad habría en el amor sin el destino de aquéllos que sufren?”

Wolf Wondratschek




"La escritura tiene que ir mucho más allá de lo que el escritor sabe."

Wolf Wondratschek



“Me pregunto a mí mismo si se lo he puesto muy difícil a los lectores para entender lo que he escrito y le digo a mi editor que si llego a tener más de cinco lectores habré cometido un error. Hay una distancia muy pequeña entre la arrogancia y la necesidad de salvar tu alma.”

Wolf Wondratschek



 “Nadie se molesta por quien soy o por lo que hago allí. Puedo vivir en mi pereza, brillando con una profunda inquietud interna, sin ser molestado. Viena es el lugar ideal para no ser de este mundo. Allí los siglos se abrazan gentiles unos a otros, sus ecos resuenan con música, los muertos alegrando el paso de los vivos. Es muy extraño todo eso, con la nariz apuntando hacia el este y el cimiento firmemente en Europa.”

Wolf Wondratschek



“No guardo memoria de lo que he escrito. Nunca he seguido algún tipo de esquema al escribir. Los libros llamaban a mi puerta y yo los invitaba a pasar, acogiéndolos con calidez. Al convertirse una idea en una conversación conmigo mismo, escribía la primera oración, y, si corría con suerte, era seguida por una segunda y tercera. Eventualmente, terminaba enmarañado en medio del todo. Tan sólo soy parcialmente responsable de lo que, dentro del texto, se revela en la siguiente página, aún en blanco. Sí asumo completa responsabilidad de la palabra indicada en el lugar indicado, de la falta de trivialidad, de la precisión. Pero no reclamo ningún tipo de mensaje, ya sea de naturaleza política o social.”

Wolf Wondratschek



“No sin motivos te conviertes en un autor de culto.”

Wolf Wondratschek



“ ‘Perfección’ es una palabra peligrosa. Aquella persona que aspire a la perfección inevitablemente fracasará o llevará a sus lectores a una muerte por aburrimiento. Un libro conoce más que su propio autor. Lo mismo es verdad para la música. Un músico perfecto, si tal cosa existe, está destinado al fracaso en cuanto se encuentre cara a cara con eso que podríamos llamar el misterio de la música. Lo que podemos hacer, tanto el escritor como el músico, es procurar desplazar todo lo que tiene importancia hacia la lejanía, dejando atrás su resplandor sobre el papel. Cualquiera que crea en la perfección no vale un centavo.”

Wolf Wondratschek




"Un libro solo vale en la medida en que sea desafío para autor."

Wolf Wondratschek



“Un poema puede llegar totalmente inadvertido. Un relato breve o una novela se prefiguran por la excitación, por una vibración que se apodera del cuerpo. Y una cosa es cierta para el escritor: le aguardan días y noches largos y pesados. Una ardua labor le espera. En las fases tempranas de una obra todo es incierto. ¿Qué se debe hacer? ¿Nadar o flotar a la deriva? ¿Dar un paseo o darse un chapuzón? ¿Caos u orden? Resulta tentador el entregarse a la intuición o a la inspiración, siempre que uno no se entretenga con los cazadores que buscan llevar a este elusivo animal hacia la tierra, sino que se contente, para empezar, con preparar más café y encenderse otro cigarrillo.”

Wolf Wondratschek

























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