Fernando Santiván

"Los árboles de la alameda, que el poniente doraba, le evocaron una vez más los atardeceres de la vida campesina que acababa de abandonar: la pradera, bebiendo el agua que desbordan los canales, el bosque enorme, cubriendo las colinas hata llegar a las montañas, los mujidos de los toros que husmean en el aire la hembra distante; la madre anciana sentada en el corredor del rústico caserón, los brazos cruzados sobre las rodillas, observando con melancolía el sol que se oculta; y a su lado la tosca silueta del padre que vigila a los peones, dando órdenes con voz breve y ronca."

Fernando Santiván seudónimo de Fernando Antonio Santibáñez Puga
El crisol


"Observo, ahora, una contención, una disciplina espiritual, sin que las características esenciales de su temperamento hayan variado. Se han transformado más bien. El afán alegórico, sobre todo en la selección de los títulos, casi siempre poéticas síntesis del contenido total de cuentos y novelas, persiste aún, aunque a veces no se logre por completo. El autor se oculta en los bastidores de su creación y no quiere mezclarse con sus personajes. Ansia significó, en los comienzos de su vida literaria, angustia creadora. Charca en la selva, en su segunda etapa, es el drama de un paisaje y sus habitantes y del invasor que intenta dominarlos."

Fernando Santiván
Memorias de un tolstoyano



"Un pájaro picotea entre las ramas del arbusto que le da sombra...un pequeño lagarto asoma entre la yerba para deslizarse rápido hasta llegar al sol, y allí se queda inmóvil, palpitante, el vientre sobre la tierra y dando sumiso el dorso de oro y verde a los punzantes rayos del astro. La canción larga y estremecida de las chicharras parece rimar con la ondulante carrera del aire caldeado...De lejos viene la voz de los trabajadores, en las canteras, los gritos a los bueyes, los juramentos y las risas.
En la distancia, la cordillera de la costa, de líneas paralelas al horizonte, coronada por un ligerísimo encaje de nieve, se ve azul y borrosa a esta hora, medio oculta pro la niebla, niebla de sol, que parece brotar como resplandor del valle, como resplandor de la ciudad, extensa, plana, perdiéndose de vista en la lejanía con su hacinamiento de techos, de cúpulas, de altas torres variadas. Sólo el cerro Santa Lucía, gracioso de líneas, verde oscuro, poblado de vegetación, con sus eucaliptos de ensueño y sus pinos meditabundos, con sus fuentes y cascadas, y sus escondrijos húmedos, silenciosos, como si invitara mudamente a los amantes, interrumpe la monotonía luminosa del panorama."

Fernando Santiván
Palpitaciones de vida













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