Guillermo Samperio

1. Como el cuento se levanta narrativamente con base en un solo hecho narrado, que algunos llaman “anécdota” o “historia”, escríbelo con el menor número de palabras que puedas.
2. Por lo regular, el hecho narrado debe definirse en dos o tres frases y siempre tiene una sustancia humana: la venganza, el desamor, la amistad, los celos, la salvación, etcétera.
3. Si el cuento tiene más de un hecho narrado, zigzaguea, no es posible darle un buen final y queda un cuento flojo.

Guillermo Samperio



"A veces empiezo por un lado y de repente aparece el conflicto y entonces ya lo empiezo a trabajar. No me gustan mucho los finales sorpresa, aunque lo hago también, sino construir un final fuerte, bien armado."

Guillermo Samperio



"Creo que hay una combinación. Uno nace con la capacidad de ser creativo y algunos la aprovechan y otros no la aprovechan tanto. Como, por ejemplo, las matemáticas. Yo llegué a aprender matemáticas, pero ya se me olvidaron. Si ahorita me ponen un libro de matemáticas en las manos y lo tengo que descifrar no lo voy a poder hacer… Aunque claro, con mis hijos, que tuve dos, las practicaba. Mi hijo, de nombre Rodolfo, un día me llamó y me dijo: “Oye, Guillermo”, “sí, dime”, le contesté, “quiero decirte que ya no quiero que seas mi papá”, “ah ―le dije―, bueno, así me quito un problemón de encima”. Él creía que yo le iba a decir, no hijo, no seas así, que yo siga siendo tu padre, por favor, perdóname. No. Le dije qué bueno que me quitas ese peso, hazte cargo de ti mismo, cabrón, porque has sido un sátrapa de los mil demonios y ahí tienes a tu mamita que te da todo así que cuál es el problema. Qué bueno que ya me quitas esa carga de encima. Pues hasta nunca, ¿eh? Y no me hables para decirme que te arrepentiste porque te voy a mandar al carajo. Y ya, ahí se acabó la paternidad con él. En cambio mi hija, que incluso se parece físicamente a mí, es muy apegada a mí. Soy quien la ayuda y apoya permanentemente. Su mamá la agredía mucho, muy chica, y la tuve que sacar de su casa. Porque un día me dijo “Ay, me estuvieron pegando mi hermano y mi mamá muy fuerte”. Le dije: “¿Sabes qué?, prepara tus cosas en bolsas y yo en la noche paso por ti. Yo te hablo”. Y así fue. Ya que estaba en el taxi subí las cosas y le dije: “Ahora diles vayan y chinguen a su madre”. Feliz ella. Pensé que les dijera eso por dos cosas: una, para que se desquitara de todo lo que le habían hecho y dos, para que ya no regresara. Es decir, si ella sabía que ya les había mentado la madre a los dos, incluida su mamá, pensara: Si yo regreso, me va a ir en feria, me va a ir peor que antes, y estuvo un tiempo conmigo."

Guillermo Samperio



"El secreto es un aspecto importante en la literatura fantástica.  Quien revela los secretos actúa fraudulentamente."

Guillermo Samperio



"En una entrevista reciente preguntaron a Guillermo Samperio: ¿Hay diferencia entre el Samperio escritor y el Samperio tallerista? Desde luego, respondió, el primero es maestro de sí mismo; el segundo, de los otros."

Guillermo Samperio



"Escribir es una necesidad; corregir, una obsesión, y de la unión de ambas surge la buena literatura: no se puede publicar un cuento sin haber tenido control sobre cada signo de puntuación, cada sonido, cada uno de sus silencios."

Guillermo Samperio




"Fue la primera ropa que encontró. De pasada, se llevó los cerillos. Ya con la idea de ir a la tabaquería. Aún sentía las ataduras en muñecas y tobillos. Cuando inició el paso, supo que terminaría yendo a La Nube. Allí se le dificultaría ponerse a llorar. Anduvo varias calles entre sombras múltiples. O brillos a punto de borrarse. Hasta que llegó a la callecita. Vio que entraban dos jóvenes en la peluquería. Avanzó hacia el café contra los últimos filos del viento. Empujó una de las hojas de la puerta. Entró y se acercó al perchero. Quería releer la frase. Y lo hizo, con dificultad. Como que los sonidos se le resistían. Pero al fin las palabras «la reprivatización de la vida interior» se le hicieron claras. El recinto estaba a punto de llenarse. La nube de humo se empezaba a formar. Descubrió una mesa al fondo, cerca de la barra. Fue atravesando el café. Vio a la otra Maira andar por el espejo. Su rostro de niña se había disipado. Un atadito de arrugas junto a los ojos. Era una señora de cuarenta años, baja de estatura, guapa, dirigiéndose hacia una mesa. El cuello de la gabardina levantado. El cinto se movía lentamente. Alguno fijó su atención en ella y luego volvió a su taza de café. A medio camino, insistieron las lágrimas. No podría creer. Era imposible.
Alcanzó a ver cómo la señora Maira se borroneaba en el espejo. Una bocanada de humo terminó por disiparla. Ahora, la fotografía era difusa, captando fantasmas citadinos. Como si Maira no tuviera derecho a existir. Eso le sugirió la Maira que desaparecía en el espejo. Pasó junto a las puertas de los baños. Y por fin pudo llegar a su mesa.
Pero si ella no tenía derecho a existir, tampoco las calles. Ni las oficinas. Ni la universidad. Ni los perros. Ni el gobierno. Ni los árboles. Ni las canciones.
Tampoco la gente que estaba en La Nube. Le dio rabia la sonrisa del hombre de corbata de moño y tirantes, tras la barra; subía una palanca de la cafetera. A Maira le parecieron ridículos los tubos cromados, las servilletas apiladas tras el hombre. El ambiente azuloso de la luz de neón."

Guillermo Samperio
La mujer de la gabardina roja


"Subo hacia el segundo piso y me doy cuenta de que la tiniebla está untada a las paredes, carne de los muros, como si éstos fueran ella misma y yo pudiera transponerlo, como se horada la neblina y, de esa forma, atravesar todos los edificios del Centro, mirando sus vergüenzas y sus orgullos, sus amores y sus melancolías, sus crímenes y sus nacimientos. Necesidad imperiosa de que la tiniebla anciana explique, diga, cuente cada historia, que resuenen en este silencio los estallidos y las voces poderosas, que se escuche el llanto de una mujer, las canciones de una serenata, la agonía de los viejos. Entonces comprendo que la principal vocación de primera tiniebla es la sugerencia."

Guillermo Samperio
Algo sobre las tinieblas
















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