Jean Schlumberger

"¿Dónde puedo hallar la simbología de lo Alsaciano en todo este sucedáneo de acontecimientos? El escribiente manifestó su renuente reticencia enérgicamente: «Si yo naciera en Guebwiller... pero me vi en la tesitura y la obligación de elegir una nacionalidad alrededor de mi décimo quinto año de vida. Partí con el único viático de un pequeño bolso para viaje y era consciente de que rara vez podría obtener autorización para regresar a mi provincia natal en el futuro. La realidad es que en mi familia mi madre nos involucró desde un primer momento en todo lo concerniente a la política, historia y literatura extranjera; en cambio, mi padre nunca dejó de incentivarnos para que cultiváramos las letras patrias."

Pierre Conrad Nicolas Jean Schlumberger
La Vie en Alsace



"En el transcurso del año 1886 acaeció la visita del Gobernador de la dinastía Hohenhole y entre 1891 y 1895 fue restaurado el hospital (en concreto los edificios aledaños al claustro de los dominicos). Todo esto sucedió en un marco temporal bastante rápido.
[...]
Sin duda alguna en el contexto del Segundo Imperio, el espíritu de los adalides se liberó considerablemente del yugo pretérito, debido probablemente a un contacto mundano mucho más fehaciente que el que yo pude experimentar durante el tiempo de mi niñez. Pero la anexión supuso cortar todos los lazos espirituales con Alsacia y se manifestó como un autoderrumbamiento en su mismidad. Los más emprendedores y osados decidieron marcharse en aquel momento; los otros se limitaron a hacer todo lo posible para recuperarse de aquellas condiciones tan onerosas. Al disponer de tres semanas durante las vacaciones para poder reunirse con nosotros en Normandía, la respetada y heredada figura de mi padre había degenerado. Siempre se repetía en mi mente esa imagen, un ratón que avanzara en medio de la charla justo entre el borde de la mesa y el respaldo de la silla. Sin lugar a dudas el periplo vacacional era un evento muy ansiado. Amábamos a nuestros abuelos DeWitt y cada uno de ellos nos hacía sentirnos bien, como seres humanos y su corazón irradiaba en medio de aquel gélido y grisáceo presente un rayo de esperanza. En los albores de mis recuerdos permanece mi abuela Henriette y la ternura que desprendía la suave forma de sus pechos mientras mi cabeza respiraba sobre el arrullo de sus tiernos mimos. Recuerdo que llevaba una gorra de dormir. Cada mañana, nada más despertarse, venía a abrazarnos y nos obsequiaba con unos dulces que guardaba celosamente en una caja de laca. Uno para cada día. Su forma de ser contrastaba totalmente con nuestra educación alsaciana."

Jean Schlumberger
Éveils





















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