Paco Puche

"Creo que como estamos en una continua pretensión de ser como dioses, estos son inmortales. «No me fastidies con estas cosas, que ya llegará la ciencia o la tecnología a inventar la inmortalidad, no me seas gafe». De hecho el capitalismo súper tecnológico y soberbio nos anuncia ya la pronta compra de eternidad, que como la venda a trozos para que compren todos es una paradoja insalvable."

Paco Puche



"El amianto era el material de la construcción por excelencia."

Francisco Puche Vergara



"El sentido de la vida para mí sería sentirse profundamente imbricado en natura, gozándola, imitándola y sacralizándola."

Paco Puche




"… es hacia el mutualismo, es decir hacia interacciones, esporádicas o permanentes, de las que salgan beneficiados los y las simbiontes, porque si no para qué interactuar mucho tiempo. […] Hay una plétora de asociaciones simbióticas en la naturaleza. Hay microorganismos que viven en asociación estrecha con protoctistas, hongos, animales y plantas, y comunidades de bacterias o arqueas que viven dentro de eucariotas unicelulares y pluricelulares. Esta variedad de asociaciones relacionales que llamamos simbiosis produce diferencias entre los distintos modos de asociarse que se presentan en la naturaleza. Pero hay cierta regla general y es que, cuando la simbiosis se presenta avanzada y madura, la tendencia, con toda probabilidad, es hacia el establecimiento firme de una simbiosis de tipo mutualista."

Paco Puche
‘Hacia una nueva antropología, en un contexto de simbiosis generalizado en el mundo de la vida’, en Lecturas impertinentes, vi, Málaga, Ediciones del Genal, 2019, p. 121




"Finalmente, una crítica a Freud. Para mí no existe la pulsión del tánatos, solo hay pulsión de vida; la pulsión de muerte decía From es una patología, igual que la depresión es otra patología, lo natural es la alegría de vivir."

Paco Puche




"Hacen falta además ejercicios para poder mejor afrontar la muerte y no los hacemos. Pensando en ella, por ejemplo sin rechazo. Yo hice una especie de poema-reflexión hace ya más de treinta años que titulaba «La muerte siempre avisa». Recuerdo que decía así: «dardos de continuo caen muy cerca/ abatiendo afinidades/lacerando corazones/en memoria de Diana/Llamar fatal a lo letal /pero no reprocharle traición/la muerte siempre avisa/como una fiel amiga/Con ella de compañera/ se pierden horas en quimeras/pero no en ostentación … y seguía para culminar diciendo: la vida y la muerte/ son inseparables amigas/ quien las enemista/mata la vida/mata la muerte/la una es la otra. La otra clave es la conversión a la humildad verdadera, no a la falsa. Y así."

Paco Puche




"La injusticia y la consiguientes desigualdades nos hace infelices, por eso su lucha contra ella nos mejora, nos da bienestar. Víctor M. Fernández, de la Complutense, concluye su libro «Prehistoria. El largo camino de la humanidad» tan bellamente como sigue: «Por último, y no menos sino más importante, que a igual que a mucha gente le interesó destacar, a mucha más, parece haberle importado también con una constancia igual de admirable durante todo el tiempo de la historia humana, mantener la igualdad y el que ´nadie sea más que nadie´»."

Paco Puche



"Mi visión holística me impide usar demasiado el método analítico. Ya sabes, lo decían Pascal y Descartes: el primero sostenía que «tengo por imposible el conocer las partes sin conocer el todo» frente a la cartesiana propuesta de «dividir las dificultades en tantas parcelas como se pueda». En cuanto al sentido de la vida se me ocurre relacionarlo con la geometría. El término «sentido» también se refiere a esa flecha que apunta hacia alguna parte siguiendo una dirección dada. Si me sitúo en la rosa de los vientos, todas las líneas rectas que pasan por el centro son direcciones distintas, el sentido lo marca el apuntar al norte o al sur, al este o al oeste o a las miles de direcciones mencionadas. Es una concepción lineal que creo marca nuestras concepciones habituales; así progreso está en este paradigma lineal de adelante, más, mejor; y teleología en ese otro de finalidad pero orientado hacia un punto omega (de corte theilardiano) que nos engrandece y nos lleva hacia adelante, a más y mejor, más que a esa otra concepción finalista vinculada a la estructura de los seres que a veces llamamos determinismo estructural. Es, en el fondo, la concepción exponencial de estos seres sapiens sapiens que no cesan en su tentación de ser como dioses. Y lo exponencial tiende pronto al infinito que al decir de Albert Einstein «Sólo conozco dos infinitos: el del Universo, y el de la estupidez humana, y no estoy muy seguro del primero de ellos». Por eso el capitalismo es tan funcional a estas ideologías del crecimiento.

Por todo ello, yo doy como sentido de la vida mi concepción gaiana que es circular, no lineal. La muerte es un retorno a la Madre Tierra para seguir «vivos». El sentido de la vida, para mí, sería el sentirse profundamente imbricado en Natura, gozándola, imitándola y sacralizándola y el llevar en la sociabilidad humana una finalidad consistente, por ejemplo, en la fórmula de Paul Ricoeur: ser feliz o tener una vida buena, con los otros en instituciones justas. Qué más podemos pedir. Las fantasías del paraíso/cielo (y el consiguiente infierno) me resultan inhumanas y son centrales en el cristianismo y entre los musulmanes: unos, según san Pablo, «si no resucitásemos vana sería nuestra fe», los otros, con la promesa del Paraíso se inmolan en las guerras santas. La fórmula latina que pronuncia la Iglesia en los Miércoles de Ceniza me pare muy ilustrativa del sentido circular por el que inclino: memento homo quia pulvis es et in pulverem reverteris.

Podemos rescatar en este punto el testamento de Pericles, que tan bien glosa Castoriadis. En él se da este otro sentido a la existencia: «vivimos por el amor de la belleza y de la sabiduría; y en la actividad que suscita ese amor; vivimos por la belleza y la sabiduría, con ellas y a través ella, pero lo hacemos evitando las extravagancias y la molicie». Ser y estar al mismo tiempo. Otro hermosos programa de vida vivible."

Paco Puche




"No se trata sólo de decrecer, es necesario transformar. Algunos capítulos pueden ilustrar lo que decimos: redistribuir la renta y el tiempo de trabajo, anteponer la vida social y relacional a la productiva, fomentar el ocio creativo, reducir la burocracia y el tamaño de infraestructuras y corporaciones, privilegiar lo local respecto a lo global, y practicar la simplicidad o sobriedad voluntaria. No se trata de inventar la pólvora, porque muchas de estas prácticas han estado o siguen estando presentes en muchas sociedades. Pienso en una parte del movimiento obrero, en las prácticas indígenas y campesinas y en muchas acciones de la vida familiar. En todos esos ámbitos imperan a menudo el don, la ayuda mutua  y la reciprocidad. Serge Latouche, buen conocedor de los pueblos africanos, se preguntaba si no serían ellos los que tendrían que ayudarnos en tantas cosas y agregaba que la mejor ayuda que podríamos ofrecerles era la de dejarles en paz."

Paco Puche



“O decrecemos por las buenas o lo haremos por las malas: el capitalismo se hunde.”

Paco Puche



"Para cada cultura la muerte es una cosa. Haciendo un repaso por encima nos encontramos a los epicúreos, por ejemplo, para ellos la muerte y la vida no coinciden, pues para qué preocuparse: cuanto una está no existe la otra y viceversa. Sócrates la toma con serenidad y prefiere la justicia y la dignidad a seguir con vida. La muerte de todas maneras ha de venir y los individuos van a tener una segunda oportunidad, nos dice, siguiendo la creencia de la transmigración de las almas. Para los cristianos la muerte es tremenda porque espera o bien el Cielo, previo Purgatorio, o bien el infierno atroz, y como tratar con Dios es siempre desproporcionado, basta un pecado de última hora para condenarse eternamente (la literatura ha ahondado sobre este asunto temible, por ejemplo en El condenado por desconfiado de Tirso). La relajación actual sobre el Infierno y el Purgatorio por parte de la Iglesia no quita siglos de amedrentamiento que ha consolidado una cultura de miedo. Hasta los griegos tenía su Tártaro, el equivalente al infierno cristiano, adonde eran llevados por la diosa Némesis, la que se encargaba de castigar los excesos.

Y tenemos la muerte gaiana, ni más ni menos que la que tan bellamente propone Kurosawa en sus Sueños. En esta película se visualiza la alegría de vivir hasta el final. Dice el viejo de cerca de cien años que va a acompañar la procesión del sepelio de una pretendienta suya, ya muy mayor, que había muerto (lo transcribo de memoria): «cuando uno es mayor y ha hecho su tarea no hay que tener pena, ha llegado su hora, por eso se celebra, se canta y se baila alegremente. Otra cosa sería que muriese una niña o un joven que eso sí que es una pena y hay que hacerle un duelo». La muerte como tránsito alegre, con el deber cumplido, devolviendo las criaturas a la Madre Tierra, requiere una compañía festiva.

Por eso, lo principal es que no quiero perder la alegría de vivir y de morir sabiendo de nuestra insignificancia y de nuestra pertenencia a un mundo que nos envuelve, nos da y nos quita la vida en un proceso circular del que no podemos salir. Esta, creo, es la forma de «resucitar» más congruente con nuestra dimensión contingente y con la visión gaiana de una mundo de la vida autopoiético (que se crea y recrea así mismo).Todo esto no quita cierto canguelo y sinsabor por falta de praxis preparatoria… y porque produce dolores."

Paco Puche




"¿Qué le parece un país en el que sólo hubiese 200.000 desempleados, en el que la criminalidad presentase niveles cinco veces inferiores a los de hoy, en el que las hospitalizaciones por enfermedades mentales se redujesen a una tercera parte, en el que los suicidios se redujesen al 50 por ciento y en el que no se consumiesen drogas? Pues ésa era la situación de Francia en 1960, no precisamente en la edad de la piedra. Cuando decimos que en los países ricos habría que reducir el consumo de energía a la mitad, no estamos hablando de volver al imperio romano o a la Edad Media, sino al consumo característico de la década de los sesenta."

Paco Puche



"Yo suelo decir que, en este magma de crisis múltiples, se anuncia una edad de oro para los movimientos de contestación, que pronto podrán observar cómo, pese al miedo y la sumisión que las autoridades desean crear, muchas gentes están dispuestas a escuchar mensajes radicales que hace poco quedaban en el olvido. Un viejo lema, ‘socialismo o barbarie’, se halla hoy de mayor actualidad que en cualquier otro momento de la historia."

Paco Puche




"Yo tengo una cosmovisión que también ayuda a llevar mejor estos contratiempos. Esta manera de ver tiene como dos ejes principales: uno es el referido del «descentramiento del yo». Decía Aranguren que para ser feliz hay que estar preparado y luego si hay suerte llega la felicidad. La preparación consiste en el ejercicio habitual de la despreocupación, el desprendimiento y el desapego. Como se ve, virtudes muy poco funcionales con el consumismo, el egotismo, la chulería y esos otros antivalores del capitalismo, aunque no solo. Tienen algo de budistas. Y son compatibles con el compromiso y las tempestades (aquí recuerdo a Goethe: «el talento se cultiva en la calma, el carácter en la tempestad»).

Mi cosmovisión continúa con una valoración de la especie humana que contiene una parte de humildad profunda: no somos los seres más importantes para la vida, no somos tan sabios al cuadrado, no somos la especie elegida, no somos dioses, somos unos seres vivos que hablamos y tenemos conciencia, sin saber bien qué grados de comunicabilidad y conciencia tienen los demás seres vivos. El antropocentrismo fuerte es una auto justificación, y una inevitable manera de mirarnos, tan centrados en el «yo» como estamos. Soy más bien bacteriocéntrico, seguidor de Lyn Margulis (en este punto hemos de decir que es inevitable leer a Margulis, su «Microcosmos» por ejemplo, para poder entender mejor todo lo que sigue) y más cerca de su homo insapiens insapiens (sin sabor ni saber) que de lo que nos creemos sobre nosotros mismos. Esto sirve para Dios, la trascendencia y demás exageraciones, que son meras construcciones humanas que llegamos a creérnoslas y suelen tener graves consecuencias. Parece ser que la religión, en contra de lo que suele decir, es moderna en los humanos. Bacteriocéntrico porque han sido (y son las bacterias) los seres vivos a los que debemos la vida, los más creativos de todas las criaturas y los más indispensables para la vida. Humildad por tanto en nuestro sitio en el mundo, que si no sirve para mantener la vida y para hacer más dichosos a todas las criaturas es vacío. Sobre las pretensiones de sabiduría hay que decir lo que me has recordado de Ludwig Wittgenstein cuando recomienda que «de lo que no se puede hablar, hay que callar», y sabemos tan poca cosa…siguiendo la enseñanza socrática del «solo sé que no sé nada». Estos atisbos de humildad profunda tienen mucho que ver con la etimología de esta palabra que sigue este recorrido: la palabra designada para nombrar la Tierra, al principio de las lenguas indoeuropeas, era dhghem. A partir de esta palabra que no significa más que tierra surgió la palabra humus, que es el resultado de las bacterias en el suelo. Y de ella surgieron las palabras humilde y humano. Somos pues, además de hijos de las estrellas hijos, por segunda, vez de las bacterias.

Esta humildad profunda no es incompatible, ni mucho menos, con la dignidad humana que nos concedemos a nosotros mismos, y que se basa en nuestra igualdad metafísica. Eso justifica aquella frase de Marx cuando decía que «el hombre es el ser supremo para el hombre». De aquí también que nuestro apego a los oprimidos y a las víctimas sea a causa de haberse establecido una desigualdad insoportable en el mundo. De nuestra profunda sociabilidad no solo ha surgido el lenguaje humano sino también la omnipresente empatía que espontáneamente mantenemos entre nosotros, cual parientes próximos de los bonobos y cual seres sociales que tienen la experiencia de 150.000 años de solidaridad, que ha dado lugar a las neuronas espejo. Elogio pues del «primitivismo».

El otro eje es mi visión gaiana (de Gaia, la Madre Tierra) del mundo de la vida. Lo que nos caracteriza es nuestra imbricación en ecosistemas de ecosistemas. Ese mundo interrelacionado, en donde lo individual no es más que un detenimiento en esa densidad inabarcable, es en el que estamos abrazados en campos de relaciones más que en líneas que nos conectan. No sabemos más por estar en hombros de gigantes-as sino por estar abrazados (afectivamente) a ellos y a ellas. En esta visión nada se desperdicia, nada muere para siempre, pues llevamos en nuestras vidas algo de lo que fue y contribuiremos a formar parte de lo que será…, y en nuestro mundo social de humanos nos mantendrán resucitados los recuerdos amables que hayamos podido suscitar y los sueños de los que queden en donde aparezcamos. De todos modos la intrascendencia y la inmanencia han de ser nuestras guías para llevar vidas buenas y buenas vidas. Para tomarnos en serio lo que nos toca vivir como cuasi individuos. Lo sagrado para mí es el mundo de la vida y el de los demás iguales. La religación o religión más pertinente a esta profesión de fe gaiana es el panteísmo intrascendente.

En 2002 reeditamos un libro del poeta malagueño Alfonso Canales, que fuera premio nacional de poesía, titulado El canto de la Tierra, y con esa ocasión le hice una presentación, que me permito en parte transcribir, porque expresa muy bien mi sentido de la muerte. 

Dice así:

«En su prólogo, Canales, nos revela su intención: ´proponer una posible forma de resurrección´. No en vano, dos teólogos prestigiosos, Juan Mateos y Shöeckel, un Viernes Santo, le han sugerido que la verdadera resurrección no es la que siempre ha estado en nuestras mentes de greco-cristianos, basadas en el dualismo cuerpo-alma. Se abre pues la imaginación a otras formas resucitadoras:

…Se trata de romperlo, 

de desnudarte de prisión, molida 

tierra, para que hagas, sólida madre, nuevos 

precarios hijos.

Es una forma 

… Tierra, 

mi paraíso terrenal, mi cielo.

Es otra 

… No acabamos en esto 

que sucedió y sucede. Nada se descompone 

sino para ser algo 

nuevo: de alguna forma, en todo lo que ocurra 

estaremos presentes.

Es una más 

Y otra, apoteósica: 

…favorable 

a la reconstrucción, asciende el polvo 

hasta un nuevo destino». 

Este prólogo que hice en su día termina así: 

» … Al otro lado 

del rito, está la tierra 

hembra, madre de todos los que le dan sus noches 

y sus días, poniendo 

huevos durables en los engañosos 

anuncios de la muerte.

Canales se anticipa a la hipótesis Gaia, y con Quevedo nos dice: 

Y no nos engañemos 

del todo: como sales 

disueltas en las mismas 

aguas, coincidiremos en futuros parajes 

de la perpetua recreación. En sitios 

insospechados, una porción de lo que fuego 

nos parece ( y es tierra 

pura) hallará otra mota de enamorado polvo. 

….. 

…. amada 

mía, en alguna parte 

me encontraré contigo.

Fin de la larga cita. Los versos son del libro presentado."


Paco Puche



















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