Wendy Brown

“El experimento de la Unión Europea muestra el sinsentido de llamar democrático a ese foro transnacional: no lo es. Incluso a escala de Estado-nación, las limitaciones son enormes.

La democracia funciona mejor en pequeños órdenes de cercanía. Nos damos cuenta cuando nos sentamos en una habitación, ya sea un aula, un lugar de trabajo o una cooperativa colectiva, y decidimos juntos cómo tomaremos decisiones y cómo viviremos respetándolas. Esa fue la concepción de Rousseau. ¿Se puede ampliar ese orden de cosas de alguna manera modesta o conectarlo con otras formas democráticas? ¿Podemos tener muchas cápsulas democráticas conectadas entre sí que nos permitan un control honesto de las condiciones, los términos y principios, y las reglas que nos damos a nosotros mismos y al mismo tiempo lidiar con un mundo verdaderamente globalizado?”

Wendy Brown



“Espero que no tengamos que reinventar la rueda cada vez que nos enfrentemos a este tipo de dificultades, pero también he terminado por aceptar que probablemente terminemos haciéndolo. Ahora entiendo mejor que cuando tenía 20 años por qué la vieja izquierda estaba tan irritada con la nueva izquierda. Pensábamos que estábamos haciendo una forma de política emancipadora, igualitaria, socialista democrática, feminista, ecológica. Los de la vieja izquierda pensaban que ya la habían hecho ellos, y nosotros creíamos que eran un montón de viejos leninistas, estalinistas y patriarcas blancos. Era un error; había más cosas allí, y nosotros estábamos reinventando la rueda. Pero eso es parte de lo que hacen los movimientos sociales.”

Wendy Brown




“La izquierda debe hacer algo más que reaccionar a lo que dice la derecha.”

Wendy Brown



"Schmitt sabe que esta historia especulativa no queda confinada a los pueblos y lugares reales y que hay, más bien, una transformación de la conciencia (europea) que viene con el descubrimiento del Nuevo Mundo, la revolución copernicana y la «revolución espacial» que «supone además una transformación de los conceptos espaciales que abarca todos los aspectos y ámbitos de la existencia humana».44 «No es excesivo afirmar —escribe— que todas las esferas vitales, todas las formas de existencia, toda clase de fuerzas creadoras humanas, arte, ciencia y técnica, han participado de aquel nuevo sentido espacial».45 Hasta se convierte en la base del racionalismo occidental que «surge con impulso irresistible» y destruye «las formas medievales de comunidad humana, crea nuevos Estados, flotas y ejércitos, inventa nuevas máquinas, somete a los pueblos no europeos y los coloca ante el dilema de aceptar la civilización de Europa o caer como simple pueblo colonial».
No obstante, problemáticamente, de manera incompleta, y tendenciosamente, Schmitt anticipa la experiencia de la globalización de los somewheres de Goodhart, para quienes el apego a la nación, la familia, la propiedad y la blanquitud es movilizado como una formación política reaccionaria. Lo que falta en ambas teorías es la mezcla tóxica de nihilismo, fatalismo y resentimiento con los ataques neoliberales a lo social y lo político y la valorización de los mercados y la moral que este libro describe. Asustados por la pérdida de valores y de bienes hasta ahora asegurados por los «nomos de la tierra», esta población se enfurece contra los laicos cosmopolitas orientados hacia el uso en lugar de la propiedad y que acogen la indeterminación racial, la fluidez de género, las «familias alternativas», el ateísmo, las fronteras abiertas, la especulación, la socialidad virtual y el desarraigo de la vida cotidiana. Los somewheres están aferrados al suelo, aun cuando este sea el césped suburbano devastado por las sequías y las inundaciones debidas al calentamiento global, lleno de la basura de la parafernalia de analgésicos adictivos, y adyacente a escuelas desmoronadas, fábricas abandonadas y futuros terminales. Las familias se convierten en una cáscara, la propiedad y los ahorros se esfuman, los matrimonios tiemblan y se rompen, depresión, angustia y otras formas de enfermedades mentales son ubicuas, la religión es comercializada y convertida en un arma, y el patriotismo se reduce al apoyo xenófobo a tropas en guerras sin sentido, sin finalidad y sin fin, pero con barricadas espectaculares en las fronteras. La nación, la familia, la propiedad y esas tradiciones que reproducen el privilegio racial y de género, heridas de muerte por la desindustrialización, la razón neoliberal, la globalización, las tecnologías digitales y el nihilismo, son reducidas a vestigios afectivos. Hasta la fecha, estos vestigios han sido activados mayormente por la derecha. ¿Qué tipos de crítica política y qué perspectivas de izquierda podrían llegar a ellos y transformarlos?"

Wendy Brown
En las ruinas del neoliberalismo











No hay comentarios: