Anthony Aveni

"Arqueoastronomía es el nombre que diversas personas le han dado. Mis estudios en México han contribuido a su aparición.

Hay cosmología en el medio construido, tal y como comprobamos en las ruinas de muchos lugares alrededor del mundo. En estas arquitecturas había abundantes conceptos relacionados con lo cósmico. Por ejemplo, en Teoutihuacan, donde trabajé, el alineamiento de las pirámides está dispuesto según un calendario que divide el año en meses de veinte días, número en torno al cual articulaban su sistema numérico y cifra en la que su calendario se basaba. De manera que ese entorno construido, su arquitectura, incorpora esa ideología. La arquitectura siempre guarda relación con nuestra visión del mundo pero en este caso ese componente está palpablemente prescrito.

La palabra arqueoastronomía está formada por «arqueo-», que tiene que ver con mirar abajo, a la arqueología: la disposición de una planta, las montañas circundantes y la arquitectura; y «astro-» que implica mirar hacia arriba. Comprendimos que arqueoastronomía podría ser la palabra adecuada para designar el estudio de la astronomía antigua a través de registros textuales y no textuales, como la arquitectura y otras formas de expresión distintas al concepto tradicional occidental de escritura.

El término se ha ampliado para incluir también las interpretaciones de los fenómenos estelares que existen entre las culturas contemporáneas de todo el mundo, no sólo las antiguas."

Anthony Aveni



"Aunque de modo general la mañana, el mediodía y la tarde pueden identificarse de forma fácil, observando simplemente en qué lado del cielo se encuentra el Sol, divisiones del día en 8, 10 o incluso 12 partes pueden estimarse de manera inequívoca mediante el simple expediente de hacer gestos con los brazos. Si una hora de precisión fuera todo lo que necesitáramos, en la actualidad todo el mundo podría hallarse completamente desprovisto de relojes."

Anthony Aveni
Tomada del libro El fin del principio de Adam Frank, página 101



"Creo que veo mi campo de trabajo como un elogio a la audacia de la imaginación humana.

Muchos de los que trabajan en disciplinas científicas prestarían atención a estas historias sobre las constelaciones que recojo. Me gusta en particular una sobre una llama y su cría hecha de las nebulosas oscuras de la parte sur de la Vía Láctea. Al lado de la llama alimentando a su cría se encuentra el zorro, que quiere comérsela y se la lleva. Los astrónomos opinarían que es una historia entretenida pero también absurda porque todos sabemos que las nebulosas oscuras del sur de la Vía Láctea están hechas de materia interestelar.

Y, sin embargo, esto es algo más que un cuento entretenido ya que hemos estudiado las constelaciones y ahora sabemos que el motivo por el cual esa llama está ahí con su cría y va a zambullirse en el horizonte coincide con el momento en que el sol se pone a comienzos de noviembre. Este el momento en el que el viejo mito cuenta que bebe agua y después la escupe sobre la tierra. Los habitantes de Nazca sabían muy bien que en ese preciso momento en que la llama y la uñallamacha toman un trago de agua es cuando comienza a correr agua por sus canales. Por eso, ese cuento es de hecho una historia sobre la época de precipitaciones, un relato que les recordaba que los dioses les traían la lluvia y que debían congregarse para agradecérselo. Es decir, no es un cuento sin sentido inventado como mera diversión, sino un relato sobre el ciclo estacional. Ésta es una de las historias del cielo que incluye mi libro y que tiene un significado específico para las personas que habitan ese entorno concreto."

Anthony Aveni





"El lenguaje figurado de Hesíodo nos demuestra que los griegos antiguos no pensaban en el tiempo como en algún fenómeno abstracto que se estimaba en un reloj, de la manera como pensamos en él en la actualidad. Para ellos, el tiempo era el ciclo ordenado de acontecimientos naturales sensibles con los cuales los seres humanos estaban destinados a relacionar los acontecimientos de la vida cotidiana, desde labrar el terreno hasta adorar a los dioses. Para Hesíodo, la verdadera esencia del tiempo reside en un diálogo que se produce continuamente entre la naturaleza y la cultura."

Anthony Aveni
Tomada del libro El fin del principio de Adam Frank, página 68




"Hay muchas culturas en el mundo que tienden a pensar en función del modo en que las cosas se asocian entre sí. Por ejemplo, podría plantear la idea de progreso como resultado de una causa y cuyo efecto es hacer del mundo un lugar más sólido, mayor y mejor, pero ahora figurémonos la imagen del progreso representada mediante las partes del cuerpo humano. El principio de todo se encuentra en los dedos de los pies, y después, cuando comenzamos a avanzar en nuestro conocimiento, llegamos a las rodillas. Podríamos plantear que nuestra rodilla es el momento en que inventamos la alfabetización y, quizá, nuestras caderas podrían representar el momento de la invención de la imprenta. Y de ahí, ascendemos a los pensamientos más elevados, para situarlos en los hombros y la cabeza. Es decir: puedo asociar partes de mi cuerpo con el proceso evolutivo. Eso es pensamiento asociativo. En el mundo antiguo, por ejemplo, la medicina identificaba cuatro humores y cada uno de ellos estaba asociado a una pasión: el hígado a una, la sangre a otra… Sin embargo, no es que causasen pasiones ni se trataba de causas sino que es una forma de conectar las cosas para crear una suerte de taxonomía: un listado que nos ayuda a comprender mediante esa conexión de una cosa a otra. Es un modo diferente de pensar.

Es una forma holística de pensar a la que no estamos habituados. Uno de los problemas de nuestra cultura, derivado de no dedicar la suficiente atención al estudio de otras culturas, es que tendemos a creernos que todo lo que nosotros hacemos es lo correcto y que cualquier otra cosa es una fabricación sin valor alguno. A mi modo de ver, si queremos hacer una llamada a la condición humana es necesario que prestemos atención a los Otros, con ‘o’ mayúscula."

Anthony Aveni



"Hemos perdido la conciencia de nuestra relación con la naturaleza. Y hoy, de repente, nos encontramos con esta epidemia global. Un elemento natural microscópico está modificando la dinámica del mundo entero y súbitamente nos ponemos a preguntarnos por qué esta enfermedad nos está atacando, dónde se encuentran los focos de contagio…Pero no estamos prestando atención al mundo natural porque éste se ha convertido en algo que nosotros, que vivimos en entornos aclimatados e iluminados de manera artificial, no necesitamos conocer. No sabemos qué sucede fuera, más allá de nuestra ventana; no necesitamos saber dónde se encuentran el sol o la luna, hasta fabricamos nuestra propia luz… Y ahora, de repente, nos volvemos a poner de frente ante la naturaleza.

Así que una de las conclusiones de mi trabajo y que tiene que ver con el escenario en que nos encontramos en este momento, aún más a la luz de esta crisis, es que nos beneficiaría incrementar nuestra atención hacia la naturaleza. El ejemplo que yo ofrecería es que en este momento a lo que se está atendiendo es a las implicaciones económicas y la expansión de la enfermedad. Tenemos individuos, como nuestro presidente, que parecen no ser conscientes del hecho de que quizá permanezcamos mucho tiempo en esta situación y cuya única preocupación es la economía. Lamento tener que recalcar la relevancia de la arqueoastronomía en este panorama, pero es así. Sabemos que no prestamos suficiente atención al mundo natural, virus incluidos, para ser conscientes de cómo deberíamos reaccionar y tratar de entender los procesos de la naturaleza. Es algo que no entendemos."

Anthony Aveni




"Otro ejemplo es el de la observación de las Pléyades en Perú. Los meteorólogos han estudiado su aparición y saben que, por el modo en que se muestran, su altitud, el modo en que titilan… guarda una relación con El Niño.

Este es un caso que a muchos les haría decir: «Estos pueblos, al igual que nuestros científicos, saben estas cosas». No obstante, hay también muchas historias que no guardan conexión con nuestra ciencia pero que, insisto, tienen sentido para los habitantes de un concreto lugar, y éste es el aspecto fundamental. El anzuelo que estas historias tienen para nosotros, y creo que tú has mordido ese anzuelo, es que cuando vemos algo que nuestros científicos reconocen afirmamos: «Ahí está, no son tan diferentes a nosotros.» Pero luego, tras coger el anzuelo hay que seguir el hilo, prosigo con una metáfora relacionada con la pesca, y debes introducirte, enredarte en esa red para ver cómo eso incide en la cultura. Por ello, aquello sobre lo que aprendes es la cultura. El propósito de la arqueoastronomía no es aprender sobre astronomía sino sobre las personas.

Vivo en una zona dedicada a la agricultura y puedo ver a muchos agricultores que aún siguen prestando atención a las fases de la luna, por ejemplo. Con esto no quiero decir que todos los granjeros del mundo que estén trabajando en sus cultivos deban hacer esto, lo que confirmo es que existe una conexión muy fuerte entre esas personas y la naturaleza. Usan el medio natural. Para mí no es relevante si lo hacen o no con un propósito científico, pero hablar con estos campesinos sobre las fases de la luna me puede ayudar a conocerlos como personas.

Como antropólogo converso, porque de hecho eso es un arqueoastrónomo, me he transformado en alguien más interesado en comprender a las personas. La arqueoastronomía es un vehículo para entender al hombre."

Anthony Aveni





"Soy científico, tengo un doctorado en Astrofísica. Hace años, durante mis investigaciones, comencé a encontrarme con culturas americanas, especialmente los Mayas, que sabían predecir eclipses y adquirir un conocimiento muy preciso del mundo natural. Recuerdo que, por aquel entonces, yo estaba convencido de que solamente nosotros, los científicos, éramos los únicos que poseían el conocimiento y la capacidad de comprensión de la naturaleza, que aquello era algo que nosotros habíamos perfeccionado o conquistado. Nosotros éramos los que verdaderamente habíamos intentado descubrir las leyes de la naturaleza. Sin embargo, hay tantos conceptos relacionados con el género, tantas cosas que damos por hechas en nuestra cultura y que aplicamos de forma simple a la manera en que tratamos la naturaleza…Fue en este punto cuando comencé a descubrir que, verdaderamente, el mito posee significado.

El punto de inflexión en mis estudios se produjo con el encuentro de ciencia y mito. Así comencé a entender que el mito no son sólo «cosas», stuff, como decimos los estadounidenses. «Todo esto es una invención», eso es lo que la mayoría de los científicos piensa. Por supuesto, admitirán que hay un componente muy entretenido en los mitos e historias y que esas culturas eran muy audaces pero, finalmente, acabarán proclamando que todo eso es información falsa que «nosotros», los científicos, debemos corregir. No obstante, yo creo que hay verdad en todo ello: una verdad que tiene sentido para las personas que habitan dentro de un entorno concreto."

Anthony Aveni









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