Ali Smith

"Aquella novela la había comprado por primera vez en 1974, por treinta peniques en una librería de Devon, Rosemary Child, de veintidós años, que había sentido el impulso de leer la novela después de ver la película. Dos años después Rosemary se casó con su prometido, Roger. Unieron sus libros y donaron los que tenían repetidos a un hospital de Cornualles. Una calurosa tarde de julio de 1977, Sharon Patten, una joven de catorce años con la cadera rota, inmovilizada en una cama del pabellón 14 y aburrida porque Wimbledon se había terminado, la seleccionó del carrito de la biblioteca del hospital. A la hora de las visitas, a su padre le había complacido ver el libro en su mesa, y aunque
ella abandonó la lectura a media novela, la había conservado allí, junto a la jarra de agua, durante toda su estancia, y luego se la había llevado furtivamente a casa cuando le dieron el alta. Tres años después, cuando ya no le importaba lo que su padre pensara de ella, se la regaló a su compañero de clase David Connor, que quería estudiar Filología inglesa en la universidad, diciéndole que era el libro más aburrido del mundo. David lo leyó. Era perfecto. Como la vida misma. Todo es hermoso, todo está perdido. Iba a clase citándose párrafos del libro. Dos años después, cuando se trasladó al norte para estudiar en la Universidad de Edimburgo, ahora como un joven maduro de dieciocho años, seguía admirándolo, como dijo varias veces en el seminario, aunque le parecía un poco
adolescente y creía que la infravalorada Suave es la noche era la auténtica obra maestra de Fitzgerald. Su tutor, que todos los años tenía que corregir unos ciento cincuenta pésimos trabajos de primer curso sobre El gran Gatsby, asintió sabiamente y le puso buena nota en el examen. Después de licenciarse con matrícula de honor y encontrar trabajo en recursos humanos, vendió todos sus
libros de la universidad por treinta libras a una chica llamada Mairead. A Mairead no le gustaba la filología inglesa —no tenía respuestas adecuadas— y decidió estudiar Económicas. De modo que volvió a venderlos, por mucho más dinero que David. Vendió El gran Gatsby por dos libras, un precio seis veces superior al original, a una estudiante de primer curso llamada Gillian Edgbaston.
Esta consiguió no leerlo jamás y lo dejó en los estantes de su casa de alquiler cuando se mudó en 1990. Brian Jackson, propietario de la casa, lo guardó en una caja que permaneció cinco años olvidada bajo el congelador del garaje. En 1995 su madre, Rita, vino a visitarlo, y mientras ordenaba el garaje de su hijo descubrió la novela en la caja abierta, tirada en la gravilla del jardín."

Ali Smith
La historia universal



"Debemos superar la desilusión."

Ali Smith



"La estricta instrucción de que siempre se debe derivar placer del trabajo que se hace, porque tanto el amor como el arte son a la vez tareas de habilidad y de propósito, la flecha se clava en el círculo del objetivo, la línea recta se une a la curva del círculo, dos cosas se unen y se produce la dimensión y la perspectiva, y cuando se pinta y se hace el amor —en ambos casos— el tiempo cambia de forma, las horas pasan sin ser horas, se vuelven alguna cosa más, se vuelven su propio contrario, se vuelven intemporales, dejan de ser tiempo."

Ali Smith
How to be both




"La pandemia dejó claro lo fácil que es cambiar las normas de un día para otro."

Ali Smith



"Lise había coincidido parcialmente en uno de los turnos de la chica muerta. La chica muerta tenía el pelo oscuro, pero era un sábado de mucho trabajo, y siempre había personal nuevo yendo y viniendo, siempre había camareras nuevas, hay mucho movimiento de camareras. (Mucho movimiento: una frase cargada de potencial chistoso.) Los familiares de Sara Wilby se habían puesto en la puerta de la iglesia. Toda la gente que trabajaba en el Global desfiló por delante de ellos, primero los jefes luego los mandos intermedios luego el personal administrativo luego el de Recepción luego el de Seguridad luego el de Mantenimiento luego el de Cocina luego el de Limpieza, y les dieron la mano. Hacía un par de semanas que Lise había caído en la cuenta de que era de aquello de lo que conocía a la chica, la chica que había estado sentándose fuera, al otro lado de la calle. Lise la había visto en la puerta de la iglesia cuando todos ellos pasaron con sus uniformes del hotel. A Lise le parece que le dio la mano a esa chica.
Esa noche Lise salió del hotel para hablar con ella. Iba a preguntarle (pero la chica salió corriendo) si había algo que ella pudiera hacer, si quería alguna cosa, dinero, café, comida o algo, si le gustaría entrar y calentarse en el hotel, si Lise podía hacer algo por ella o ayudarla de alguna manera. ¿Puedo hacer algo por ti? ¿Puedo ayudarte de alguna manera? Lise tenía las palabras preparadas.
Lise sabe que ella (Lise) debió de conocer a Sara Wilby. Estuvo en el mismo turno durante la primera de las dos noches que Sara Wilby trabajó en el Global. Seguro que pasó parte de esa noche con Sara Wilby, debió de hablar con ella, debió de intercambiar cuando menos unas miradas, si no palabras. Pero, aunque lo ha intentado, no se acuerda de nada. Ni siquiera recuerda el aspecto que tenía Sara Wilby aquella noche, dos antes de morir. Es mucho más fácil describirla por las fotografías de los periódicos y la televisión que tratar de recordarla. Las fotografías de los periódicos y la televisión parecen haber borrado aún mejor a la auténtica Sara Wilby de la memoria de Lise.
Es por eso, exactamente por ese vacío de su memoria donde no hay casi ninguna cara, casi ningún cuerpo, nada excepto el contorno prácticamente desvanecido de una persona no conocida —y también porque es una buena persona, y por si acaso hay algo que ella pueda hacer—, por lo que Lise está mirando fuera, por lo que acaba de comprobar una vez más si está la chica que ha estado pasando las tardes sentada en los escalones de la tienda de moquetas que hay enfrente del hotel."

Ali Smith
Hotel World



"Todo lo que tenemos que hacer, lector o escritor, desde la primera línea hasta la última página, es ser tan abierto como un libro y estar vivo a la vida en el lenguaje, en todos sus niveles."

Ali Smith



"Un sueño despierta a Art en plena noche.
Ha soñado que lo persiguen unas flores gigantes y monstruosas.
Corre lo más rápido posible, pero sabe que las flores están acortando distancias; tendrá suerte si no se lo comen vivo. Sin necesidad de volverse, sabe que la cabeza de la flor más próxima está abierta, lista para tragárselo entero. Los pétalos como fauces, los estambres erectos y temblorosos, grandes como un ariete.
Hay una vieja iglesia. Art corre hacia la puerta, la cierra una vez dentro y se detiene en el eco húmedo y vacío. Ve muchos sepulcros con esculturas de figuras yacentes y uno que es solo una caja, sin la forma de ningún cuerpo. Estupendo. Se tiende sobre el sepulcro boca arriba y une las manos en oración, imitando la postura de las otras figuras. Así. Se ha transformado en un caballero monumental con armadura de piedra. Ahora esas flores ya no querrán comérselo. ¿Qué flor va a querer comerse una piedra?
Las flores gigantes entran en tromba en la iglesia. Sus raíces dejan un rastro de tierra por todos los bancos y en el pasillo central donde también hay personas sepultadas bajo las losas, una falta de respeto embarrarlas sin más, y ahora es cuando Art comprende que está metido en un buen lío porque lleva una armadura de piedra, está atrapado dentro, apenas consigue moverse y lo único que puede hacer es mirar las bamboleantes flores gigantescas que rodean su sepulcro meciendo obscenamente las hojas en la nave eclesiástica, abriendo y cerrando sus bocas-pétalos.
Art habla a las flores monstruosas con una boca que ya no puede abrir, pétrea y cerrada, las manos apretadas palma contra palma como si estuvieran pegadas, como ese hipnotizador de la tele obligó a hacer a unas personas para demostrar cuán sensibles eran a las técnicas de la hipnosis.
Él es muy sensible, joder.
Dejad de acosarme. Tengo conciencia política. Es patético. Miraos, todo boca y estambres. Miradme, tieso como una piedra. ¿Qué diría Freud de este sueño?
Pronuncia esta última frase en voz alta, cuando abre los ojos en la oscuridad."

Ali Smith
Invierno




















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