Bhikkhu Bodhi En palabras del Buddha



Igual que otras enseñanzas religiosas, la enseñanza del Buddha surge como respuesta a los desgarros del corazón inherentes a la condición humana. Lo que distingue su enseñanza de otros enfoques religiosos sobre la condición humana es su carácter directo, su rigurosidad y el realismo inflexible con los cuales trata esos desgarros. El Buddha no nos ofrece cuidados paliativos que dejan intactas las enfermedades subyacentes bajo la superficie, sino que, más bien, rastrea nuestra enfermedad existencial hasta sus causas más profundas, tan persistentes y destructivas, y nos muestra cómo pueden ser erradicadas por completo. No obstante, teniendo en cuenta que el Dhamma nos conducirá finalmente a la sabiduría que suprime las causas del sufrimiento, eso no empezará a ocurrir sino con la observación de los duros hechos de la experiencia de cada día. También aquí su franqueza, rigurosidad y realismo severo son evidentes. La enseñanza comienza apelando a que desarrollemos una facultad llamada yoniso manasikāra, atención cuidadosa o diligente. El Buddha nos pide que dejemos de ir a la deriva y sin pensar en nuestras vidas y que, en lugar de ello, prestemos especial atención a las verdades simples que están a nuestro alcance, en todas partes, reclamando la consideración sostenida que merecen. De estas verdades, una de las más obvias e ineludibles es también una de las que más difícilmente reconocemos en su plenitud, a saber, que estamos obligados a envejecer, enfermar y morir. Se da por supuesto que el Buddha nos invita a reconocer la realidad de la vejez y la muerte con el fin de motivarnos para entrar en el sendero de la renuncia que conduce al Nibbāna, la liberación completa de la rueda del nacimiento y la muerte. Sin embargo, si bien esto puede ser su intención principal, no es la primera respuesta que intenta evocar en nosotros cuando nos volvemos a él en busca de orientación. La respuesta inicial que el Buddha pretende despertar en nosotros es una respuesta ética. Al llamar la atención sobre nuestro sometimiento a la vejez y la muerte, busca inspirar en nosotros la firme resolución de dar la espalda a las formas malsanas de vida y, en su lugar, abrazar alternativas saludables. Una vez más, el Buddha fundamenta su apelación ética inicial no sólo en un sentimiento de compasión hacia los demás seres, sino también en nuestra preocupación instintiva por nuestro bienestar y felicidad a largo plazo. Él trata de hacernos ver que actuar de acuerdo a directrices éticas nos permitirá asegurar nuestro propio bienestar, tanto ahora como en el futuro a largo plazo. Su argumento gira en torno a la importante premisa de que las acciones tienen consecuencias. Si vamos a cambiar nuestras costumbres, debemos estar convencidos de la validez de este principio. En concreto, para pasar de un modo de vida autoembrutecedor a uno que sea realmente fructífero e intrínsecamente gratificante, debemos advertir que nuestras acciones tienen consecuencias para nosotros mismos, consecuencias que pueden recaer sobre nosotros tanto en esta vida como en vidas posteriores.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 53
 
 
» Si siente una sensación placentera, la siente sin apego. Si siente una sensación dolorosa, la siente sin apego. Si siente una sensación ni placentera ni dolorosa, la siente sin apego. Esto, monjes, es lo que se llama un discípulo Noble e instruido sin apego al nacimiento, al envejecimiento y a la muerte; sin apego a la pena, al lamento, al dolor, a la frustración y a la tribulación; en una palabra: sin apego al sufrimiento.
» Esto es, monjes, lo que distingue, lo que separa, lo que hace diferente al discípulo Noble e instruido de la persona común y sin instruir».
(SN 36: 6; IV 207-210)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 70
 
 
Las vicisitudes de la vida
«Estas ocho realidades mundanas, monjes, giran alrededor del mundo y a su vez el mundo gira alrededor de estas ocho realidades mundanas. ¿Qué ocho? El éxito y el fracaso, el deshonor y la fama, la crítica y el elogio, el placer y el dolor.
» Monjes, el éxito y el fracaso, el deshonor y la fama, la crítica y el elogio, el placer y el dolor los experimenta una persona común y sin instruir.
» Monjes, el éxito y el fracaso, el deshonor y la fama, la crítica y el elogio, el placer y el dolor también los experimenta un discípulo noble e instruido.
» ¿Cuál es, monjes, lo que distingue, lo que separa, lo que hace diferente al discípulo noble e instruido de la persona común y sin instruir?».
«Venerable señor, nuestro conocimiento sobre estas cosas tiene sus raíces en el Bienaventurado; tiene al Bienaventurado como guía y refugio. Estaría bien, venerable señor, que el Bienaventurado aclarara el significado de sus palabras. Habiéndolas escuchado del Bienaventurado, los monjes las recordarán».
«Escuchad, entonces, monjes, prestad cuidadosa atención y hablaré».
«Sí, venerable señor», respondieron los monjes. El Bienaventurado dijo así:
«Cuando una persona común y sin instruir experimenta éxito, no reflexiona así: “Este éxito que experimento es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza transitoria”. No lo conoce tal y como es. Cuando experimenta fracaso … deshonor … fama … crítica … elogio … placer … dolor, no reflexiona así: “Este fracaso que experimento, este deshonor … esta fama … esta crítica … este elogio … este placer … este dolor es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza transitoria”. No lo conoce tal y como es. El éxito se establece en su mente y se apodera de ella. El fracaso … el deshonor … la fama … la crítica … el elogio … el placer … el dolor se establece en su mente y se apodera de ella.
»Cuando experimenta éxito, se entusiasma, y cuando experimenta fracaso, se enfada. Cuando experimenta fama, se entusiasma, y cuando experimenta deshonor, se enfada. Cuando experimenta elogio, se entusiasma, y cuando experimenta crítica, se enfada. Cuando experimenta placer, se entusiasma, y cuando experimenta dolor, se enfada. Implicándose de esta forma en lo que le gusta y en lo que le disgusta, no se liberará nunca del nacimiento, del envejecimiento y de la muerte, ni de la pena, del lamento, del dolor, de la frustración y de la tribulación; en una palabra, no se liberará del sufrimiento.
»Sin embargo, monjes, cuando un discípulo Noble e instruido experimenta éxito, reflexiona así: “Este éxito que experimento es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza transitoria”. Lo conoce tal y como es. Cuando experimenta fracaso … deshonor … fama … crítica …elogio …placer …dolor, reflexiona así: “Este fracaso que experimento, este deshonor …esta fama … esta crítica … este elogio …este placer …este dolor es impermanente, insatisfactorio y de naturaleza transitoria”. Lo conoce tal y como es. El éxito no se establece en su mente ni se apodera de ella. El fracaso … el deshonor … la fama … la crítica … el elogio … el placer … el dolor no se establece en su mente ni se apodera de ella.
» Cuando experimenta éxito, no se entusiasma, y cuando experimenta fracaso, no se enfada. Cuando experimenta fama, no se entusiasma, y cuando experimenta deshonor, no se enfada. Cuando experimenta elogio, no se entusiasma, y cuando experimenta crítica, no se enfada. Cuando experimenta placer, no se entusiasma, y cuando experimenta dolor, no se enfada. No implicándose de este modo en lo que le gusta y en lo que le disgusta, se liberará del nacimiento, del envejecimiento, de la muerte, de la pena, del lamento, del dolor, de la frustración y de la tribulación; en una palabra, se liberará del sufrimiento.
»Esto es, monjes, lo que distingue, lo que separa, lo que hace diferente al discípulo noble e instruido de la persona común y sin instruir».
(AN 8:6; IV 157-159)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 70
 
 
¿Por qué los seres viven con odio?
 
2.1. En cierta ocasión, Sakka, el rey de los dioses, le preguntó al Bienaventurado: «Los seres desean vivir sin odio, sin violencia, sin hostilidad, sin enemistad; desean vivir en paz. Aun así, viven con odio, con violencia, con hostilidad, con enemistad. ¿Qué ataduras sujetan, señor, a los que viven de este modo?».
[El Bienaventurado dijo:] «Rey de los dioses, son las ataduras de la envidia y la avaricia las que sujetan a los seres de este modo, pues, aunque desean vivir sin hostilidad, sin violencia, sin enemistad, sin malevolencia y vivir en paz, viven con hostilidad, con violencia, con enemistad y con malevolencia».
Así respondió el Bienaventurado y Sakka, contento, exclamó: «¡Así es, oh Bienaventurado! ¡Así es, oh Afortunado! Con la respuesta del Bienaventurado, he aclarado mis dudas y me he liberado de la incertidumbre».
2.2. Entonces Sakka, habiendo expresado su gratitud, formuló otra pregunta: «Pero, señor, ¿cuál es la causa de la envidia y la avaricia?, ¿cuál es su origen?, ¿cómo nacen?, ¿cómo aparecen?, ¿en presencia de qué existen y en ausencia de qué no existen?».
«La envidia y la avaricia, rey de los dioses, surgen a causa de lo que agrada y desagrada; se originan a partir de lo que agrada y desagrada, nacen a partir de lo que agrada y desagrada, aparecen a causa de lo que agrada y desagrada. Cuando lo que agrada y desagrada existen, la envidia y la avaricia existen, cuando lo que agrada y desagrada no existen, la envidia y la avaricia no existen».
«Pero, señor, ¿cuál es la causa de lo que agrada y desagrada…?». «Surgen, rey de los dioses, a causa del deseo…». «¿Y cuál es la causa de deseo…?». «Surge, rey de los dioses, a causa de la preocupación. Cuando la mente se preocupa de algo, el deseo existe; cuando la mente no se preocupa por nada, el deseo no existe».
«Pero, señor, ¿cuál es la causa de la preocupación…?».
«La preocupación, rey de los dioses, surge a causa de las elaboraciones perceptivas y conceptuales. Cuando las elaboraciones perceptivas y conceptuales existen, la preocupación existe. Cuando las elaboraciones perceptivas y conceptuales no existen, la preocupación no existe».
(de DN 21: Sakkapañha Sutta; II 276-277)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 75
 
 
«Monjes, es inconcebible el origen del saṃsāra. No se puede conocer el principio del deambular y transmigrar de los seres impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.» Llega un momento, monjes, en el que el gran océano se seca, se evapora y deja de existir, pero ni aun entonces, digo, se pone fin al sufrimiento de estos seres que deambulan y transmigran impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.» Llega un momento, monjes, en que el monte Sineru, rey de las montañas, se extingue, desaparece y deja de existir, pero ni aun entonces, digo, se pone fin al sufrimiento de estos seres que deambulan y transmigran impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.» Llega un momento, monjes, en que la inmensa tierra se extingue, desaparece, y deja de existir, pero, aun así, digo, no se pone fin al sufrimiento de estos seres que deambulan y transmigran impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 81
 
 
Como un meteoro en la oscuridad del cielo nocturno, de vez en cuando aparecerá un buddha en el contexto del espacio y tiempo ilimitados, iluminando el firmamento espiritual del mundo, proporcionando el brillo de su sabiduría a los que sean capaces de ver las verdades que él ilumina.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 84
 
 
 
El ser que llegará a convertirse en Buddha se llama, en pali, un Bodhisatta, una palabra más conocida en la forma sánscrita, Bodhisattva. Según la tradición buddhista común, un Bodhisatta es aquel que emprende una larga trayectoria de desarrollo espiritual motivada conscientemente por la aspiración de alcanzar la buddheidad futura. Inspirado y sustentado en una gran compasión por los seres vivos sumidos en el sufrimiento del nacimiento y la muerte, un Bodhisatta consuma, durante muchos eones de tiempo cósmico, el difícil curso necesario para dominar totalmente los requisitos para la iluminación suprema. Cuando todos estos requisitos se completan, alcanza la buddheidad para establecer el Dhamma en el mundo. Un buddha descubre el camino a la liberación perdido hace mucho tiempo, el «antiguo sendero» recorrido por los buddhas del pasado, que culmina en la libertad sin límites del Nibbāna. Tras haber encontrado y recorrido el sendero hasta su fin, lo enseña en toda su plenitud a la humanidad para que otros muchos puedan entrar en el camino a la liberación final.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 84
 
 
Una vez que les ha aclarado su malentendido, el Buddha proclama las verdades que apercibió en la noche de su iluminación. Se trata de las Cuatro Nobles Verdades. No sólo enuncia cada verdad y da brevemente su significado, sino que define cada verdad desde tres perspectivas. Éstas constituyen los tres «giros de la rueda del Dhamma», que se dan a conocer posteriormente en el discurso. Con respecto a cada verdad, el primer giro es la sabiduría que ilumina la naturaleza particular de cada noble verdad. El segundo giro es la comprensión de que cada noble verdad impone una tarea particular que ha de ser cumplida. Así, en cuanto a la primera noble verdad, plantea que el sufrimiento ha de ser plenamente comprendido; respecto a la segunda verdad, la verdad del origen del sufrimiento, plantea que el deseo, la sed, ha de ser abandonada; en cuanto a la tercera verdad, la verdad del final del sufrimiento, ha de ser realizada; y la Cuarta Noble Verdad, la verdad del sendero, ha de ser cultivada. El tercer giro es la comprensión de que las cuatro funciones referidas a las Cuatro Nobles Verdades se han completado: la verdad del sufrimiento se ha comprendido plenamente; el deseo se ha abandonado; la cesación del sufrimiento se ha realizado, y el sendero se ha cultivado completamente. Sólo cuando él entendió las Cuatro Nobles Verdades en estos tres giros y doce modos, dice, pudo afirmar que había alcanzado la insuperable iluminación perfecta.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 90
 
 
»Esto lo oí, venerable señor, de boca del Bienaventurado, de su boca lo aprendí: “Nada más nacer, el Bodhisatta se puso en pie, manteniéndose erguido con los pies sobre el suelo, dio siete pasos mirando hacia el norte cubierto por un parasol blanco, miró hacia cada uno de los cuatro puntos cardinales y dijo estas palabras de bravura: ʻSoy el primero del mundo; soy el mejor del mundo; soy el más fuerte del mundo. Éste es mi último nacimiento; ya no hay más devenirʼˮ.8 Esto, venerable señor, también lo considero una cualidad maravillosa y admirable del Bienaventurado.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 96
 
 
Entonces, Aggivessana, recordé: “Un día, cuando mi padre, del clan de los Sakyas, estaba trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí, retirado de los deseos sensuales, retirado de los estados mentales perjudiciales, alcancé el primer jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos del retiro y va acompañado de ideación y reflexión, y moré en él. ¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?”. Y, Aggivessana, a la luz de este recuerdo, comprendí: “Ese es el camino hacia la iluminación”.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 110
 
 
 
30.» Entonces pensé: “Ha habido en el pasado, habrá en el futuro y hay también hoy en día ascetas y brahmanes que han experimentado dolores penetrantes y punzantes provocados por el esfuerzo, pero no los hay que en nada superen a éstos. Sin embargo, no he llegado a través de ellos a ningún estado sobrehumano ni a ningún conocimiento y visión propios de los Nobles, ¿no será otro el camino hacia la iluminación?”.
31.» Entonces, Aggivessana, recordé: “Un día, cuando mi padre, del clan de los Sakyas, estaba trabajando, yo me encontraba sentado tomando la fresca a la sombra de un árbol. Allí, retirado de los deseos sensuales, retirado de los estados mentales perjudiciales, alcancé el primer jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos del retiro y va acompañado de ideación y reflexión, y moré en él. ¿No podría ser ése el camino hacia la iluminación?”. Y, Aggivessana, a la luz de este recuerdo, comprendí: “Ese es el camino hacia la iluminación”.
32.» Entonces, Aggivessana, pensé: “¿Por qué temer a una felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con estados mentales perjudiciales?”. Y, Aggivessana, me dije: “No temo a esa felicidad que no tiene nada que ver con los placeres de los sentidos ni con estados mentales perjudiciales”.
33.» Entonces, Aggivessana, pensé: “No es fácil lograr esa felicidad con un cuerpo tan desmejorado, ¿y si comiera algo sólido, arroz hervido y cuajada?”. Así que, Aggivessana, comí algo sólido, arroz hervido y cuajada. En aquella ocasión, me acompañaban cinco monjes que pensaban: “Si el asceta Gotama llega a encontrar el Dhamma, nos lo enseñará”. Pero por tomar algo sólido, arroz y cuajada, se decepcionaron conmigo y se fueron, [pensando]: “El asceta Gotama se pega la buena vida, ha abandonado el esfuerzo y ha vuelto a la vida regalada”.
34.» Así que, Aggivessana, tras ingerir comida sólida y haber recuperado fuerzas, retirado de los deseos sensuales, retirado de los estados mentales perjudiciales, alcancé el primer jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos del retiro y va acompañado de ideación y reflexión, y moré en él. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se apoderó de mi mente ni se instaló en ella.
35.» Luego, al calmarse la ideación y la reflexión, alcancé el segundo jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración, está libre de ideación y reflexión, y va acompañado de unificación de la mente y serenidad interior, y moré en él. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se apoderó de mi mente ni se instaló en ella.
36.» Luego, al desvanecerse el gozo, permanecí ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman “Vivir feliz, atento y ecuánime”, con lo que alcancé el tercer jhāna y moré en él. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se apoderó de mi mente ni se instaló en ella.
37.» Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la frustración, alcancé el cuarto jhāna, sin dolor ni placer, completamente purificado por la atención y la ecuanimidad, y moré en él. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida tampoco se apoderó de mi mente ni se instaló en ella.
38.» Entonces, con la mente así concentrada, purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, imperturbable, dirigí la mente hacia el conocimiento y recuerdo de mis vidas anteriores. Recordé mis múltiples vidas anteriores, es decir, un nacimiento, dos, tres, cuatro, cinco, diez, veinte, treinta, cuarenta, cincuenta, cien, mil, cien mil nacimientos, muchos ciclos cósmicos de contracción, muchos ciclos cósmicos de expansión, muchos ciclos cósmicos de contracción y expansión: “Allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y en otra parte reaparecí, allí, así me llamaba, tal era mi familia, tal era mi apariencia, tal era mi alimento, así experimenté placer y dolor, tanto así duró mi vida, allí fallecí y aquí reaparecí”. Así, recordé mis múltiples vidas anteriores con sus características y detalles.
39.» Éste fue, Aggivessana, el primer conocimiento que logré en el primer tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se apoderó de mi mente ni se instaló en ella.
40.» Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, imperturbable, dirigí la mente hacia el conocimiento del nacer y morir de los seres. Con el ojo divino purificado, que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados según sus acciones anteriores y supe: “Ciertamente, los seres de mala conducta corporal, de mala conducta verbal, de mala conducta mental, que insultan a los Nobles, que sostienen concepciones erróneas, cuyas acciones se derivan de concepciones erróneas, tras la muerte y descomposición del cuerpo, reaparecen en la perdición, en un mal destino, en lugares de sufrimiento, en los infiernos. Pero aquellos seres de buena conducta corporal, de buena conducta verbal, de buena conducta mental, que no insultan a los Nobles, que sostienen concepciones verdaderas, cuyas acciones se derivan de concepciones verdaderas, tras la muerte y descomposición del cuerpo, reaparecen en un buen destino, en algún mundo celestial”. Así, con el ojo divino purificado que va más allá del humano, vi a los seres falleciendo y reapareciendo, conocí a los seres inferiores, superiores, bellos, feos, afortunados, desafortunados y supe que renacen según sus acciones anteriores.
41.» Éste fue, Aggivessana, el segundo conocimiento que logré en el segundo tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se apoderó de mi mente ni se instaló en ella.
42.» Luego, con la mente así concentrada, completamente purificada, nítida, intachable, libre de impurezas, maleable, dispuesta para la acción, equilibrada, imperturbable, dirigí la mente hacia el conocimiento de la destrucción de las corrupciones. Supe tal y como es: “Esto es el sufrimiento”, supe tal y como es: “Éste es el origen del sufrimiento”, supe tal y como es: “Éste es el fianl del sufrimiento”, supe tal y como es: “Éste es el camino que lleva al final del sufrimiento”; supe tal y como son: “Éstas son las corrupciones”, supe tal y como es: “Éste es el origen de las corrupciones”, supe tal y como es: “Ésta es la destrucción de las corrupciones”, supe tal y como es: “Éste es el camino que lleva a la destrucción de las corrupciones”.
43.» Cuando supe y vi todo esto, mi mente quedó liberada de la corrupción del deseo de los sentidos, mi mente quedó liberada de la corrupción del devenir, mi mente quedó liberada de la corrupción de la ignorancia. Cuando quedé liberado, supe que estaba liberado y supe: “Aniquilado el renacer, consumada la vida de santidad, hecho lo que había por hacer, no hay ya más devenir”.
44.» Éste fue, Aggivessana, el tercer conocimiento que logré en el último tercio de la noche. La ignorancia se desvaneció y el conocimiento surgió, las tinieblas se desvanecieron y la luz surgió, como sucede cuando uno permanece alerta, constante y diligente. Sin embargo, Aggivessana, la sensación de placer surgida no se apoderó de mi mente ni se instaló en ella».
(de MN 36: Mahāsaccaka Sutta; I 240-249)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 110
 
 
» Así como, monjes, un hombre que fuera caminando por un bosque, por una selva, viera un antiguo sendero, un antiguo camino que hubiera sido recorrido por hombres en el pasado, y lo siguiera y, siguiéndolo, viera una antigua ciudad, una antigua capital, que hubiera sido habitada por hombres en el pasado, una ciudad con sus parques, sus jardines, sus estanques de lotos, sus murallas, una ciudad encantadora. Entonces imaginad, monjes, que aquel hombre informara al rey o a los ministros: “Oíd, venerable señor, tenéis que saber algo. Caminando en el bosque, en la selva, vi un antiguo sendero, un antiguo camino que fue recorrido por hombres en el pasado, y lo seguí. Y, siguiéndolo, vi una antigua ciudad, una antigua capital donde habían vivido hombres en el pasado, una ciudad con sus parques, jardines, lagos de lotos, murallas, una ciudad encantadora. ¡Reconstruid, venerable señor, esa ciudad!”. Entonces, monjes, el rey o los ministros harían reconstruir esa ciudad, y llegaría un tiempo en el que aquella ciudad sería rica, próspera, muy poblada, llena de gente, siempre creciendo y expandiéndose.
 
» Del mismo modo, monjes, yo vi un antiguo sendero, un antiguo camino, que había sido recorrido por los buddhas perfecta y completamente iluminados en el pasado. ¿Y cuál es, monjes, este antiguo sendero, este antiguo camino que había sido recorrido por los buddhas perfecta y completamente iluminados en el pasado? No es otro que el Noble Óctuple Sendero. A saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración. Éste es ciertamente, monjes, el antiguo sendero, el antiguo camino recorrido por los buddhas perfecta y completamente iluminados del pasado. Este [sendero] seguí y, siguiéndolo, comprendí el envejecimiento y la muerte. Comprendí el origen del envejecimiento y la muerte. Comprendí el cese del envejecimiento y la muerte. Comprendí el camino que conduce a la cesación del envejecimiento y la muerte. Lo seguí y, siguiéndolo, comprendí el nacimiento … comprendí el devenir … comprendí el asimiento … comprendí el deseo … comprendí las sensaciones …comprendí el contacto sensorial … comprendí las seis bases de los sentidos … comprendí el organismo psicofísico … comprendí la consciencia. Lo seguí y, siguiéndolo, comprendí las construcciones intencionales. Comprendí el origen de las construcciones intencionales. Comprendí la cesación de las construcciones intencionales. Comprendí el camino que conduce a la cesación de las construcciones intencionales. Y conociendo esto por propia experiencia, informé a los monjes y monjas, a los discípulos y las discípulas laicas. De modo que, monjes, en tanto la vida de santidad es bien difundida entre seres humanos y divinos, se expande y es próspera, famosa, muy popular, apta para todos».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 116
 
 
Si promulgara el Dhamma y no me comprendieran, me sentiría insatisfecho y contrariado”. Por esto, monjes, se me ocurrieron estos versos nunca antes oídos: “Lo que con tanta dificultad he logrado ¿por qué darlo a conocer ahora si aquellos que viven en la pasión y el odio jamás vislumbrarán el Dhamma? Lo que va en contra de la corriente, siendo sutil, profundo y difícil de ver, no es visible para el inmerso en la pasión, ni accesible al sumido en la oscuridad”.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 118
 
 
 
Así yo, monjes, inspeccionando el mundo con el ojo de un Buddha, vi seres con poco polvo en los ojos y seres con mucho polvo en los ojos, seres con facultades agudas y seres con facultades obtusas, con buena actitud y con mala actitud, dóciles y díscolos, algunos de ellos viviendo con temor a lo que está mal hecho y al otro mundo. Entonces, monjes, recité este verso al Brahmā Sahampati:
 
“Abiertas están las puertas de lo que no muere,
que los dotados de oído manifiesten su fe.
Por saber las dificultades que ello entraña, Brahmā,
no difundía yo el Dhamma, recto y excelso”.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 121
 
 
 
» Entonces, habiendo vivido a mi albedrío en Uruvelā, emprendí el camino hacia Bārāṇasi. Entre Gāyā y el lugar de la iluminación, monjes, el Ājivaka Upaka me vio por el camino y, al verme, me dijo: “Amigo, tus facultades brillan, puro es tu aspecto y limpia tu apariencia, ¿con quién te has ordenado?, ¿quién es tu maestro?, ¿cuál es el Dhamma en que encuentras tanta satisfacción?”. Habiendo el Ājivaka Upaka dicho esto, monjes, le contesté con estos versos:
 
“Yo soy el que ha transcendido todo, el que conoce todo,
intachable en todos los estados mentales,
liberado a través de la aniquilación del deseo y la renuncia a todo,
habiendo conocido por mí mismo, ¿quién podría instruirme?
No hay maestro para mí,
no hay nadie como yo.
En este mundo con sus dioses,
no hay persona que me iguale.
Yo soy un Arahant en el mundo,
un maestro insuperable
único, un Buddha perfecta y completamente iluminado,
[cuyos fuegos se han] enfriado y extinguido.
Voy ahora a Kāsī
para hacer sonar el tambor de lo que no muere
en un mundo cegado por la oscuridad”.
“Por lo que dices amigo, debes ser el conquistador universal”.28
“Como yo, en efecto, son los conquistadores
los que han conseguido aniquilar las corrupciones.
Yo he conquistado los estados mentales malignos,
por lo tanto, Upaka, soy un conquistador”.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 122
 
 
«Monjes, hay dos extremos que no deben cultivar quienes han dado el paso a la vida sin hogar. ¿Cuáles son estos dos? Dedicarse al disfrute de la felicidad relacionada con los placeres sensuales, [felicidad] que es inferior, vulgar, ordinaria, innoble y no conducente a la meta; y dedicarse al maltrato de uno mismo, que es doloroso, innoble y no conducente a la meta. He aquí, monjes, que, sin acercarse a ambos extremos, el Tathāgata ha despertado completamente al camino medio, que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la completa iluminación, al Nibbāna.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 127
 
 
EL PRIMER DISCURSO
 
Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana. Allí, el Bienaventurado se dirigió a un grupo de cinco monjes diciendo:
 
«Monjes, hay dos extremos que no deben cultivar quienes han dado el paso a la vida sin hogar. ¿Cuáles son estos dos? Dedicarse al disfrute de la felicidad relacionada con los placeres sensuales, [felicidad] que es inferior, vulgar, ordinaria, innoble y no conducente a la meta; y dedicarse al maltrato de uno mismo, que es doloroso, innoble y no conducente a la meta. He aquí, monjes, que, sin acercarse a ambos extremos, el Tathāgata ha despertado completamente al camino medio, que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la completa iluminación, al Nibbāna.
 
» ¿Y cuál es, monjes, el camino medio al que el Tathāgata ha despertado completamente, [camino] que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la iluminación total, al Nibbāna? Es el Noble Óctuple Sendero, es decir: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración. Éste es, monjes, el camino medio al que el Tathāgata ha despertado completamente, [camino] que genera visión y comprensión, conduce al sosiego, al conocimiento superior, a la iluminación total, al Nibbāna.
 
» Ésta es, monjes, la noble verdad que es el sufrimiento: nacer es sufrir, envejecer es sufrir, enfermar es sufrir, morir es sufrir; estar unido a lo que desagrada es sufrir; estar separado de lo que agrada es sufrir; no conseguir lo que se anhela es sufrir; en una palabra, los cinco agregados del apego son sufrimiento.
 
» Ésta es, monjes, la noble verdad que es el origen del sufrimiento: es el deseo que conduce a más renacer, [deseo] que va asociado al gozo y al apego, que se regocija en esto y aquello; es decir, el deseo de placeres sensuales, el deseo de existencia y el deseo de no-existir.
 
» Ésta es, monjes, la noble verdad que es el fin del sufrimiento: es el completo cesar y desvanecimiento de dicho deseo, abandonar, renunciar, liberarse y desasirse de él.
 
» Ésta es, monjes, la noble verdad que es el camino que conduce al fin del sufrimiento: el Noble Óctuple Sendero, es decir: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración.
 
» “Ésta es la noble verdad que es el sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el sufrimiento debe ser totalmente comprendida”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el sufrimiento ha sido totalmente comprendida”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Ésta es la noble verdad que es el origen del sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el origen del sufrimiento debe ser abandonada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el origen del sufrimiento ha sido abandonada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Ésta es la noble verdad que es el final del sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el final del sufrimiento debe ser realizada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el final del sufrimiento ha sido realizada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Ésta es la noble verdad que es el camino que conduce al final del sufrimiento”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el camino que conduce al final del sufrimiento debe ser cultivada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» “Esta noble verdad que es el camino que conduce al final del sufrimiento ha sido cultivada”: de este modo, monjes, surgió en mí la visión de cosas nunca antes oídas, surgió la comprensión, surgió la sabiduría, surgió el conocimiento, surgió la claridad.
 
» Monjes, hasta que mi comprensión y visión de estas Cuatro Nobles Verdades tal y como son, con sus tres ciclos y sus doce aspectos, no fue perfectamente purificada de esta forma, hasta entonces, monjes, no afirmé haber logrado el supremo, perfecto y completo despertar en este mundo con sus deidades, sus Māras y Brahmās, con esta población de ascetas y brahmanes, con sus dioses y humanos. Pero, monjes, cuando mi comprensión y visión de estas Cuatro Nobles Verdades tal y como son, con sus tres ciclos y sus doce aspectos, fue perfectamente purificada de esta forma, entonces, monjes, afirmé haber logrado el supremo, perfecto y completo despertar en este mundo con sus deidades, sus Māras y Brahmās, con esta población de ascetas y brahmanes, con sus dioses y humanos. La comprensión y la visión surgieron en mí: “Mi liberación es inconmovible, éste es mi último nacimiento, ya no hay más devenir”».
 
Así habló el Bienaventurado y el grupo de cinco monjes se alegró y regocijó con sus palabras. Y mientras estas palabras eran pronunciadas, surgió en el venerable Koṅḍañña la pura e inmaculada visión del Dhamma: «Todo aquello que tiene la naturaleza de surgir tiene la naturaleza de cesar».
 
Y cuando el Bienaventurado hizo girar la rueda del Dhamma, los dioses de la tierra exclamaron: «El Bienaventurado ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā». Tras haber oído a los dioses de la tierra, los dioses del mundo de los Cuatro Grandes Reyes exclamaron: «El Bienaventurado ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā». Tras haber oído a los dioses del mundo de los Cuatro Grandes Reyes, los dioses de Tāvatiṃsa exclamaron: «El Buddha ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en la Arboleda de los Ciervos; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā». … los dioses de Yāma exclamaron … los dioses de Tusita exclamaron … los dioses de Nimmanarati exclamaron …los dioses de Paranimmita-vasavatti exclamaron … Tras haber oído a los dioses de Paranimmita-vasavatti, los séquitos37 del dios Brahmā exclamaron: «El Bienaventurado ha hecho girar la suprema rueda del Dhamma en Bārāṇasi, en el Parque de los Ciervos de Isipatana; nadie en el mundo la puede parar, ningún asceta o brahmán, ninguna deidad, ningún Māra o Brahmā».
 
En ese momento, en ese instante, en ese lapso de tiempo, cuando la exclamación llegó a los mundos de Brahmā, los diez mil universos temblaron, se estremecieron, fueron sacudidos, y apareció en el mundo un resplandor glorioso e ilimitado, superior incluso al que irradian los dioses.
 
Entonces, el Bienaventurado pronunció solemnemente estas palabras: «¡En verdad que Koṅḍañña lo ha entendido, en verdad que Koṅḍañña lo ha entendido!». Así fue como el venerable Koṅḍañña adquirió su apodo «Koṅḍañña, el que ha entendido».
 
(SN 56:11: Dhammacakkappavattana Sutta; V 420-424)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 126
 
 
Uno de los dilemas más angustiosos a los que puede enfrentarse cualquier buscador espiritual serio, de mente abierta, es la enorme dificultad que entraña elegir entre la desconcertante diversidad de enseñanzas religiosas y espirituales disponibles. Por su propia naturaleza, las enseñanzas espirituales reclaman nuestra lealtad ante la afirmación de que son absolutas y lo abarcan todo. Los partidarios de un credo particular son propensos a afirmar que su religión, por sí sola, revela la verdad final sobre nuestro lugar en el universo y nuestro último destino; proponen con osadía que su camino ofrece por sí solo el medio seguro para la salvación eterna. Si pudiéramos suspender todos los compromisos establecidos basados en las creencias y comparar las doctrinas contendientes con imparcialidad, sometiéndolas a pruebas empíricas, tendríamos un método infalible para decidir entre ellas y, entonces, nuestra tribulación habría terminado. Pero no es así de simple. Todas las religiones rivales proponen –o presuponen– doctrinas que no podemos validar directamente mediante la experiencia personal; defienden postulados que requieren un cierto grado de confianza. Por lo tanto, ya que sus principios y prácticas chocan, tropezamos con el problema de encontrar alguna manera de poder decidir entre ellas y sortear sus reivindicaciones de verdad en competencia. Una solución a este problema es negar que exista un conflicto real entre sistemas de creencias alternativos. Los partidarios de este enfoque, al que podríamos denominar universalismo religioso, dicen que, en su núcleo, todas las tradiciones espirituales enseñan esencialmente lo mismo. Sus formulaciones pueden diferir, pero su núcleo interno es el mismo, expresado de forma diferente de acuerdo simplemente a diferentes sensibilidades. Lo que tenemos que hacer, dice el universalista, cuando nos enfrentamos a diferentes tradiciones espirituales, es extraer la nuez de la verdad interior de las cáscaras de sus credos exotéricos. En el suelo, nuestros objetivos se ven diferentes, pero desde las alturas, descubriremos que el objetivo es el mismo; es como la luna vista desde diferentes picos de montañas. Los universalistas en materia de doctrina a menudo avalan el eclecticismo en la práctica, sosteniendo que podemos elegir cualesquiera prácticas que prefiramos y combinarlas como platos en un buffet. Esta solución al problema de la diversidad religiosa tiene un atractivo inmediato para aquellos desilusionados con las afirmaciones exclusivas de la religión dogmática. La reflexión honesta crítica, sin embargo, mostraría que, en las cuestiones más vitales, las diferentes religiones y tradiciones espirituales tienen diferentes puntos de vista. Nos dan respuestas muy diferentes a nuestras preguntas sobre los fundamentos básicos y objetivos de la búsqueda espiritual y, a menudo, estas diferencias no son meramente verbales. Quitarlas de en medio considerándolas como meramente verbales puede ser una manera eficaz de lograr la armonía entre los seguidores de sistemas de creencias diferentes, pero no puede soportar un examen minucioso. Al final, es tan poco defendible como decir que, porque tienen picos y alas, las águilas, los gorriones y las gallinas son esencialmente el mismo tipo de criatura, siendo las diferencias entre ellos meramente verbales.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 131
 
 
La enseñanza del Buddha brilla abiertamente, tan radiante y brillante como la luz del sol y la luna. Estar libre del manto de secretismo es inherente a una enseñanza que da primacía a la experiencia directa, invitando a cada individuo a poner a prueba sus principios en el crisol de su propia experiencia.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 134
 
 
El Buddha dice que su enseñanza es sobre el sufrimiento y la cesación del sufrimiento. Esta afirmación no significa que el Dhamma se preocupe únicamente por nuestra experiencia del sufrimiento en la presente vida, pero sí implica que podemos utilizar nuestra experiencia actual, respaldada por la observación inteligente, como criterio para determinar lo que es beneficioso y lo que es perjudicial para nuestro progreso espiritual. Nuestra demanda existencial más apremiante, que brota desde lo más profundo de nosotros, es la necesidad de estar libres de cualquier daño, dolor y angustia; o, dicho de manera positiva, la necesidad de lograr el bienestar y la felicidad. Sin embargo, para evitar el dolor y asegurar nuestro bienestar, no es suficiente con que simplemente tengamos esa esperanza. En primer lugar, tenemos que entender las condiciones de las que dependen. Según el Buddha, todo lo que se origina se origina por las causas y condiciones adecuadas, y esto se aplica con la misma fuerza al sufrimiento y a la felicidad. Por lo tanto, debemos determinar las causas y condiciones que conducen al dolor y el sufrimiento, e igualmente las causas y condiciones que conducen al bienestar y la felicidad. Una vez que nos hagamos con estos dos principios –las condiciones que conducen al dolor y sufrimiento, y las condiciones que conducen al bienestar y la felicidad–, tendremos a nuestra disposición una descripción de todo el proceso que conduce a la meta definitiva, la liberación final del sufrimiento.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 134
 
 
Un texto que ofrece un ejemplo excelente de este enfoque es un corto discurso en el Aṅguttara Nikāya conocido popularmente como el Kālāma Sutta, incluido como texto III, Los kālāmas eran un pueblo que vivía en un área remota de la llanura del Ganges. Varios maestros religiosos fueron a visitarlos y cada uno de ellos se dedicó a ensalzar su propia doctrina y a derribar las doctrinas de sus rivales. Confundidos y perplejos por este conflicto de sistemas de creencias, los kālāmas no sabían en quién confiar. Cuando el Buddha pasó por su ciudad, se acercaron a él y le pidieron que despejara sus dudas. Aunque el texto no especifica qué asuntos particulares preocupaban a los kālāmas, la última parte del discurso deja claro que sus confusiones giraban en torno a las cuestiones del renacimiento y el kamma.
 
El Buddha comenzó asegurando a los kālamas que, en tales circunstancias, era lógico que dudaran, pues las cuestiones que les preocupaban eran, de hecho, fuentes comunes de duda y confusión. A continuación, les dijo que no se basaran en las diez fuentes de creencias. Cuatro de ellas se refieren a la autoridad establecida de las escrituras (la tradición oral, el linaje de la enseñanza, lo recibido por referencias y las colecciones de textos); cuatro, a motivos racionales (la lógica, el razonamiento ilativo, la reflexión razonada y la aceptación de una opinión tras haberla ponderado), y dos, a personas autorizadas (oradores impactantes y maestros respetados). Este consejo se cita a veces para demostrar que el Buddha rechazaba todas las autoridades externas e invitaba a cada persona a fabricar su propio camino personal hacia la verdad. Interpretado en su contexto, sin embargo, el mensaje del Kālāma Sutta es bastante diferente. El Buddha no está aconsejando a los kālāmas –que, hay que insistir, todavía en este punto no se habían convertido en sus discípulos– que rechacen todos los consejos autorizados para la comprensión espiritual y que caigan de nuevo únicamente en su intuición. Más bien, les está ofreciendo una salida simple y pragmática de la ciénaga de la duda y la confusión en la que estaban inmersos. Mediante el uso de métodos hábiles de indagación, les lleva a que comprendan una serie de principios básicos que pueden verificarse por la propia experiencia y, de esta manera, adquirir un punto de partida seguro para un mayor desarrollo espiritual.
 
Siempre subyacente a las preguntas del Buddha y sus respuestas está la premisa tácita de que las personas están motivadas a actuar principalmente por una preocupación por su propio bienestar y felicidad. Al hacer este conjunto particular de preguntas, el propósito del Buddha es conseguir que los kālāmas vean que, incluso cuando se suspende toda preocupación por las vidas futuras, los estados mentales perjudiciales tales como la codicia, el odio y la ignorancia, y las acciones perjudiciales tales como matar y robar, a la larga, redundarán en el propio dolor y sufrimiento aquí y ahora. Por el contrario, los estados mentales beneficiosos y las acciones beneficiosas promueven el bienestar y la felicidad de uno a largo plazo aquí y ahora. Una vez que esto se ve con claridad, las consecuencias perjudiciales inmediatamente visibles a las que llevan los estados mentales perjudiciales se convierten en una razón suficiente para abandonarlos, mientras que los beneficios visibles a los que conducen los estados mentales beneficiosos se convierten en una motivación suficiente para cultivarlos. Entonces, sin importar si hay vida después de la muerte, uno tiene razones suficientes en la presente vida como para abandonar los estados mentales perjudiciales y cultivar los estados mentales beneficiosos. Si hay un más allá, la recompensa que uno recibe es simplemente mucho mayor.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 135
 
 
El proceso completo de entrenamiento en el Dhamma se apoya en la experiencia personal. Incluso la fe debería tener sus raíces en la investigación y la indagación y no basarse únicamente en las inclinaciones emocionales y la creencia ciega. La fe por sí sola es insuficiente, pero es la puerta a los niveles de experiencia más profundos. La fe sirve como estímulo para la práctica; la práctica conduce a la comprensión experiencial; y cuando la comprensión de uno madura, florece en realización plena.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 140
 
 
«Estas tres cosas, monjes, se mantienen en secreto, no abiertamente. ¿Qué tres cosas? Los asuntos relacionados con las mujeres, monjes, se mantienen en secreto, no abiertamente. Los mantras de los brahmanes, monjes, se mantienen en secreto, no abiertamente. La visión equivocada, monjes, se mantiene en secreto, no abiertamente. Éstas son, monjes, las tres cosas que se mantienen en secreto, no abiertamente.
 
» Éstas son, monjes, las tres cosas que se manifiestan abiertamente, no en secreto. ¿Qué tres cosas? La luna llena, monjes, se manifiesta abiertamente, no en secreto. La luz del sol, monjes, se manifiesta abiertamente, no en secreto. La enseñanza y la disciplina predicada por el Tathāgata, monjes, se manifiesta abiertamente, no en secreto. Éstas son, en efecto, las cosas que se manifiestan abiertamente, no en secreto».
 
(AN 3:129; I 282-283)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 140
 
 
» ¿Qué pensáis, kālāmas? Cuando surge la no-codicia … el no-odio … la no-ofuscación en el interior de una persona, ¿conducen al mal o al bien?». «Conducen al bien, venerable señor». «Kālāmas, esta persona que no es codiciosa … no odia … no se ofusca, kālāmas, no es abrumada por la codicia … el odio … la ofuscación; con la mente sin consumir por la codicia … el odio … la ofuscación, no mata seres vivos, no toma lo que no le es dado, no va con la pareja de otro, no dice mentiras, ni tampoco incita a otro a hacer tales cosas. Esto sólo podrá conducir a su bienestar y felicidad por mucho tiempo». «Así es, venerable señor».
 
«Entonces, ¿qué pensáis, kālāmas?: ¿Son estas cosas beneficiosas o perjudiciales?». «Beneficiosas, venerable señor». «¿Hay que evitarlas o no hay que evitarlas?». «No hay que evitarlas, venerable señor». «¿Las condenan o las elogian los sabios?». «Los sabios las elogian, venerable señor». «Cuando se cultivan y se frecuentan, ¿conducen al bienestar y a la felicidad, o no? ¿Qué os parece?». «Cuando se cultivan y se frecuentan, venerable señor, conducen al bienestar y a la felicidad. Así nos parece».
 
«Kālāmas, a esto me refería cuando dije que no hay que aceptar algo porque sea tradición, ni porque lo diga un linaje de maestros, ni porque se rumoree, ni porque aparezca en textos sagrados, ni porque sea razonable, lógico o la conclusión de una demostración, ni por considerar plausible una teoría, ni porque sea dicho de forma elocuente, ni porque penséis: “quien lo dice es nuestro maestro”. En cambio, kālāmas, cuando vosotros conozcáis por vosotros mismos: “estas cosas son beneficiosas, estas cosas no hay que evitarlas, estas cosas las elogian los sabios, estas cosas, si se cultivan y se frecuentan, conducen al bienestar y felicidad, entonces, kālāmas, aceptadlas y vivid de acuerdo con ellas”. A esto me refería cuando dije eso.
 
» Entonces, kālāmas, el Noble discípulo, libre de codicia, libre de malevolencia, sin confusión, lúcido, plenamente atento, vive con una mente embebida de amor-benevolente e irradiando amor-benevolente hacia el primero de los puntos cardinales, lo mismo hacia el segundo punto cardinal, lo mismo hacia el tercer punto cardinal y lo mismo hacia el cuarto punto cardinal, arriba, abajo, y todo alrededor, por todas partes y a todos como a sí mismo. Vive irradiando a todo el mundo una mente con amor-benevolente, magnánima, elevada, ilimitada, sin hostilidad, sin malevolencia…
 
» Vive con una mente embebida de compasión e irradiando compasión hacia el primero de los puntos cardinales, …una mente embebida de alegría por el bien ajeno, …una mente embebida de ecuanimidad, lo mismo hacia el segundo punto cardinal, lo mismo hacia el tercer punto cardinal y lo mismo hacia el cuarto punto cardinal, arriba, abajo, y todo alrededor, por todas partes y a todos como a sí mismo. Vive irradiando a todo el mundo una mente con compasión, …con alegría por el bien ajeno, …con ecuanimidad, magnánima, elevada, ilimitada, sin hostilidad, sin malevolencia.
 
» Entonces, kālāmas, este Noble discípulo, con la mente sin hostilidad, sin malevolencia, sin impurezas, purificada, alcanza en esta vida cuatro consuelos:
 
“Si es cierto que existe el otro mundo y las acciones buenas y malas producen fruto y resultado, tras la descomposición del cuerpo, después de morir, yo iré a un buen destino, a un mundo celestial”. Éste es el primer consuelo que aquella persona alcanza.
 
“Si es cierto que no existe el otro mundo y, por lo tanto, las acciones buenas y malas no producen fruto y resultado, por lo menos en esta vida me protejo a mí mismo, soy feliz, estoy a salvo, sin hostilidad, sin malevolencia”. Éste es el segundo consuelo que aquella persona alcanza.
 
“Si es cierto que las malas acciones afectan a quienes las cometen, como yo no deseo el mal a nadie, y como yo no hago nada malo, el sufrimiento no me afecta”. Éste es el tercer consuelo que aquella persona alcanza.
 
“Si es cierto que las malas acciones no afectan a quienes las cometen, igualmente yo en esta vida me podré considerar puro en ambos sentidos”. Éste es el cuarto consuelo que aquella persona alcanza.7
 
» Así es como, kālāmas, el Noble discípulo, con la mente sin hostilidad, sin malevolencia, sin impurezas, purificada, alcanza en esta vida las cuatro consolaciones».
 
«¡Así es, Bienaventurado! ¡Así es, Bienencaminado! El Noble discípulo, con la mente sin hostilidad, sin malevolencia, sin impurezas, purificada, alcanza en esta vida los cuatro consuelos».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 144
 
 
En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en el país de los Malas, en una aldea llamada Uruvelakappa. Entonces Bhadragaka, el alcalde,9 se acercó hasta donde estaba el Bienaventurado, le ofreció sus respetos y se sentó a un lado. Una vez sentado, el alcalde Bhadragaka dijo al Bienaventurado: «Bienaventurado, sería bueno que explicara el origen y el cesar del sufrimiento».
 
«Alcalde, si yo te enseñara el origen y el fin del sufrimiento como si fuera algo que ocurrió en el pasado: “en el pasado, fue así”, entonces, te asaltarían la duda y la perplejidad. Alcalde, si yo te enseñara el origen y el cesar del sufrimiento como si fuera algo que tuviera que ocurrir en el futuro: “en el futuro, será así”, entonces, te asaltarían la duda y la perplejidad. Así que, alcalde, te enseñaré el origen y el cesar del sufrimiento mientras tú y yo estamos sentados aquí y ahora. Así pues, escucha bien, presta atención, y hablaré».
 
«Así será, venerable señor», respondió el alcalde Bhadragaka al Bienaventurado. El Bienaventurado habló así:
 
«¿Qué piensas, alcalde?, ¿hay personas en Uruvelakappa por las que sentirías pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación si fueran apresadas, condenadas, encarceladas y ejecutadas?».
 
«Sí, venerable señor, hay personas en Uruvelakappa por las que sentiría pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación, si fueran apresadas, condenadas, encarceladas y ejecutadas».
 
«¿Y hay personas en Uruvelakappa por las que no sentirías pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación si fueran apresadas, condenadas, encarceladas y ejecutadas?».
 
«Sí, venerable señor, hay personas en Uruvelakappa por las que no sentiría pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación si fueran apresadas, condenadas, encarceladas y ejecutadas».
 
«Alcalde, ¿cuál sería la razón, cuál sería la causa, por la que sentirías pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación por algunas personas y no por otras si fueran apresadas, condenadas, encarceladas y ejecutadas?».
 
«Venerable señor, si apresaran, condenaran, encarcelaran y ejecutaran a personas en Uruvelakappa por las que tengo deseo con apego, entonces sentiría pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación. Pero si apresaran, condenaran, encarcelaran y ejecutaran a personas en Uruvelakappa por las que no tengo deseo con apego, entonces no sentiría pena, dolor, sufrimiento, frustración y desesperación».
 
«Alcalde, al decir “no tengo deseo con apego por ellos”, has logrado la visión y el conocimiento atemporal del Dhamma, lo has comprendido; ahora, aplica este principio al pasado y al futuro, a saber, que todo sufrimiento originado en el pasado se originó teniendo como raíz el deseo [con apego], condicionado por el deseo [con apego], porque el deseo [con apego] es la raíz del sufrimiento; igualmente, todo sufrimiento que se origine en el futuro se originará teniendo como raíz el deseo [con apego], condicionado por el deseo [con apego], porque el deseo [con apego] es la raíz del sufrimiento».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 146
 
 
Aunque los Nikāyas revelan que la cumbre de las Enseñanzas del Buddha está en el camino hacia la liberación definitiva del sufrimiento, sería un error reducir las Enseñanzas, tan diversas en las fuentes originales, a su cima trascendente. De nuevo, debemos recordar la afirmación de que un Buddha surge «para el bienestar de la multitud, para la felicidad de la multitud… por compasión hacia el mundo, para el bien, el bienestar y la felicidad de los dioses y los seres humanos» (Ver supra). La función de un Buddha es descubrir, realizar y proclamar el Dhamma en toda su extensión y profundidad, y esto implica una comprensión global de las variadas aplicaciones del Dhamma en todas sus múltiples dimensiones. Un Buddha no sólo penetra el estado incondicionado de perfecta felicidad que yace más allá del saṃsāra, fuera de los límites del nacimiento, el envejecimiento y la muerte; no sólo proclama el camino a la iluminación total y la liberación final, sino que también ilumina las muchas maneras en que el Dhamma se aplica a las complejas condiciones de la vida humana para la gente aún inmersa en el mundo.
 
El Dhamma, en su sentido más amplio, es el orden inmanente e invariable del universo en el que la verdad, la honestidad y la virtud están inextricablemente fusionadas. Este Dhamma cósmico se refleja en la mente humana como la aspiración a la verdad, la belleza espiritual y la bondad; se expresa en la conducta humana como acción corporal, verbal y mental beneficiosa. El Dhamma tiene realizaciones institucionales, así como expresiones en la vida de las personas que descubren en él su fuente de orientación para el buen desarrollo de la vida. Estas realizaciones son a la vez seculares y espirituales. La tradición buddhista considera la responsabilidad de mantener el Dhamma en el dominio secular como perteneciente al legendario monarca que hace girar la rueda (rājā cakkavatti). El monarca que hace girar la rueda es el gobernante benévolo que gobierna su reino según las normas éticas más elevadas (dhammiko dhammarājā) y, por ello, une pacíficamente al mundo bajo un reino de justicia universal y prosperidad. Como muestra el texto IV,1(1), en el dominio espiritual, el Buddha es el equivalente del monarca que hace girar la rueda. Como este último, el Buddha se basa en el Dhamma y venera el Dhamma, pero mientras que el monarca que hace girar la rueda se apoya en el Dhamma como el principio de justicia para gobernar su imperio, el Buddha se basa en el Dhamma como norma ética y espiritual para enseñar y transformar a los seres humanos y guiarlos hacia la conducta apropiada de obra, palabra y pensamiento. Ni el monarca que hace girar la rueda ni el Buddha crean el Dhamma del que dan fe; sin embargo, tampoco pueden llevar a cabo sus funciones respectivas sin él, porque el Dhamma es el principio de orden objetivo, impersonal y eterno que sirve de fuente y modelo para sus políticas y declaraciones públicas respectivas.
 
Como rey del Dhamma, el Buddha asume la tarea de promover el verdadero bien, el bienestar y la felicidad del mundo. Lo hace enseñando a las personas del mundo a vivir de acuerdo con el Dhamma y a comportarse de tal manera que puedan alcanzar la realización del mismo Dhamma liberador que él realizó mediante su iluminación. Los comentarios theravāda demuestran el amplio alcance del Dhamma distinguiendo entre tres tipos de beneficios que la enseñanza del Buddha tiene por objeto promover; ordenados jerárquicamente según su mérito relativo, estos son:
 
El bienestar y la felicidad directamente visibles en la presente vida (diṭṭha-dhamma-hitasukha), alcanzados mediante el cumplimiento de los compromisos morales y las responsabilidades sociales de uno mismo;
el bienestar y la felicidad pertenecientes a la vida siguiente (samparāyika-hitasukha), alcanzados mediante la acumulación de buenas acciones, y
el bien último o meta suprema (paramattha), el Nibbāna, la liberación final del ciclo de renacimientos, logrado mediante el cultivo del Noble Óctuple Sendero.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 163
 
 
La práctica de «adorar los seis puntos cardinales», según ha explicado el Buddha, presupone que la sociedad se sustenta en una red de relaciones entrelazadas que dotan de coherencia al orden social cuando sus miembros cumplen con sus deberes y responsabilidades recíprocos en un espíritu de bondad, simpatía y buena voluntad. Las seis relaciones sociales básicas en las que el Buddha se basa para construir su metáfora son: padres e hijos, maestros y alumnos, marido y esposa, amigo y amigo, empleador y empleados, seguidor laico y guías religiosos. Cada uno de ellos se considera como una de las seis direcciones en relación con su contraparte.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 166
 
 
Con su sentido habitual de concisión sistemática, el Buddha atribuye a cada miembro de cada par cinco obligaciones con respecto a su contraparte; cuando cada miembro cumple con estas obligaciones, la «dirección» que corresponde llega a estar «en paz y libre de miedo». Así, para el Buddhismo primigenio, la estabilidad social y la seguridad que contribuyen a la felicidad humana se logran con mayor eficacia cuando todos los miembros de la sociedad cumplen con las diferentes funciones que les corresponden, determinadas por sus relaciones sociales. Cada persona se eleva por encima de las exigencias del estrecho propio interés y desarrolla un interés sincero, de corazón, por el bienestar y la felicidad de los demás y el bien general.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 166
 
 
En la era del Buddha, el sistema de castas estaba empezando a tomar forma en el noreste de la India y aún no había dado lugar a la infinidad de subdivisiones y regulaciones rígidas que iban a atenazar a la sociedad india a lo largo de los siglos. La sociedad estaba dividida en cuatro grandes clases sociales: los brahmanes, que realizaban las funciones sacerdotales prescritas en los Vedas; los khattiyas, los nobles, guerreros y administradores; los vessas, los comerciantes y agricultores, y los suddas, los criados y siervos. Estaban también aquellos fuera de los márgenes de las cuatro clases principales, que se consideraban de una posición incluso por debajo de los suddas. De los Nikāyas se deduce que, aparentemente, los brahmanes, aun investidos de autoridad en materia religiosa, todavía no habían alcanzado la hegemonía indiscutible que iban a obtener después de la aparición de obras tales como las Leyes de Manu, que establecían las reglas fijas del sistema de castas. Sin embargo, ya se habían embarcado en su campaña para establecer el control sobre el resto de la sociedad india y lo hicieron mediante la propagación de la tesis de que los brahmanes son la casta más alta, la divina y bendita de los descendientes de Brahmā, los únicos capaces de purificación. Contrariamente a ciertas nociones populares, el Buddha no hizo campaña en favor de la abolición del sistema de clases de la India, ni intentó establecer una sociedad sin clases. Dentro del Saṅgha, sin embargo, todas las distinciones de casta serían abrogadas desde el momento de la ordenación. Las personas de cualquiera de las cuatro clases sociales que se fueron con el Buddha renunciaron a sus títulos y prerrogativas de clase, llegando a ser conocidos simplemente como discípulos del hijo de los Sakya (es decir, del Buddha, que era del clan Sakya). Cada vez que el Buddha y sus discípulos se enfrentaron a la reivindicación de superioridad de los brahmanes, discutieron enérgicamente con ellos. Como muestra nuestro texto, el Buddha sostenía que todos esos alegatos carecían de fundamento. La purificación, afirmaba, era el resultado de una conducta, no del nacimiento, y por lo tanto era accesible a los miembros de las cuatro castas. El Buddha incluso eliminó el término «brahmán» de entre sus legados hereditarios y, volviendo de nuevo a su connotación original de hombre santo, definió al verdadero brahmán como el Arahant.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 170
 
 
 
» Monje, habiendo proporcionado protección, cobijo y seguridad en [lo referente a] la acción corporal, verbal y mental, el Tathāgata, el Arahant, perfecta y completamente iluminado, que es justo y reina de acuerdo con el Dhamma, se apoya únicamente en el Dhamma, honra el Dhamma, respeta el Dhamma, venera el Dhamma, tiene al Dhamma como bandera y estandarte, tiene al Dhamma como señor supremo, pone en movimiento la insuperable rueda del Dhamma únicamente por medio del Dhamma. Nadie en este mundo, ni un asceta ni un brahmán ni un dios ni Mara ni Brahmā, puede detener el curso de esta rueda».
 
(AN 3:14; I 109-110)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 174
 
 
«Venerable señor, mi padre, en su lecho de muerte, me dijo: “Tienes que venerar los puntos cardinales”. Así pues, yo, venerable señor, haciendo honor a la palabra de mi padre, respetándola, teniéndola en consideración y devoción, he madrugado y he dejado Rājagaha con cabellos y ropa mojados y me dispongo a venerar con las palmas de las manos juntas los puntos cardinales: el este, el sur, el oeste, el norte, el nadir y el cenit».
 
«Hijo de familia, así no se deben venerar los seis puntos cardinales en la disciplina del noble».
 
«¿Cómo entonces, venerable señor, se deben venerar los seis puntos cardinales según la disciplina del noble? Sería bueno, venerable señor, si el Bienaventurado me enseñara, de acuerdo con el Dhamma, cómo se deben venerar los seis puntos cardinales en la disciplina del noble».
 
«Si lo quieres saber, hijo de familia, escucha bien, presta atención y te lo explicaré».
 
«Sí, venerable señor», respondió el joven hijo de familia Sigāla al Bienaventurado. El Bienaventurado dijo así: […]
 
27. «Hijo de familia, ¿cómo venera el Noble discípulo los seis puntos cardinales? Así es como se deben ver, hijo de familia, los seis puntos cardinales: el este debe verse como el padre y la madre; el sur debe verse como los maestros; el oeste debe verse como la mujer y los hijos; el norte debe verse como los amigos y los compañeros de trabajo; el nadir debe verse como los sirvientes y los que trabajan para él, el cenit debe verse como los ascetas y los brahmanes.
 
28.» De cinco formas, hijo de familia, un hijo debe venerar el este, que son la madre y el padre. Él piensa: “Ellos me han cuidado, yo cuidaré de ellos; ellos cumplieron sus obligaciones hacia mí, ahora yo cumpliré las mías hacia ellos; mantendré las tradiciones familiares; me haré digno de mi herencia; cuando mis padres mueran, haré ofrendas en su nombre”. Cuando se venera a los padres de estas cinco formas, éstos corresponden al hijo de otras cinco: le ayudan a evitar el mal; le animan a hacer el bien; le enseñan un oficio; le encuentran una mujer adecuada, y, a su debido tiempo, le dejan la herencia. De este modo se venera el este, y esta región queda en paz y libre de peligro.
 
29.» De cinco formas, hijo de familia, el alumno venera el sur, que son los maestros: levantándose [cuando llegan o se van]; ayudándoles; escuchándoles; cuidándoles, y aprendiendo devotamente lo que enseñan. Cuando el alumno venera el sur de estas cinco formas, los maestros le corresponden de estas otras cinco: proporcionándole una buena educación, haciéndole aprender bien aquello que hay que aprender, cubriendo todas las materias; recomendándole a amigos y colegas, y ofreciéndole orientación en todas las direcciones. De este modo se venera el sur, y esta región queda en paz y libre de peligro.
 
30.» De cinco formas, hijo de familia, el marido venera el oeste, que es la esposa: honrándola, respetándola, siéndole fiel, otorgándole potestad, regalándole artículos de belleza. Cuando el marido venera a la mujer de estas cinco formas, ella corresponde al marido de otras cinco: realizando sus labores con esmero, cuidando bien de los sirvientes, siéndole fiel, protegiendo la despensa, y siendo eficaz y diligente en todas sus obligaciones. De este modo se venera el oeste, y esta región queda en paz y libre de peligro.
 
31.» De estas cinco formas, hijo de familia, el hijo de familia debe venerar el norte, que son los amigos y los compañeros de trabajo: haciéndoles regalos, hablándoles con palabras amables, cuidando de sus bienes, tratándolos como a uno mismo, manteniendo las promesas. Cuando se venera a los amigos y a los compañeros de trabajo de este modo, ellos corresponden a su amigo de otras cinco: lo protegen cuando es negligente, protegen sus propiedades cuando es descuidado, son su refugio cuando tiene miedo, no lo abandonan en el infortunio, y se preocupan por sus hijos. De este modo se venera el norte, y esta región queda en paz y libre de peligro.
 
32.» De estas cinco formas, hijo de familia, el hijo de familia debe venerar el nadir, que son los siervos y los que trabajan para él: asignándoles trabajos según sus capacidades, dándoles salario y comida, cuidándolos cuando enferman, compartiendo con ellos banquetes extraordinarios, dejándoles tiempo libre. Cuando los siervos y trabajadores, el nadir, se veneran de estas cinco formas, ellos corresponden al jefe de otras cinco: se levantan antes que él, van a la cama después que él, toman sólo lo que les es dado, realizan su faena correctamente, contribuyen a su fama y buen nombre. De este modo se venera el nadir, y esta región queda en paz y libre de peligro.
 
33.» De estas cinco formas, hijo de familia, el hijo de familia debe venerar el cenit, que son los ascetas y brahmanes: siendo amable con sus acciones; siendo amable con sus palabras; siendo amable con sus pensamientos; no cerrándoles las puertas, y dándoles de comer. Cuando el hijo de familia venera a los ascetas y los brahmanes de estas cinco formas, ellos le corresponden de otras cinco: le ayudan a evitar el mal; le animan a hacer el bien; son compasivos y bondadosos con él; le enseñan lo que no ha aprendido todavía, le aclaran lo que ya ha aprendido, y le indican el camino al cielo. De este modo se venera el cenit, y esta región queda en paz y libre de peligro».
 
Así habló el Bienaventurado.
 
(de DN 31: Sigālaka Sutta; III 180-181, 187-191)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 175
 
 
«Yo afirmo, monjes, que hay dos personas a las que nunca se puede pagar la deuda contraída con ellas. ¿Qué dos? La madre y el padre.
 
» Uno podría cargar durante toda su vida, hasta morir, a su madre en un hombro y a su padre en el otro, les podría dar masajes con aceites, les podría lavar y enjabonar, incluso dejar que ellos hicieran sus necesidades encima de él, pero ni eso, monjes, sería suficiente para pagar la deuda contraída con el padre y la madre. Se les podría regalar los siete tipos de joyas producidos por la gran madre tierra, se les podría coronar como dueños y señores del universo, pero ni eso, monjes, sería suficiente para pagar la deuda contraída con el padre y la madre. ¿Y por qué razón? Porque la madre y el padre, monjes, hacen muchas cosas por los hijos: se ocupan de ellos de niños, los alimentan, y los educan acerca de este mundo.
 
»Pero aquél hijo, monjes, que hace que una madre y un padre sin fe tengan y mantengan su fe; aquél hijo, monjes, que hace que unos padres sin principios morales tengan y mantengan sus principios morales; aquél hijo, monjes, que hace que una madre y un padre sin generosidad tengan y mantengan su generosidad; aquél hijo, monjes, que hace que unos padres sin sabiduría tengan y mantengan su sabiduría; con tal logro, monjes, el hijo pagaría la deuda contraída con el padre y la madre por lo que han hecho, ¡y sería más que de sobras!».
 
(AN 2; iv,2; I 61-62)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 178
 
 
B) CÓMO ESTAR UNIDOS EN VIDAS FUTURAS
En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en el país de los Bhagga, en la montaña de Suṃsumāra, en el bosque de Bhesakalā, en el Parque de los Ciervos. Entonces, el Bienaventurado se levantó de madrugada, se vistió, tomó el cuenco y el manto y fue a la casa del señor Nakulapitā.3 Una vez llegado allí, se sentó en el lugar que le habían preparado. Entonces, el señor Nakulapitā se acercó al Bienaventurado, le ofreció sus respetos y se sentó a su lado. Una vez sentado, el señor Nakulapitā le dijo así al Bienaventurado:
 
«Venerable señor, puesto que la señora Nakulamātā se casó conmigo cuando los dos éramos jóvenes, no podría estar con otra mujer ni en mi imaginación, ¡y mucho menos físicamente! Deseamos, venerable señor, estar juntos en esta vida y en la siguiente».
 
«También la señora Nakulamātā dijo al Bienaventurado: puesto que el señor Nakulapitā se casó conmigo cuando los dos éramos jóvenes, no podría estar con otro hombre ni en mi imaginación, ¡y mucho menos físicamente! Deseamos, venerable señor, estar juntos en esta vida y en la siguiente».
 
«Si marido y mujer, gente de familia, desean estar juntos en esta vida y en la siguiente, los dos tienen que tener la misma fe, los mismos principios morales, la misma generosidad, la misma sabiduría. Sólo éstos estarán juntos tanto en esta vida como en las siguientes».
 
Cuando ambos, como marido y mujer,
tienen fe y saben dialogar,
se saben controlar, viven según el Dhamma,
y se hablan mutuamente con amor,
entonces abundan las bendiciones,
su hogar es un nido de prosperidad,
la mente de sus enemigos se frustra,
pues ambos tienen la misma virtud.
Cultivando el Dhamma en esta vida
y practicando los mismos principios morales,
serán felices en el reino de los dioses
y gozarán de todo tipo de placeres.
 
(AN 4:55; II 61-62)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 181
 
 
«Estos cinco oficios, monjes, no deben ser ejercidos por un cabeza de familia: comerciar con armas, comerciar con personas, comerciar con carne, comerciar con drogas y comerciar con productos en mal estado».
 
(AN 5:177; III 208
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 190
 
 
La felicidad de un cabeza de familia
 
Entonces, el Bienaventurado dijo así a Anāthapiṅḍika: «Son cuatro, cabeza de familia, las clases de felicidad que, de vez en cuando y en algunas ocasiones, puede llegar a sentir un hijo de familia que disfruta de los placeres de los sentidos. ¿Qué cuatro? La felicidad de la prosperidad, la felicidad del disfrute, la felicidad de estar libre de deudas y la felicidad de la conducta irreprochable.
 
» ¿Y cuál es la felicidad de la prosperidad? He aquí que un hijo de familia adquiere bienes conseguidos con su esfuerzo y trabajo, acumulados con la fuerza de sus brazos, ganados con el sudor de la frente, obtenidos justa y legítimamente. Cuando piensa: “Estos bienes son míos, ganados … etc. …”, se siente feliz y contento. A esto se le llama la felicidad de la prosperidad.
 
» ¿Y cuál es el placer del disfrute? He aquí que un hijo de familia adquiere bienes conseguidos con su esfuerzo y trabajo, acumulados con la fuerza de sus brazos, ganados con el sudor de la frente, obtenidos justa y legítimamente. Disfruta de su uso y realiza buenas obras. Cuando piensa: “Con estos bienes ganados con esfuerzo… etc. …Disfruta de su uso y realiza buenas obras…”, se siente feliz y contento. A esto se le llama la felicidad del disfrute.
 
» ¿Y cuál es la felicidad de estar libre de deudas? He aquí que el hijo de familia no debe nada, ni mucho ni poco, a nadie. Cuando piensa: “No debo nada, ni mucho ni poco, a nadie”, se siente feliz y contento. A esto se le llama la felicidad de estar libre de deudas.
 
» ¿Y cuál es la felicidad de una conducta irreprochable? He aquí que un Noble discípulo tiene una conducta corporal irreprochable, tiene una conducta verbal irreprochable, tiene una conducta mental irreprochable. Cuando piensa: “tengo una conducta corporal, verbal y mental irreprochables” se siente feliz y contento. A esto se llama la felicidad de la conducta irreprochable.
 
» Éstas son, cabeza de familia, las cuatro clases de felicidad que, de vez en cuando y en algunas ocasiones, puede llegar a sentir un hijo de familia que disfruta de los placeres de los sentidos».
 
(AN 4: 62; II 69-70)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 192
 
 
10. «Brahmán, érase una vez un rey llamado Mahāvijita, que era rico, con grandes riquezas y grandes propiedades, con oro y plata abundantes, con posesiones y recursos, con dinero y más dinero, con plenitud de tesoros y grano. Y un día que el rey Mahāvijita estaba reflexionando en sus aposentos, se le ocurrió este pensamiento: “Desde una perspectiva humana, disfruto de una ingente cantidad de riqueza y he conquistado un extenso territorio. Es tiempo ahora de ofrecer un gran sacrificio que redunde en mi bienestar y felicidad por mucho tiempo”. Y llamó al sacerdote brahmán13 y se lo dijo: “Quiero realizar un gran sacrificio, instrúyeme, venerable señor, para que redunde en mi bienestar y felicidad por mucho tiempo”.
 
11.» Dicho esto, el sacerdote brahmán dijo así al rey Mahāvijita: “El país está plagado de ladrones, asolado; las aldeas y las ciudades están arruinadas; los bandidos actúan impunemente por los descampados. Si su majestad subiera los impuestos de la región, sería contraproducente. Si su majestad pensara: ‘Acabaré con esta plaga de ladrones mediante ejecuciones y encarcelamientos, o recuperando lo robado, o con amenazas y prohibiciones’, dicha plaga nunca terminaría definitivamente. Los ladrones que sobrevivieran volverían a causar daño en el reino de su majestad. En cambio, con este otro plan sí que se podría erradicar por completo la plaga de ladrones. Que su majestad distribuya semillas y comida entre aquellos que en su reino se dedican a cultivar la tierra o criar animales; a quienes ejercen el comercio, que su majestad les dé capital; y a quienes trabajan para el estado, que su majestad les dé un salario digno. Sólo entonces, majestad, cuando la gente pueda vivir de su profesión, dejará de haber ladrones que causen daño en su reino. Entonces, majestad, habrá prosperidad y seguridad en su reino, y dejará de estar infestado de ladrones. Y la gente estará contenta y con alegría en sus corazones, jugará con sus hijos, y vivirá con las puertas de sus casas abiertas”.
 
» Y diciendo: “Que así sea”, el rey asintió a los consejos del sacerdote brahmán: dio semillas y comida a los que se dedicaban al cultivo de la tierra y a la cría de animales; capital a los que ejercían el comercio, un salario digno a quienes trabajaban para el estado. Entonces, la gente pudo vivir de su profesión, hubo prosperidad y seguridad en el reino, dejó de estar infestado de ladrones, y la gente, contenta y alegre en sus corazones, jugó con sus hijos y vivió con las puertas de sus casas abiertas».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 211
 
 
En su relato de su «noble misión», el Buddha dice que cuando miró al mundo poco después de su iluminación, vio que los seres sintientes son como las flores de loto en las distintas etapas de crecimiento dentro de un estanque (ver supra). Mientras algunos seres son como flores de loto en o cerca de la superficie del estanque, capaces de despertar simplemente exponiéndose a sus enseñanzas para trascender el mundo, la gran mayoría de las personas que se encuentran con el Dhamma son como las flores de loto que crecen muy por debajo de la superficie. Estas flores de loto se benefician de la luz del sol y utilizan su energía para sustentar su vida; sin embargo, todavía necesitan tiempo para llegar a la superficie y florecer. Del mismo modo, la gran multitud de personas que escuchan las enseñanzas del Buddha y ponen fe en ellas deben aún alimentar sus cualidades beneficiosas con la energía radiante del Dhamma antes de que sus continuos mentales maduren suficientemente como para alcanzar la realización directa. Por lo general, este proceso requiere de muchas vidas y, por lo tanto, estas personas tienen que adoptar un enfoque a largo plazo para su desarrollo espiritual. Mientras practican el camino de la liberación, tienen que evitar un renacimiento en los reinos desafortunados y conseguir sucesivos renacimientos bendecidos con la seguridad material, la felicidad y las oportunidades para un mayor progreso espiritual.
 
Estos beneficios, que mejoran las condiciones para el desarrollo espiritual en el Dhamma, se producen por la adquisición de puñña o «buena acción», una palabra que significa la capacidad de la acción beneficiosa para producir resultados beneficiosos dentro del ciclo de renacimientos. De acuerdo con las enseñanzas del Buddha, el cosmos, con sus numerosos reinos de existencia sensible, se rige en todos los niveles por leyes inmutables, físicas, biológicas, psicológicas y éticas. El proceso por el cual los seres sintientes migran de un estado de existencia a otro está igualmente sujeto a ley. Está regulado por una ley que, esencialmente, funciona de dos formas: en primer lugar, conecta nuestras acciones con un reino de renacimiento particular que corresponde a esas acciones, y, en segundo lugar, determina las relaciones entre nuestras acciones y la calidad de nuestra experiencia en el reino particular en el que hemos renacido.
 
El factor que gobierna este proceso, el factor que hace que todo el proceso se rija por una ley, es la fuerza llamada kamma (sánscrito: karma). La palabra kamma significa literalmente «acción», pero, técnicamente, se refiere al acto volitivo. Como dice el Buddha: «Es la intención (cetanā) a lo que llamo kamma; pues, habiendo tenido intención (cetayitvā), uno actúa con el cuerpo, la palabra y el pensamiento».1 Por lo tanto, kamma denota hechos que se originan a partir de la intención. Tal intención puede permanecer en un estado puramente mental, generando kamma mental que se produce en forma de pensamientos, planes y deseos; o puede tomar expresión externa a través de acciones corporales y verbales manifiestas.
 
Puede parecer que nuestros actos, una vez realizados, perecen y desaparecen sin dejar ningún rastro, aparte de su impacto visible en otras personas y en el medio ambiente. Sin embargo, según el Buddha, todas las acciones volitivas moralmente determinadas crean un potencial para producir resultados (vipāka) o frutos (phala) que se corresponden con la calidad ética de esas acciones. Esta capacidad de nuestras acciones para producir los resultados moralmente correspondientes es lo que se entiende por kamma. Nuestros actos generan kamma, un potencial para producir frutos que corresponden a sus propias tendencias intrínsecas. Entonces, cuando las condiciones internas y externas son adecuadas, el kamma madura y produce los frutos correspondientes. En la maduración, el kamma se restablece en nosotros para bien o para mal, dependiendo de la calidad moral de la acción original. Esto puede ocurrir, ya sea más tarde, en la misma vida en que se ha llevado a cabo la acción o en la próxima vida o en alguna vida futura distante.2 Lo único seguro es que, mientras permanezcamos en el saṃsāra, cualquiera de nuestro kamma almacenado tiene la capacidad de madurar en tanto aún no ha producido sus debidos resultados.
 
Sobre la base de su calidad ética, el Buddha distingue el kamma en dos grandes categorías: lo perjudicial (akusala) y lo beneficioso (kusala). El kamma perjudicial es la acción espiritualmente dañina para el agente, moralmente condenable y potencialmente capaz de producir un renacimiento desafortunado y resultados dolorosos. El criterio para juzgar que una acción es perjudicial son sus motivos subyacentes, las «raíces» de las que surge. Hay tres raíces perjudiciales: la codicia, el odio y la ignorancia. A partir de estas surge una gran variedad de impurezas secundarias –estados tales como la ira, la hostilidad, la envidia, el egoísmo, la arrogancia, el orgullo, la soberbia y la pereza–, y de las impurezas raíz y de las secundarias surgen las acciones impuras.
 
El kamma beneficioso, por el contrario, es una acción espiritualmente beneficiosa y moralmente encomiable; es la acción que madura en felicidad y buena fortuna. Sus motivos subyacentes son las tres raíces beneficiosas: la no-codicia, el no-odio y la no-ignorancia, que se pueden expresar de manera más positiva como la generosidad, el amor-benevolente y la sabiduría. Considerando que las acciones que surgen de las raíces perjudiciales están necesariamente ligadas al mundo del nacimiento y muerte repetidos, las acciones que surgen de las raíces beneficiosas pueden ser de dos tipos, mundanas y trascendentes al mundo. Las acciones mundanas (lokiya) tienen el potencial de producir un renacimiento afortunado y resultados agradables dentro del ciclo de renacimientos. Las acciones beneficiosas que trascienden el mundo o supramundanas (lokuttara) –a saber, el kamma generado por el desarrollo del Noble Óctuple Sendero y los demás factores de la iluminación– llevan a la iluminación y a la liberación del ciclo de renacimientos. Éste es el kamma que desarticula todo el proceso de causalidad kámmica.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 213
 
 
Aunque es de sobras conocido, no está de más recordar aquí que para el Buddhismo primigenio, la comprensión y la aceptación de este principio del kamma y su fruto son un componente esencial de la recta visión. La recta visión tiene dos aspectos, el aspecto atado al mundo o aspecto mundano, que pertenece a la vida en el mundo, y el aspecto supramundano o trascendente al mundo, que pertenece al camino de la liberación. La recta visión que trasciende el mundo incluye una comprensión de las Cuatro Nobles Verdades, la originación en dependencia y las tres marcas de la impermanencia, el sufrimiento y el no-yo. Para el Buddhismo primigenio, esta recta visión que trasciende el mundo no puede ser considerada aisladamente de la recta visión mundana. Más bien, la presupone y depende del sólido apoyo de la recta visión mundana, lo que significa una firme convicción de la validez de la ley del kamma y su paulatino desarrollo a lo largo del proceso de renacimientos.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 217
 
 
El Buddha guía a aquellos cuyas facultades espirituales aún están verdes a aspirar a un renacimiento humano o celestial y les enseña las líneas de conducta que conducen a la realización de sus aspiraciones. Pero insta a las personas con facultades maduras a hacer un esfuerzo decidido para poner fin al deambular sin rumbo del saṃsāra y alcanzar lo Inmortal, el Nibbāna, que trasciende todos los planos del ser condicionado.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 213
 
 
El Buddha trata a menudo el dar como la virtud más rudimentaria de la vida espiritual, pues dar sirve para romper la estructura egocéntrica de la mente, sobre cuya base interactuamos habitualmente con los demás. Sin embargo, y contrariamente a lo que un lector occidental podría esperar, «dar» para el Buddhismo primigenio no significa simplemente la caridad filantrópica dirigida hacia los pobres y desfavorecidos. Si bien incluye esto, la práctica de dar tiene un significado más específico según el contexto arraigado en la estructura social de la religiosidad india. En la India de la época del Buddha, aquellos que intentaban desentrañar las verdades más profundas de la existencia y alcanzar la liberación del ciclo de nacimiento y muerte, por lo general, renunciaban al hogar y a la familia, abandonaban su lugar seguro en el orden social cohesionado de la India y adoptaban la precaria vida del errante sin hogar. Con la cabeza rasurada o con rastas, ataviados de ocre, con ropas blancas o yendo desnudos, iban de un lugar a otro sin residencia fija, excepto durante los tres meses de la estación de lluvias, en los que iban a instalarse en simples chozas, cuevas u otros cobijos. Tales errabundos sin hogar, conocidos como samaṇas («ascetas») o paribbājakas («errantes»), no llevaban a cabo ningún servicio remunerado, sino que dependían de la caridad de los cabezas de familia para su sustento. Los discípulos laicos les proporcionaban sus necesidades materiales –ropas, alimentos, alojamiento y medicamentos– haciéndolo con la confianza de que tales servicios eran una fuente de buenas acciones que les ayudaría a avanzar unos pasos más en la dirección de la emancipación final. Cuando el Buddha apareció en escena, adoptó este modo de vida para sí mismo. Una vez que comenzó su tarea como maestro espiritual, estableció su Saṅgha sobre el mismo principio: los bhikkhus y bhikkhunīs, los monjes y monjas, dependerían de la caridad de los demás para su sostén material y, en reciprocidad, ellos ofrecerían a sus donantes el regalo más preciado del Dhamma, la enseñanza del camino elevado que conduce a la felicidad, la paz y la liberación final.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 222
 
 
Se dice que estas meditaciones son los medios para renacer en el mundo de Brahmā; véase el texto V,5. Mientras que los brahmanes consideraban el mundo de Brahmā como el logro más elevado, para el Buddha éste era sólo una esfera elevada de renacimiento. La concentración surgida de estas meditaciones, sin embargo, también puede utilizarse como fundamento para el cultivo de la sabiduría de la perspicacia o percepción profunda, y la perspicacia culmina en la liberación.
 
Entonces, al final, declara que el acto más fructífero de entre todos ellos es la percepción de la impermanencia. La percepción de la impermanencia, sin embargo, pertenece a un orden diferente. Si es tan fructífera no es porque produzca resultados mundanos agradables dentro del ciclo de renacimientos, sino porque conduce a la sabiduría de la percepción profunda que corta las cadenas de la esclavitud y trae la realización de la emancipación completa, el Nibbāna.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 225-226
 
 
4. Una vez que los brahmanes y los cabezas de familia de Sālā se hubieron sentado, le dijeron esto al Bienaventurado: «¿Por qué causa, venerable Gotama, por qué condición algunos seres de este mundo después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renacen en un estado de miseria, en un mal destino, en un lugar de purgación, en el infierno? ¿Por qué causa, por qué condición, otras personas, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renacen en un buen destino, en un mundo celestial?».
 
5. «Es a causa del comportamiento que está en desacuerdo con el Dhamma y que es injusto, cabezas de familia, por lo que algunos seres, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renacen en un estado de perdición, un mal destino, un lugar de purgación, un infierno. Es a causa del comportamiento que está de acuerdo con el Dhamma y que es justo, cabezas de familia, por lo que algunos seres, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renacen en un buen destino, en un mundo celestial».
 
6. «No comprendemos exactamente las palabras que el venerable Gotama ha dicho de forma concisa, sin desarrollar su sentido. Sería bueno que el venerable Gotama explicara el Dhamma para que podamos comprender exactamente lo que ha dicho de forma concisa, sin desarrollar su sentido».
 
«Si es así, cabezas de familia, escuchad bien, prestad atención y hablaré».
 
«Así es, venerable», respondieron al bienaventurado los brahmanes y cabezas de familia de Sālā. El Bienaventurado dijo esto:
 
7. «Cabezas de familia, hay tres formas de comportamiento corporal que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas, cuatro formas de comportamiento verbal y tres formas de comportamiento mental.
 
8.» ¿Cuáles son las tres formas de comportamiento corporal que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas? He aquí, cabezas de familia, alguien que mata seres vivos, es cruel, sanguinario, dado a la agresividad y a la violencia, y carece de piedad por los seres vivos. O bien toma lo que no le es dado, se apodera de la riqueza y las posesiones de los demás en el bosque o en el pueblo, robando y cometiendo hurtos. O bien tiene un comportamiento sexual inapropiado y mantiene relaciones con mujeres que están bajo la custodia de la madre, del padre, la madre y el padre, el hermano, la hermana, los familiares, o que tienen marido, están prohibidas, en especial si están prometidas. Éstas son, cabezas de familia, las tres formas de comportamiento corporal que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas.
 
9.» ¿Cuáles son las cuatro formas de comportamiento verbal que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas? He aquí, cabezas de familia, alguien que miente y, cuando es convocado a un juicio, a una asamblea o ante sus familiares, ante su gremio o ante la familia real, y se le interroga como testigo: “Veamos buen hombre, di lo que sabes” y, sin saber nada, dice que sabe algo y, sabiendo algo, dice que no sabe nada; sin haber visto nada, dice que ha visto algo y, habiendo visto algo, dice que no ha visto nada. Y así, deliberadamente, levanta falso testimonio por su propio interés, por el interés de otros o por la razón que sea. O bien habla maliciosamente, lo que oye aquí, lo repite allá para provocar disensión entre los de allá y los de aquí y, lo que oye allá, lo repite aquí para provocar disensión entre los de aquí y los de allá. Así, divide a los que están unidos, promueve la inarmonía de los que están unidos, le gusta la discordia, disfruta y goza con ella diciendo palabras que tienden a fomentarla. O bien, habla groseramente, sus palabras son malsonantes, duras, ofensivas, insultantes, teñidas de odio y no conducentes a la concentración. Tales son las palabras que pronuncia. O bien, habla frívolamente, sus palabras no son oportunas, ni verídicas ni útiles, son contrarias al Dhamma y a la disciplina, no son dignas de atesorarse, habla a destiempo, sin fundamento, desmesuradamente y de forma contraproducente. Éstas son, cabezas de familia, las cuatro formas de comportamiento verbal que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas.
 
10.» ¿Cuáles son las tres formas de comportamiento mental que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas? He aquí, cabezas de familia, alguien que es codicioso y codicia las riquezas y posesiones de otros pensando: “Ojalá que lo que es de otros fuera mío”, o con mente malévola y malintencionada piensa: “Ojalá que estos seres se mueran, los maten, destrocen, perezcan y dejen de existir”. O bien, tiene un punto de vista erróneo, y su visión está sesgada: “No sirven para nada la generosidad, las donaciones y las ofrendas, no se recogen los frutos ni las consecuencias de las buenas o malas acciones, no existe ni éste ni otro mundo, no hay madre ni padre, ni seres que nacen espontáneamente, ni hay en el mundo ascetas y brahmanes que hayan alcanzado la meta, que hayan logrado la perfección y que, habiéndolas experimentado por sí mismos, con conocimiento superior, enseñen éste y el otro mundo”. Éstas son, cabezas de familia, las tres formas de comportamiento mental que están en desacuerdo con el Dhamma y que son injustas. De este modo, cabezas de familia, a causa del comportamiento que está en desacuerdo con el Dhamma y que es injusto, algunos seres, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renacen en un estado de miseria, en un mal destino, en un lugar de purgación, en el infierno.
 
11.» Existen, cabezas de familia, tres formas de comportamiento corporal que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas, cuatro formas de comportamiento verbal, y tres formas de comportamiento mental.
 
12.» ¿Cuáles son las tres formas de comportamiento corporal que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas? He aquí, cabezas de familia, alguien que renuncia a matar seres vivos y se abstiene de destruir su vida, deja de lado el garrote y la espada, es humilde, bondadoso y vive benévolo y compasivo con todos los seres vivos. O bien, renunciando a tomar lo que no le es dado, se abstiene de tomar lo que no le es dado, no se apodera de la riqueza ni de las posesiones de los demás en el pueblo o en el bosque, ni roba ni comete hurtos. O bien, renuncia al comportamiento sexual inapropiado y se abstiene de actos sexuales inapropiados, no mantiene relaciones con mujeres que están bajo la custodia de la madre, del padre, la madre y el padre, el hermano, la hermana, los familiares, o que tienen marido, están prohibidas o, como mínimo, prometidas. Éstas son, cabezas de familia, las tres formas de comportamiento corporal que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas.
 
13.» ¿Cuáles son las cuatro formas de comportamiento verbal que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas? He aquí, cabezas de familia, alguien que renuncia a la mentira y se abstiene de mentir; cuando es convocado a un juicio, a una asamblea o ante sus familiares, ante su gremio o ante la familia real, y se le interroga como testigo: “Veamos buen hombre, di lo que sabes”, si no sabe nada, dice que no sabe y, si sabe algo, dice que sabe algo; si no ha visto nada, dice que no ha visto nada y, si ha visto algo, dice que ha visto algo. Y así, no levanta falso testimonio deliberadamente por su propio interés, por el interés de otros o por la razón que sea. O bien, renuncia al hablar malicioso y se abstiene de hablar maliciosamente, lo que oye aquí, no lo repite allá para provocar disensión entre los de allá y los de aquí, y lo que oye allá, no lo repite aquí para provocar disensión entre los de aquí y los de allá. Así, no divide a los que están unidos, ni promueve la discordia entre los que están unidos, le gusta la concordia, disfruta y goza con ella diciendo palabras que tienden a fomentarla. O bien, renuncia al hablar grosero y se abstiene de hablar groseramente, sus palabras son intachables, agradables al oído, amables, que llegan al corazón, corteses, placenteras y gratas para la mayoría de la gente. Tales son las palabras que pronuncia. O bien, renuncia al hablar frívolo y se abstiene de hablar frívolamente, sus palabras son oportunas, veraces, provechosas, relacionadas con el Dhamma y con la disciplina, dignas de atesorarse; habla en el momento adecuado, con fundamento, moderadamente y con el fin de hacer el bien. Éstas son, cabezas de familia, las cuatro formas de comportamiento verbal que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas.
 
14.» ¿Cuáles son las tres formas de comportamiento mental que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas? He aquí, cabezas de familia, alguien que no es codicioso y no codicia las riquezas y posesiones de otros pensando: “Ojalá que lo que es de otros fuera mío” y, con mente benévola y bienintencionada, piensa: “Ojalá que estos seres vivan en paz, libres de sufrimiento, sin nada que temer, felices y a salvo”. O bien, tiene un punto de vista correcto, y su visión no está sesgada: “Sirven para algo la generosidad, las donaciones y las ofrendas, se recogen los frutos y las consecuencias de las buenas o malas acciones, existe éste y otro mundo, hay madre y padre, seres que nacen espontáneamente, hay en el mundo ascetas y brahmanes que han alcanzado la meta, logrado la perfección y, habiéndolos experimentado por sí mismos con conocimiento superior, enseñan éste y el otro mundo”. Éstas son, cabezas de familia, las tres formas de comportamiento mental que están de acuerdo con el Dhamma y que son justas. De este modo, cabezas de familia, a causa del comportamiento que está de acuerdo con el Dhamma y que es justo, algunos seres después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renacen en un buen destino, en un mundo celestial.
 
15.» Cabezas de familia, si alguien que vive de acuerdo con el Dhamma y lleva una vida justa deseara: “¡Ah! ¡Ojalá, después de la muerte, renaciera en compañía de la gran nobleza!”, podría ser que, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renaciera en compañía de la gran nobleza. ¿Y esto por qué? Porque vive de acuerdo con el Dhamma y lleva una vida justa.
 
16-17.» Cabezas de familia, si alguien que vive de acuerdo con el Dhamma y lleva una vida justa deseara: “¡Ah! ¡Ojalá, después de la muerte, renaciera en compañía de los grandes brahmanes!” o “en compañía de los grandes cabezas de familia”, podría ser que, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renaciera en compañía de los grandes brahmanes o de los grandes cabezas de familia. ¿Y esto por qué? Porque vive de acuerdo con el Dhamma y lleva una vida justa.
 
18-42. »Y lo mismo si deseara renacer en compañía de los Cuatro Grandes Guardianes, o de los dioses del Tāvatiṃsa, o los dioses del Yāma, o los dioses del Tusita, o los dioses del goce inconmensurable, o los dioses subordinados, o los dioses del cuerpo de Brahmā, o los dioses luminosos,12 o los dioses de luz limitada, o los dioses de luz inconmensurable, o los dioses resplandecientes, o los dioses bellos, o los dioses de belleza limitada, o los dioses de belleza inconmensurable, o los dioses de luz bella, los dioses de fruto extenso, los dioses que no decaen de la prosperidad, los dioses sin tormento, los dioses de buena apariencia, los dioses de buen aspecto, los dioses no inferiores, los dioses de la base del espacio infinito, los dioses de la base de la consciencia infinita, los dioses de la base de la nada, o renacer en compañía de los dioses de la base donde no hay ni percepción ni no-percepción, podría ser que, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renaciera en compañía de dichos seres. ¿Y esto por qué? Porque vive de acuerdo con el Dhamma y lleva una vida justa.
 
43.» Cabezas de familia, si alguien que vive de acuerdo con el Dhamma y lleva una vida justa deseara: “¡Ah! ¡Ojalá que, a causa de haber destruido las corrupciones, habiendo experimentado por mí mismo con conocimiento superior en esta misma existencia, alcance la liberación de la mente sin corrupciones y permanezca en ella, alcance la liberación por la sabiduría y permanezca en ella!” podría ser que, a causa de haber destruido las corrupciones, habiendo experimentado por sí mismo con conocimiento superior en esta misma existencia, alcanzara y permaneciera en la liberación de la mente sin corrupciones, la liberación por la sabiduría. ¿Y esto por qué? Porque vive de acuerdo con el Dhamma13 y lleva una vida justa».
 
44. Dicho esto, los brahmanes y hombres de familia de Sālā le dijeron al bienaventurado: «¡Magnífico, venerable Gotama!, ¡Magnífico, venerable Gotama! El venerable Gotama ha aclarado el Dhamma de diversas maneras, como si pusiera del derecho lo que estaba del revés, como si revelara lo que estaba escondido, como si mostrara el camino al que se había extraviado o alzara un candil en la oscuridad de forma que los que tuvieran vista pudieran ver. Los aquí presentes vamos por refugio al venerable Gotama, al Dhamma y al Saṅgha de monjes. Ruego al Bienaventurado que, de hoy en adelante, nos considere como discípulos venidos a él por refugio para toda la vida».
 
(MN 41: Sāleyyaka Sutta; I 285-290)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 229
 
 
3. «¿Cuál es la causa, venerable Gotama?, ¿cuál es la condición por la que algunos seres humanos tienen una vida mejor o peor? Pues hay seres humanos, venerable Gotama, que tienen una vida breve y otros, longeva; unos tienen muchas enfermedades y otros, pocas; unos son feos y otros, atractivos; unos pasan desapercibidos y otros son famosos; unos son pobres y otros, ricos; unos son de mala familia y otros, de buena; unos son necios y otros, sabios. ¿Cuál es la causa, venerable Gotama, cuál es la condición por la que algunos seres humanos tienen una vida mejor o peor?». 4. «Joven, los seres son dueños de sus acciones, herederos de sus acciones, proceden de sus acciones, están vinculados a sus acciones, sus acciones son su refugio. Es la acción la que diferencia a los seres haciendo que tengan una vida mejor o peor».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 235
 
 
«Monjes, no tengáis miedo de las acciones buenas. Monjes, decir “acciones buenas” es una forma de decir felicidad, algo deseado, querido, amado y agradable. Monjes, yo sé bien por propia experiencia que hacer acciones buenas produce un resultado deseado, querido, amado y agradable por mucho tiempo.
 
» Habiendo cultivado una mente con amor-benevolente durante siete años, durante siete ciclos cósmicos de expansión y contracción, no volví a este mundo. Monjes, durante el ciclo cósmico de contracción, existí en una morada de forma luminosa y, durante el ciclo cósmico de expansión, renací en una morada de Brahmā vacía. Monjes, allí, en efecto, yo fui Brahmā, el gran Brahmā, el soberano sin soberano, el que todo lo ve, el que detenta el poder. Treinta y seis veces, monjes, fui yo Sakka, rey de los dioses, y muchos centenares de veces, fui un rey emperador universal, justo, rey del Dhamma, conquistador de los cuatro puntos cardinales, mantenedor de la paz en el territorio, poseedor de los siete tesoros. Y no hace falta ni decir cuántas veces fui rey de una región.
 
» Entonces, monjes, pensé: “¿De qué acción es éste el fruto, de qué acción es éste el resultado, acción por la que yo he llegado a ser tan poderoso y tan victorioso?”. Entonces, monjes, pensé: “Éste es el fruto de tres acciones, el resultado de tres acciones por las que yo he llegado a ser tan poderoso y victorioso, a saber, la generosidad, la disciplina y el autocontrol”».
 
(It 22; 14-15)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 242
 
 
«Existen, oh monjes, tres fundamentos de las acciones buenas. ¿Qué tres? La generosidad es un fundamento de las acciones buenas, la disciplina moral es un fundamento de las acciones buenas, la meditación es un fundamento de las acciones buenas.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 242
 
 
«Oh monjes, si la gente supiera, como yo sé, el resultado de dar y compartir, no comerían sin haber dado, ni permitirían que la mácula de la tacañería los obsesionara y se apoderara de sus mentes. Incluso si fuera el último pedazo, el último mordisco, no lo comerían sin haberlo compartido, si hubiera personas con quien compartirlo. Pero monjes, puesto que la gente no sabe, como yo sé, el resultado de dar y de compartir, comen sin haber dado, y la mácula de la tacañería los obsesiona y se apodera de sus mentes».
 
(It 26; 18-19)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 246
 
 
«Monjes, una buena persona da una ofrenda de cinco formas. ¿Qué cinco? » Da la ofrenda con fe, da la ofrenda con respeto, da la ofrenda cuando es oportuno, da la ofrenda con una mente compasiva, da la ofrenda sin dañarse a sí mismo ni a los demás.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 247
 
 
» Existen, monjes, cinco ofrendas que son las grandes ofrendas, primigenias, atemporales, tradicionales, antiguas, inalterables, nunca antes alteradas, inalterables ahora y en el futuro, elogiadas por ascetas, brahmanes y sabios. ¿Qué cinco?
 
» He aquí, monjes, que un Noble discípulo renuncia a matar seres vivos y se abstiene de matar seres vivos. Monjes, absteniéndose de matar seres vivos, el Noble discípulo libra de miedo a un número incalculable de seres, los libra de odio, los libra de opresión. Al librar a un número incalculable de seres de miedo, odio y opresión, [él mismo] disfruta de ausencia de miedo, odio y opresión. Ésta es, monjes, la primera ofrenda que es una gran ofrenda, primigenia, atemporal, tradicional, antigua, inalterable, nunca antes alterada, inalterable ahora y en el futuro, elogiada por ascetas, brahmanes y sabios.
 
» He aquí, monjes, que un Noble discípulo renuncia a tomar lo que no le es dado, se abstiene de tomar lo que no le es dado … renuncia al comportamiento sensual inapropiado, se abstiene de comportamiento sensual inapropiado … renuncia a la mentira, se abstiene de mentir … renuncia a alcohol, drogas y otras sustancias que causan negligencia, y se abstiene de ellas. Monjes, absteniéndose de alcohol, drogas y otras sustancias que causan negligencia, el Noble discípulo libra de miedo a un número incalculable de seres, los libra de odio, los libra de opresión. Al librar a un número incalculable de seres de miedo, odio y opresión, [él mismo] disfruta de ausencia de miedo, odio y opresión. Ésta es, monjes, la [tercera … cuarta…] quinta ofrenda que es una gran ofrenda, primigenia, atemporal, tradicional, antigua, inalterable, nunca antes alterada, inalterable ahora y en el futuro, elogiada por ascetas, brahmanes, y sabios.
 
» Éstas son, monjes, las cinco ofrendas que son una gran ofrenda, primigenias, atemporales, tradicionales, antiguas, inalterables, nunca antes alteradas, inalterables ahora y en el futuro, elogiadas por ascetas, brahmanes y sabios».
 
(AN 8:39; IV 245-247)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 251
 
 
» Para los dioses en el reino de los Cuatro Grandes Reyes, un sólo día y noche es equivalente a cincuenta años humanos; treinta días de aquellos hacen un mes, y doce meses hacen un año. La vida de los dioses en el reino de los Cuatro Grandes Reyes equivale a quinientos de aquellos años celestiales. Monjes, es posible que, si un hombre o una mujer observa el día de luna llena perfecto en sus ocho factores, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renazca en compañía de los dioses en el reino de los Cuatro Grandes Reyes. En referencia a esto dije que el reinado humano es una miseria en comparación con la felicidad de los dioses.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 254
 
 
» Suponed, monjes, que alguien ejerciera la soberanía y el poder sobre estos dieciéis grandes países donde abundan los siete tesoros preciosos, a saber: Aṅga, Magadha, Kāsi, Kosala, Vajji, Malla, Ceti, Vaṃsa, Kuru, Pañcāla, Maccha, Sūrasena, Assaka, Avantī, Gandhāra y Kamboja.20 Esto no llegaría ni a una decimosexta parte de la observancia del día de luna llena perfecta en sus ocho factores. ¿Por qué razón? Pues porque el reinado humano es una miseria en comparación con la felicidad de los dioses.
 
» Para los dioses en el reino de los Cuatro Grandes Reyes, un sólo día y noche es equivalente a cincuenta años humanos; treinta días de aquellos hacen un mes, y doce meses hacen un año. La vida de los dioses en el reino de los Cuatro Grandes Reyes equivale a quinientos de aquellos años celestiales. Monjes, es posible que, si un hombre o una mujer observa el día de luna llena perfecto en sus ocho factores, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renazca en compañía de los dioses en el reino de los Cuatro Grandes Reyes. En referencia a esto dije que el reinado humano es una miseria en comparación con la felicidad de los dioses.
 
» Para los dioses de Tāvatiṃsa un sólo día y noche equivalen a cien años humanos… La vida de los dioses de Tāvatiṃsa dura mil de aquellos años celestiales… Para los dioses de Yāma un sólo día y noche equivalen a doscientos años humanos… La vida de los dioses de Yāma dura dos mil de aquellos años celestiales… Para los dioses de Tusita, un sólo día y noche equivalen a cuatrocientos años humanos… La vida de los dioses de Tusita dura cuatro mil de aquellos años celestiales. Para los dioses que gozan creando, un sólo día y noche equivalen a ochocientos años humanos… La vida de los dioses que gozan creando dura ocho mil de aquellos años celestiales… Para los dioses que detentan poder sobre las creaciones de otros, un sólo día y noche equivalen a mil seiscientos años humanos, treinta de aquellos días hacen un mes y doce meses de aquellos hacen un año. La vida de los dioses que detentan poder sobre las creaciones de otros dura mil seiscientos de aquellos años celestiales. Es posible, monjes, que, si un hombre o una mujer observa el día de luna llena perfecto en sus ocho factores, después de la descomposición del cuerpo, tras la muerte, renazca en compañía de los dioses que detentan poder sobre las creaciones de otros. En referencia a esto dije que el reinado humano es una miseria en comparación con la felicidad de los dioses».
 
(AN 8:41-42; IV 248-254)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 254
 
 
Al interpretar los suttas, debemos tener en cuenta las circunstancias en las que se hablaba y a las personas a las que iban dirigidos. En el curso de su largo ministerio, el Buddha tuvo que adaptar su enseñanza a personas con diferentes capacidades y necesidades. Enseñó a aquellos de comportamiento imprudente a abandonar sus maneras contraproducentes y a poner su empeño en acciones saludables que producen frutos agradables. Enseñó a los inclinados a resignarse ante el destino que el esfuerzo presente determina la calidad tanto de nuestra vida actual como de nuestro destino futuro. A los convencidos de que la existencia personal cesa con la muerte corporal, les enseñó que los seres vivos sobreviven a la desintegración del cuerpo y resurgen de acuerdo con su kamma. A los que todavía no estaban suficientemente maduros como para logros superiores, les enseñó a aspirar a renacer entre los dioses, los seres celestiales, y a disfrutar de la felicidad y la gloria de los cielos.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 260
 
 
Un renacimiento celestial dichoso, sin embargo, no es el objetivo final por el que el Buddha enseñó el Dhamma. A lo sumo, es sólo una estación de paso temporal. El objetivo final es la cesación del sufrimiento, y la dicha de los cielos, no importa cuán dichosa sea, no es igual que la cesación del sufrimiento. De acuerdo con las enseñanzas del Buddha, todos los estados de existencia dentro del ciclo de renacimientos, incluso los cielos, son transitorios, poco fiables, están ligados al dolor. Así, el objetivo último del Dhamma es nada menos que la liberación, lo que significa la liberación total de la rueda de nacimiento y muerte. Lo que se encuentra más allá del ciclo de renacimientos es un estado incondicionado llamado Nibbāna. El Nibbāna trasciende el mundo condicionado, aunque puede alcanzarse dentro de la existencia condicionada, en esta misma vida, y experimentarse como la extinción del sufrimiento. El Buddha realizó el Nibbāna a través de su iluminación y, durante los siguientes cuarenta y cinco años de su vida, se esforzó en ayudar a los demás a realizarlo por sí mismos. La realización del Nibbāna viene con el florecimiento de la sabiduría y trae una paz perfecta, la felicidad sin mancha y el aquietamiento de los instintos compulsivos de la mente. El Nibbāna es la destrucción de la sed, la sed del deseo. Es también la isla de seguridad en medio de las corrientes embravecidas de la vejez, la enfermedad y la muerte.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 261
 
 
“La liberación de mi mente es inconmovible, éste es mi último nacimiento, ya no hay más devenir.”
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 273
 
 
» Monjes, si no hubiera salida del mundo, los seres no saldrían del mundo. Pero puesto que existe una salida del mundo, monjes, los seres salen del mundo».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 273
 
 
[El Bienaventurado dijo:] «Los renunciantes de otras escuelas, monjes, están ciegos, no tienen ojos. No conocen la meta, no conocen lo que no es la meta, no conocen el Dhamma, no conocen lo que no es el Dhamma. Y desconociendo la meta, desconociendo lo que no es la meta, desconociendo el Dhamma, desconociendo lo que no es el Dhamma, viven dedicados a discutir, dedicados a disputar, a entrar en debates y a atacarse mutuamente con flechas verbales: “¡El Dhamma es así, el Dhamma no es asá!, ¡El Dhamma no es así, el Dhamma es asá!”.
 
» En un tiempo pasado, monjes, en esta misma ciudad de Sāvatthi, hubo otro rey. Entonces, monjes, aquel rey dijo a uno de sus hombres: “Ve, amigo, y convoca en una asamblea a cuantos ciegos encuentres en la ciudad”. “Sí, majestad”, respondió aquel hombre. Reunió a los ciegos y fueron a la presencia del rey: “Aquí están, majestad, todos los ciegos de Sāvatthi”. “Muy bien, pues ahora muestra un elefante a los ciegos”. “Sí, majestad”, respondió el hombre, y mostró un elefante a los ciegos.
 
» A algunos ciegos les mostró el elefante por la cabeza, a otros les mostró el elefante por la oreja, a otros por el colmillo, a otros por la trompa, a otros por el tronco, a otros por el pie, a otros por el trasero, a otros por el pene, a otros por la cola. Y a todos les iba diciendo: “Así es un elefante, ciegos”.
 
» Entonces, monjes, aquel hombre después de haber mostrado el elefante a los ciegos volvió al rey y le dijo: “Ya he mostrado el elefante a los ciegos. Cuando quiera su majestad ya puede ir”. Aquel rey fue, pues, adonde estaban los ciegos y les preguntó: “¿Os han mostrado ya el elefante, ciegos?”. “Así es, majestad”. “Decidme, pues, ciegos, ¿cómo es un elefante?”.
 
»Los que lo habían tocado por la cabeza dijeron que era como una especie de jarrón, los que lo habían tocado por las orejas dijeron que era como una especie de cesta de mimbre, los que lo habían tocado por el colmillo dijeron que era como una especie de poste, los que lo habían tocado por la trompa dijeron que era como una especie de arado, los que lo habían tocado por el cuerpo dijeron que era como una especie de cisterna, los que lo habían tocado por la pata dijeron que era como una especie de columna, los que lo habían tocado por el trasero dijeron que era como una especie de mortero, los que lo habían tocado por el pene dijeron que era como una especie de mano de mortero, los que lo habían tocado por la cola dijeron que era como una especie de escoba.
 
» Entonces, monjes, los ciegos empezaron a discutir unos con otros: “¡El elefante es así, el elefante no es así! ¡El elefante no es así, el elefante es así!” y acabaron a puñetazos, con lo cual el rey se divirtió un buen rato. De igual modo, monjes, los renunciantes de otras escuelas son ciegos y sin ojos. Desconocen la meta, desconocen lo que no es la meta, desconocen el Dhamma, desconocen lo que no es el Dhamma. Y sin conocer la meta y lo que no es la meta, sin conocer el Dhamma y lo que no es el Dhamma, viven dedicados a discutir, dedicados a reñir, a entrar en debates y atacarse mutuamente con flechas verbales: “¡El Dhamma es así, el Dhamma no es así!, ¡El Dhamma no es así, el Dhamma es así!”».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 303
 
 
«El origen del saṃsāra es inconcebible, monjes. No se puede conocer el principio del deambular y transmigrar de los seres impedidos por la ignorancia y trabados por el deseo. ¿Qué pensáis, monjes? ¿Qué son más, las lágrimas que habéis vertido gimiendo y llorando durante vuestro deambular y transmigrar por este largo camino, en el que os habéis visto unidos a lo que os desagradaba y privados de lo que os agradaba, o las aguas de los cuatro grandes mares juntas?».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 308
 
 
Contrariamente a una creencia común, los ocho factores del sendero no son pasos que hayan de seguirse en secuencia, uno tras otro. Se describen más apropiadamente como componentes que como pasos. De manera óptima, los ocho factores deben estar presentes al mismo tiempo, cada uno haciendo su propia contribución distintiva, como ocho hebras entrelazadas de un cable que dan al cable fuerza máxima. Sin embargo, hasta que se alcance esa etapa, es inevitable que los factores del sendero exhiban algún grado de secuencia en su desarrollo. En general, los ocho factores se distribuyen en tres grupos como sigue: el grupo de la disciplina moral (sīlakkhandha), compuesto de la recta palabra, la recta acción y los rectos medios de vida; el grupo de concentración (samādhikkhandha), formado por el recto esfuerzo, la recta atención y la recta concentración, y el grupo de la sabiduría (paññākkhandha), formado por la recta visión y el recto pensamiento.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 314
 
 
«Aniquilado el renacer, consumada la vida de santidad, hecho lo que había por hacer, no hay ya más devenir»
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 319
 
 
«Monjes, si renunciantes de otras escuelas os preguntaran: “¿Cuál es el propósito de seguir la vida de santidad con el asceta Gotama?”, vosotros debéis responderles así: “Es, amigos, el propósito del desvanecimiento del apego7 por lo que seguimos la vida de santidad con el Bienaventurado”.
 
» Si los renunciantes de otras escuelas os preguntaran así: “¿Pero es que existe un sendero, es que existe un camino para el desvanecimiento del apego?”. Vosotros debéis responderles así: “Existe ciertamente un sendero, amigos, existe un camino para el desvanecimiento del apego”.
 
» ¿Y cuál es, monjes, el sendero?, ¿cuál es el camino para el desvanecimiento del apego? Es el Noble Óctuple Sendero, a saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración. Éste es el sendero, monjes, éste es el camino para el desvanecimiento del apego.
 
» Si así os preguntan, monjes, debéis responder a los renunciantes de otras escuelas así.
 
» [O bien podéis responderles:] “Es, amigos, el propósito de librarse de las ataduras … el propósito de erradicar las tendencias latentes … el propósito de comprender plenamente el saṃsāra … el propósito de destruir las corrupciones … el propósito de realizar el fruto de la liberación y la sabiduría … el propósito de lograr la visión y el conocimiento … el propósito de lograr el Parinibbāna sin apego, por lo que seguimos la vida de santidad con el Bienaventurado”.
 
» Si los renunciantes de otras escuelas os preguntaran así: “¿Pero es que existe un sendero, es que existe un camino para el Parinibbāna sin apego?”, vosotros debéis responderles así: “Existe ciertamente un sendero, amigos, un camino para el Parinibbāna sin apego”.
 
» ¿Y cuál es, monjes, el sendero?, ¿cuál es el camino para el Parinibbāna sin apego? Es el Noble Óctuple Sendero, a saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención, recta concentración. Éste es el sendero, éste es el camino el para el Parinibbāna sin apego.
 
» Si os preguntan así, monjes, debéis responder a los renunciantes de otras escuelas así».
 
(SN 45:41-48; combinado; V 27-29)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 330
 
 
«Os enseñaré, monjes, el Noble Óctuple Sendero y lo analizaré. Escuchad esto, prestad buena atención, y hablaré».
 
«Sí, venerable señor», respondieron los monjes al Bienaventurado. El Bienaventurado dijo:
 
«¿Cuál es, monjes, el Noble Óctuple Sendero? Es éste: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta acción, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración.
 
» ¿Cuál es, monjes, la recta visión? Pues, monjes, conocer el sufrimiento, conocer el origen del sufrimiento, conocer el final del sufrimiento, y conocer el camino que conduce al final del sufrimiento. A esto se le llama, monjes, recta visión.
 
» ¿Cuál es, monjes, el recto pensamiento? Pues, monjes, el pensamiento de renunciar, el pensamiento de no hacer daño, el pensamiento de no ser violento. A esto se le llama, monjes, recto pensamiento.
 
» ¿Cuál es, monjes, la recta palabra? Pues, monjes, abstenerse de mentir, abstenerse de hablar maliciosamente, abstenerse de hablar groseramente, abstenerse de hablar frívolamente. A esto se le llama, monjes, recta palabra.
 
» ¿Cuál es, monjes, la recta acción? Pues, monjes, abstenerse de matar seres vivos, abstenerse de tomar lo que no es dado, abstenerse de conducta sexual inapropiada. A esto se le llama, monjes, recta acción.
 
» ¿Cuáles son, monjes, los rectos medios de vida? He aquí, monjes, que un Noble discípulo renuncia a un medio de vida ilícito y se gana la vida por medios lícitos. A esto se le llama, monjes, rectos medios de vida.
 
» ¿Cuál es, monjes, el recto esfuerzo? He aquí, monjes, que un monje procura impedir que surjan estados mentales malignos y perjudiciales que no han surgido todavía, se esfuerza, genera energía, agudiza la mente y persevera. He aquí, monjes, que un monje procura fomentar la renuncia a los estados mentales malignos y perjudiciales que ya han surgido… y persevera. He aquí, monjes, que un monje procura que surjan estados mentales beneficiosos que no han surgido todavía… y persevera. He aquí, monjes, que un monje procura mantener, conservar, clarificar, fomentar, desarrollar plenamente, cultivar y llevar a su perfección los estados mentales beneficiosos que ya han surgido. A esto se le llama, monjes, recto esfuerzo.
 
» ¿Cuál es, monjes, la recta atención? He aquí, monjes, que un monje vive contemplando el cuerpo en el cuerpo, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. He aquí, monjes, que un monje vive contemplando las sensaciones en las sensaciones, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. He aquí, monjes, que un monje vive contemplando la mente en la mente, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. He aquí, monjes, que un monje vive contemplando los dhammas en los dhammas, fervoroso, lúcido y atento, eliminando la codicia y la frustración por lo mundano. A esto se le llama, monjes, recta atención.
 
» ¿Cuál es, monjes, la recta concentración? He aquí, monjes, que un monje, retirado del deseo sensual, retirado de estados mentales perjudiciales, alcanza el primer jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos del retiro y va acompañado de ideación y reflexión, y mora en él. Luego, al cesar la ideación y la reflexión, el monje alcanza el segundo jhāna, en el que hay gozo y felicidad nacidos de la concentración; está libre de ideación y reflexión, y va acompañado de unificación de la mente y serenidad interior, y mora en él. Luego, al desvanecerse el gozo, el monje permanece ecuánime, atento y lúcido, experimentando con el cuerpo aquel estado de felicidad que los Nobles llaman “Vivir feliz, atento y ecuánime”, con lo que alcanza el tercer jhāna y mora en él. Luego, al renunciar al placer, al renunciar al dolor, y previa desaparición de la alegría y la frustración, el monje alcanza el cuarto jhāna, sin dolor ni placer, completamente purificado por la atención y la ecuanimidad, y mora en él. A esto se le llama, monjes, recta concentración».
 
(SN 45:8; V 8-10)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 332
 
 
Los cuatro dominios objetivos dividen la parte expositiva del Satipaṭṭhāna Sutta en cuatro secciones principales. Dos de estas secciones, la primera y la cuarta, tienen varias subdivisiones. Sumadas las divisiones, se obtienen en total veintiún objetos de meditación. Varios de estos pueden utilizarse como medios para desarrollar la serenidad (samatha), pero el sistema satipaṭṭhāna en su conjunto parece especialmente diseñado para el desarrollo de la visión cabal. Las secciones principales con sus divisiones son las siguientes:
 
1.     La contemplación del cuerpo (kāyānupassanā). Esto comprende catorce objetos de meditación: atención a la respiración; contemplación de las cuatro posturas; comprensión clara de las actividades; atención a la naturaleza poco atractiva del cuerpo (visto a través de sus órganos y tejidos); atención a los elementos, y nueve contemplaciones de depósitos de cadáveres, contemplaciones basadas en cadáveres en diferentes estados de descomposición.
 
2.     La contemplación de la sensación (vedanānupassanā). Las sensaciones se agrupan en tres tipos principales –agradables, dolorosas y ni-dolorosas-ni-agradables– que además se distinguen en carnales y espirituales. Sin embargo, debido a que son todas meros tipos diferentes de sensación, la contemplación de la sensación es considerada un sólo objeto.
 
 
3.     La contemplación de la mente (cittānupassanā). Este es un tema de contemplación –la mente– diferenciado en ocho pares de estados mentales opuestos.
 
4.     La contemplación de los dhammas (dhammānupassanā). La palabra dhamma aquí probablemente significa fenómenos, que se clasifican en cinco categorías según la enseñanza del Buddha, el Dhamma. Por lo tanto, dhammānupassanā tiene un doble significado, «dhammas (fenómenos) contemplados por medio del Dhamma (la enseñanza)». Las cinco categorías son: los cinco impedimentos, los cinco agregados, las seis bases de los sentidos internos y externos, los siete factores de la iluminación, y las Cuatro Nobles Verdades.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 360
 
 
1. «Monjes, no considero ninguna otra realidad tan difícil de controlar como una mente sin cultivar. Pues una mente sin cultivar es en verdad difícil de controlar.
 
2.» Monjes, no considero ninguna otra realidad tan fácil de controlar como una mente cultivada. Pues una mente cultivada es en verdad fácil de controlar.
 
3.» Monjes, no considero ninguna otra realidad que conduzca a un perjuicio tan grande como una mente sin cultivar. Pues una mente sin cultivar conduce en verdad a un gran perjuicio.
 
4.» Monjes, no considero ninguna otra realidad que conduzca a un beneficio tan grande como una mente cultivada. Pues una mente cultivada conduce en verdad a un gran beneficio.
 
5.» Monjes, no considero ninguna otra realidad que conduzca a un sufrimiento tan grande como una mente sin cultivar ni desarrollar. Pues una mente sin cultivar ni desarrollar conduce en verdad a un gran sufrimiento.
 
6.» Monjes, no considero ninguna otra realidad que conduzca a una felicidad tan grande como una mente cultivada y desarrollada. Pues una mente cultivada y desarrollada conduce en verdad a una gran felicidad».
 
(AN 1: iii, 1, 2, 3, 4, 9; I 5-6
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 364
 
 
«Monjes, dos son las cosas que conforman la sabiduría. ¿Qué dos? La serenidad y la visión cabal.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 365
 
 
 
«Cuatro son, monjes, los tipos de persona que hay en el mundo. ¿Qué cuatro?»
He aquí, monjes, una persona que ha logrado la serenidad interior de la mente, pero no ha logrado la visión cabal de las cosas12 mediante la suprema sabiduría. O bien, monjes, una persona ha logrado la visión cabal de las cosas mediante la suprema sabiduría, pero no ha logrado la serenidad interior de la mente; o bien, monjes, una persona no ha logrado la serenidad interior de la mente, ni tampoco ha logrado la visión cabal de las cosas mediante la suprema sabiduría; o bien, monjes, una persona ha logrado la serenidad interior de la mente y también ha logrado la visión cabal de las cosas mediante la suprema sabiduría.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 367
 
 
34.» ¿Y cómo, monjes, vive un monje contemplando la mente en la mente?41 He aquí, monjes, que cuando la mente tiene apego, el monje sabe: “la mente tiene apego”, y cuando la mente carece de apego, el monje sabe: “la mente carece de apego”. Cuando la mente tiene odio, el monje sabe: “la mente tiene odio” y cuando la mente carece de odio, el monje sabe: “la mente carece de odio”. Cuando la mente tiene ofuscación, el monje sabe: “la mente tiene ofuscación”, y cuando la mente carece de ofuscación, el monje sabe: “la mente carece de ofuscación”. Cuando la mente está espesa, el monje sabe: “la mente está espesa”, y cuando la mente está dispersa, el monje sabe: “la mente está dispersa”. Cuando la mente está elevada, el monje sabe: “la mente está elevada”, y cuando la mente no está elevada, el monje sabe: “la mente no está elevada”. Cuando la mente es superable, el monje sabe: “la mente es superable”, y cuando la mente es insuperable, el monje sabe: “la mente es insuperable”. Cuando la mente está concentrada, el monje sabe: “la mente está concentrada”, y cuando la mente no está concentrada, el monje sabe: “la mente no está concentrada”. Cuando la mente está liberada, el monje sabe: “la mente está liberada”, y cuando la mente no está liberada, el monje sabe: “la mente no está liberada”.
 
35.» De este modo, vive contemplando la mente en la mente internamente, o vive contemplando la mente en la mente externamente, o vive contemplando la mente en la mente tanto interna como externamente. O bien vive contemplando la naturaleza del surgir en la mente, o vive contemplando la naturaleza del cesar en la mente, o vive contemplando tanto la naturaleza del surgir como la del cesar en la mente. O bien fija su atención en que “hay una mente”, en grado necesario para el mero conocimiento y la mera atención, vive sin estar condiciona
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 392
 
 
44.» Asimismo, monjes, un monje vive contemplando los dhammas en los dhammas en lo que respecta a las Cuatro Nobles Verdades. ¿Y cómo, monjes, vive un monje contemplando los dhammas en los dhammas en lo que respecta a las Cuatro Nobles Verdades? He aquí, monjes, que un monje sabe tal y como es en realidad: “Esto es el sufrimiento”; sabe tal y como es en realidad: “Esto es el origen del sufrimiento”; sabe tal y como es en realidad: “Esto es el final del sufrimiento”; sabe tal y como es en realidad: “Éste es el camino que conduce al final del sufrimiento”.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 398
 
 
«Existen, monjes, cuatro tipos de luz. ¿Qué cuatro? La luz de la luna, la luz del sol, la luz del fuego y la luz de la sabiduría. De entre estas cuatro luces, la que más ilumina es la luz de la sabiduría»
 
(AN 4:143; II 139)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 438
 
 
3. DISCURSO SOBRE LA RECTA VISIÓN
 
1. Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Sāvatthi, en la Arboleda de Jeta, en el Bosque de Anāthapiṅḍika. Entonces, el venerable Sāriputta se dirigió a los monjes: «Monjes». «Hermano», les respondieron los monjes. El venerable Sāriputta les dijo esto:
 
2. «Amigos, se dice: “Recta visión, recta visión”. ¿Pero cuándo decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma?»
 
«En verdad, amigo, que vendríamos de muy lejos para estar con el venerable Sāriputta y saber el significado de esas palabras. Sería bueno que el venerable Sāriputta aclarara el significado de sus palabras y, habiéndole escuchado, los monjes las recordaremos».
 
«Pues entonces, escuchad bien y prestad atención, que hablaré».
 
«Sí, hermano», le respondieron los monjes. El venerable Sāriputta dijo esto:
 
[Lo beneficioso y lo perjudicial]
 
3. «Amigos, cuando un Noble discípulo conoce lo perjudicial y conoce la raíz de lo perjudicial, y conoce lo beneficioso y conoce la raíz de lo beneficioso, entonces, amigos, el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma.
 
4.» ¿Y qué es, amigos, lo perjudicial? ¿Cuál es la raíz de lo perjudicial? ¿Qué es lo beneficioso? ¿Cuál es la raíz de lo beneficioso? Pues amigos, matar a seres vivos es perjudicial, tomar lo que no es dado es perjudicial, una conducta sensual inapropiada es perjudicial, mentir es perjudicial, hablar maliciosamente es perjudicial, hablar groseramente es perjudicial, hablar frívolamente es perjudicial, la codicia es perjudicial, la malevolencia es perjudicial, el punto de vista erróneo es perjudicial. A esto, amigos, se le llama lo perjudicial.10
 
5.» ¿Y cuál es la raíz de lo perjudicial? La avidez es la raíz de lo perjudicial, el odio es la raíz de lo perjudicial, la ofuscación es la raíz de lo perjudicial. A esto, amigos, se le llama la raíz de lo perjudicial.
 
6.» ¿Y qué es, amigos, lo beneficioso? Pues amigos, abstenerse de matar a seres vivos es beneficioso, abstenerse de tomar lo que no es dado es beneficioso, abstenerse de conducta sensual inapropiada es beneficioso, abstenerse de mentir es beneficioso, abstenerse de hablar maliciosamente es beneficioso, abstenerse de hablar groseramente es beneficioso, abstenerse de hablar frívolamente es beneficioso, la no-codicia es beneficiosa, la no-malevolencia es beneficiosa, la recta visión es beneficiosa. A esto, amigos, se le llama lo beneficioso.
 
7.»¿Y cuál es la raíz de lo beneficioso? Pues amigos, la no-avidez es la raíz de lo beneficioso, el no-odio es la raíz de lo beneficioso, la no-ofuscación es la raíz de lo beneficioso. A esto, amigos, se le llama la raíz de lo beneficioso.
 
8. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce lo perjudicial y la raíz de lo perjudicial, conoce lo beneficioso y la raíz de lo beneficioso,11 entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego, aniquila la tendencia latente a la aversión, elimina la visión dogmática y la presunción del “yo soy”, renuncia a la ignorancia; y, habiendo hecho surgir la sabiduría, acaba en esta misma vida con el sufrimiento. Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma.
 
[El alimento]
 
9. »¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión…[como antes]?».
 
10. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el alimento, el origen del alimento, la cesación del alimento y el camino que conduce a la cesación del alimento, entonces amigos, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego, … [como antes]…Entonces amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma.
 
11. »¿Y qué es, amigos, el alimento, cuál es el origen del alimento, qué es la cesación del alimento, cuál es el camino que conduce a la cesación del alimento? Amigos, son cuatro los alimentos para el sustento de los seres ya desarrollados y para el crecimiento de los que están por desarrollar. ¿Cuáles son? La comida sólida o líquida es el primero, el contacto sensorial es el segundo, las intenciones de la mente son el tercero y la consciencia es el cuarto.13 Al originarse el deseo, se origina el alimento, al cesar el deseo, cesa el alimento. El camino que conduce a la cesación del alimento es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta conducta, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración.
 
12. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el alimento, el origen del alimento, la cesación del alimento y el camino que conduce a la cesación del alimento, entonces, amigos, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Las Cuatro Nobles Verdades]
 
13. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
14. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el sufrimiento y conoce el origen del sufrimiento, conoce el final del sufrimiento y conoce el camino que conduce al final del sufrimiento, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
15. »¿Y qué es, amigos, el sufrimiento, cuál es el origen del sufrimiento, qué es el final del sufrimiento, cuál es el camino que conduce al final del sufrimiento? Amigos, nacer es sufrir, envejecer es sufrir, morir es sufrir; la pena, el lamento, el dolor, la frustración, la tribulación son sufrimiento; no conseguir lo que se anhela es sufrimiento, en una palabra, los cinco agregados del apego son sufrimiento. A esto, amigos, se le llama sufrimiento.
 
16. »¿Cuál es, amigos, el origen del sufrimiento? Es el deseo que produce la repetición de existencias, que conlleva goce y apego, y se regocija con esto y aquello, es decir: el deseo de placeres sensuales, el deseo de devenir y el deseo de dejar de ser. A esto, amigos, se le llama el origen del sufrimiento.
 
17. »¿Qué es, amigos, el final del sufrimiento ?, Es el completo cesar y desvanecimiento del deseo, abandonarlo, desasirse de él, liberarse y desapegarse de él. A esto, amigos, se le llama el final del sufrimiento.
 
18. »¿Cuál es, amigos, el camino que conduce al final del sufrimiento? Es, precisamente, el Noble Óctuple Sendero, a saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta conducta, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración.
 
19. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de este modo el sufrimiento, el origen del sufrimiento, el final del sufrimiento y el camino que conduce al final del sufrimiento, entonces, amigos, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Envejecimiento y muerte]
 
20. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
21. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el envejecer y el morir, conoce el origen del envejecer y el morir, conoce la cesación del envejecer y el morir, y conoce el camino que conduce a la cesación del envejecer y el morir, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].14
 
22. »¿Qué es, amigos, el envejecer y el morir, cuál es el origen del envejecer y el morir, qué es la cesación del envejecer y el morir, cuál es el camino que conduce a la cesación del envejecer y el morir?
 
»Amigos, es la decadencia y caducidad de toda clase de seres en los diversos órdenes de la existencia, el caerse los dientes, encanecerse el pelo, arrugarse la piel, flaquear las fuerzas, perder las facultades. A esto, amigos, se le llama envejecer.
 
»[¿Qué es, amigos, morir?]. Es el desaparecer de toda clase de seres en los diversos órdenes de la existencia, su disolución, su destrucción, ruina y muerte, la consumación del tiempo de su vida, la disgregación de los agregados del apego, el deshacerse del cuerpo. A esto, amigos, se le llama morir. A este envejecer y a este morir, amigos, se le llama el envejecer y el morir. Al originarse el nacer, se origina el envejecer y el morir, al cesar el nacer, cesa el envejecer y el morir. El camino que conduce a la cesación del envejecer y del morir es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
23. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el envejecer y el morir, el origen del envejecer y el morir, la cesación del envejecer y el morir y el camino que conduce a la cesación del envejecer y el morir, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Nacimiento]
 
24. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
25. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el nacer, y conoce el origen del nacer, conoce la cesación del nacer, y conoce el camino que conduce a la cesación del nacer, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
26. »¿Qué es, amigos, el nacer, cuál es el origen del nacer, qué es la cesación del nacer, cuál es el camino que conduce a la cesación del nacer? Amigos, es el surgir de toda clase de seres en los diversos órdenes de la existencia, el acto de volver a la existencia, la concepción, el desarrollo del ser, la concreción de los agregados del apego, la consecución de las bases sensoriales. A esto, amigos, se le llama nacer. Al originarse el devenir, se origina el nacer, al cesar el devenir, cesa el nacer. El camino que conduce a la cesación del nacer es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
27. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el nacer, el origen del nacer, la cesación del nacer y el camino que conduce a la cesación del nacer, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Devenir]
 
28. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
29. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el devenir, conoce el origen del devenir, conoce la cesación del devenir, y conoce el camino que conduce a la cesación del devenir, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
30. »¿Qué es, amigos, el devenir, cuál es el origen del devenir, qué es la cesación del devenir, cuál es el camino que conduce a la cesación del devenir? Amigos, hay tres clases de devenir: el devenir [en los planos] del deseo sensual, el devenir [en los planos] de la materia sutil y el devenir [en los planos] inmateriales.15 A esto, amigos, se le llama devenir. Al originarse el apego, se origina el devenir, al cesar el apego, cesa el devenir. El camino que conduce al cesar del devenir es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
31. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el devenir, el origen del devenir, la cesación del devenir y el camino que conduce a la cesación del devenir, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Apego]
 
32. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión…[como antes]?».
 
33. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el apego, conoce el origen del apego, conoce la cesación del apego, y conoce el camino que conduce a la cesación del apego, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
34. »¿Qué es, amigos, el apego, cuál es el origen del apego, qué es la cesación del apego, cuál es el camino que conduce a la cesación del apego? Amigos, hay cuatro clases de apego: apego a los placeres sensuales, apego a las opiniones, apego a las reglas y ceremonias, apego a las doctrinas del yo.16 A esto, amigos, se le llama apego. Al originarse el deseo, se origina el apego, al cesar el deseo, cesa el apego. El camino que conduce a la cesación del devenir es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
35. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el apego, el origen del apego, la cesación del apego y el camino que conduce a la cesación del apego, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Deseo]
 
36. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión…[como antes]?».
 
37. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el deseo, conoce el origen del deseo, conoce la cesación del deseo, y conoce el camino que conduce a la cesación, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
38. »¿Qué es, amigos, el deseo, cuál es el origen del deseo, qué es la cesación del deseo, cuál es el camino que conduce a la cesación del deseo? Amigos, hay seis tipos de deseo: deseo de formas visibles, deseo de sonidos, deseo de olores, deseo de sabores, deseo de objetos tangibles, deseo de objetos mentales.17 A esto, amigos, se le llama deseo. Al originarse la sensación, se origina el deseo, al cesar la sensación, cesa el deseo. El camino que conduce a la cesación del deseo es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
39. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el deseo, el origen del deseo, la cesación del deseo y el camino que conduce a la cesación, entonces el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Sensación]
 
40. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión…[como antes]?».
 
41. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce la sensación, conoce el origen de la sensación, conoce la cesación de la sensación, y conoce el camino que conduce a la cesación de la sensación, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
42. »¿Qué es, amigos, la sensación, cuál es el origen de la sensación, qué es la cesación de la sensación, cuál es el camino que conduce a la cesación de la sensación? Amigos, hay seis tipos de sensación: la sensación derivada del contacto con el ojo, la sensación derivada del contacto con el oído, la sensación derivada del contacto con la nariz, la sensación derivada del contacto con la lengua, la sensación derivada del contacto con el cuerpo, la sensación derivada del contacto con la mente. A esto, amigos, se le llama sensación. Al originarse el contacto, se origina la sensación, al cesar el contacto, cesa la sensación. El camino que conduce a la cesación de la sensación es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
43. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo la sensación, el origen de la sensación, la cesación de la sensación y el camino que conduce a la cesación de la sensación, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Contacto]
 
44. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
45. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el contacto, conoce el origen del contacto, conoce la cesación del contacto, y conoce el camino que conduce a la cesación del contacto, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
46. »¿Qué es, amigo, el contacto, cuál es el origen del contacto, qué es la cesación del contacto, cuál es el camino que conduce a la cesación del contacto? Amigos, hay seis tipos de contacto: contacto visual, contacto auditivo, contacto olfativo, contacto gustativo, contacto corporal, contacto mental.18 A esto, amigos, se le llama contacto. Al originarse las seis bases sensoriales, se origina el contacto, al cesar las seis bases sensoriales, cesa el contacto. El camino que conduce al cesar del contacto es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
47. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el contacto, el origen del contacto, la cesación del contacto y el camino que conduce a la cesación del contacto, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Las seis bases sensoriales]
 
48. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
49. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce las seis bases sensoriales, conoce el origen de las seis bases sensoriales, conoce la cesación de las seis bases sensoriales, y conoce el camino que conduce a la cesación de las seis bases sensoriales, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes] recta concentración.
 
50.» ¿Qué son, amigos, las seis bases sensoriales, cuál es el origen de las seis bases sensoriales, qué es la cesación de las seis bases sensoriales, cuál es el camino que conduce a la cesación de las seis bases sensoriales? Hay, amigos, seis bases sensoriales: la base sensorial de la vista, la base sensorial del oído, la base sensorial del olfato, la base sensorial del gusto, la base sensorial del tacto, la base sensorial de la mente. A esto, amigos, se le llama las seis bases sensoriales. Al originarse el organismo psicofísico, se originan las seis bases sensoriales, al cesar el organismo psicofísico, cesan las seis bases sensoriales. El camino que conduce a la cesación de las seis bases sensoriales es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
51. «Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo las seis bases sensoriales, el origen de las seis bases sensoriales, la cesación de las seis bases sensoriales y el camino que conduce a la cesación de las seis bases sensoriales, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Organismo psicofísico]
 
52. «¡Bien, amigo!, dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
53. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce el organismo psicofísico, conoce el origen del organismo psicofísico, conoce la cesación del organismo psicofísico, y conoce el camino que conduce a la cesación del organismo psicofísico, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes] recta concentración.
 
54.» ¿Qué es, amigos, el organismo psicofísico, cuál es el origen del organismo psicofísico, qué es la cesación del organismo psicofísico, cuál es el camino que conduce a la cesación del organismo psicofísico? La sensación, la percepción, la intención, el contacto, la atención. A esto, amigos, se le llama lo psíquico. A los cuatro grandes elementos y la forma material que depende de ellos, amigos, se le llama lo físico. A esto que llamamos lo psíquico junto con lo que llamamos lo físico, a todo esto, amigos, se le llama el organismo psicofísico.19
 
» Al originarse la consciencia, se origina el organismo psicofísico, al cesar la consciencia, cesa el organismo psicofísico. El camino que conduce al cesar del organismo psicofísico es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
55.» Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo el organismo psicofísico, el origen del organismo psicofísico, la cesación del organismo psicofísico y el camino que conduce a la cesación del organismo psicofísico, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Consciencia]
 
56. «¡Bien, amigo!, dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
57. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce la consciencia, conoce el origen de la consciencia, conoce la cesación de la consciencia, y conoce el camino que conduce a la cesación de la consciencia, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
58.» ¿Qué es, amigos, la consciencia, cuál es el origen de la consciencia, qué es la cesación de la consciencia, cuál es el camino que conduce a la cesación de la consciencia? Amigos, hay seis tipos de consciencia: consciencia visual, consciencia auditiva, consciencia olfativa, consciencia gustativa, consciencia corporal, consciencia mental.20 A esto, amigos, se le llama consciencia. Al originarse las construcciones intencionales, se origina la consciencia, al cesar las construcciones intencionales, cesa la consciencia. El camino que conduce a la cesación de la consciencia es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
59.» Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo la consciencia, el origen de la consciencia, la cesación de la consciencia y el camino que conduce a la cesación de la consciencia, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Construcciones intencionales]
 
60. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
61. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce las construcciones intencionales, conoce el origen de las construcciones intencionales, conoce la cesación de las construcciones intencionales, y conoce el camino que conduce a la cesación de las construcciones intencionales, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
62.» ¿Qué son, amigos, las construcciones intencionales, cuál es el origen de las construcciones intencionales, qué es la cesación de las construcciones intencionales, cuál es el camino que conduce a la cesación de las construcciones intencionales? Amigos, hay tres clases de construcciones intencionales: las construcciones intencionales mediante obras, las construcciones intencionales mediante palabras y las construcciones intencionales mediante pensamientos.21A esto, amigos, se le llama construcciones intencionales. Al originarse la ignorancia, se originan las construcciones intencionales, al cesar la ignorancia, cesan las construcciones intencionales. El camino que conduce a la cesación de las construcciones intencionales es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
63.» Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo las construcciones intencionales, el origen de las construcciones intencionales, la cesación de las construcciones intencionales y el camino que conduce a la cesación de las construcciones intencionales, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Ignorancia]
 
64. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión … [como antes]?».
 
65. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce la ignorancia, conoce el origen de la ignorancia, conoce la cesación de la ignorancia, y conoce el camino que conduce a la cesación de la ignorancia, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión … [como antes].
 
66.»¿Qué es, amigos, la ignorancia, cuál es el origen de la ignorancia, qué es la cesación de la ignorancia, cuál es el camino que conduce a la cesación de la ignorancia? Amigos, desconocer el sufrimiento, desconocer el origen del sufrimiento, desconocer la cesación del sufrimiento, desconocer el camino que conduce a la cesación del sufrimiento. A esto, amigos, se le llama ignorancia. Al originarse las corrupciones, se origina la ignorancia, al cesar las corrupciones, cesa la ignorancia. El camino que conduce a la cesación de la ignorancia es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: la recta visión … [como antes] … recta concentración.
 
67.» Amigos, cuando el Noble discípulo conoce de ese modo la ignorancia, el origen de la ignorancia, la cesación de la ignorancia y el camino que conduce a la cesación de la ignorancia, entonces, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego … [como antes] … Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
[Corrupciones]
 
68. «¡Bien, amigo!», dijeron los monjes y, habiéndose regocijado y alegrado con las palabras del venerable Sāriputta, le preguntaron de nuevo: «¿Habría otra forma, amigo, por la que un Noble discípulo pudiera tener recta visión, ver con rectitud, poseer plena confianza en el Dhamma y haber llegado al buen Dhamma?».
 
69. «Amigos, la habría. Amigos, cuando el Noble discípulo conoce las corrupciones, conoce el origen de las corrupciones, conoce la destrucción de las corrupciones, y conoce el camino que conduce a la destrucción de las corrupciones, entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma.
 
70.»¿Qué son, amigos, las corrupciones, cuál es el origen de las corrupciones, qué es la destrucción de las corrupciones, cuál es el camino que conduce a la destrucción de las corrupciones? Amigos, hay tres clases de corrupciones: la corrupción del deseo sensual, la corrupción del devenir y la corrupción de la ignorancia. A esto, amigos, se le llama corrupciones. Al originarse la ignorancia, se originan las corrupciones,22 al cesar la ignorancia, se destruyen las corrupciones. El camino que conduce a la destrucción de las corrupciones es precisamente el Noble Óctuple Sendero, a saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta conducta, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración.
 
71. »Amigos, cuando el Noble discípulo conoce las corrupciones, conoce el origen de las corrupciones, conoce la destrucción de las corrupciones, y conoce el camino que conduce a la destrucción de las corrupciones, entonces, amigos, el Noble discípulo renuncia a toda tendencia latente al apego, aniquila la tendencia latente a la aversión, elimina la tendencia latente a la visión y la presunción “yo soy”, renuncia a la ignorancia; y habiendo hecho surgir la sabiduría, acaba en esta misma vida con el sufrimiento. Entonces, amigos, decimos que el Noble discípulo tiene recta visión, ve con rectitud, posee plena confianza en el Dhamma y ha llegado al buen Dhamma».
 
Así habló el venerable Sāriputta y los monjes, contentos, se regocijaron con sus palabras.
 
(MN 9: Sammādiṭṭhi Sutta; I 46-55)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 442
 
 
«¿Cuál es, venerable señor, el disfrute?, ¿cuál es el peligro, cuál es la salida en el caso de los cinco agregados?». «Pues monje, el placer y el goce que se originan en dependencia de la forma material: éste es el disfrute en la forma material. Esa forma material es impermanente, insatisfactoria, de naturaleza transitoria: éste es el peligro en la forma material. La eliminación del deseo con apego, la renuncia al deseo con apego en la forma material: ésta es la salida en la forma material. El placer y el goce, monje, que se originan en dependencia de la sensación … de la percepción … de las construcciones intencionales … de la consciencia: éste es el disfrute en la consciencia. Esa consciencia es impermanente, insatisfactoria, de naturaleza transitoria: éste es el peligro en la consciencia. La eliminación del deseo con apego, la renuncia al deseo con apego en la consciencia: ésta es la salida en la consciencia».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 466
 
 
«¿Cuál es, venerable señor, el disfrute?, ¿cuál es el peligro, cuál es la salida en el caso de los cinco agregados?».
«Pues monje, el placer y el goce que se originan en dependencia de la forma material: éste es el disfrute en la forma material. Esa forma material es impermanente, insatisfactoria, de naturaleza transitoria: éste es el peligro en la forma material. La eliminación del deseo con apego, la renuncia al deseo con apego en la forma material: ésta es la salida en la forma material. El placer y el goce, monje, que se originan en dependencia de la sensación … de la percepción … de las construcciones intencionales … de la consciencia: éste es el disfrute en la consciencia. Esa consciencia es impermanente, insatisfactoria, de naturaleza transitoria: éste es el peligro en la consciencia. La eliminación del deseo con apego, la renuncia al deseo con apego en la consciencia: ésta es la salida en la consciencia».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 468
 
 
«Monjes, la forma material es impermanente. Lo que es impermanente es sufrimiento. Lo que es sufrimiento no es un yo. Lo que no es un yo debe ser visto con perfecta sabiduría tal y como es así: “Esto no es mío, ese no soy yo, ese no es mi yo”. Cuando se contempla esto así, con perfecta sabiduría tal y como es, la mente se desapega y se libera de las corrupciones mediante el desapego.
 
» La sensación es impermanente… La percepción es impermanente… Las construcciones intencionales son impermanentes … La consciencia es impermanente. Lo que es impermanente es sufrimiento. Lo que es sufrimiento no es un yo. Lo que no es un yo debe ser visto con perfecta sabiduría tal y como es así: «Esto no es mío, ese no soy yo, ese no es mi yo”. Cuando se contempla esto así, con perfecta sabiduría tal y como es, la mente se desapega y se libera de las corrupciones mediante el desapego.
 
» Monjes, si la mente de un monje se desapega del elemento de la forma material, se libera de las corrupciones mediante el desapego. Si la mente de un monje se desapega del elemento de la sensación … del elemento de la percepción … del elemento de las construcciones intencionales … del elemento de la consciencia se libera de las corrupciones mediante el desapego.
 
» Al ser liberada de las corrupciones mediante el desapego, la mente se estabiliza, al estabilizarse, queda satisfecha, al quedar satisfecha, no se inquieta, al no inquietarse interiormente, realiza el Parinibbāna: “El nacimiento ha sido destruido, se ha consumado la vida de santidad, se ha hecho lo que había por hacer, no hay ya más devenir”».
 
(SN 22:45; III 44-45)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 469
 
 
» Monjes, al conocer directamente y comprender plenamente el todo, al desapegarse y renunciar al todo, es posible destruir el sufrimiento.» ¿Y qué es, monjes, el todo? Al conocer directamente y comprender plenamente el ojo … la oreja … la nariz … la lengua … el cuerpo … la mente … cualquier sensación que surja con el contacto mental como condición … al desapegarse y al renunciar a la sensación que surja con el contacto mental como condición, es posible destruir el sufrimiento.» Esto, monjes, es el todo, al conocer directamente y comprender plenamente el todo … es posible destruir el sufrimiento».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 473
 
 
Entonces, el venerable Ānanda se acercó al Bienaventurado … y le dijo: «Venerable señor, se dice “el mundo está vacío”, “el mundo está vacío”. ¿En qué sentido, venerable señor, se dice que “el mundo está vacío?”».
 
«Ānanda, puesto que el mundo está vacío de yo y de lo que pertenece al yo, se dice “el mundo está vacío”. ¿Y qué es lo que está vacío de yo y de lo que pertenece al yo? El ojo, Ānanda, está vació de yo y de lo que pertenece al yo. Las formas visibles están vacías de yo y de lo que pertenece al yo. La consciencia visual está vacía de yo y de lo que pertenece al yo. El contacto visual está vacío de yo y de lo que pertenece al yo. Cualquier sensación que surja con el contacto visual como condición –sea agradable o dolorosa, o ni agradable ni desagradable– está también está vacía de yo y de lo que pertenece al yo … La oreja … La nariz … La lengua … El cuerpo … La mente está vacía de yo y de lo que pertenece al yo, los objetos mentales están vacíos de yo y de lo que pertenece al yo, la consciencia mental está vacía de yo y de lo que pertenece al yo, el contacto mental está vacío de yo y de lo que pertenece al yo. Cualquier sensación que surja con el contacto mental como condición –sea agradable o dolorosa, o ni agradable ni desagradable– está también está vacía de yo y de lo que pertenece al yo.
 
» Ānanda, puesto que el mundo está vacío de yo y de lo que pertenece al yo, se dice “el mundo está vacío”».
 
(SN 35:85; IV 54)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 476
 
 
»En cambio, monjes, aquellos ascetas o brahmanes que conocen tal y como es el elemento tierra, su origen, su cesación, y el camino que conduce a su cesación; que conocen tal y como es el elemento agua … el elemento fuego … elemento aire, su origen, su cesación, y el camino que conduce a su cesación, a estos yo los considero ascetas entre los ascetas y brahmanes entre los brahmanes, pues estos venerables, al haber conocido directamente por sí mismos la meta de la vida ascética y la meta de la vida brahmánica, la alcanzan y moran en ella en esta misma vida».
 
(SN 14:37-39; II 175-177)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 479
 
 
13. «¿Cómo, monjes, no se descuida la sabiduría?39 Existen seis elementos: el elemento tierra, el elemento agua, el elemento fuego, el elemento aire, el elemento espacio, el elemento consciencia.
 
14.» ¿Qué es, monjes, el elemento tierra? El elemento tierra puede ser interno o externo. ¿Cuál es el elemento tierra interno? Cualquier cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea sólida y resistente, a saber: pelo en la cabeza, vello en el cuerpo, uñas, dientes, piel, carne, tendones, huesos, tuétano, riñones, corazón, hígado, pleura, bazo, pulmones, intestinos, mesenterio, estómago, heces, o cualquier otra cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea sólida y resistente. A esto, monjes, se le llama el elemento tierra interior. Ahora bien, tanto el elemento tierra interior como el elemento tierra externo son sólo el elemento tierra, y deben ser vistos con perfecta sabiduría así: “Esto no es mío”, “Ese no soy yo”, “Ese no es mi yo”. Habiéndolo visto así, con perfecta sabiduría, uno se desengaña con el elemento tierra y hace que la mente se desapegue con respecto al elemento tierra.
 
15.» ¿Qué es, monjes, el elemento agua? El elemento agua puede ser interno o externo. ¿Cuál es el elemento agua interno? Cualquier cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea acuosa y líquida, a saber: bilis, flemas, pus, sangre, sudor, grasa, lágrimas, grasas líquidas, saliva, mocos, fluido sinovial, orina, o cualquier otra cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea acuosa y líquida. A esto, monjes, se le llama el elemento agua interno. Ahora bien, tanto el elemento agua interno como el elemento agua externo son sólo el elemento agua, y deben ser vistos, con perfecta sabiduría, así: “Esto no es mío”, “Ese no soy yo”, “Ese no es mi yo”. Habiéndolo visto así con perfecta sabiduría, uno se desengaña con el elemento agua y hace que la mente se desapegue con respecto al elemento agua.
 
16.» ¿Qué es, monjes, el elemento fuego? El elemento fuego puede ser interno o externo. ¿Cuál es el elemento fuego interno? Cualquier cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea ignea y caliente, a saber: aquello por lo que uno mantiene la temperatura del cuerpo, envejece, y se va consumiendo, y aquello que hace que lo que se come, bebe, ingiera y deguste se digiera completamente, o cualquier otra cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea ígnea y caliente. A esto, monjes, se le llama el elemento fuego interno. Ahora bien, tanto el elemento fuego interno como el elemento fuego externo son sólo el elemento fuego, y deben ser vistos, con perfecta sabiduría, así: “Esto no es mío”, “Ese no soy yo”, “Ese no es mi yo”. Habiéndolo visto así, con perfecta sabiduría, uno se desengaña con el elemento fuego y hace que la mente se desapegue con respecto al elemento fuego.
 
17. »¿Qué es, monjes, el elemento aire? El elemento aire puede ser interno o externo. ¿Cuál es el elemento aire interno? Cualquier cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea ventosa y dinámica, a saber: los gases que suben, los gases que bajan, los gases en el estómago, los gases en los intestinos, los gases que circulan en las extremidades, el aliento de la inspiración, el aliento de la espiración, o cualquier otra cosa incorporada en el interior de uno mismo que sea ventosa y dinámica. A esto, monjes, se le llama el elemento viento interno. Ahora bien, tanto el elemento viento interno como el elemento viento externo son sólo el elemento viento, y deben ser vistos, con perfecta sabiduría, así: “Esto no es mío”, “Ese no soy yo”, “Ese no es mi yo”. Habiéndolo visto así con perfecta sabiduría, uno se desengaña con el elemento aire y hace que la mente se desapegue con respecto al elemento aire.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 480
 
 
«Monjes, os enseñaré cuarenta y cuatro objetos de conocimiento. Escuchad bien, prestad atención, y hablaré».
 
«Sí, venerable señor», respondieron los monjes al Bienaventurado. El Bienaventurado dijo esto:
 
«¿Cuáles son, monjes, los cuarenta y cuatro objetos de conocimiento? Conocimiento del envejecer y el morir, conocimiento de su origen, conocimiento de su cesación, conocimiento del camino que conduce a su cesación. Conocimiento del nacer … Conocimiento del devenir … Conocimiento del apego… Conocimiento del deseo … Conocimiento de la sensación … Conocimiento del contacto … Conocimiento de las seis bases sensoriales … Conocimiento del organismo psicofísico … Conocimiento de la consciencia … Conocimiento de las construcciones intencionales, conocimiento de su origen, conocimiento de su cesación, conocimiento del camino que conduce a su cesación A esto se llama, monjes, los cuarenta y cuatro objetos de conocimiento.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 486
 
 
 
«Monjes, estas cuatro cosas son reales, indiscutibles, inalterables.52 ¿Qué cuatro?» “Esto es sufrimiento”: esto, monjes, es real, indiscutible, inalterable. “Éste es el origen del sufrimiento: esto es real, indiscutible, inalterable”. “Esto es el final del sufrimiento”: esto es real, indiscutible, inalterable. “Éste es el camino que conduce al final del sufrimiento”: esto es real, indiscutible, inalterable.» Estas cuatro cosas, monjes, son reales, indiscutibles, inalterables.» Por lo tanto, monjes, debéis hacer un esfuerzo para comprender: “Esto es sufrimiento” … Debéis hacer un esfuerzo para comprender: “Éste es el camino que conduce al final del sufrimiento”».
 
(SN 56:20; V 430-431)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 493
 
 
«En cierta ocasión, el venerable Sāriputta residía en Nalakagamaka, en el país de Magadha. Entonces un asceta errante llamado Jambukhadaka55 se acercó al venerable Sāriputta e intercambió saludos con él. Tras intercambiar saludos y palabras cordiales, se sentó a su lado. Una vez sentado a un lado, el asceta errante Jambukhadaka dijo esto al venerable Sāriputta: «Se dice “Nibbāna, Nibbāna” amigo Sāriputta. ¿Pero qué es, amigo, el Nibbāna?».
 
«Pues, amigo, es la destrucción del deseo, la destrucción del odio, la destrucción de la ofuscación, a esto se le dice Nibbāna».
 
«¿Y hay algún sendero, amigo?, ¿hay algún camino para la realización de este Nibbāna?».
 
«Sí, amigo, hay un sendero, hay un camino para la realización de este Nibbāna».
 
«¿Y cuál es, amigo, el sendero?, ¿cuál es el camino para la realización de este Nibbāna?».
 
«Pues, amigo, es este Noble Óctuple Sendero el que conduce a la realización de este Nibbāna, a saber: recta visión, recto pensamiento, recta palabra, recta conducta, rectos medios de vida, recto esfuerzo, recta atención y recta concentración. Éste es, amigo, el sendero, éste es el camino para la realización de este Nibbāna».
 
«¡Bueno es, amigo, este sendero! ¡Bueno es este camino para la realización de este Nibbāna! Y es suficiente ya, amigo, para [practicar] la diligencia».
 
(SN 38:1; IV 251-252)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 499
 
 
»¿Y qué es, monjes, el destino final? La destrucción del deseo, la destrucción del odio, la destrucción de la ofuscación: a esto se llama el destino final.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 500
 
 
«Existe, monjes, una base en la que no hay tierra, ni agua ni fuego ni aire ni la base del espacio infinito; ni la base de la consciencia infinita, ni la base de la nada, ni la base de ni-percepción-ni-no-percepción; ni este mundo, ni otro mundo; ni el sol ni la luna. Allí, monjes, yo digo que no hay venir, ni ir, ni permanecer; ni morir, ni renacer. Sin fundamento, sin movimiento, sin apoyo: éste es el fin del sufrimiento».
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 501
 
 
Así lo he oído. En cierta ocasión, el Bienaventurado residía en Sāvatthi, en la Arboleda de Jeta, en el Bosque de Anāthapiṅḍika. En aquella ocasión, el Bienaventurado enseñaba, motivaba, animaba e inspiraba a los monjes con una charla sobre el Dhamma relacionada con el Nibbāna. Ellos se aplicaban, prestaban atención, concentraban toda su mente, eran todo oídos y escuchaban el Dhamma.
 
Entonces, el Bienaventurado, dándose cuenta de esto, en aquella hora hizo la siguiente proclamación solemne:
 
«Existe, monjes, lo no nacido, no devenido, no producido, no condicionado. Monjes, si no existiera lo no nacido, no devenido, no producido, no condicionado, no se concebiría una salida de lo nacido, devenido, producido y condicionado. Pero dado que existe lo no nacido, no devenido, no producido, no condicionado, se concibe una salida de lo nacido, devenido, producido y condicionado».
 
(Ud 8:3; 80-81)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 501
 
 
15. «[El asceta errante Vacchagotta pregunta al Bienaventurado]: ¿Pero tiene el maestro Gotama algún punto de vista?».
 
«El punto de vista, Vaccha, es algo que un Tathāgata ha eliminado. Lo que el Tathāgata ha visto, Vaccha, es esto: “Así es la forma material, así es el origen de la forma material, así es la cesación de la forma material; así es la sensación, así es el origen de la sensación, así es la cesación de la sensación; así es la percepción, así es el origen de la percepción, así es la cesación de la percepción; así son las construcciones intencionales, así es el origen de las construcciones intencionales, así es la cesación de las construcciones intencionales; así es la consciencia, así es el origen de la consciencia, así es la cesación de la consciencia”. Por ello, yo afirmo que, con la destrucción, el desvanecimiento, la cesación, la renuncia y el desasimiento de todo lo ilusorio, de toda especulación, de toda idea de “yo” o “mío” y de toda tendencia latente a la presunción, el Tathāgata está liberado mediante el desapego».
 
16. «Maestro Gotama, un monje cuya mente se ha liberado así, ¿dónde renace?».
 
«Vaccha, “renace” no procede».
 
«Entonces, maestro Gotama, ¿no renace?».
 
«Vaccha, “no renace” no procede».
 
«Entonces, maestro Gotama, ¿renace y no renace?».
 
«Vaccha, “renace y no renace”, no procede».
 
«Entonces, maestro Gotama, ¿ni renace ni no renace?».
 
«Vaccha, “ni renace ni no renace”, no procede».
 
17. «Cuando al maestro Gotama se le pregunta si el monje con la mente así liberada: “Renace”, “No renace”, “Renace y no renace”, “Ni renace ni no renace”, responde: “No procede”. He aquí maestro Gotama que estoy desconcertado, confuso, e incluso el grado de confianza que tenía en el maestro Gotama por conversaciones previas, ha llegado ahora a su límite».
 
18. «Vaccha, es normal que estés desconcertado y confuso, pues este Dhamma es profundo, difícil de ver y difícil de comprender, apacible, excelso, allende los razonamientos lógicos, sutil, para que los sabios lo experimenten por sí mismos. Para ti, es difícil de entender dado que sostienes otro punto de vista, perteneces a otra escuela, tienes otros gustos, practicas otro camino y sigues a otro maestro. Por eso, Vaccha, ahora te preguntaré yo, así que respóndeme según te parezca apropiado».
 
19. «¿Qué piensas, Vaccha, si hubiera un fuego ardiendo delante de ti, sabrías que hay un fuego ardiendo delante de ti?».
 
«Maestro Gotama, si hubiera un fuego ardiendo delante de mí, yo sabría que hay un fuego ardiendo delante de mí».
 
«Entonces, Vaccha, si alguien te preguntara: ¿qué hace arder a este fuego que está ardiendo delante de ti? ¿Qué responderías a esa pregunta?».
 
«Maestro Gotama, si alguien me preguntara eso, respondería que lo que hace arder este fuego que está ardiendo delante de mí, es el combustible de hierbas y leña».
 
«Y si se extinguiera el fuego que está delante de ti, Vaccha, ¿sabrías que se ha extinguido?».
 
«Maestro Gotama, si se extinguiera el fuego que está delante de mí, sabría que se ha extinguido».
 
«Y entonces, Vaccha, si alguien te preguntara: ¿en qué dirección se ha ido el fuego extinto que estaba delante de ti, al este, al oeste, al norte o al sur?, ¿qué responderías a esa pregunta?».
 
«Que no procede, maestro Gotama. Maestro Gotama, el fuego ardía en dependencia del combustible de hierbas y leña. Una vez consumido, si no es reavivado con más combustible, desaparece y se considera extinto».
 
«De igual modo, el Tathāgata ha renunciado a la forma material por la cual le conocería quien tratase de conocerle. Esa forma material la ha arrancado de raíz y la ha dejado como el tronco de una palmera que, una vez arrancado, ya no puede volver a brotar ni crecer de nuevo. Vaccha, el Tathāgata está libre de toda consideración en términos de forma material; es profundo, inconmensurable, insondable como el ancho mar. “Renace”, “no renace”, “renace y no renace”, “ni renace ni no renace” no proceden. El Tathāgata ha renunciado a las sensaciones… las percepciones…las construcciones intencionales…la consciencia por la cual le conocería quien tratase de conocerle. Esas sensaciones … percepciones … elaboraciones mentales … consciencia las ha arrancado de raíz y las ha dejado como el tronco de una palmera que, una vez arrancado, ya no puede volver a brotar ni crecer de nuevo. Vaccha, el Tathāgata está libre de toda consideración en términos de sensaciones … percepciones … construcciones intencionales … consciencia; es profundo, inconmensurable, insondable como el ancho mar. “Renace”, “no renace”, “renace y no renace”, “ni renace ni no renace” no proceden».
 
(de MN 72: Aggivacchagotta Sutta; I 486-488)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 503
 
 
«Monjes, estas ocho personas son dignas de ofrenda, dignas de hospitalidad, dignas de regalos, dignas de reverencias, un insuperable campo de cultivo para acciones buenas en el mundo. ¿Qué ocho?
 
» El que ha entrado en la corriente, el que practica para realizar el fruto del que entra en la corriente; el que regresa una vez, el que practica para realizar el fruto del que regresa una vez; el que no regresa, el que practica para realizar el fruto del que no regresa; el Arahant, el que practica para alcanzar el estado de Arahant.
 
» Monjes, estas ocho personas son dignas de ofrenda, dignas de hospitalidad, dignas de regalos, dignas de reverencias, un insuperable campo de cultivo para acciones buenas en el mundo».
 
(AN 8:59; IV 292)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 522
 
 
«Monjes, cuando así se cultivan y así se practican con asiduidad los siete factores de la iluminación, cabe esperar siete frutos y siete beneficios. ¿Cuáles son los siete frutos y beneficios?
 
» Se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida.
 
» Si no se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida, entonces se logra en el momento de morir.
 
» Si no se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida o en el momento de morir, entonces, con la completa eliminación de las cinco ataduras de esta orilla, se realiza el Parinibbāna en el intervalo.
 
» Si no se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida … ni se logra el conocimiento liberador en el momento de morir … ni se realiza el Parinibbāna en el intervalo, entonces, con la completa destrucción de las cinco ataduras de esta orilla, se realiza el Parinibbāna al llegar a su destino.
 
» Si no se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida … ni se logra el conocimiento liberador en el momento de morir … ni se realiza el Parinibbāna en el intervalo … ni al llegar a su destino, entonces, con la completa destrucción de las cinco ataduras de esta orilla, se realiza el Parinibbāna sin construcciones intencionales, [sin esfuerzo voluntario].
 
» Si no se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida … ni se logra el conocimiento liberador en el momento de morir … ni se realiza el Parinibbāna en el intervalo …ni al llegar a su destino … ni sin construcciones intencionales, entonces, con la completa destrucción de las cinco ataduras de esta orilla, se realiza el Parinibbāna con construcciones intencionales, [con esfuerzo voluntario].
 
» Si no se logra el conocimiento liberador repentinamente en esta misma vida … ni se logra el conocimiento liberador en el momento de morir …ni se realiza el Parinibbāna en el intervalo … ni al llegar a su destino, … ni sin construcciones intencionales, ni con construcciones intencionales, entonces, con la completa destrucción de las cinco ataduras de esta orilla, entra inexorablemente en la corriente, rumbo a Akaniṭṭha [la más alta de las cinco moradas puras, cf. DN III 237].
 
» Cuando los siete factores del despertar, monjes, se han cultivado así y se han practicado con asiduidad así, cabe esperar estos siete frutos y beneficios».
 
(SN 46:3; V 69-70)
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 544
 
 
En cierta ocasión, un grupo numeroso de monjes veteranos residía en Kosambi, en el Bosque de Ghosita. En aquel momento, el venerable Khemaka residía en el Bosque de Badarikā, y estaba enfermo, dolorido, gravemente indispuesto.
 
Entonces, por la tarde, los monjes veteranos salieron de su retiro y le dijeron al venerable Dāsaka. «Ven, amigo Dāsaka, ve donde el monje Khemaka, y le dices así: “Los monjes veteranos te dicen esto: ‘Esperamos que estés bien, amigo Khemaka, esperamos que estés mejorando. Esperamos que tus sensaciones dolorosas estén disminuyendo y no aumentando, y que ya pronto notes mejoría, no empeoramiento’”».
 
«Sí, amigos», respondió el venerable Dāsaka a los monjes veteranos, y fue adonde estaba Khemaka, y le transmitió el mensaje que le habían dado.
 
[El venerable Khemaka respondió:] «No estoy bien ni me encuentro mejor … ni noté mejoría, más bien empeoramiento».
 
Entonces, el venerable Dāsaka fue a donde estaban los monjes mayores y les dijo: «El venerable Khemaka ha dicho que no está bien ni se encuentra mejor
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 546
 
 
Habiendo conocido todo el mundo
con conocimiento superior tal cual es,
desvinculado de todo el mundo,
sin apego por nada en el mundo.
 
Es, en efecto, el vencedor de todos, el sabio,
el que ha desatado todos los nudos,
el que ha tocado la paz suprema, el Nibbāna,
sin miedo a nada de ningún lugar.
 
Éste es el Buddha que ha destruido las corrupciones,
sin confusión, ha cortado con la duda,
ha logrado la destrucción de todo el kamma,
está liberado al destruir sus posesiones.
 
Éste es aquel Bienaventurado, el Buddha,
éste es el león insuperable,
en el mundo con sus divinidades,
es el que hace girar la rueda de Brahmā.
 
Los dioses y humanos
que han ido al Buddha a por refugio,
reunidos le rinden homenaje,
al gran hombre libre de inmadurez.
 
Templado, es el mejor entre los que templan;
en paz, es un visionario entre los que traen la paz;
liberado, es el principal entre los liberadores;
habiendo cruzado, es excelente entre los que han cruzado.
 
Así le rinden homenaje
al gran hombre libre de inmadurez,
pues en este mundo, incluyendo a los dioses,
no existe persona igual.
 
Bhikkhu Bodhi
En palabras del Buddha, página 574











 

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