Cristóbal Serra

"A hurtadillas debe de andar el diablo, cuando son tantos los que le niegan o le consideran como un fuego fatuo."

Cristóbal Serra




"A la mayoría de los hombres la tragedia de la vida les empuja a ser inconscientemente grotescos, a encarnar, sin sospecharlo, un tipo pintoresco. Se fuma porque la vida es trágica. Yo no sentiría la necesidad de ir cada tarde al bosque, si no tuviera que comunicar a los árboles un dolor que sólo algunos entienden por haberlo sufrido."

Cristóbal Serra




"A mí, morder la pulpa del membrillo, entre acidulenta y correosa, me produce siempre una especial dentera. Apenas he hincado el diente, la abandono porque, además, la temo. Me da espanto su enorme poder astringente y su sabor paradisíaco me aterroriza, pues me parece que, por ser algo fuera de lo terreno, me está vedado.
Lo que admiro del membrillo es su acidez sin fondo, que ni azúcares ni mieles logran disipar. Hay acideces que no se palían y esta del membrillo es una de ellas. Además, nada menos empalagoso que el membrillo: te deja la boca más limpia y menos áspera que la azarola.
Hay escritores que tienen de membrillo y de azarola y en estos la fragancia jamás es empalagosa."

Cristóbal Serra Simó
Mis terrores




"A veces he imaginado que alguna sombra poderosa moldeó formas vivientes. A los árboles los dejó airearse a través de sus copas, teñirse y desteñirse en la atmósfera del atardecer. A los animales les apretó la cabeza para que no pensaran y acariciaran con su hocico la tierra. Al hombre lo construyó como un reloj sin piezas de recambio."

Cristóbal Serra



"Cioran, el de las pócimas venenosas y de los corrosivos infernales, no ha podido con la Fortaleza del Tao; de aquí que celebre esta sabiduría, acre sí, pero no avinagrada como la suya.

No ha podido, ni podría con ella, por más que se empeñara en desmoronarla.
Los aforismos de Lao están abroquelados por el sino indestructible.
Hay gran ternura en ellos, aunque a primera vista parezcan tan glaciares como los “cioranescos”.
Me temo que el muy iconoclasta está “poseído” como el que más de este siglo."

Cristóbal Serra



"Como un reloj de muñeca que no anda nunca bien, soy esclavo de atavismos."

Cristóbal Serra




"Convivimos con la muerte, y no es el morir cosa de un instante. La muerte es perpetua, y se engaña quien cree que estuvo alguna vez fuera de sus garras."

Cristóbal Serra



"Difícil es saber pero aún más difícil es ignorar.
Teniendo en cuenta que la nuestra es era informativa, ignorar es el
supremo arte de estos tiempos. Quien lo posea ha de parecer extraño, pues, a veces ha de quedarse parado, sin poder dar su opinión, y encima ha de pasar por insipiente.

Los listos, incapaces de admitir que un hombre quiera ocultar saberes, tienen declarada la guerra al ignorante voluntario, que adopta actitud tan misteriosa como callada."

Cristóbal Serra




"El hombre que sólo subsiste, no existe. "

Cristóbal Serra



"El que contempla las aguas cenagosas, pierde de vista las aguas claras."

Cristóbal Serra




"El talento colecciona pequeñas moscas. El genio vuela con las águilas."

Cristóbal Serra




"En el estanque de la tradición croan muchas ranas perezosas."

Cristóbal Serra




"Hay a quienes la posesión demoníaca convierte en violentos incendiarios que no conciben el mundo más que en llamas. Quisieran que todo ardiera echando chasquidos de ortiga ardiente."

Cristóbal Serra




"Hay libros que rugen y libros que cuchichean."

Cristóbal Serra



"Hay personas que atraen los enigmas, como ciertas carnes blancas atraen los tentáculos del pulpo."

Cristóbal Serra



"La forma es lo finito, no lo infinito. La forma es la cárcel, la geometría del espíritu."

Cristóbal Serra



La idea del fragmento

Sin ningún temor puede afirmarse que las frases breves, relampagueantes, de Heráclito son un altísimo juego de escritura. No diré que éste sea decadente, pero sí refinado. La quintaesencia siempre fue refinamiento, arte de alquitarar. Heráclito es hijo de una tradición mediterránea de juegos de palabras, de malabarismos verbales: de ahí sus reconditeces. Pasa por ser el padre del fragmento y realmente lo fue. Tal paternidad la posee gracias a sus dichos fragmentarios, que nos han dado a conocer su penetración mística al par que terriblemente realista. En sus manos, el fragmento se convirtió en un instrumento aterrador y un tanto siniestro. Ningún escrito más austero y ceñudo que aquellas migajas que el griego llamaría logoi. 

Se ha calificado de acontecimiento prodigioso este hallazgo, con harta  razón, pues, a partir de estas inscripciones misteriosas, la parquedad literaria, antes que carencia, pudo ser opulencia.

Hay que decirlo todo. La inclinación retórica de las edades no se dejó deslumbrar por el lenguaje sobrio y austero. por eso mismo, comprobamos que éste se refugió en pensadores, adivinos y profetas. Y no digamos en misántropos. Tenemos toda una lista de sabios solitarios.  –Lao Tse, Chuangsé, Marco Aurelio– que hicieron uso de la mágica fórmula con la cual trataron de exorcizar sus peores demonios.

No hay pensar solitario, trágico o atrevido que no tenga su aforista o anotador. Sin ir más lejos, grandes anotadores fueron Leopardi, Lichtenberg, Nietzsche, Simone Weil. Cultivadores de una literatura salteada, corrieron todos los riesgos que ésta implica. El poeta Blake, cuando quiere realizar operaciones alquímicas con el Mal, pone en su redoma proverbios infernales, que echan rayos fulgurantes.

Octavio Paz, en Corriente Alterna, define el fragmento como partícula errante, meteórica, que sólo se define frente a otras partículas. No es nada, afirma salomónico, si no es una relación. Esclarecedoras palabras, que parecen dictadas para mis nótulas, que guardan relación con mis más queridas o acariciadas ideas. Son huérfanas, afectadas de una orfandad congénita, si no se miran como frutos desgajados de mi árbol literario, que titulé Ars Quimérica, parodiando a mi coterráneo Ramon Llull.

La nótula se toca con la nota y linda con el aforismo. Tiene de la primera el gusto desenfrenado por la autonomía y la libertad. Se confunde con el aforismo en lo que éste tiene de aerolito, de caída irremisible. La nótula pretende ser típicamente literaria y veladamente expresiva. Apenas deja entrever lo que va a decir. Al lector le incumbe darle remate, comenzarla de nuevo o considerarla lograda…

Cristóbal Serra





"La imaginación teológica. La imaginación no teológica.
La imaginación ardiente: el Pentateuco, Blake, el Sermón de la Montaña."

Cristóbal Serra





“La moral se opone a la ternura; la moral es pétrea, es la piedra, es la tabla, la ley. La ternura de mis libros es la que tiene Jonás.”

Cristóbal Serra



"La muerte es la hiedra de los huesos."

Cristóbal Serra




"La muerte es un pez negro con muchas espinas blancas. En todo tiempo da coletazos y, sobre todo, cuando las hojas de los árboles se caen las mañanas o las tardes de otoño."

Cristóbal Serra



"La Razón encadena a sus siervos. La Imaginación odia el grillete."

Cristóbal Serra




"La rutina no sólo es el substrato de nuestras vidas. Es también el viento que hincha la vela de la imaginación. Muchas vidas de hombres imaginativos fueron rutinarias."

Cristóbal Serra



"La tesaurización crea los saurios del dinero."

Cristóbal Serra



"Las frases felices son monedas de cuño indeleble."

Cristóbal Serra




"Las ideas, sean cualesquiera, son como sombras, y el que corre tras ellas corre el peligro de «ensombrecerse»."

Cristóbal Serra



"Las leyes de la Razón son estiradas y farisaicas. Las de la Imaginación, tan flexibles son, que se pueden estirazar."

Cristóbal Serra



"Los hombres somos unas sombras que algunas veces nos mezclamos con la luz del crepúsculo. Nada más."

Cristóbal Serra




"Los listos, incapaces de admitir que un hombre quiera ocultar saberes, tienen declarada la guerra al ignorante voluntario, que adopta actitud tan misteriosa como callada..."

Cristóbal Serra



“Los pocos textos que he dado en conocer, que escribí porque tenía que escribirlos, no sé quién me los dictó. Sólo sé que, cuando los escribía, era como un pájaro sobre las aguas, volaba sobre el papel como una mariposa.”

Cristóbal Serra



"Me gusta escribir con lápiz y con látigo."

Cristóbal Serra



“Me sedujo siempre el Evangelio, porque Jesús predica, pero no nos da nunca una conferencia para agotar el tema. Queda todo un poco péndulo. Usa la paradoja, el proverbio, la hipérbole; esgrime la ironía, dejando caer más de una pulla. Si calibramos su enseñanza, vemos que esta no va dirigida solo al intelecto, no puede ser explotada dialécticamente. Como maestro, es el más huidizo de los docentes.”

Cristóbal Serra




"Nacemos entre lamentos, y éstos conviértense pronto en gritos agudos de soledad. Solos pasamos la niñez y solos la juventud. A medida que envejecemos, más solos nos quedamos. Divisa es de los fuertes aceptar este sino natural. Propio de alfeñiques, rebelarse con lloriqueos contra la ley de la soledad."

Cristóbal Serra




"No estoy de acuerdo con quienes aseguran que el profeta, el poeta y el pensador extraen sus secretos de la misma fuente. ¡Eso no! Hay distintas nieves vivas."

Cristóbal Serra



"No me cabe la menor duda de que los espíritus sistemáticos acaban siendo mentirosos sistemáticos."

Cristóbal Serra




"No se escribe siempre lo que se quiere.
Naces para unos modos de expresión y estás negado para otros.
Y si no estás negado, es como si lo estuvieras, porque eres incapaz de coger la pluma y escribir durante meses una larga novela.

La novela no se me ha resistido porque jamás tuve la tentación de dar remate a una trama novelesca.
Mi instinto me ha aconsejado hasta hoy la literatura abreviada.
Y para abreviar, no hay como dejarse de novelas, de tramas fatigosas y de personajes que exigen muchas páginas.
Francamente, me siento como azogado, si la naturaleza de un escrito me exige demasiada lentitud.
Me entra entonces una terrible prisa y me dejo ganar por la impaciencia.

Tales premuras se deben a que no siento una fuerte curiosidad por todo lo que me rodea. Prefiero antes entregarme a mis sueños o a mis cavilaciones.

Esto no quita que haya podido salir algún personaje de mi pluma.
El primero que nació – “Péndulo” – tal vez sea el más querido.

Aunque primicia, fue parto difícil.
Mis entrañas necesitaron el desgarrón para crearlo.
Son pocas las páginas que le dieron vida, pero tengo la ilusión de que, no por cortas, son efímeras.

El libro – que leo de tarde en tarde – me familiarizó con el frustrado profeta Jonás.
Y esto me llevó a escribir una reinvención del viajero bíblico, que quizás tenga más carácter novelero que otras páginas mías.

Realizada esta experiencia, no quiero por ello seguir el camino de la narración extensa.
Me aterra imaginar que pueda urdir muchas páginas y que la primera sea tan huera como la última.

No soy pasatista y menos idólatra de lo moderno.
Más me inclino a lo individual que a lo gregario.
Lo sórdido suele arrastrar hacia abajo.
Por eso, huyo de sordideces que degradan y dilaceran la sutil trama de la vida humana.

Iguales efectos depauperadores hallo en la “metafísica multitudinaria” en la que se complacen tantos religiosos. Mi instinto olfativo me da sospechas de que, quienes se hallan a sus anchas en el anonimato espiritual, difícilmente pueden ofrecer la mirra mística."

Cristóbal Serra





"No todos los demoniejos son vulpinos o huroniles.
Los hay muy quietecitos que hablan y ríen como cualquiera.
Los muy peritos en diabología nos cuentan que hasta los hay con voz de pájaro."

Cristóbal Serra



"Nuestros días están contados: por el último sueño."

Cristóbal Serra




"Obras maestras: apariciones tangibles."

Cristóbal Serra




"Para filósofo no vayas. Ve para volatinero y, sobre la cuerda floja, haz lo propio, a ver si el filósofo despierta de su sopor. ¿No te parece que lo tenemos muy adormilado?"

Cristóbal Serra




"Primeramente, diré que la elección de una lengua como medio de expresión no depende de nuestra voluntad. No es libre nuestra elección en ningún terreno y menos en el de la lengua. Además, para mí, sólo Dios posee el libre albedrío, ya que el hombre es dominio del servo arbitrio por evaporársele la voluntad sujeta a fragancias, sabores, objetos sensibles o motivos pasionales. Desde muy joven, yo no he ido en busca de la lengua, sino que ésta me ha visitado. De la misma manera, yo no voy en busca de la poesía; espero que me visite.
Yo creo en los auxilios de todo género y hay uno con el que estoy en deuda. Déjenme decirles que quizá me ha asistido en el acto de escribir mi forzada y desagradable actividad de traductor.
Tengo escrito en mi parca "autobiografía" que soy de los que, por su timidez, han sido antes traductores que escritores. En mi caso, el primer libro que publiqué no fue creación personal, sino la versión del librito del Tao. Atrevida empresa porque jamás supe chino. A partir de entonces, he escrito siempre como un hombre común y no como un hombre de letras profesional.
Eso sí, no me ha faltado nunca conciencia de escritor, y, sin envanecerme de mis quimeras, he creído que gusta más lo original que lo ya visto.
Un autor que se precia de serlo no es quien tiene meramente un caudal de palabras que le permita dar paso a la espita y verter un número indefinido de espléndidas y ampulosas frases. Un autor, para que acabe siendo reconocido, ha de tener algo qué decir y ha de saber cómo decirlo. No le exijo inmensa hondura o amplitud de visión, pero mejor es que le adornen tales dones. Hay que exigirle, a mi juicio, pericia en el doble Logos, el del pensamiento y el de la palabra o de las palabras, diré que me harta el estilo demasiado rico en vocablos y que, personalmente, me inclino a no hacer demasiado dispendio de palabras. Es éste un punto que debieran tener presente los profesores en clase y valorarlo como es debido, en vez de elogiar a los alumnos los periodos bellos. Que aprendan, al modo de una verdad evangélica, que la riqueza (literaria) reside en cierta penuria.
Lo que quiero poner de resalto es que escribir es una ardua tarea, un proceso que exige una tensión que puede ser extenuante. No sólo en la literatura, en todo arte, en toda ciencia, la tarea no es otra que la definida por Bacon: "Homo additus Naturae". El hombre ha de sumarse a la naturaleza, si quiere hacer arte. Por tanto, el artista, si ha logrado ser fiel a su función, es un creador o recreador que hace nuevas todas las cosas. El artista que escribió el libro del Apocalipsis ha expresado esto en su alegórica, quizá inconsciente manera oriental. Escuchémosle: "he aquí, yo hago nuevas todas las cosas. Escribe" Es nada menos que un mandato del espíritu divino.
Puedo decir que, en mis creaciones literarias, que no hay por qué enumerar, me he dejado guiar por el Vidente de Patmos y además por el manifiesto de Kandinsky que aconseja: "el artista debe ser ciego a las formas "reconocidas" o "no reconocidas", sordo a las enseñanzas y los deseos de su tiempo. Aunque se haya dicho o subrayado que, en mis primeros libros (Péndulo, Viaje a Cotiledonia) hay ecos del surrealismo y del dadaísmo, puedo asegurar que, en los momentos de más subido irracionalismo, estos libros no descartan el ejercicio de un deliberado raciocinio.
El logro de un estilo, como toda humana comunicación, no es puro esmero. Algunas veces he pensado que se logra tener un estilo propio, si se consigue sazonar el don natural de escribir con la sal (no sólo española). Puede ser la sal mallorquina. Más allá de lo que pueda ser realizado mediante conocimiento y esfuerzo, debe lo escrito rezumar esa gracia espontánea que emana como una fuente del fondo de una naturaleza armoniosa. Esa cualidad invocada no es otra que esa desenvoltura del habla de las mujeres del pueblo o ese "punto" que da sabor al manjar. Es la sal a la que me refiero aquella "divina malicia" que Nietzsche, en Ecce Homo, hablando de Heine, matiza de ese modo: "un día Heine y yo seremos considerados, aventajando a los demás, los más grandes artistas de la lengua alemana".
No es sólo Nietzsche el que aconseja la sal sazonadora. Nada menos que San Pablo, su enemigo dialéctico, y los evangelios sinópticos nos aconsejan: "que vuestra conversación sea siempre amena, salpicada de sal, sabiendo responder a cada cual como conviene."

Cristóbal Serra
En torno a la autoexpresión o elogio de la sencillez



"Queramos o no, esta realidad es como una labor de tracería, en la que nosotros, sujetos a la tara original, vivimos en un universo inextricable. Un universo realmente engañosos, en el que el bien y el mal se funden en un abrazo que ofrece más matices que el atornasolado cuello de la paloma."

Cristóbal Serra



"Quién calla otorga: eso no es verdad.
Yo, cuando me callo, no siempre otorgo, sino todo lo contrario: discrepo silenciosamente.
Son muchos los que, sin otorgar, callan.
De lenguas mudas nacieron posiblemente las grandes rebeldías."

Cristóbal Serra



“Quien se aferra a la fama, suele morir infame.”

Cristóbal Serra




"Se admite que la Razón tenga cadenas. Se reprocha a la Imaginación que no las tenga."

Cristóbal Serra




"Si al escéptico llamas mendaz, se hace de cruces de que lo infamies."

Cristóbal Serra





"Siento lástima por el pequeño que hay en el criminal.
No quiero dejar caer excrementos sobre el noble libro de la vida.
No quiero injuriar la vida con actos conscientes."

Cristóbal Serra



"Sin reverencia al asno, decae toda civilización, pierde ésta su carácter sacro y se hace vertiginosa y alocada."

Cristóbal Serra




"Un hombre que pretende tener una filosofía personal, ha de empezar por vivirla."

Cristóbal Serra




"Una idea requiere casi siempre una goma de borrar o pide a gritos el plumero que la desempolve."

Cristóbal Serra



"Veo que tú y yo no nos entenderemos nunca, pues tú crees en un dios y yo me creo un diosecillo."

Cristóbal Serra










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