Francesc Serés

"El país tiene un agujero negro y cuesta mucho mirar dentro porque están todas las preguntas para las que aun no tenemos respuesta. ¿Por qué confiamos? ¿Por qué dimos el salto de fe?"

Francesc Serés



"La casa -ella todavía vive allí-, está en la isla Vasilievski, cerca del palacio. Maya es como su casa, a las dos parece que los años las embellezcan y las hagan más valiosas, como si el tiempo que pasa, en vez de arrugarles la cara y agrietarles la fachada, les fuese dando una pátina suave y agradable. Desde la casa desciende una escalera hasta la calle, lenta, soberbia y elegante, como una alfombra roja que se desenrollaba de arriba abajo. Siempre que iba a su casa pensaba cómo era posible que aquellos peldaños hubiesen sobrevivido a revoluciones y guerras, a ocupaciones y bombas. Era como si la hubieran conservado dentro de una campana de cristal. La primera vez que me invitaron, subí y bajé la escalera siete u ocho veces, hasta que oí carraspear al mayordomo. La casa, la casa... os perderíais en ella, la entrada, el recibidor y, después de traspasar unas puertas blancas y doradas, un vestíbulo con dos escaleras de mármol que suben hasta la antesala del primer piso. Ay, Dios, tenéis la sensación de que estáis en un museo construido para exponer el buen gusto que la familia ha tenido con la decoración, nada recargado y todo en su sitio, cuadros, estanterías y estatuas.
Maya me esperaba. Había mandado servir el café en el invernadero. Ah, hay mujeres que gastan fortunas en ropa carísima -y Maya es una de ellas- pero que nunca estarán tan elegantes como ella cuando baja con el albornoz y la toalla. La aristocracia de San Petersburgo, cien por cien genética pura de no sé cuántas generaciones que han sobrevivido a los zares, a los comunistas y a las mafias. Como la casa: tiempo y normas."

Francesc Serés
La casa de las muñecas rusas



"Una mesa de nueve. Sudamos los gin-tonics y las maltas bajo las americanas. Ellos se han quitado las corbatas y ellas han ido al lavabo a refrescarse. Laura vuelve con el pelo mojado, peinado hacia atrás, sin gafas y con los labios pintados. Los camareros sirven tostaditas, pan con tomate y canapés de bacalao y muchos botellines de agua. Son las ocho y cuarto de la tarde, principios de junio, en una terraza de Ganduxer, ha hecho calor todo el día, mucho bochorno.
Laura paga con la tarjeta, invita ella. Ayer cerró el expediente que la ha mantenido en vilo durante seis meses, un trabajo mal resuelto de la chica que antes ocupaba su puesto. Como recompensa el bufete le ha regalado una gratificación especial, el cliente no ha tenido que ir a juicio y, además, la parte contraria ha tenido que conformarse con una indemnización mucho menor de lo que esperaba, descubrió demasiadas cosas que no encajaban y que nadie ha querido remover, libros B. El cliente se ha ahorrado mucho dinero y para celebrarlo les ha obsequiado con un catering. Mercedes cubrirá su puesto los días que esté de vacaciones, lo tienen todo previsto.
-Por Laura, que hace ocho meses que no vive -dice Vladi levantando la copa-. Y que se va a Nueva York.
Si no fuese por las manchas de sudor, las corbatas aflojadas, las barbas de final de jornada y los bolsos en los respaldos de las sillas, la escena parecería salida de un anuncio. Mercedes se ha desatado las sandalias, una le cuelga por la tira en el dedo gordo del pie... Están cansados, hace menos de una hora que han salido, a las siete y media aún estaban en la oficina, hay que acabar muchas cosas antes de julio. A partir de finales de julio todo se ralentiza, la administración se atasca y los plazos se demoran, ya están acostumbrados, se han adaptado a la lentitud de la administración. Sentados de cualquier manera, parecen deshinchados, ríen, cuentan chistes y bromean sobre la gente de la empresa de enfrente, gestores de cobro con los que no han tenido trato, se burlan de ellos porque sólo tramitan deudas y asuntos menores."

Francesc Serés
Materia prima


"Si yo pudiera escoger tendría un estado independiente. El lado unionista no es mi mundo. Yo creo que tienes que tener derecho a la autodeterrminación y ejercerlo de una manera pacífica, noble, acordada. Esto no es posible. Ahora, tampoco quiero que se utilice este ideal en beneficio partidista. Si lo haces me estás diciendo que eres igual a los otros de los que queremos marcharnos."

Francesc Serés



"Una novela no remedia nada. Crea un relato y abre la discusión, genera preguntas, da profundidad de campo a algunos aspectos de la vida y permite que se piensen de otra manera. Pero eso no nos ahorra la no ficción ni el periodismo. La novela es el punto de llegada, una alegoría, una metáfora de todo aquello que ha pasado. Al mismo tiempo, tiene que ser verosímil, pero no demasiado, y tener un formato recordable. Un formato mítico. Aquí, los protagonistas —los dos profesores que se jubilan— son, de entrada, arquetípicos. Todos hemos tenido estos profes: entregados, columnas, se desviven por los alumnos, siempre toman más responsabilidades de las que les tocaría... Tres son profes de historia y saben de qué va la cosa. Todos explican lo que han vivido. No pueden evitarlo. ¿Cómo podrían, si el elefante está en la habitación? El país tiene un agujero negro y cuesta mucho mirar dentro de ese pozo porque están todas las preguntas para las que aun no tenemos respuesta. ¿Por qué nos confiamos? ¿Por qué dimos el salto de fe?"

Francesc Serés Guillén



"Yo amo a este país mío. Eso no quiere decir que no pueda tener una mirada desde fuera, retrospectiva, y decir qué pasó. Yo escribo, intento hacer un relato aproximado, moral. Es extraño. Es el hecho más importante que nos ha pasado a tanta gente durante tantos años... no entiendo cómo no hay más novelas. Porque la mía es una visión particular. Pueden llegar otras. Quizás se necesita tiempo para aposentarse y tomar perspectiva. Yo no soy quién para juzgar."

Francesc Serés















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