Jón Kalman Stefánsson

"A veces reina aquí tal silencio que los latidos de nuestro corazón son lo único que se oye, y es para echarse a llorar, morimos, cerramos los ojos y desaparecemos de todo lo que importa, abrimos los ojos otra vez y el corazón sigue latiendo, el único órgano que continúa su tarea. ¿Nuestra meta es ese azul que jamás tocamos? Erramos por aquí y hay algo invisible entre nosotros y vosotros los vivos, atravesamos las paredes, sean de armazón metálico o viejas paredes de madera, vagamos por los salones y vemos la televisión con vosotros, miramos por encima de tu hombro mientras lees el periódico, mientras lees un libro. Pasamos noches enteras en el cementerio con la espalda apoyada en la lápida, las piernas encogidas contra el pecho y los brazos rodeando las rodillas, igual que Bárður cuando sintió que el frío se acercaba a su corazón. En ocasiones nos llega un sonido en el silencio de la noche, notas sencillas, medio quebradas, que parecen provenir de muy lejos. Es Dios, decimos entonces, esperanzados, ése es el sonido que se oye cuando viene Dios a recoger a los que han esperado suficiente sin dudar jamás. Así hablamos, y somos optimistas, aún no estamos resignados del todo. Pero quizá eso no sea Dios, quizá sea simplemente alguien en la tierra con una cajita de música a la que da cuerda cuando se aburre.
El infierno es estar muerto y darse cuenta de que no prestaste atención a la vida mientras podías hacerlo. El ser humano es una estructura espléndida, tanto vivo como muerto. Cuando se encuentra ante grandes desventuras, cuando su existencia está deshecha, sin querer empieza a recordar su vida, rebusca en los recuerdos como un animalito que busca cobijo en su madriguera. Y así sucede con nosotros. Alivia algo contemplar tu vida, un consuelo que se vuelve amargo cuando malgastas la vida, cuando haces algo que te torturará en la eternidad, pero es sobre todo en nuestros propios recuerdos donde nos sumergimos, en ellos está el hilo que nos ata a la vida. Los recuerdos de esas ideas en que vivíamos de verdad, cuando nevaba y llovía sobre nosotros y las horas eran cálidas al sol, oscuras por la noche."

Jón Kalman Stefánsson
Entre cielo y tierra



"Algunas palabras, quizá, pueden cambiar el mundo, pueden consolarnos y secar las lágrimas. Algunas palabras son balas de fusil, otras son notas de violín. Algunas pueden fundir el hielo del corazón e incluso es posible enviar palabras como brigadas de salvamento cuando los días son difíciles y nosotros quizá no estamos ni vivos ni muertos."

Jón Kalman Stefánsson
Entre cielo y tierra



"Aquí, en el fin del mundo, a duras penas se podría vivir si el invierno no fuera tan largo y el cielo tan oscuro."

Jón Kalman Stefánsson



"Cuando el Astrónomo la compró, la casa parecía un caballo viejo y torcido, medio ciego y moribundo, pero mandó sustituir las tablas de madera podrida y los cristales resquebrajados de las ventanas -imagina que pudiésemos renovar con la misma facilidad las visiones podridas del mundo y las culturas agonizantes-, luego hizo pintar toda la casa de color negro intenso, salvo por unos puntos blancos… Los puntos representaban sus constelaciones preferidas."

Jón Kalman Stefánsson



"… El Silencio es oro. Aquel que puede quedarse callado, solo consigo mismo, puede descubrir varias cosas, que el silencio penetra en la piel, calma el corazón, acalla el miedo, llena la habitación donde uno se encuentra y toda la casa, pero fuera el tiempo apremia, un esprínter, un coche de fórmula 1, un perro que se persigue la cola y nunca la atrapa. Por desgracia, el silencio es tímido, nunca se queda mucho entre la multitud y se larga rápido."

Jón Kalman Stefánsson




 “El silencio que sigue a un largo relato muestra si ha tenido interés o si se ha contado en vano, revela si el relato ha entrado y tocado algo o si sólo ha abreviado el tiempo, sin dejar nada tras él.”

Jón Kalman Stefánsson
Entre cielo y tierra



 "Es mi lengua, es la sangre que me corre en las venas y la siento con mucha naturalidad. Es el sonido de la lluvia que cae. Me gusta pero no soy muy consciente de estar escribiendo en un idioma antiguo y especial. Yo creo que sería igual si me hubiese tocado escribir en español o en inglés: la obligación de cualquier escritor es llevar hasta el límite el idioma en el que trabaja."

Jón Kalman Stefánsson



"Ese hombretón, que no teme ningún temporal, que ha sido azotado por toda clase de tormentas en las travesías de montaña más peligrosas sin rendirse nunca, está paralizado por el pánico. Le tiene miedo al mar, había dicho Helga, pierde la cabeza, ahora el muchacho entiende a qué se refería. El viento aumenta, ellos siguen remando, el mar se revuelve en torno al bote, se oye un ruido parecido al respirar de una bestia gigantesca, el océano pocas veces permanece en silencio y las olas forman valles cada vez más hondos. ¡Sigue remando a mi ritmo!, brama el muchacho, obligado a gritar para hacerse oír, justo cuando el mar y el viento están a punto de perder la paciencia con ellos, ¿qué estáis haciendo aquí?, bufa el viento, y las olas se alzan y rompen. ¿Me oyes?, vocifera el muchacho de nuevo sin dejar de remar, sin aminorar la marcha, sin ceder ante el creciente cansancio, la falta de aliento, ¡me oyes, Jens!, grita con todas sus fuerzas, y el cartero emite un gruñido parecido a un sí. ¡Esto está hecho!, grita el muchacho con voz potente, en un tono calmado y neutro, como si de repente hubiese madurado y hubiera desaparecido toda la tensión, sólo tenemos que seguir con este ritmo, remar acompasados, así mantenemos el bote en movimiento, así seguimos avanzando y… las olas no nos romperán encima, ¡simplemente no pares! Iba a decir que de ese modo había menos posibilidades de que el oleaje rompiera sobre el bote, pero se da cuenta a tiempo de las implicaciones de la palabra menos, que sin duda habrían aumentado el terror de Jens, que no responde nada y continúa remando al ritmo del muchacho. Los dos hombres se mecen hacia delante y hacia atrás como el péndulo de un reloj, si pararan, el tiempo se detendría y morirían. El bote sigue avanzando, alzándose contra el viento incesante, sobre el mar erizado. El muchacho sigue remando, concentrado, el miedo del cartero, ese gigante taciturno, le da confianza en sí mismo, aumenta su fuerza, se olvida del abismo negro bajo sus pies, aunque sea un cofre de peces y marineros ahogados y no falte mucho para que acoja a dos más. Las vidas de los hombres son una vibración en el aire, pasan tan rápido que los ángeles se las pierden si parpadean. Jens mira fijamente hacia delante, se mueve como una máquina, no aparta los ojos de la espalda verde del muchacho y así intenta obviar la existencia de ese mar insaciable de negrura abismal. Los dos tienen las manoplas caladas, las caras mojadas de agua de mar, y les escuece la sal."

Jón Kalman Stefánsson
La tristeza de los ángeles



"La historia de Islandia como la lucha constante con la naturaleza. Es todo muy duro, muy bello y muy peligroso."

Jón Kalman Stefánsson




"… por mucho que avance la ciencia, nunca nos desharemos del miedo a la oscuridad, tal vez incluso se haya agudizado, porque el hombre moderno, y con eso me refiero a los que viven en las ciudades, a nosotros no se nos puede considerar modernos, ya no conoce la oscuridad, se ha erradicado con la iluminación desproporcionada, un exceso de luz eléctrica. Los seres humanos ya no saben orientarse de noche, ya no saben cómo moverse a oscuras. Mis amigos del extranjero me han contado infinidad de ejemplos; los niños incluso rompen a llorar a gritos cuando se enfrentan a la oscuridad en medio de la naturaleza. Supongo que algunos no dudan en llamarlo decadencia. Pero este fenómeno nos está afectando también a nosotros: cuando cae la noche no se ve un alma por las calles del pueblo, y hablo con conocimiento de causa, la mayoría estáis anclados frente al televisor, al ordenador, entregados al sexo o sumergidos en agua caliente."

Jón Kalman Stefánsson




"Por otra parte ¿alguna vez te has parado a pensar en la cantidad de cosas que dependen del azar? Tal vez toda la vida. Es una idea inquietante, sobre todo porque el azar rara vez tiene sentido, y en tal caso nuestra vida, esta vida que parece extenderse en todas direcciones y a menudo se interrumpe a media frase, no sería más que un vagar sin rumbo. Quizá precisamente por eso queremos contarte historias de nuestro pueblo y los campos de los alrededores…

Hablaremos de cosas banales y cotidianas, pero también de aquellas que sobrepasan nuestro entendimiento, sin duda porque son inexplicables…"

Jón Kalman Stefánsson



“Por qué tendrá tantos libros un hombre tan malo, los libros tienen que pertenecer a hombres buenos.”

Jón Kalman Stefánsson
Entre cielo y tierra


“Porque una cosa es haber aprendido a leer y otra distinta es saber leer, existe un abismo entre ambas cosas.”.

Jón Kalman Stefánsson
Entre cielo y tierra




“... se golpea los muslos con las manos cuando las palabras se vuelven tan pesadas que un cuerpo humano apenas es capaz de soportarlas, porque el cuerpo humano es frágil, no aguanta tener encima una gran roca, no aguanta una avalancha ni el viento gélido, no aguanta la soledad, no aguanta baladas pesadamente cargadas de arcanos, traspasadas por la lujuria, por eso se golpea Pétur los muslos, para quitarse de encima las palabras.”

Jón Kalman Stefánsson
Entre cielo y tierra


"… se nos da de maravilla acumular culpa. Tenemos mala conciencia por no leer lo suficiente, por mantener un contacto demasiado esporádico con nuestros amigos o pasar poco tiempo con nuestros hijos o nuestros mayores. Estamos en constante movimiento en vez de sentarnos a escuchar la lluvia, tomar un café y calentarnos el pecho. Y nunca escribimos una carta de verdad."

Jón Kalman Stefánsson
Luz de verano, y después la noche



"Si eres de una isla tienes un profundo sentido de pertenencia, placentero y angustioso a la vez, por el que nunca conectas del todo con el resto del mundo. Creces en tu isla, te quieres ir, te vas y entonces resulta que nunca te sientes del todo cómodo y acabas por volver. Yo pasé tres años en Copenhague. Estuvo bien, todos los isleños debemos hacerlo para tomar un poco de perspectiva. Pero luego volví. ¿Se ha fijado que los escritores insulares nunca escribimos sobre escenarios que no sean nuestra isla?"

Jón Kalman Stefánsson


"... siento que, como escritor, debo ir a por las grandes cuestiones de la existencia. Pregunto si existe Dios con la misma naturalidad con la que pregunto si un invitado quiere un café-"

Jón Kalman Stefánsson




















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