Sasha Sokolov

"El alumno X, un feliz retrasado mental, habla, como se lo dicta su espíritu, con los muertos y con las plantas, con el futuro y con ese segundo yo que los demás quieren acallar. Sin comprender los requisitos de la realidad, construye desde su genuina irracionalidad un mundo en el que la lírica de las imágenes y de los sentimientos se convierte en revelación de una pureza inalcanzable para los demás.

En el mundo privilegiado de las dachas, las casas de campo de la nomenklatura de la URSS, brota el monólogo interior, incontinente y caudaloso, de un adolescente esquizofrénico. Sin la posibilidad de servirse de la linealidad de una trama, el universo interior de este alumno de una escuela especial, desbordada por sus dos personalidades, por los discursos que en su cabeza pronuncian sus padres, su maestro muerto o su médico, presenta un mundo de abigarrada belleza que huye de la realidad para reconstruirla desde su propio favor.

El estanque, los fantasmagóricos trenes, la hierba alta, el río, los abedules, las bicicletas y las mariposas entretejen en impactante simultaneidad un espacio narrativo en el que los problemas y requisitos vitales de los "normales" tan sólo asoman desde su incomprensible desazón. El amor de X por una profesora, sus sueños de gloria y su vida en la escuela se convierten así en cristales de un maravilloso caleidoscopio lingüístico que en un constante juego presenta los haces vivenciales de un "idiota" que alcanza en su solitaria felicidad una ignorada y despreciada pureza existencial.

Desde un planteamiento innovador, impregnado de un ácido surrealismo, Sokolov consiguió en su primera obra una exploración literaria que con una impresionante carga lírica desnuda el mundo de la razón abogando por la genuina fuerza de las impresiones, los sentimientos y las emociones."

Sasha Sokolov
Escuela para idiotas



"Vi a una niña pequeña, llevaba un perro atado de una cuerda –un perro corriente, ordinario–, se dirigían hacia la estación. Sabía que la niña iba al estanque, se bañaría y bañaría a su perro corriente, y luego pasarían x años, la muchacha se haría adulta y empezaría a vivir su vida de adulta: se casaría, leería libros serios, se daría prisa y llegaría tarde al trabajo, se compraría muebles, hablaría durante horas por teléfono, lavaría sus medias, prepararía su comida y la de otros, iría a casa de amigos y se emborracharía bebiendo vino, envidiaría a los vecinos y a los pájaros, seguiría la información meteorológica, sacaría el polvo, contaría cada cópec, esperaría un hijo, iría al dentista, llevaría los zapatos al zapatero, gustaría a los hombres, miraría por la ventana los coches que pasasen, iría a los conciertos y a los museos, se reiría sin motivo, se sonrojaría de vergüenza, lloraría cuando la gente llorase, gritaría de dolor, gemiría con las caricias de su amado, iría teniendo canas, se teñiría el pelo y las pestañas, se lavaría las manos antes de comer, y los pies, antes de irse a acostar, pagaría las multas, acusaría recibo de las transferencias, hojearía revistas, se encontraría con viejos conocidos en la calle, intervendría en las asambleas, enterraría a sus parientes, haría ruido con los platos de cocina, intentaría fumar, contaría el argumento de las películas que hubiese visto, sería impertinente con sus superiores, se quejaría de volver a tener migraña, iría al campo, a buscar setas, engañaría a su marido, iría de tiendas, miraría los fuegos artificiales, adoraría a Chopin, diría tonterías, temería engordar, soñaría con un viaje al extranjero, pensaría en suicidarse, soltaría tacos ante los ascensores averiados, ahorraría para los días malos, cantaría romanzas, esperaría un niño, guardaría fotografías antiguas, ascendería, aullaría de terror, menearía la cabeza con reprobación, se lamentaría de las lluvias interminables, echaría a faltar lo perdido, escucharía las últimas noticias en la radio, cogería taxis, iría al sur, educaría a sus hijos, pasaría horas enteras haciendo cola, envejecería irremediablemente, se vestiría a la moda, criticaría el gobierno, viviría por inercia, tomaría gotas para el corazón, maldeciría a su marido, se pondría a dieta, se iría y volvería, se pintaría los labios, no desearía nada más, visitaría a sus padres, pensaría que todo está acabado, y también que la pana (pañobatistasedaindianacordobán) es muy práctica, pediría la baja, mentiría a sus amigas y a sus parientes, lo olvidaría todo en el mundo, pediría dinero prestado, viviría como viven todos, y recordaría la dacha, el estanque y el perro corriente. Vi un pino quemado por un rayo: agujas amarillas. Imaginé una noche de tormenta en el mes de julio. Al principio el ambiente era apacible y agobiante en el poblado, y todo el mundo dormía con las ventanas abiertas. Luego apareció sigilosamente un nubarrón, tapó las estrellas, llevando consigo el viento. El viento soplaba –por todo el poblado golpeaban los marcos, las puertas, y tintineaban los cristales rotos. Luego empezó a chaparrear la lluvia en la oscuridad total: inundó los tejados, los jardines, las tumbonas que se habían quedado fuera, los colchones, las hamacas, las sábanas, los juguetes infantiles, los abecedarios –y todo lo demás. La gente se despertó en las dachas. Encendieron las luces, pero las apagaron inmediatamente, andaban por las habitaciones, miraron por las ventanas y se dijeron unos a otros: qué tormenta, cómo llueve. Caían rayos, las manzanas acababan de madurar y caían sobre la hierba. Un rayo cayó muy cerca, nadie sabía dónde exactamente, pero coincidían en que había sido en el poblado, y los que no tenían pararrayos en sus tejados, se prometían ponerlo al día siguiente. El rayo había caído en un pino que estaba en la linde del bosque, pero no lo quemó, solamente lo rozó con su llama, pero iluminó todo el bosque, el poblado, el apeadero, un tramo del ramal del ferrocarril."

Sasha Sokolov o Alexander Vsevolodovitch Sokolov
Escuela para idiotas


















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