Alda Lara

Noche

Noches africanas llanas,
en la actualidad,
perdidas en misterios…
¡Hay cantos de tungurúluas por los aires!…
donde el ruiseñor frenesí de las batucadas,
que se encuentra en el centro de la ciudad.
Noches africanas tenebrosas…,
las poblaciones de fantasmas y de miedos,
de las historias de hechiceros
que las amas secas negras,
de los niños blancos…
Y los niños blancos crecieron,
y olvidaron
las historias…
Por eso las noches son tristes…
En el caso de las mujeres,
pero tristes… como el rostro agrietado,
y surcado de arrugas, de las viejas negras…
como la mirada cansada de los colonos,
como la soledad de las tierras enormes
pero deshabitadas…
Es que los niños blancos…,
y se olvidó de las historias,
con las amas secas negras
los adormecían,
en las largas noches africanas…
¡Los muchachos blancos… se olvidaron!…

Alda Lara




Presencia africana

Y, a pesar de todo,
¡Todavía soy la misma!
Libre y esbelta,
hija eterna de cuanta rebeldía
me ha sagrado.
Madre África!
Madre fuerte del bosque y del desierto,
En este caso,
la hermana-mujer
de todo lo que en ti vibra
puro e incierto…
La de los cocoteros,
de las cabelleras verdes
y cuerpos arrojados
sobre el azul…
La del dendém
Nacimiento de los brazos de las palmeras…
La del sol bueno, mordiendo
el suelo de las Ingombotas…
La de las acacias rubras, 
salpicando de sangre las avenidas,
largas y floridas…
¡Sí !, todavía soy la misma.
La del amor desbordando
por los cargadores del muelle
los sudorosos y confusos,
por los barrios inmundos y durmientes
(Calle 11!… Calle 11!…)
por los niños
de vientre hinchado y ojos…
Sin dolor ni alegría,
de tronco desnudo
y el cuerpo musculoso,
la raza escribe a plomo,
la fuerza de estos días…
Y yo repetía aún, y siempre, en ella,
que
Larga historia inconsecuente…
Mi tierra…
Mi, eternamente…
Tierra de las acacias, de los dongos,
de los cólios balancín, mansamente…
Tierra!
Todavía soy la misma.
Todavía soy la que en un rincón nuevo
pura y libre,
me levanto,
al acento de tu pueblo.

Alda Ferreira Pires Barreto de Lara Albuquerque conocida como Alda Lara 



Testamento

A la prostituta más joven
desde el barrio más viejo y oscuro,
dejo mis pendientes, labrados
en cristal, límpido y puro…
Y a esa virgen olvidada
la niña sin ternura,
en la actualidad,
dejo mi vestido blanco,
mi vestido de novia,
todo tejido de encaje…
Este mi rosario antiguo
le ofrezco a aquel amigo
que no cree en Dios…
Y los libros, rosarios míos
de las cuentas de otro sufrir,
son para los hombres humildes,
que nunca supieron leer.
En cuanto a mis poemas locos,
estos, que son de dolor
sincera y desordenada…
Estos, que son de esperanza,
desesperada pero firme,
te dejo a ti, mi amor…
Para que, en la paz de la hora,
en que mi alma venga
besar de lejos tus ojos,
vaya por esa noche fuera…
Con pasos de luna,
ofrecerlos a los niños
que encuentres en cada calle… 

Alda Lara









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