Andrés García Cerdán

Adversus

Contra este corazón y también contra el poema
lanzo esta noche los dados ardiendo, la sangre
definitiva de todos aquellos que caben
en las ciudades con su palabra y su tristeza.
Contra el horizonte en si bemol o en primavera,
vuelco mi veintiséis de enero presente y mi hambre
de entrar alegre al desconsuelo, al dolor del aire.
que no respira nadie o nada y que no abre puertas.
Es triste que tanto arrojar nos deje desnudos
y más triste creer en la forma de las ideas
que dan el infinito. Sólo hablar del vacío
(o de las ganas de sentirse violento, sucio
como un caballo verde) tiene sentido ahora:
la vida se va yendo por su noche sin puertas.

Andrés García Cerdán



Esta mañana, ahora

Esta mañana, ahora, las magdalenas son mi manera
de amar. Esta mañana, odio y amo, y entro solo a la
soledad como a los bares; en una cucharada de
azúcar, me exilio a duras penas hablando con Pablo J.
de la madrugada y Howl. Con él –que no desayuna
a mi lado– sospecho que a Michèle Oasis le crece el
surrealismo por momento en la boca, y que nunca
existe.
 
Bebemos o dejamos que este unicornio se muera
sin distinguir las variantes vitales del silencio, y da
igual que no haya elefantes en Shakespeare o Ella
Fitzgerald. ¿No crees que es suficiente con no
desnudarse? Hazlo, si puedes: deshazte de la
obligación de creer en algo y vendrán las oscuras
papelinas a estudiar contigo el humanismo en los
90 y la agresividad en las formas.
 
Sé que no te da igual, Pablo J., pero lo disimulamos.
Sé que, si hubiera un paquidermo en los versos de
Hamlet, todo sería sencillo y la calavera disculparía
las malvas que quizá florecen dentro y al revés de
sus ojos de mariposa.
 
Pablo  J. no desayuna galletas con colacao, pero ve de
un golpe lo difícil que es marcharse y consumir
medicamentos al alcance del olvido. Aunque no me
olvida, y me compra un polo de pólvora y
palabras, o dice en voz alta que en Madrid tiene
una prima buena y que The Stone Roses Second
Comin’ o tal vez el mito.
 
        Creo finalmente que algo se pierde,
Verlaine y el Bigardo en London, las magdalenas
de este almuerzo, The Red Bull, o que la echo de
menos como sólo Neruda.
 
             ¿O no? ¿O es el tiempo lo que nos deja
solos?

Andrés García Cerdán




Nada más

Escribir un libro que duela
como duelen las cosas más hermosas.
Que la memoria diga, al mismo tiempo,
toda la dicha y toda la nostalgia
de lo que ha sido puro. Nada más.
Mientras ladren los perros,
mientras se envuelva en seda la crisálida,
devanar el ovillo, ir afilando
la rueca e ir tejiendo una noticia
en cuyo centro quepan los relámpagos
y el barro del camino. Solo así
será posible darles un sentido
a estas palabras broncas y deformes
con las que luchas. Solo así
conseguirás que Jano y los demás
dioses de la ciudad concedan
que en verdad has vivido
y que fue hermoso y que dolía.

Andrés García Cerdán




Rolling stones

Apenas descubro la diferencia entre el hombre y su
sueño de más vida, pienso que no hay nada más
importante que los hombros de la persona que
amamos y su lenguaje. Definiría el cielo como
aquello inalcanzable o cambiaría mis vaqueros por
un par de noches arrastrándome fácilmente entre
tus piernas, hasta probar el rubor de un átomo en su
sangre. Lo demás es incienso y trampa que no
creemos, y no vale la promesa que se acerca azul
vendiendo su paraíso en Hawai o en el alma,
porque los ojos son más hermosos cuando estamos
en la habitación hirviendo y desnudos. ¿Ves, Laura,
cómo he burlado las señas de identidad y los
números fiscales para estar solo contigo como el
tiempo? No digas que te gusta el blues, porque sólo
lloras cuando me convierto en tu divorcio del
vacío; apenas soy yo rajando la pared del miedo
cuando claramente no me necesitas para nada.
¿Ves, Laura, cómo me invento tu nombre y te finjo
agarrada a mi espalda en un concierto de voces que
nos nombran delirando= ¿No ves que está lloviendo
y que las bicicletas cambian sus billetes para un
viaje al horizonte? Viájate hacia la semilla,
descúbrete en el espejo que, allí, muy en el final de
todo, nos hace fuertes y nos promete un otro y una
calle distinta en cada uno de nuestros deseos
confundidos. Pero te amo, te amo, te amo. It’s only
rock and roll, but I like it indefinidamente, como
un orgasmo o un libro. Y la ciudad fuera de todo, y
las ventanas abiertas.

Andrés García Cerdán




SOBRE EL ERROR

Me equivoco. Cometo errores.
Digo cosas inoportunas.
Con frecuencia excesiva deseo lo imposible.
No sé
cómo evitarlo.
A veces creo ciegamente en lo que no es.
A veces me deslizo
por la pista de patinaje
sin control. Soy
la posibilidad en su estado más puro.
Abundan en mí las carencias.
Si afirmo aquello
de lo que más seguro estoy, lo que hago
tal vez es dudar. Mi virtud
es un defecto.
Y me equivoco.
Sí, una y otra vez,
cometo
faltas y errores.
Son cosas que se pueden corregir
o hechos que no admiten reparación.
Cuando acaba el día, son míos:
en ellos
construyo mi refugio.
Como quiso Paul Valéry, errores
que sólo yo podría cometer.
Y, por supuesto, parte esencial
de mi inocencia,
lo que a mí me queda
cuando todos os habéis ido,
lo más propio y lo más sagrado
que soy.
Esto nos convierte -a mí y a ellos-
en trascendentes, íntimos engranajes
de lo fallido.

Andrés García Cerdán













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