Aura María Vidales Ibarra

Amo tu alma húmeda, la intemperie
esa soledad del tiempo
el camino cansado de tus días
ese no volver a ser nosotros
aquellos de la playa.
Muchacho de mayor edad
aquí estoy como antes de la espera
íntegra en una migaja del ser.
Desprenden tus ropas aroma a nardo
un olor a lluvia y silencio.
Caer del sudor despierto
al más lejano sentido de la vida.
En tu cuerpo se ancla una era
el inminente amor despierta
a una edad lacrada por lo efímero
ser húmedo del sollozo no llorado
de la tibia carencia
y desembocadura.
Ardo en un deseo antiguo
que aquí comienza
danzo un nacer agonizando
una edad recogida en sus mejores días.
El que eres y eras comienza
y la lira de mi canto apenas toca
esa música exquisita: tu piel.

Aura María Vidales Ibarra




Vengo a abrir una ventana en esta pared
para que no sea triste la oficina.
A clavar una palabra, un poema.
Abrir una puerta a la eternidad de enfrente
a la ciudad que imaginamos, al río
al tren, a la aventura y a una fuente.
Vengo a abrir una ventana, una carta
un telegrama como un espejo
derribar el muro, pasar la muerte.
Para que cada vez que te asomes
y mires tu paisaje nuevo
veas más lejos del horizonte
que solo lo que amamos puede ser.

Aura María Vidales Ibarra













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