Carmen Alardín

El mundo no se acaba cuando cierras los ojos,
otro mundo se forma.
No eres tú quien dibuja nuestros días;
son formas paralelas que conducen
a invisibles ciudades.

Carmen Alardín



Era todo tan leve como el punto
más liviano del sol cuando amanece.
Era todo tan suave como el higo
picoteado de pájaros con sueño.
Era luz que se quiebra en tu sonrisa
suspendiendo sus frutos en la sombra.
Era todo tan tenue que cabía
en un adiós o en una bienvenida.
Era todo tan tuyo y tan ajeno
que se fue dispersando con la vida.

Carmen Alardín



Inesperada sangre

Tan inmersa en la vida parecías
que nadie imaginó que se abrirían
tus alas más allá del corazón.
Tan inmersa en la vida te cruzabas
con ballenas de luz y alegres peces,
que nadie te advirtió que las escamas
del dolor circundaban tu futuro.
Tan inmersa en la luz, tan dibujada
la corta línea de tu vida,
se apagó y nos dejó frente a los ojos
la sangre que fluyó sin anunciarse.

Carmen Alardín




Luz en el desierto

Para dejar de amar,
se convirtió dudando
en su propio desierto.
Fue removiendo las arenas
y renunciando a las raíces
ya calcinadas y amarillas.
Para dejar de amar,
pintó la soledad de varios tonos,
y se salió a brillar
consigo misma.

Carmen Alardín




No hallarás tu ciudad si no transitas
una por una todas sus aceras.
No hallarás tu ciudad si no la llevas
cimentada en tu llanto y tu sonrisa.
Desde que el mundo comenzó ha nacido
una ciudad distinta en cada uno
de los escombros, y una chispa nueva
de ilusión y de asombro entre sus torres.

Carmen Alardín



Para que las estrellas te recuerden,
colocaré tu imagen esta noche
mirando a la ventana;
para que llegue el tiempo de tus pasos,
haré que con tus ojos simplifiques
y enciendas las mañanas.

Carmen Alardín



Quién pudiera decir que estamos juntos
celebrando el milagro de las bodas,
aunque un fúnebre viento nos transporte
donde el camino es grieta que devora.
Quién pudiera decir que en un recodo
de la existencia nos sorprende el rápido
copular de una cámara instantánea
y estemos juntos, ¡ah! concomitantes,
y encadenada en el papel tu cara.

Carmen Alardín



Señales

Elegiste su alma y la llenaste
de naranjas ingrávidas,
de tazas de café junto a los puertos,
de simulacros, de ángeles dormidos.
Elegiste su nombre y lo mezclaste
con las letras del tuyo,
con médulas de buey
y semen de serpiente,
hasta dar con el cuerpo requerido
para cruzar el muro de otros mundos.
Elegiste un espacio y lo llenaste
con la humareda de tu ausencia.
Fue así como el amor te dio la fuerza
para volar sobre la muerte.

Carmen Alardín



Si tú me preguntaras por qué vivo,
tan sólo con vivir respondería.
Dejaría caer esa navaja
para marcar mi espacio abierto,
y olvidaría todos los quehaceres
que no fueran de amor
o de silencio.
Si tú me preguntaras por qué vivo,
por vivirte otra vez,
desviviría.

Carmen Alardín


Transformación

Dejaste de contar con la sorpresa
o sin duda fue ella
quien dejó de asomarse
por los huecos del tiempo.
Dejaste de atisbar a la sorpresa
por los minutos insolubles
y todo se fue haciendo más profundo
como si descubrieran tus pesquisas
algún país abandonado
bajo el rumor de los instantes.

Carmen Alardín
















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