Enrique Symns

"Desde las páginas de la Cerdos & Peces (revista de la que fue editor) brilló bajo un subgénero extraño: el periodismo de ficción, aquél que no siempre intentaba ser verídico, que establecía guiños y pistas para invitar al lector a un juego cómplice, con toques de humor negro y desenfado. A veces, firmaba como Williams Burroughs o como Trotsky o como personajes de otro mundo tipo Elsa Cicuta. 'Flameando por la calle Corrientes durante muchos años', anota Fito Páez, 'la Cerdos & Peces fue la mirada alternativa'. Mucho del potente under que gestó lo mejor del rock pasó por ella: incluso los dibujos del Indio Solari."

Enrique Symns



"El concepto de máquina me lo insertó Bourdieu hace mucho tiempo. A una máquina todo le sucede, y a tu cerebro, que es como una radio —por algo se llama ratio— transmite programas pero no sabés de dónde, y ni siquiera movés el dial, se mueve solo. Te vas a dormir a la noche y aparecen imágenes. Cuando querés meterte en ese circuito, a analizarlo, ahí empieza la locura. La locura tiene que ver con ese misterio que es el universo."

Enrique Symns



"El corazón del universo late aquí donde, por suerte, todo está perdido. Aquí la guerra ha terminado y el guerrero vencido puede descansar. Aquí la sabiduría no existe y el sabio puede ignorar. Aquí el amor s una carta que las miradas jamás se escriben. Aquí podés abandonar tu libreto porque el teatro está vacío. Aquí podés hacer dormir tus planes porque el vacío ilumina lo único que hay: nada.
Hace veinte mil millones de años que esto es así. El sistema solar es un campo de concentración nazi donde los planetas circulan atrapados por los grilletes de sus órbitas. Y el primer pez fue un asesino en cuanto tuvo hambre.
Estás aquí, donde todo te resulta gratis porque el sol se quema a sí mismo como un bonzo que se suicida por tristeza. Donde las sonrisas siempre terminan en puñaladas. Donde la noche miedosa deja corretear el misterio hasta que la maldición del día lo ilumina con sus preguntas.
Aquí, donde los locos han esposado esposas al esposo, donde han madreado hijos para padrearlos, donde envejecen niños para que adulteen; en este colegio de atrasados mentales, donde el ángel aprende a leer y escribir las leyes que prohíben volar.
Aquí, amigo, donde compartimos lo que nos robamos, donde mentimos lo que ignoramos. Hacia aquí venimos. Donde no esperamos a nadie ni nadie nos vendrá a buscar.
Aquí, donde vos sos el único brillo que nadie podrá percibir."

Enrique Symns



El Turista

Ya no está la noche del ángel
donde yo era un gato arañando la piel
del universo,
ni el grito brutal del camionero,
ni el silbido del peleador,
ni el ministro de los odios.
Todo lo que queda es este plan.
¿Para esto miles de botellas de pernod
incendiaron mis entrañas?
¿O tantas veces acabaron y empezaron
mis orgasmos?
¿O se rieron de mis risas?
¿Quién usó mis labios tantos años?
¿Y de qué lloraban mis tontos llantos?
Todo, todo, todo:
los cuentos, los virus,
las galaxias, las drogas, los besos,
los libros.
Todo, todo, todo
para ver ahora estos árboles de video
con mis ojos de antes de ayer.

Enrique Symns





"La locura… Hay una frase de Nietzsche que es singular y dice: “cuando miras al abismo el abismo te mira a ti”. A mí me pasó toda mi vida. Por eso soy sabio. El abismo te da todo pero te destruye la vida. Tom Lupo me lo decía en el sentido freudiano: “si mirás al inconsciente el inconsciente te hace sufrir”. Freud domesticó el concepto de abismo, lo convirtió en el concepto de inconsciente para tener más poder él, pero la palabra abismo es la mejor. Somos la carne del abismo, somos una tostadita del abismo, y el universo es una parrilla donde se quema todo: galaxias, amebas, pedos, almas, libros, obras de arte…. ¿A vos te parece que al universo le importa lo nada lo que le pasa a esta tortita frita que es un punto en la nada? Nos tenemos que aferrar a algo. Somos una tribu de monos perdida en la selva de la negrura. Sin embargo, existe el misterio. La palabra misterio viene de mística y se opone a la religión, que ha tapado todas las utopías… La religión asesinó los misterios del cosmos. El código genético es una terrible trampa para que suceda lo que ha de suceder inexorablemente."

Enrique Symns




La tristeza

El sufrimiento es el dolor del tiempo
La angustia es la memoria del desamparo
Y la depresión apenas una cobardía del cuerpo
El único dolor que confiere nobleza,
Es la tristeza.

La tristeza del mono cuando comprendió que lo había
Atrapado el profesor del universo,
La tristeza del árbol cuando entre sus ramas congeladas
Comenzó a escuchar los cuchicheos desesperados de los pájaros,
O la tristeza del hombre primitivo
Obligado a quedar atrapado en la jaula de la nostalgia.

O la tristeza de mi abuelo
Cuando vio desaparecer la ferretería,
Luego la tintorería...
Y comprendió que pronto iba a esfumarse en la nada
El bar en donde él había construido veinte años atrás,
Su hogar nómade.

Esa es la tristeza,
La tristeza de un niño ya un poco más grande
Encontrando en los cables
El cadáver de algún barrilete
Que remontó hace mucho tiempo.
La tristeza de rememorar,
O la tristeza de un niño pequeño en la playa,
Inventando historia dentro del castillo de arena que va construyendo,
Historias que el mar inmediatamente destruirá,
Tratando de enseñarle al niño las consignas de la existencia:
Que nada es real,
que todos están solos,
que la ausencia es eterna.

A veces, locamente, me parece comprender
El contenido de todos los argumentos,
El origen de todas las historias,
Y hasta… y hasta el destino de todas las intrigas.

No es que...
No es que tenga la pretensión de haberlo vivido todo,
Ni siquiera lo he soñado todo,
No guardo en los bolsillos de mi memoria
La versión taquigráfica de todo cuanto existe.

Pero igual todas las voces me resultan conocidas
Como si ya las hubiera escuchado,
Y todos los paisajes me parecen vistos
Como si ya los hubiera visto.
Escucho la misma canción en la letra de todas las canciones,
Sin embargo, no es que guardo en la memoria de mis ojos
El largo laberinto de todos los reflejos.

Entonces...
¿Como es posible que sienta que a todos he amado?
¿Que todo lo he llorado? ¿Y que ha todos he perdido?
Es como si en una instancia imposible
Un misterioso filamento luminoso
Uniese todo cuanto existe...
Y aún... lo que no existe.

Enrique Symns




"La vida tiende a ser eso. Pero vamos mejor a ponernos a charlar de otras. Uno de los trucos de la nueva globalización y de ese silencio que se ha apoderado de todas las conversaciones (porque yo escucho silencio, nada más, en las charlas de la gente)... En realidad te dicen, ¿cómo te va, bien? Porque no quieren saber. Es una manera de sacarte de encima. O sea que las preguntas son muy importantes…"

Enrique Symns



"Los viajeros sólo desean llegar y partir de los puertos, nunca permanecer. En los puertos, la vida es una aburrida parodia. Hay pianistas, payasos y toda clase de inventos para entretener a los que viajan. Hay amores para acompañar la soledad y juegos dramáticos para perder el tiempo.

Al atardecer de los sueños, el marino siempre se asoma a esa mágica sensación de que la vida empieza al borde del abismo que separa los mundos. El mundo de los muertos que parece vivir y el mundo de los vivos que simulan estar muertos.

La aventura es más allá, en el Mar de Nunca Jamás, donde Alguien nunca se olvida que es Nadie. Al marino no le interesan las noticias que circulan en la Tierra de Siempre. En esa tierra, la realidad son modas que el tesorero acumula en los cofres de la ausencia.

Todos los días nos vemos obligados a escoger entre ser el guerrero-pirata-loco-extraterrestre o ser el lame-mocos que solo quiere casarse-escribir el libro-alquilar el depto-comprar marihuana para llenar de escombros su vacío.

Es más cómodo viajar en sillas de ruedas en la autopista de las emociones controladas. Es más cómodo que andar rengueando por caminos desconocidos. Es mas cómodo internarse en el asilo de las costumbres que seguir recorriendo nuestro miedo a la oscuridad.

Este 31 de diciembre, uno de esos días en que el gris de la ausencia alcanza su mayor brillantes, quizá sea bueno asomarse nuevamente a esa peligrosa escollera. Por eso voy a brindar con ustedes, mis amigos, para que esa noche nos encontremos en el espacio imaginario de nuestros sueños.

Brindo por todos aquellos que insisten en desconocer el misterio de la existencia. Por que en el brindis cierren los ojos y que al volver a abrirlos el escenario sea otro y la obra maravillosa.

Brindo por los intrépidos que hoy están tristes, por los vagabundos que se creen perdidos, por los rebeldes que están resignados, por los perseguidos que tímidamente poseen el secreto. Que se cumplan sus peores propósitos. Que gocen el peor momento. Que sigan siendo polizones ocultos entre los pliegues de la pesadilla colectiva. Que nunca los encuentren, que siempre lleguen a tiempo o que no exista el tiempo, para que puedan llegar.

Brindo por mis invisibles amigos, los que saben que no saben, los que deseando vivir, viven simplemente deseando.

Que funden su reino, que encuentren su magia, que hagan la fiesta, que nunca se pierdan.

Y de no ser así, que el mundo se pudra en el infierno que nos sugieren."

Enrique Symns




Mala suerte

Mala suerte es estar siempre en el lugar equivocado
Mala suerte es la calle donde yo vivo con mis amigos
y en donde nadie nunca consiguió mudarse

Estoy sentando en la mesa de la ventana del fondo del bar de la calle Necochea
frente al hopital Argelice

Por la ventana estalla una granada de fotones
que iluminan mis sueños vencidos
el cielo como siempre
anuda su vieja corbata azul
y del miedo que ronda en el aire
los autos caminan en puntas de pie

Frente a mi el negro yo no
acaricia con tristeza su vieja pistola oxidada
y a mi lado el gordo hitler
aprieta entre las piernas
los cinco kilos de cocaína
que vamos a vender para comprarnos un velero
y escaparnos de este lugar a un lugar en el mundo

En donde
los hombres no mendiguen bombachas
en donde las mujeres den besos de mescalina
en donde todas las casa sean bares
y todos los niños ebrios
un barco para escaparnos de este corral

La mala suerte es una mujer perdida
buscando a su hombre en una noche fatal
ya te dije:
de este barrio nadie nunca nadie se muda

Así que estamos en la ventana del fondo del mar
pero no hay clientes
ni hay tres enfermeras culonas
que son médicos chamullando de autopsias
y bisturíes

No hay cajeros ni mozos
son todos policías que nos gritan deténganse
y entonces ya no es el mar y por la ventana
la vieja sonrisa cínica de dios asoma sus dientes

La mala suerte tiene olor a dentista
en los sobacos de un camionero
la malas suerte ama tus lágrimas
y va esquivando la lluvia para besarte

Así que nos lanzamos por la ventana del bar
el diariero que vende en la esquina
nos grita deténganse

Un perro que esta cagando un enorme sorete negro en en la esquina
nos grita deténganse

los cadáveres se asoman por la ventana del bar…

Enrique Symns





“Me han mostrado leyendas en las paredes de la ciudad con la frase ‘Soy un virus’, de unos de mis poemas. Y hubo noches en las que, sintiéndome un niño, quise volver a tener el poderío de ese hombre que se sentía capaz de todo, que viviendo todas las vidas posibles, escapaba del mandato de vivir bajo una forma humana. Hoy cada uno está en lo suyo. Ese es el verdadero virus.”    

Enrique Symns




"Soy un alma perdida, extraviada. En una época coincidí con los anarquistas, pero porque los leí. Trotsky es un genio, a pesar de la ejecución de sus ideas. Ni hablar de Freud, uno de los más grandes genios de la humanidad. Un libro que yo les recomiendo es Totem y tabú (1913) y llega, aunque esto no lo dice explícitamente, a un punto parecido al de 2001. Odisea en el espacio (Kubrik, 1968), “una fuerza exterior ha traído la palabra”, y esto te lo puede decir cualquier epistemólogo. El hombre es un ser alienígena, no es de este mundo. Es como si hubiesen tomado todo lo que el hombre hizo, lo metemos en la cabeza de una aguja, lo disparamos hacia el espacio, cae en un planeta y se desarrolla toda la película que hay acá, así le pasó al hombre, No sé quién tiró esa maldita aguja. El universo es eso. Por eso la importancia de la mirada. Yo creo que nos están viendo. Los que miran las abejas, por ejemplo, hacen un aparato para ver a la abeja reina, que nunca vio el sol. Imaginate que hubiera algo así dentro de todos nosotros. Nos están viendo. Nos duele la mirada, porque siempre es lacerante. El ojo no es un sentido, es un arma, un cuchillo filoso que te atraviesa, te pincha. Encima todo el sistema de pensamiento occidental, desde Platón hasta hoy, se fundó sobre la vista. Heidegger tiene una frase que sintetiza mi pensamiento: “el agua no es H2O, es aquello con lo que me lavo las manos”. Si aceptas la nomenclatura científica, cagaste, ya entrás en el mundo de los sabiondos…"

Enrique Symns




Soy un virus

Conozco el dolor desde niño,
cuando bajaba corriendo afiebrado
hacia la costa de las aventuras
y me encontraba siempre con esa cárcel
de rutinas en que consiste la vida. Porque estamos aquí,
en donde todo es dolor
y todo nos resulta gratis,
porque el sol se quema todos los días
como un bonzo que se suicida por tristeza.
En dónde las sonrisas
terminan siempre en puñaladas
y en dónde el primer pez
cuando tuvo hambre se convirtió en asesino.
El dolor de estar aquí,
en donde los pájaros aprender a leer y a escribir las leyes que prohíben volar.

Esos viejos flacos y orgullosos en el supermercado,
arrastrando un carrito vacío con los ojos bajos y en silencio.
Porque ellos creen que el silencio es de bravos.
Esos viejos muertos de hambre,
que trabajaron toda la vida
y no se roban ni una uva.
Esos viejos que se cruzan
con un muchacho rubio de pelo largo que no los ve,
porque va pensando en el futuro.
Porque este es un mundo de jóvenes
que olvidan su orígen y de viejos que no recuerdan el destino.

Pero si las moscas usaran corbata,
si las balas cantaran blues,
si el cielo sacudiera su viejo culo azul
y las ventanas católicas de los edificios explotaran;
igual...Igual habría un anciano
babeando fantasías sobre las piernas de una muchacha.
Igual habría todos esos tipos con caras de clavo sonriendo por las calles del mundo.

Un hombre solo en un cuarto regando una planta.
Sufriendo porque nadie le habla o nadie lo toca y sólo le cabe recordar.
O las camareras de los bares nocturnos de polleras cortas
que van naufragando entre las brumas del deseo.
O las conversaciones de mis amigos
que antes soñaban ser héroes
y ahora cobran un sueldo.
Están inyectando la jeringa del miedo en las venas del mundo.

Yo tenía veinte años
y siempre estaba borracho en una pieza mugrienta.
Viendo reflejar mi rostro sobre las paredes del mundo.
Ahora tengo casi sesenta...y nunca lo vi...

Nunca vi a un hombre encendido y llameante,
un hombre que cuando levantara la mano para encender un cigarrillo
yo viera en sus ojos los ojos de un tigre
acechando en el viento el paso del tiempo, para matarlo.
Siempre vi los ojos del miedo.

Enrique Symns





"Yo creo que la Universidad es la tumba del saber y la cuna del poder. De la Universidad salen todos los malditos hombres que después nos acusan de delitos, nos revisan el cuerpo, nos dictaminan enfermedades mortales, son los abogados que nos llevan y nos traen a Tribunales. Sale toda la porquería humana. Lo peor de la humanidad es el intelectual, es la escoria. Después está la escoria del hombre gen, el hombre clon, el hombre que no es nada, el hombre que es una masa, un ser de plástico al que le sale el mundo y le entra. Dicen que la consciencia humana es una gota de licor en un océano de mierda. Así que imagínate la posibilidad que tiene. Pero, digamos, en la Universidad se gesta el poder, de eso no hay duda. El 95% de los universitarios son gente de clase media, no vamos a encontrar bolitas (N. del R: bolivianos)."

Enrique Symns




"Yo estaba distraído esa noche porque había conseguido sentarme en la mesa de la ventana, con mi ginebrita, para mirar el mejor paisaje del universo: la llegada y partida de los trenes. Así que no fui testigo de los primeros escarceos. De inmediato el grandote acepto el reto y salio. Por la ventana, durante casi un minuto, quizá menos, tuve la oportunidad de ver la destreza increíble del petiso para enfrentar al grandote. Este no tuvo la menor oportunidad de acertarle una piña que seguramente hubiera noqueado al hombre de menor envergadura. Una serie de patadas y trompadas asestadas desmañadamente pero a gran velocidad por el petiso, que se agarraba al farol de la luz y lo usaba como punto de apoyo para lanzar sus mandobles y patadas, dieron por tierra con el rival. El grandote cayó al medio de la calle y allí quedo repantigado. El petiso no siguió pegándole; rodeado por sus amigos, volvió al bar.
El desarrollo de la pelea me había dejado completamente hipnotizado, pero lo que sucedió a continuación fue asombroso. Vi por la ventana como el grandote se ponía de pie, se sacudía las ropas y, con el rostro ensangrentado, volvía a la puerta del bar e invitaba a su rival a seguir peleando. Afuera se había formado un pequeño tumulto de hecho yo era el único que permanecía en el bar ya que el cajero y el mozo también habían salido a observar la pelea. El grandote volvió a recibir una terrible paliza y nuevamente regreso por más. No recuerdo exactamente si fueron tres o cuatro rounds lo de aquella despareja pelea, pero si la expresión preocupada, casi con un poco de miedo del petiso cuando vio regresar al grandote una vez mas. Confuso, se dejó rodear por sus amigos, que hablaban de la policía y de lo peligroso que significaba seguir con aquella riña. Finalmente el petiso se fue del bar. El grandote, medio destrozado, se sentó en la misma mesa en donde estaba su café ya frío y, mientras se limpiaba la sangre con la camisa, exigió que le sirvieran otra taza.
Me quede mirándolo largamente y, cuando le trajeron el nuevo café, se dirigio al mozo, aunque yo siempre creí que hablaba conmigo, porque me miraba a los ojos con una expresión risueña, casi de alegría:
-Hay que volver –murmuro-, siempre hay que volver.
Aun hoy escucho a veces esa voz sin terminar de comprender que es lo que quiso decir. Pero se que esa frase seguirá resonando siempre, como un himno guerrero en mi memoria."

Enrique Symns
El señor de los venenos




"Yo no sé lo que es querer. Sé lo que es dar un abrazo y sentir o hacer sentir. Pero ya no hay amor, ni existen las damas. Las mujeres no quieren ser mujeres, no se comportan como damas. Ahora quieren ser amigos. A mí también me pasa. No me dan ganas de hacer sexo con los hombres. Fui con un chico a un lugar para vernos desnudos y le dije: “ninguna, loco, ninguna». Pero me da asco esa cosa larga que tienen entre las piernas. Me gustan las caricias y los besitos pero hasta ahí. Me molesta tener trece años porque los demás me lo hacen sentir. A mí nunca me pasa nada malo, ando en la calle o duermo en la playa y estoy controlando siempre lo que pasa. Siempre sé qué quieren los demás, en qué están pensando. A mí lo que me pasa es que no tengo nada para hacer. El colegio me aburre. Pero soy feliz así. Yo experimento cosas, aprendo de la gente y la gente aprende de mí. Cada tanto me tropiezo con enamorarme de alguien. NO lo busco, viene. Veo a un chico, como Francisco, lo miro y digo: «¡Quién es ese hombre, me quiero matar!» Pero todo el mundo piensa en el romance, nadie piensa en la amistad. A mí la gente no me gusta, me quieren cambiar o no me respetan. A mí nadie va a venir a decirme que las cosas son así o de otra manera. Yo soy así, es mi manera de ser y nadie la va a cambiar. Te soy sincera, creo que pienso más en mí que en los demás. No debe ser muy copado pero es así. Si yo quiero que me quieran tengo que lograr querer a la gente. Pero no me sale. Querer no es como cantar o bailar. A mí cantar o bailar me sale o tocar o besar. Pero querer es un trabajo, un aburrimiento."

Enrique Symns










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