Garci Sánchez de Badajoz

Copla

En dos prisiones estoy
que me atormentan aquí:
la una me tiene a mí,
y a la otra la tengo yo.

Y aunque de la una pueda,
que me tiene, libertarme,
de la otra que me queda
jamás espero soltarme.
Ya no espero, triste, no,
verme libre cual nací,
que aunque me suelten a mí,
no puedo soltarme yo.

Garci Sánchez de Badajoz



Flor de Pretericiones

Tórtola que vives triste
sin tu buena compañía
con firmeza,
aunque mucho tu perdiste
no será como la mía
tu tristeza;
Y tu lechuza que moras
en los muros derribados
de continuo,
si por la claridad lloras
yo ver luz por mis pecados
no fui digno;
Ave fénix que sin par
tú te quemas y deshaces
en el fuego,
y otra nueva sin dudar
a la ceniza que haces
naces luego;
Así yo triste mezquino
me muero por quien no espero
galardón,
doy me la muerte continuo
y vuelvo como primero
a mi pasión.
Corazón: no te abrases
en aquesta viva fragua
con enojos,
¡tiempo es ya que derrames
veinte mil cantaros de agua
por mis ojos!

Garci Sánchez de Badajoz




Infierno de amor

Caminando en las honduras
de mis tristes pensamientos,
tanto anduve en mis tristuras,
que me hallé en los tormentos
de las tinieblas escuras;
vime entre los amadores
en el Infierno de amores
de quien escribe Guevara;
vime donde me quedara
si alguno con mis dolores
en ser penado igualara.

Vilo todo torreado
de estraña labor de nuevo,
en el cual después de entrado,
vi estar solo un mancebo
en una silla asentado;
hízele la cortesía
que a su estado requería,
que bien vi que era el Amor,
al cual le dixe: -«Señor,
yo vengo en busca mía,
que me perdí de amador’.

Respondiome:-«Pues que vienes
a ver mi casa real,
quiero mostrarte los bienes,
pues que has visto mi mal
y lo sientes y lo tienes’.
Levantose y luego entramos
a otra casa do hallamos
penando los amadores
entre los grandes señores,
en las manos sendos ramos,
todos cubiertos de flores.

Díxome: -«Si en una renta
vieres andar mis cativos,
no te ponga sobrevienta,
que de muertos y de vivos
de todos hago una cuenta;
todos los tengo encantados,
los vivos y los finados,
con las penas que tovieron,
de la misma edad que fileron,
cuando más enamorados
en este mundo se vieron’.
En entrando vi asentado
en una silla a Macías
de las hendas llagado
que dieron fin a sus días,
y de flores coronado;
en son de triste amador
diciendo con gran dolor,
una cadena al pescuezo,
de su canción el empiezo:
Loado seas amor
por cuantas penas padezo.

Vi también a Juan Rodríguez
del Parón decir penado:
Amor, ¿por qué me persigues,
no basta ser desterrado
aun et alcance me sigues?
Este estaba un poco atrás,
pero no mucho compás
de Macías padeciendo,
su misma canción diciendo:
Vive leda si podrás
y no penes atendiendo.

Vide luego a una ventana
de una rexa estar parado
al Marqués de Santillana,
preso y muy bien recabdado,
porque estaba de su gana:
y diciendo: Mi penar,
aunque no fue a mi pesar
ni son de oro mis cadenas,
siempre las temé por buenas;
mas no puedo comportar
el gran dolor de mis penas.

A guevar vi quexarse
tal que me puso en manzilla,
y en vivas llamas quemarse,
como quien hizo capilla
para en ella sepultarse;
y el secreto mal de amores,
de penas y disfavores
no podiendo más sofrir,
comienza luego a decir:
Livianos son los dolores
que el seso puede encobrir.

Y vi luego a Juan de Mena
de la edad que amor sintió,
con aquella misma pena,
como cuando lo encantó
el Amor en su cadena,
y de tal llaga herido
que le privaba el sentido;
y así estaba trasportado,
diciendo como olvidado:
¡Ay dolor del dolorido
que non olvida cuidado!

Don jorge Manrique andaba
con gran congoxa y tormento,
de pensar no se hartaba
pensando en el pensamiento
que pensar más le agradaba,
diciendo entre sí consigo:
Siempre seré mi enemigo,
pues en darme me perdí,
mas si yo mismo me di,
no sé por qué me fatigo
pues con razón me vencí.
A Sant Pedro preso vi,
que dezía muy sin pena:

Manzilla no hayáis de mi,
que aquesta gruesa cadena
yo mismo me la texi.
Y tornaba con dolor:
¡Oh cruel, ingrato amor,
lleno de rabia mortal!
¡Oh viva muerte y gran mal,
tenémoste por señor,
y tu galardón es tal! (…)

Vi venir a Cartagena,
diciendo con pena fuerte:
Ved qué tanto amor condena,
que aun no me pudo la muerte
libertar de su cadena.
Y dezía con pasión:
Para mi hobo conclusión,
mas no para mis dotores;
ved cuánd fuera de razón
va la ley de los amores:
ser los ojos causadores
y que pene el corazón.

Vi también andar penando
el Vizconde de Altamira,
en amores contemplando;
de rato en rato sospira,
muy a menudo hablando,
diciendo con tran tristura:
Habed un poco mesura,
no me deis ya más cuidados,
que bien bastan los pasados,
señora de hermosura,
guia de los desdichados.

Vi a don Luis arder,
su hermano, en llamas de amores,
que sus gracias y saber,
ni sus muy altos primores,
le pudieron socorrer;
del todo desesperado
pero no desamparado,
segúnd su dicho se esmera,
diciendo desta manera:
Si no os hobiera mirado,
pluguiera Dios que no os viera…

Garci Sánchez de Badajoz




Lamentaciones de amores

Ansias y pasiones mías
presto me aveis de acabar
yo lo fio;
¡O planto de Xeremias
veni agora a cotexar
con el mio!

Lagrimas de mi consuelo
que mis penas encubrillas
no podeis,
salid, salid sin recelo
y regat estas mexillas
que soleis.

Sospiros en quien descansam
los tormentos y dolores
pues sabeis
que mis males no se amansan
salid haciendo clamores
y direis:

Animas del purgatorio
que en dos mill fuegos andais
batallando,
si mi mal os es notorio
pareçeros a qu’estais
descansando;

Las q’en el limbo vivis
que de gloria ni de pena
sentis nada,
si mis clamores oys
convertirseos a en pesar
la morada;

Y vosotras que penais
para perpetua memoria
en cadena:
si mis clamores gustais
teneis por creçida gloria
vuestra pena;

Casada de Hierusalem
que fuiste por tus errores
destruida,
vem agora tu tambiem
para que conmigo llores
tu cayda;

Troya tu que te perdiste
que solias ser la flor
en el mundo,
gozate conmigo triste
pues ya llega mi clamor
al profundo;

Babilonia que lamentas
la tu torre sin par famosa
ya’solada,
quando mi perdida sientas
quedarás de muy llorosa
consolada;

Constantinopla qu’estas
tan sola de nuestra gente
a tu pesar,
buelve tu cara y podrás
(viendo lo que mi alma siente)
descansar;

Merida que en las Españas
otro tiempo fuiste Roma,
mira a mi
y veras que en mis entrañas
ay maior fuego y carcoma
que no en ti;

Mugeres que en el parir
hazeis llantos excessivos
de dolor,
cessat pues que veis morir
mis pensamientos captivos
por amor;

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¡O fortuna del amar
que trastornas mil navios
no se a dó,
si te quieres amansar
ven a ver los males mios
en qu’esto!

Seyrena tu que hazias
al marinero dormir
con cançiones,
no oyas las ansias mias
porque te hare dormir
con mil sones;

Vos cisnes que cantais
junto a la cañavera
a par del rio,
pues que cantando os matais
mas razón es que ansi muera
yo en el mío;

Pelicano que te hieres
para dar a tus hijos vida
con jemido,
pues que tu sin culpa mueres
con la mia tu herida
terna olvido.

Tu pajaro solitario
por las torres perseguido
do te vemos,
pues que no te soy contrario
ven i hagamos vn nido
en que lloremos;

Tortola que vives triste
sin tu buena compañia
con firmeza,
aunque mucho tu perdiste
no será como la mia
tu tristeza;

Y tu lechuza que moras
en los muros derribados
de contino,
si por la claridad lloras
yo ver luz por mis pecados
no fuy digno;

Ave fenix que sin par
tu te quemas y deshaces
en el fuego,
y otra nueva sin dudar
a la ceniza que hazes
naçes luego;

Ansi yo triste mezquino
me muero por quien no espero
galardon,
doyme la muerte contino
y buelvo como primero
a mi pasion.

Coraçon: no te abrases
en aquesta biva fragua
con enojos,
¡tiempo es ya que derrames
veinte mill cantaros de agua
por mis ojos!

Garci Sánchez de Badajoz







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