Katja Perat

Deconstrúyeme

Yo
(con mi libertina actitud hacia la realidad)
Soy casi perfecta.

Sueños dorados vanguardistas,
identidad desmantelada,
victoria de una complicación inútil,
una niña que se convierte en lavadora,
el cuerpo cortado
esparcido por el desierto.

Esto es por cuanto luchamos,
este es el reino
que prevaleció sobre el fascismo,
soy vuestra victoria,
gracias.

No necesito atención,
no pido amor,
somos justos y honestos con el universo,
no se me debe ningún favor.

Yo soy la perfección inventada,
yo soy la infinidad de perfecciones inventadas
que precisan infinito cuidado,
yo soy, lo que soy
yo soy, lo que sé
yo soy, lo que he luchado
yo soy, lo que quiero dejar atrás
yo soy, lo que vislumbro
yo soy, lo que se me ha asignado
yo soy, lo que pasó desapercibido

Deconstrúyeme,
es lo más íntimo que puedo pedir
Deconstrúyeme,
sácame de la literatura

Y prepárame para el amor.

Katja Perat




Mineros

Benditos sean los mineros:
ellos no necesitan escribir poemas.

Katja Perat





Y yo sigo haciendo arte

Se dice que, en silencio, las personas
se esfuerzan por morir, porque todo lo orgánico
lucha por convertirse en inorgánico
y todo movimiento avanza y lucha
para dejar de serlo.
Las cosas se derrumban porque quieren
que se las deje en paz.
Los tristes se rinden;
un pueblo medieval se rinde
tras un asedio interminable, a duras penas,
bajo sus propias condiciones.
No pueden soportar la carga;
la culpa y la tristeza se comparten
entre todos los presentes.
El rechazo no ayuda,
ser insensible es útil,
aunque aseguren los psicoanalistas
que renunciar al deseo es una muerte anticipada.
Me resulta difícil plantarme ante el espejo. Me obliga
a enfrentarme a mi cara y a odiarla sin piedad.
Eso me aleja de las niñas de papá,
que pueden permitirse la maldad y la ira
sin nada que perder, pues se las ama y asegura por adelantado.
Existe gente honrada, gente que sabe gestionar la transparecia
sin recordarse a sí misma todo el tiempo
que jamás algo falso ha sido hermoso.
Gente que nunca esquiva su tristeza y que, al afrontar
sus errores, dice, con cierta calma:
«Soy consciente de que me has abandonado. Estás
fuera de mi alcance. Insistir
carece de sentido; nadie ama cuando está
obligado a hacerlo».
Esa gente ha aprendido cosas
que yo no soy capaz de aprender. Estamos separados
por la debilidad, que se disfraza de sentido del honor
y convierte en teoría todo lo que toca.
Cuando se vuelve insoportable de verdad,
solo puedo, con mi delicadeza exagerada,
esperar una lluvia que equipare el tiempo con mi humor.
Existe cierto encanto en emplear el arte
para liberarse. Encanto en lo que dices
cuando estás libre de las restricciones de un único punto de vista,
encanto que previene el habla y que evidencia la incapacidad,
encanto que no eludes nunca,
pues estás débil como para sobrevivir
al nivel de exposición que exige el ser humano.
El encanto y el afecto requieren esfuerzo,
y es verdad que, para mí, nada es sencillo.
«Es irrelevante»,
dijo alguien que conozco.
«Tus poemas son irrelevantes;
el arte necesita otras cosas».
El arte no necesita nada,
me gustaría añadirlo.

Katja Perat














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