Liliane Wouters

Al final del amor está el amor.
Al final del deseo está la nada.
El amor no tiene comienzo ni fin.
Él no nace, resucita.
Él no encuentra, reconoce.
Él se despierta como después de un sueño
donde la memoria ha perdido las llaves.
Se despierta con los ojos claros
y se dispone a vivir su jornada.
Pero el deseo insomne muere con el alba
después de haber luchado toda la noche.

Algunas veces el amor y el deseo duermen abrazados.
En esas noches se ven la luna y el sol.

Liliane Wouters




Hay que saber
perderlo todo, incluso a sí mismo,
y aún el recuerdo de sí, hay que
quitarse del lugar, salir del tiempo,
arrancarse los andrajos,
mudar las seis membranas, aceptar
que la séptima se pudra con el grano,
que el agua del río todo lo recubra,
que el sol seque esa agua,
que el viento del desierto desdibuje
su huella sobre la arena.

Liliane Wouters



Para vivir, hay que plantar un árbol,
tener un hijo, construir una casa. 

Yo solamente he mirado el agua
que corre diciéndonos que todo fluye.

Yo solamente he buscado el fuego
que arde diciéndonos que todo se extingue. 

Yo solamente he seguido el viento
que huye diciéndonos que todo se pierde. 

Yo no he sembrado nada en la tierra
que aguarda diciéndonos: yo los espero.

Liliane Wouters



Sé lo que apalabrar significa
Entonces únicamente diré
“Al amor, uno tendría que maldecirlo”

(De eso, no creo ni una palabra)

Que no nos engañen las promesas
Solo un día dura la loca esperanza
En un instante, amémonos
Más vale eso que para siempre

Amémonos mientras el deseo
Enardezca nuestros corazones
Porque ya tendremos toda la vida
Para llorar la felicidad ausente

Liliane Wouters















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