Mathilde Silveira

Algo es alga

Kilómetros sí y kilómetros no
Mira cómo te escribo en la lengua de otros
Que es la lengua de tantos, y de tantas también
Aunque la academia diga que es inútil o falsa la precisión
A mí me parece preciso precisarlo, o sea precisarla
Porque algo es algo y algo y algo
Porque el agua es algo y el alga también.
Y no puedo traducírtelo todo, mi cosa
Diré por imposible y será por pereza
Pero te quiero igual, o más aún y un poco peor
Mira cómo te lo escribo en una lengua que no hablas
Para que me entiendas mejor

Mathilde Silveira



BACON MAC & CHEESE

Los trenes muy de mañana son una vergüenza lenta y un placer fortuito
En ellos, los hay que duermen
y los hay que ya gritan demasiado
Los hay que por qué no
y otros que nunca más
Los hay que no me toques
y unos que por favor
Los hay que comen patatas fritas sabor bacon mac & cheese
y los odio, ¿me oyes?
Los hay que escriben poemas en la aplicación de notas del móvil
y los entiendo, ¿me entiendes?
El móvil subraya de rojo muchas palabras porque no le gusta el mac & cheese y el capitalismo
Fair enough
Y los hay que son él
y él nunca hace nada en los trenes muy de mañana
Porque espera y ya es mucho
Nunca lleva nada para ocuparse. Sólo existe y no lo siente.
No cierra los ojos. Sólo se deja alejar de París a una velocidad media de 73 km por hora
Con una madura confianza adolescente en la tecnología y en los suburbios.
No tiene teléfono. No tiene libro.
Tiene paciencia y hambre. Convive bien con su propio silencio
Y tú, dime, cariño, ¿lloras a secas a veces cuando cierras los ojos o el corazón demasiado fuerte?
Mi vecina, la de abajo, dice que hay que cerrar mejor la puerta del ascensor.
Lo dice con el aire serio de los que hablan de marxismo
Cerrar “mejor”, ¿qué significará?
¿Con más cariño? ¿con más rigor?
Cerrar con apertura.
Tranquilo, cariño, sé muy bien qué quiere decir la vieja,
que solo tiene treinta años
y ni un gato
Los poemas muy de mañana son una vergüenza fortuita y un placer lento.

Mathilde Silveira



Las cosas que salvaremos del fuego

Cuando me dé tiempo, me acordaré del vestido anodino que llevaba en nuestra primera noche
— que en realidad ocurrió una tardecita de febrero
Cuando tenga sueño, recordaré el lago en el que hablamos de los labios de Jeanne Moreau
— ella aún vivía y nosotros nadábamos sin creer en la muerte de nadie
Éramos julio: apenas nos queríamos muchísimo y agosto daba ya miedo
Cuando quiera redibujar tu risa indeleble, me acordaré de tu sexo en mi axila
— porque, oui, son cosas que pasan
Si permites también, me llevo en el recuerdo lo que sé de tus padres
El ámbar; el amar; el mar — “Amore, more, ore, re”
Nunca olvidaré la paz alegre de los parques
Quedará el amar; quedará el ámbar
— Ambos son electrostáticos
Y uno de los dos huele a resina de pino cuando se lo pone en el agua caliente
Aunque, ahora que lo pienso, nunca puse mi amar en el agua hirviente
Me acordaré de frases incompletas y de saberes inútiles
Cuando me preguntaste por qué hay algo en vez de nada
no pude contestar que “nada es simétrico”
— y tampoco lo somos
porque estaba siendo feliz y eso toma tiempo y energía
Leibniz y Sócrates están en un barco
y lo único que sé es que no sé nadar
Me acordaré de los besos violeta delante de los Nenúfares
Me acordaré de te extraño — sentirlo decirlo oírlo
Me acordaré de te quiero — oírlo sentirlo decirlo
Podría y podré escribir palabras fechas lugares y olores (con puntuación)
Podría consignar aquí (       ) el nombre de las miles de calles y del único río
que cuenta y que nos cuentan.
Hasta podría hacerlos rimar; no siempre soy iconoclasta
Serían y serán meros conceptos que no serían ni serán mundos
Versos únicamente y nunca universos,
como lo son tus ojos
Entiéndeme, entonces, como dice la frase:
si quema nuestra casa, me llevaré el fuego.

Mathilde Silveira



Nena ciruela

Tienes una melancolía ciruela en tu nuca inclinada
Quisiera consolarla
Espera, que te la quito
Con ternura, con matemática, con química
Te la quito
Las ciruelas no son frutas de noviembre
Las temporadas son obras maestras
Yo, la mejor alumna: siempre, desde siempre, para siempre.
Tienes una melancolía ciruela y un olor a mora
Olor a mora y ojos de lago
Espera,
Voy a prender fuego y sentarme junto al lago
Acá con vos
Tu melancolía ciruela no es fruta de temporada
Quiero consolarla

Mathilde Silveira










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