Miguel Méndez Camacho

"Carezco en abosluto de resentimientos. No odio a nadie. Pero temperamentalmente tengo alinderadas mis distancias."

Miguel Méndez Camacho



Dedicatoria

Ando perdido
pero jubiloso.
Confieso que no sé
a dónde voy,
pero la alegría me delata:
todos saben
que vengo de tu cuerpo.

Miguel Méndez Camacho




Era que bastaba una caricia
para que el tiempo ya no fuera
esta mentira que nos vive.

Miguel Méndez Camacho



La formal

Ponte el pudor
está allí debajo del lecho
junto a las ropas caídas.
Recógelo y dilúyelo sobre tus mejillas
como si fuese un maquillaje.
Alisa tu piel
y ese tablero de ajedrez borracho
de tu falda de cuadros.
Abróchate la blusa
y adopta otra vez
esa actitud ingenua de muchacha formal.
Ordena tus cabellos
y tus prejuicios.
Camina con esa dignidad desvencijada
que usas los domingos
para asistir a misa.

Tan pronto atravieses el umbral
serás nuevamente tú
la pequeña burguesa incomprendida
con tus veinte años de lugares comunes
y tu boca repleta de palabras usadas.

Serás la rutinaria
la formal
la limitada.

Creerás otra vez en dios
así como antes creías en tu cuerpo
y estarás llena de moral
así como antes estabas llena de mí.

Volverás a la iglesia
con tu andar milimétrico
y estarás  de rodillas observando
el rostro masoquista de Cristo
como si fuese el aviso de un circo.
Leerás con cansancio
una novela idiota
—presintiendo el final—
pero irremediablemente
tendrás húmedos los ojos
en la última página.

Aquí en mi habitación
quedó tu lujuria hipócrita
y tu doble moral.
Mañana volverás y entonces te diré
las palabras de siempre:
ponte tu cuerpo
quítate el pudor y las ropas
y ven así, desnuda
a engañarnos pensando
que no hemos empezando a envejecer.

Miguel Méndez Camacho




Podemos inventar un paraíso artificial
en los lugares más insospechados
Sólo se necesita: 
una mujer que ha sido deseada,
un poco de oscuridad,
una lujuria más fuerte que el pudor
y la certeza de dar
un poco más de lo que se recibe.

Miguel Méndez Camacho




Tristura

Las primeras señales del olvido
no son ritual de puertos o viajeros,
las ausencias
no requieren de adioses.
Los abandonos
no necesitan ceremonias.

Uno se va sin trenes
sin aviones,
uno se va sin barcos.
Uno se va.

Miguel Méndez Camacho












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